Maximiliano Fuentes Codera, El campo de fuerzas europeo en Cataluña. Eugeni d'Ors en los primeros años de la gran guerra
Emiliano Gastón Sánchez
Universitat de Lleida/Pagès editors, Lleida, 2009, 308 pp., ISBN 978–84–9779–871–6.
Conicet/Universidad Nacional de Tres de Febrero
En el ámbito de la historiográfica europea, la primera guerra mundial ha sido, sin lugar a dudas, una de las áreas privilegiadas por la investigación y los estudios históricos abocados al siglo XX. Luego de los sucesivos periodos de supremacía de la historia militar y la historia política tradicional —en la cual cabría incluir también la historia de las relaciones internacionales—, la historia económica y la historia social, las investigaciones sobre el tema se han desplazado al análisis del plano cultural e intelectual. Desde hace más de dos década, se ha producido una importante renovación en la historiografía sobre la gran guerra cuyos aportes más destacados derivan de la renovación de la historia política, de la emergencia de la historia cultural y la historia de los intelectuales y que provienen, a excepción de algunos autores anglosajones y alemanes, principalmente de Francia. Investigadores como Stéphane Audoin–Rouzeau, Annette Becker, Jean–Jacques Becker, Christophe Prochasson y Antoine Prost en el ámbito francés y Jay Winter, Alan Kramer y John Horne en el anglosajón, han contribuido profundamente al desarrollo de nuevas líneas y temas de investigación, entre los que podemos enumerar: la función de los intelectuales y artistas frente a la gran guerra, el papel desempeñado por la opinión pública, la ocupación del espacio público y el despliegue de lo que podríamos denominar siguiendo a Pierre Nora, los "lugares de la memoria" (monumentos, recordatorios, panteones, etc.), las artes del espectáculo y la propaganda durante la guerra, los diversos sentimientos de los participantes del frente y de los actores sociales en los "frentes internos", la participación de las mujeres y los niños en el esfuerzo bélico y las patologías físicas y psíquicas de los combatientes, entre otros novedosos tópicos.
Es en el marco de esta nueva historia cultural de la gran guerra donde podemos situar el trabajo de Maximiliano Fuentes Codera. Fruto de una investigación de doctorado en curso titulada "Un viaje por los extremos. Eugeni d'Ors entre la gran guerra y el fascismo (1914–1923)", este estudio se centra en los primeros años de la gran guerra a través del derrotero del intelectual más relevante del primer cuarto del siglo XX en Cataluña: Eugeni d'Ors. Tomando como eje la trayectoria intelectual de Xènius se propone recorrer diversos espacios de la vida cultural y política catalana, española y europea de esos años, enlazando su obra con la trama contextual y las redes de sociabilidad entre los intelectuales catalanes, españoles y europeos desde el inicio de la contienda hasta 1916.
Este recorte sobre el periodo 1914–1916 se justifica en tanto la producción orsiana de esos años gira principalmente en torno a la gran guerra, coincidiendo con la intensa actividad del Comité d'Amics de la Unitat Moral d'Europa y, sobre todo, polla fluida relación establecida en ese periodo con Romain Rolland, con base en cierta afinidad de Xènius con las posturas del intelectual galo frente a la gran guerra.
Tal como su título lo indica, Fuentes Codera parte de la noción de "campo de fuerzas" para indicar la principal hipótesis del libro, a saber: que
Eugeni d'Ors se encuentra inserto en un campo de fuerzas europeo, español y catalán constituido por dos polos. Por un lado, el formado por una red de intelectuales en la que conviven nacionalistas franceses y republicanos catalanistas y, por el otro, el construido por europeístas y neutralistas de algunos países de Europa, así como de España y Cataluña (p. 20).
Las diversas presiones ejercidas sobre estos campos por el inicio de la gran guerra junto a las intervenciones y los posicionamientos de los intelectuales frente al conflicto son profundamente analizados en los primeros capítulos del libro. En el capítulo II, "La gran guerra y los intelectuales europeos", el autor reconstruye minuciosamente el desarrollo de las corrientes políticas y las configuraciones intelectuales que preceden al estallido de la conflagración (antiliberalismo, vitalismo, antipositivismo, irracionalismo, etc.) y el papel de los intelectuales en el despliegue de las "culturas de guerras" en los países combatientes. El capítulo ni, "Neutralidad en el Estado, disputa en las naciones. La primera guerra en España y Caraluña", presenta las variadas formas en que el catalanismo político y el pensamiento de d'Ors se relacionaron en los años previos a la guerra con las diversas corrientes del regeneracionismo español nacidas del "desastre del '98", deteniéndose en tres intelectuales de primerísimo orden como Joaquín Costa, Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset. Si desde la perspectiva española, los años que conducen a la gran guerra pueden jalonarse en tres grandes hitos políticos —la derrota de España en la guerra colonial contra Estados Unidos en 1898, la Semana Trágica de 1909 y el estallido de la gran guerra en 1914—, desde el punto de vista del proyecto político llevado a cabo desde 1901 por la Lliga Regionalista en Barcelona, el año clave es 1906, con la conformación de la Solidaritat Catalana y de la primera aparición del Glosan de Eugeni d'Ors en las páginas del periódico La Veu de Catalunya, punto de partida del proyecto político–cultural del Noucentisme (p. 64). Este aparrado se cierra con una meticulosa descripción de los diferentes posicionamientos de las agrupaciones políticas y los intelectuales españoles y catalanes frente al inicio de la gran guerra.
El capítulo IV, "Eugeni d'Ors durante los años previos a 1914", echa luz sobre la conformación de la matriz del pensamiento orsiano. En la reconstrucción de las corrientes políticas e intelectuales en las que abrevará Xènius en sus años formativos cumple un papel fundamental su estadía en París, entre 1906 y 1911, como corresponsal del periódico La Veu de Catalunya, pues allí entraría en contacto, a través de Jean Moréas, con los intelectuales agrupados en torno a Charles Maurras y la Action Française, así como también con la obra de Georges Sorel y del sindicalismo revolucionario francés. En este cruce, d'Ors se adelantaba casi un año al proyecto político–intelectual que fugazmente uniría los destinos del grupo soreliano con la Action Française, el Cercle Proudhon, dirigido desde 1911 por Georges Valois, y en los años previos a la guerra seguirá transitando ese sector del pensamiento europeo que planteaba la necesidad de una reanimación de la aburguesada cultura europea a través del vitalismo, el irracionalismo y el antipositivismo. Fuentes Codera muestra cómo, mediante la sutil lectura y apropiación de estos interlocutores, d'Ors intentará una recuperación de la esencia de la cultura catalana que dará forma al ideario estético–político del Noucentisme, articulado en torno a las nociones deimperialisme–arbitrarisme–civilisme–classicisme (p. 131). Los años previos al inicio de la gran guerra implicarán también una consolidación institucional del Noucentisme, mediante el control de importantes instituciones culturales de Cataluña, como el Instituí d'Etudis Catalans, donde Eric Prat de la Riba nombraría secretario a Xènius en febrero de 1911.
El análisis de las posiciones del intelectual catalán frente al desencadenamiento de la guerra es analizado en el capítulo V, "La gran guerra como guerra civil europea". Las primeras apreciaciones orsianas sobre el conflicto europeo están contenidas en un conjunto de glosas agrupadas bajo el nombre de Lletres a Tina, publicadas entre agosto de 1914 y enero de 1915 en La Veu. de Catalunya y condensadas luego en el Manifest del Comité d'Amics de la Unitat Moral d'Europa, publicado el 27 de noviembre de 1914. Sin embargo, estas primeras intervenciones "no supondrían un cambio respecto a sus postulados culturales y políticos anteriores" (p. 139). La idea principal que vertebra su diagnóstico es que la gran guerra constituye una guerra civil europea y por ello d'Ors ensayará inicialmente una conciliación sincrética entre germanismo y latinismo intentando mantener la unidad cultural de Europa. Según Fuentes Codera,
en estos textos coexisten la simpatía por Francia y su cultura y la admiración por Alemania y su pujanza económica y social que da lugar a una contradicción sostenida a partir de un neutralismo que nada tenía que ver con una opción pacifista, diletante o prescindente (p. 174).
sino que conforma un tipo de intervención que el autor llama "neutralismo activo" y que le permitiría mantener su idea de una Cataluña imperialista dentro de los márgenes de neutralidad sostenidos por Prat de la Riba y la Liga Regionalista.
Mediante un fino trabajo en los archivos españoles y franceses, Fuentes Codera logra encontrar el camino por el cual el manifiesto del grupo liderado por Xènius fue publicado y prologado por Romain Rolland en el Jornal de Genève. A partir de allí, d'Ors quedará atrapado en el incómodo entrecruzamiento de tres campos de fuerzas: "el francés–europeo, el de los catalanes de Francia y el catalán–español" (p. 176).
En los tres capítulos siguientes —"D'Ors en el campos de fuerzas europeo: 'una jaula de pájaros rodeada de rugientes leones'"; "Xènius en la mira de Marius André: un extraño enlace entre intelectuales franceses y catalanes" y "El campo de fuerzas catalán: ¿un Xènius germanófilo?"—, el libro da cuenta, apelando a una abrumadora cantidad de documentación, de las diferentes reacciones de los intelectuales franceses y catalanes frente a las posiciones orsianas.
El capítulo VI analiza los avatares del reducido grupo de neutralistas europeos encolumnados tras Rolland, en el marco de una fuerte polarización de los intelectuales entre aliadófilos y germanófilos que hacía difícil la comprensión de sus ideas neutralistas. Aunque, según Fuentes Codera, Xènius había quedado situado entre los nacionalistas franceses y los neutralistas europeos, cuando en realidad no era ni una cosa ni otra; por concordancia con ciertas ideas sobre el destino de Europa y por una estrategia de supervivencia intelectual iría acercándose luego a uno de esos polos (p. 195).
El capítulo Vil reconstruye la compleja trama de las relaciones entre Eugeni d'Ors, Romain Rolland, la pacifista catalana Carmen Karr y Marius André, a través del cruce de sus correspondencias, sus artículos en la prensa y sus escritos. La figura de Marius André, escritor, traductor al francés de Santiago Rusiñol y admirador de Maurras, es clave para comprender el entramado de los alineamientos intelectuales a ambos lados de los Pirineos, condicionando la toma de posición de destacadas figuras del pensamiento catalán. Fuentes Codera repasa las críticas vertidas por la mayoría de los sectores aliadófilos, republicanos y catalanistas contra los planteamientos orsianos y los intentos de André por aislar a Xènius de Romain Rolland. El siguiente capítulo cierra el estudio de las reacciones contra el reducido grupo de neutralistas europeos, reseñando las críticas de los intelectuales catalanes de Francia y los escasos apoyos recolectados en el campo catalán–español, especialmente en la revista Iberia.
El anteúltimo capítulo, "La puesta en escena orsiana: el 'Ampli Debat' y Els Amics d'Buropa" viene a completar este círculo pues, luego de haber estudiado las primeras posiciones sostenidas por d'Ors y las diversas reacciones suscitadas en Cataluña, España y Europa, Fuentes Codera reconstruye las respuestas de Xènius a todas y cada una de esas críticas mediante una serie de glosas publicadas a lo largo de 1915 en La Ven de Catalunya tituladas "Ampli Debat", y posteriormente desde las páginas de Els Amics d'Europa. El autor desentraña cómo en todas estas respuestas las referencias efectuadas por d'Ors sobre el apoyo brindado por Rolland son presentadas, casi instrumentadas, de forma tal que proyectaban internacionalmente al catalán como parte integrante de un movimiento europeo del cual formaban parte algunas de las más altas personalidades de la escena intelectual europea (p. 258). Y en ellas se hace evidente también "el giro realizado por Xènius desde una negativa radical al pacifismo a su reivindicación" (p. 268), motivado más por una estrategia de supervivencia intelectual y no tanto por un convencimiento en el valor del pacifismo como doctrina, pues las altas dosis de pragmatismo patentes en d'Ors operarían un reacomodamiento en el discurso de acuerdo al interlocutor de que se tratase.
En el capítulo de cierre, "Últimas reflexiones: la necesidad de despegar las etiquetas", Fuentes Codera logra aventar uno de los principales desafíos que suponía enfocar una investigación sobre el papel desempeñado por Eugeni d'Ors en estos años de la gran guerra signados por la incertidumbre y el cambio: encontrar allí un origen teleológico que explicaría los posicionamientos posteriores de Xènius frente al primer franquismo y su influencia en los intelectuales falangistas. Lejos de esta mirada canónica presente en la historiografía sobre d'Ors, que lo presenta como una suerte de prefascista o un fascista avant la lettre, Fuentes Codera logra desmontar los tópicos que rodean la figura del intelectual catalán, logra "despegarlas etiquetas" para retomar la frase que titula estas reflexiones finales, evitando los anacronismos a la hora de dar cuenta de los ambivalentes posicionamientos de Xènius, sin encasillarlo bajo algún rótulo tajante sino más bien poniendo el eje en las tensiones, las fisuras y los reacomodamientos de un intelectual frente a la gran guerra.
En resumen, el estudio realizado por Fuentes Codera, basado en un ingente y riguroso trabajo de archivo, nos ofrece un pormenorizado estudio sobre la personalidad de Eugeni d'Ors en los primeros años del conflicto europeo que muestra toda la potencialidad de los nuevos aportes de la historiografía cultural e intelectual sobre la gran guerra y nos invita a reflexionar sobre ciertos enfoques ideológicos en la historia intelectual que reducen las frondosas acepciones del antiliberalismo a una antesala de los fascismos de posguerra.