Informando desde México: narrativas de lanación cubana en los Primeros Juegos Centroamericanos

Reporting from Mexico: Narratives from Cuba in the First Central American Games

 

Yoel Cordoví Núñez

 Información sobre el autor:

Yoel CordovíNúñez.Doctor en Ciencias Históricas, investigador titular del Instituto de Historiade Cuba. Académico titular de la Academia de Ciencias de Cuba y académico denúmero de la Academia Nacional de la Historia. En la actualidad, sus líneas de investigación se orientan hacia la historia social de la educación y elpensamiento pedagógico latinoamericano. Entre sus libros se encuentran Liberalismo,crisis e independencia en Cuba, 1880-1904, Editorial de Ciencias Sociales,La Habana, 2003; La emigración cubana en Estados Unidos, 1895-1898:estructuras directivas y dinámica de pensamientos, Editorial Oriente,Santiago de Cuba, 2012, y Magisterio y nacionalismo en las escuelas públicasde Cuba, 18991920, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012.

About the author:

Yoel CordovíNúñez. Doctorate in Historical Sciences and works as aTenured Researcher at the Instituto de Historia de Cuba. He is a TenuredAcademic at the Academia de Ciencias de Cuba and Full Member of the AcademiaNacional de la Historia . His current field ofresearch focuses on the social history of education and Latin Americanpedagogical thinking. His publications include Liberalismo, crisis e independencia en Cuba,1880-1904, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2003; Laemigración cubana en Estados Unidos, 1895-1898: estructuras directivas ydinámica de pensamientos, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2012 y Magisterioy nacionalismo en las escuelas públicas de Cuba, 18991920, Editorial deCiencias Sociales, La Habana, 2012.

Resumen

Elartículo presenta un análisis de la cobertura informativa ofrecida a losPrimeros Juegos Centroamericanos, con sede en la capital mexicana en 1926,tanto desde la prensa como en los informes cursados por el representantediplomático de Cuba en México. La intención principal es revelar los"usos" del deporte en las estrategias narrativas, legitimadoras delos poderes de la nación, en un contexto marcado por la crisis del modeloneocolonial imperante en la isla. Desde esa perspectiva, las noticias acercadel certamen deportivo son presentadas como expresiones de las confrontacionessimbólicas entre los poderes de las dos naciones con mayor representatividad enla porfía regional: México y Cuba.

Palabras clave: Deporte; juegos; diplomacia; prensa; nación.

Abstract

The article analyzescoverage of the First Central American Games, hosted in Mexico City in 1926, inboth the press and the reports submitted by the Cuban diplomatic representativein Mexico. The main intention is to reveal the "uses" of sport innarrative strategies, which legitimize the powers of the nation, in a contextmarked by the crisis of the neocolonial model that rules the island. From thisperspective, the news on this sporting contest is presented as expressing thesymbolical confrontations between the prowess of thetwo leading nations in regional sports: Mexico and Cuba.

Key words: Sport; games; diplomacy: the press; nation.

 

 

Fecha de recepción: enero de 2013;  Fecha deaceptación: julio de 2013.

 

 

Introducción

Ensu ensayo "¿Cómo se puede ser deportista?", Bourdieu (1990) serefería a la constitución de un campo de las prácticas deportivas unido a laelaboración de una filosofía del deporte que, más adelante, perfilaría demanera conceptual como "filosofía política del deporte". Por una parte,definía tales prácticas como espacios sociales relacionales, cuya articulacióngeneraba reglas específicas en juegos peculiares, intereses y capitalesespecíficos, ajustados al fair play, pero que, no obstante, siempre se hallabanconexos con los demás campos sociales y en especial con el del poder.

Desdeesta perspectiva analítica, las prácticas deportivas quedan insertadas en elconjunto de las relaciones de poder:

Elcampo de las prácticas deportivas es sede de luchas, donde está en juego, entreotras cosas, el monopolio para imponer la definición legítima de la actividaddeportiva y de su función legitima (Bourdieu, 1990, p.4),

conflictos que trascienden losmarcos puramente deportivos: amateurismo contra profesionalismo;deporte-práctica contra deporte-espectáculo; deporte distinguido deelite-deporte popular, para alcanzar y reflejar las contradicciones en lareproducción de los habitus de las clasessociales e incluso entre las propias naciones.

Delespacio conferido a las prácticas deportivas en los discursos legitimadores delorden político imperante en Cuba durante el gobierno del general GerardoMachado y Morales (1925-1933) trata el presente artículo. En particular, seasumen las diversas narrativas que, bien desde la prensa o de los informes dela representación diplomática de Cuba en México, buscaban construir ypropulsar, dentro y fuera de la isla, la imagen de un cuerpo nacionalcivilizado y "fuerte", a partir de la presencia y actuación de ladelegación cubana en los Primeros Juegos Centroamericanos, efectuados en Méxicoa finales de 1926.

Conesa finalidad, el texto parte de presentar las concepciones acerca del deportedentro de las narrativas hegemónicas de los discursos nacionalistas cubanos, enun contexto de aguda crisis económica y social del modelo republicano vigente yde su legitimidad política en el orden de la soberanía. Los tópicos siguientesse adentran en los modos de elaboración de las noticias referidas a lapresencia de la delegación deportiva cubana en el transcurso del certamenregional, incluidas las concernientes a los efectos del llamado "Ciclóndel 26" en la actuación de los deportistas insulares presentes en lanación mexicana.

Lasfuentes principales de las que se disponen son, por una parte, los informes delrepresentante diplomático de Cuba en México, José B. Alemán, extraídos delArchivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Archivo Nacional de Cuba,y, por otra, las noticias elaboradas por los periódicos La Lucha y ElImparcial, dos de los órganos de prensa del liberalismo insular que máscobertura ofrecieron a los Primeros Juegos Centroamericanos y que aportaronclaves discursivas esenciales en la construcción de una narrativa de la naciónlegitimadora del proyecto de gobierno del general Machado.

 

Hacia planos estelares. Cuba en la arena internacional

Laemergencia de la República de Cuba, el 20 de mayo de 1902, trajo consigo eldespliegue de múltiples estrategias discursivas orientadas a la definición deun sujeto nacional con capacidad para decidir su propio destino. La"invención de la tradición" requería la construcción de un"nosotros", con toda la simbología forjadora de consensos eidentidades; una reconversión de actitudes y valores, ya no del súbdito queenfrentaba las pesadas cargas impuestas por la metrópoli, sino del ciudadano deuna república que habría de mostrar todos sus atributos en el concierto de lasnaciones independientes.

Sinembargo, la soberanía del emergente Estado nacional cubano nacía lastrada ensus derechos naturales. La Enmienda Platt, impuesta ala Constitución de 1901, y su posterior incorporación al Tratado Permanente,firmado entre los gobiernos de Cuba y Estados unidos, ponían sobre el tapete delas relaciones internacionales los endebles márgenes de independencia de lajoven nación. Como bien advirtiera el diplomático Cosme de la Torriente (1922), el tratado bilateral perjudicaba losintereses de Estados unidos, pues

siempreha dado y dará lugar a que en el mundo haya quienes entiendan que losamericanos mantienen en Cuba una posición preponderante [...] y que también enCuba, y fuera de Cuba, muchos sostengan que a nuestra República le perjudican yle dificultan sus relaciones internacionales, la existencia del Tratado Permanentecomo hoy está escrito (p. 240).

Porconsiguiente, en el orden internacional habrían de librarse otras contiendasnacionalistas, legitimadoras de la personalidad jurídica del estado cubano,particularmente intensas a partir de la década de 1920. En el ensayo Cuba enla vida internacional, el historiador y pedagogo Ramiro Guerra (1923)exponía:

Lasrelaciones internacionales, normalmente, son el medio de que una nación se valepara defender sus intereses cerca de las demás; para Cuba, aparte de esa significación,tenían otra de un alcance infinitamente superior: eran el instrumentohábilmente utilizado por la inteligencia cubana, para anular la viciosainterpretación del Tratado Permanente en el orden internacional y afirmar, deuna vez para siempre, el hecho inconcuso de nuestra independencia (p. 14).

Guerracitaba algunos ejemplos que, a su juicio, ratificaban la definitivaindependencia de la nación, entre ellos la participación de Cuba en la primeraguerra mundial y en la firma del Tratado de Versalles, la presencia del insignejurisconsulto y diplomático Antonio Sánchez de Bustamante en el TribunalPermanente de Justicia Internacional y la cooperación del país en la Liga delas Naciones. Estas ideas eran respaldadas por un competente cuerpo de diplomáticosque integraba la Sociedad Cubana de Derecho Internacional.1

Dela importancia de propagar en la arena mundial las potencialidades de la naciónen las más diversas esferas de la vida del país daba fe Cosme de la Torriente cuando aseguraba las simpatías de que gozaba Cubaen la Liga de las Naciones. Al efecto, advertía la conveniencia de que larepública se diera a conocer más en el extranjero, "recomendando, comonecesidad imperiosa, que editemos algunos trabajos, ya por el Estado, ya porlos particulares, para hacer esa obra de propaganda" (Torriente,1922, p. 221).

Laesfera del deporte estuvo entre los espacios privilegiados para la construcciónde narrativas nacionalistas que permitieran proyectar la imagen de la nación ala que aludía Torriente. El intelectual José Sixto deSola (1917), primer presidente de la Liga Nacional de Base BallAmateur, resumía ese significado cuando declaraba en un sugerente artículo:

Y,naturalmente, como conjunto de hechos generadores de orgullo sano, comoconjunto de hechos que hace que sean más frecuentes las ocasiones en que elcubano, frente al extranjero, se alegre y enorgullezca de ser tal cubano, eldeporte debe ser por nosotros colocado en primera fila (p. 82).

Paraello no bastaba con demostrar la superioridad del sportmancubano en los topes internos con extranjeros, se requería divulgar en todo elorbe sus victorias. La puesta en funcionamiento de los viajes aéreos por mediode la Aeromarine Airways Inc., inaugurada en 1921,así como el mejoramiento de los servicios marítimos y el despliegue de unaconfortable infraestructura hotelera, garantizaban el flujo constante deturistas de todas las clases sociales, incluido los deportistas extranjerosdispuestos a topar con sus similares antillanos.

Comoparte de las delegaciones internacionales llegaban los pintorescoscomentaristas y corresponsales deportivos encargados de cubrir las competiciones.Para el nacionalismo insular se revertían estratégicas las reuniones deperiodistas y editores, al estilo de la Alabama PressAssociation y la Nacional Editorial Association (Pérez, 2006, p. 233) profesionales que habríande contribuir a la divulgación del rostro paradisiaco y vigoroso de la isla.Otra cara diferente a la que mostraba la realidad de un país cuyasdeformaciones estructurales se traslucían en la expansión de los movimientossociales y la organización lograda por las fuerzas revolucionarias con lafundación del primer Partido Comunista y la Confederación Nacional Obrera deCuba (CNOC) en 1925.

Enel orden del montaje narrativo hegemónico se hacía inexcusable diseñar espaciosque posibilitaran la inserción de los amplios sectores y capas populares en lafila de los "espectadores". En la medida en que quedaban reducidos ala pasiva condición de fan, se articulaban los mecanismos necesariospara convertirlos en fervientes y obedientes aficionados en una Cuba que, comoave fénix, resurgía entre las cenizas de un secular conflicto colonial paradestellar por sus glorias y avances en los más diversos terrenos, incluido eldeporte. Cualquier gobierno que se preciara de representar los interesesnacionales debía tener en cuenta la alta demanda de productos lúdicos"populares", es decir producir para un público que entre sus hábitosincorporaba, de manera creciente, el consumo de prácticas deportivas a lamanera del boxeo o el beisbol.

Crearmás y mejores aficionados estuvo entre las estrategias del general GerardoMachado (1925-1933), encargado de asegurar la credibilidad del modelooligárquico que representaba. Había llegado al poder mostrando las credencialesdel oficial "mambí", interesado en solventar un conjunto de problemasacuciantes de la vida republicana y con alentadoras promesas basadas en lademagógica fórmula de "agua, caminos y escuelas".

Nobastaba, empero, con los espacios dedicados a divulgar los magros intentos dediversificación económica, así como la aparición del majestuoso CapitolioNacional o Palacio del Congreso, el proyecto de la carretera central, lasconstrucciones de escuelas, hospitales, entre otras edificaciones aprobadas porla Ley de Obras Públicas del 15 de julio de 1925. Se requería tambiénmovilizar, encauzar y controlar los gustos de las capas populares.

Conscientede esa realidad, la prensa liberal, al estilo de La Lucha y ElImparcial se daría a la tarea de mostrar al "ejemplar"gobernante, hacedor de las "glorias" nacionales, interesado encolocar a Cuba en los planos estelares del movimiento deportivo:

Elgeneral Machado se da cuenta de la importancia que tienen los sports y pensando sabiamente que ellos son la expresión mássólida para nuestro conocimiento en todo el mundo se ha convertido en el primerfanático de la República, y día tras días viene demostrando con pruebaspalpables su amor por el atletismo.2

Lavisibilidad del general Machado y de su gabinete se potenciaba sobremaneracuando de la práctica del beisbol se trataba. Laorganización de campeonatos entre las diferentes secretarías del Estado cubano,topes inaugurados por el presidente de la república, a cargo del lanzamiento dela primera bola, sería promocionada por la prensa partidaria del régimen. Lacarga simbólica del pasatiempo nacional funcionaba con el abarrotamiento de losestadios beisboleros por fanáticos de todas las clases sociales. Se trataba delúnico deporte que, al decir del historiador Carlos Reig(2007),

por haberse difundido por casi todo elterritorio de Cuba y estar abierto y acogido con calor, como practicante yespectador, por una gran parte de los integrantes de las diferentes clases,grupos y estamentos sociales, tanto el blanco como el negro, tiene laposibilidad de contribuir a una cultura de integración nacional (p. 47).

Lafuerte Liga Azucarera, por ejemplo, constituida por los equipos de loscentrales, acaparaba la atención de los espectadores durante el tiempo muerto,meses donde el desempleo y la miseria se apoderaban de los trabajadorespertenecientes a ese ramo. Desviar su atención, haciéndolos partícipes de unespectáculo donde sus similares de clase alcanzaban resonados triunfos y gananciaseconómicas, a prueba de disciplina y constancia, formaba parte de lossofisticados dispositivos de control social, dentro y fuera de Cuba. Así loentendía James Sullivan, ministro de Estados unidos en Santo Domingo cuandoexpresaba:

Eljuego nacional americano del beisbol se está jugandoy apoyando aquí con gran entusiasmo. El efecto más destacado de esta válvula deescape para el ardor de los hombres jóvenes, es que ellos así abandonan lasplazas donde tienen el hábito de congregarse para hablar de revolución y, en sulugar, ahora asisten a los terrenos de pelota donde cada uno se fanatizafieramente por su equipo favorito [...] este bien puede ser un factor en lasalvación de la nación (citado por Pérez, 2006, p. 357).

Talesnarrativas presentaban diversos medios difusores. Los corresponsales de prensa,desde luego, cubrieron las competiciones nacionales e internacionales en la queparticipaban los atletas cubanos, e informaron sus resultados a la opiniónpública insular. Menos conocida, empero, sería la labor de los diplomáticos.Estos funcionarios incorporaban en sus informes mensuales y otros documentosconfidenciales la labor de las delegaciones deportivas en el exterior, al mismotiempo que transmitían las impresiones de políticos, hombres de negocio,deportistas y periodistas de otras nacionalidades sobre el accionar de losparticipantes antillanos.

 

La patria por el deporte

El19 de enero de 1923, el delegado especial del Comité Olímpico Internacional(COI), Henry de Baillet-Latour, en la sede de launión Atlética Amateurs de Cuba (UAAC), haría referencia a la institución dejuegos regionales que sirvieran de preparación para la magna reunión olímpica.Los Juegos Centroamericanos, a celebrarse cada cuatro años, contarían, según Baillet-Latour, con la presencia de "Cuba, México,Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, las Repúblicas de América Central y delCaribe". En conferencia efectuada en París, en 1924, y a propuesta deldelegado mexicano Alfredo B. Cuéllar, se acordó otorgarle la sede de la primeracita regional a la nación azteca.

Laidea fructificó y entre el 12 de octubre y el 2 de noviembre de 1926, un totalde 269 atletas de México, Cuba y Guatemala, sin presencia femenina, se daban citaen la capital mexicana para participar en los Primeros Juegos Centroamericanosde la historia.

Noobstante los avances innegables en las relaciones diplomáticas entre ambasnaciones, en particular tras la designación del general José Braulio Alemán, sustitutode Antonio Martín Rivero como ministro de Cuba en México, la porfía regionaltendría lugar en medio de los crecientes recelos del general Machado por laadministración del presidente Plutarco Elías Calles. El mandatario cubanosumaba su voz al coro de políticos, hombres de negocio y periodistas que desdeEuropa y Estados unidos tildaban al gobernante mexicano de"bolchevique".

Elnuevo representante cubano en México, por su parte, buscaba aquietar talesinquietudes de su presidente:

Asílas cosas se ha evidenciado cuanto con motivo del casoMella informé en diciembre; esto es, que la Liga Antiimperialista de Chicago esel comunismo ruso, con sucursales en toda la América Latina y que en Méxicohabía fracasado al declarar la CROM que no tiene ni desea relaciones con loscomunistas.3

Ala preocupación del régimen machadista por laproblemática social mexicana vendría a añadirse el clima de tensión entre losgobiernos de Estados unidos y México, con tendencia a agravarse en eltranscurso de 1926. La Ley Agraria, así como la denominada Ley del Petróleohabían despertado la desconfianza en importantes consorcios petroleros y propietariosde tierras estadunidenses con sólidos intereses económicos en la nación azteca.Mientras tanto, la armazón discursiva del nacionalismo mexicano se apertrechabade los elementos alegóricos al conflicto histórico de ambas naciones. Laaprobación, por el Congreso, de la condecoración "Segunda InvasiónNorteamericana", en diciembre de 1926, no sólo implicaba el reconocimientode un acto heroico, sino que también contribuía al sustento de una identidadnacional; era la validación del "ser" mexicano, identificado en suoposición al interventor estadunidense. He ahí la esencia del texto aprobado ensu primer artículo:

Secrea una condecoración con el nombre de "Segunda InvasiónNorteamericana", que servirá para recompensar a los mexicanos que lucharonel 21 de abril de 1914 en la Escuela Naval y en el puerto de Veracruz, contralas fuerzas invasoras norteamericanas al mando del almirante H. P. Fletcher.4

Talesanimadversiones contrastaban con el caluroso recibimiento que le fuera ofrecidoal general Machado tras su visita a Estados Unidos en abril de 1925. Laoportunidad sería aprovechada por el dictador en cierne para estrechar fuertesvínculos con prominentes personalidades del mundo de las finanzasestadunidenses, particularmente el grupo Morgan y entidades como la Merchants Association, el Bankers Club y el Nacional City Bank, muy vinculadas a lacampaña presidencial del gobernante cubano.

Elmaridaje de la administración machadista con lasgrandes compañías y las altas esferas de la política estadunidenses debiótenerse en cuenta por el gobierno mexicano. No obstante los cambios deestrategias de política exterior definidos por México en el decurso de ladécada de 1920, se mantenían determinadas líneas esenciales que regulaban lasorientaciones de sus representantes en el área caribeña, con su principalenclave en la mayor de las Antillas. Como bien advirtiera la historiadora LauraMuñoz (2010), al referirse al lugar de Cuba en la órbita de las tendenciasprincipales de la diplomacia mexicana, "la vecindad con Estados unidos yel peso de las relaciones con ese país han marcado la actitud y las estrategiasde México hacia el Caribe" (p. 12).

Ciertamente,tanto el gobierno de Machado como el de Calles se encontraban enfrascados en unamplio programa de reformas. Ahora bien, mientras el presidente cubanoprocuraba estabilizar en lo posible el resquebrajado y dependiente modelopolítico de la oligarquía agroexportadora, su homólogo mexicano sostenía unproyecto tendente a legitimar las transformaciones de un proceso revolucionarioen curso, con otras alternativas de desarrollo diferentes a las que prevalecíanen la nación antillana. El propio Alemán enviabaseñales a su gobierno cuando apreciaba la proyección económica de laadministración mexicana:

Todoresponde a un plan meditado, tendente a que la vida económica resurja, movidapor el capital mexicano. La concepción es hermosa, y de comose mantengan las instituciones y la constancia en llevar a cabo la idea de laindependencia económica del país, depende, a no dudarlo, el éxito del programadel actual gobierno.5

Laconstitución del Banco Nacional de Crédito Agrícola, la aprobación de la LeyGeneral de Instituciones de Crédito, el mejoramiento del impuesto sobre larenta, implantado durante el mandato del general Álvaro Obregón, así como laconstrucción y pavimentación de carreteras, la inauguración de escuelas,colegios y diversas instituciones científicas, formaban parte de lainstitucionalidad del nuevo México abocado a proyectar una imagen diferentehacia el mundo. Era ese el sentido de las palabras pronunciadas por elpresidente Calles al recibir al embajador guatemalteco Aguirre Velásquez el 25de abril de 1926:

Vuestraexcelencia afirma, pues, con toda razón, que las gestas revolucionarias de esteMéxico nuevo que surge limpio y confiado de sus angustiosas convulsiones,imprime ahora a su acción diplomática un aspecto más consonante con la hora delmundo (Velásquez, 1927).

Vistoasí, pudiera suponerse que la concertación deportiva era la fiesta que elmáximo organismo olímpico le dedicaba a la revolución mexicana; un espaldarazopolítico al "espléndido estadista", como definiera el intelectualargentino José Ingenieros al general Calles a su paso por México en 1925. un festejo que, como otros tantos, habría de poner enevidencia la fuerza, el valor y la salud de una colectividad implicada comosujeto historico en un proyecto transformador. Comodiría Octavio Paz (1998) en su magistral ensayo sociológico El laberinto dela soledad:

Lasalmas estallan como los colores, las voces, los sentimientos. ¿Se olvidan de símismos, muestran su verdadero rostro? Nadie lo sabe. Lo importante es salir,abrirse paso, embriagarse de ruido, de gente, de color. México está de fiesta(p. 19).

Aambos gobiernos les interesaba, por tanto, mostrar sus mejores"cartas" en la porfía deportiva. Se trataba más bien de una apuestapolítica, en la que cada una de las tres naciones habría de mostrar lavirilidad y valentía de sus hombres, por más que la reducida delegación de sóloquince deportistas guatemaltecos dejaba listo el escenario para lo que sería, atodas luces, el duelo México-Cuba.

Delmismo modo, el potencial, no sólo deportivo, sino también económico y culturalde las naciones del área que no llegaron a darse cita en los juegos, se pondríaen entredicho. La afectación en estos casos entraba en el ámbito de lo que P.Bourdieu (1990) definiera como "distinción simbólica". Así se referíael representante cubano en México al relacionar las naciones que no enviaronsus atletas:

Colombiano mandó representación porque el ejecutivo vetó el crédito del Congreso.Honduras por falta de preparación. Costa Rica porque querían le enviasen 5 000dólares para enviarlos. Panamá se excusó por los gastos que tuvo en el Congresoboliviano, y Venezuela y Nicaragua no tienen relaciones diplomáticas conMéxico.6

Larepresentación diplomática de Cuba dio seguimiento a la actuación de ladelegación cubana a través de los informes enviados por el diplomático José B.Alemán a Rafael Iturralde, secretario de Guerra y Marina e interino de Estado.En la primera comunicación relacionada con los juegos, con fecha 12 de octubrede 1926, Alemán describía el acto inaugural delevento:

Rompíala marcha, gallardamente, la representación brillante de Cuba con el pabellóncubano de avanzada [...] El desfile en conjunto fue emocionante y hermoso. Arenglón seguido 1 500 niñas vestidas un tercio de ellas de verde, otro deblanco y otro de rojo con globos de iguales colores, marcharon en columnaabierta [...] y en un momento dado soltaron los 3 000 globos que se elevaronconservando su lugar formando la bandera mexicana [...] Cerraron la fiesta 500señoritas todas mayores de 16 años vistiendo los trajes nacionales, bailandolos aires de Oaxaca y Tehuantepec, formando círculos, mariposas, cruces,figuras de capricho que merecieron delirantes aplausos, aclamaciones y vivas.7

Seisdías después, el diplomático informaba sobre el acto de presentación de losatletas y miembros de la Junta Nacional de los Juegos Centroamericanos,presidida por el versátil arquitecto y deportista Miguel Ángel Moenck, fundador de la uaac.8 El encuentro tuvolugar en el Salón de los Embajadores en presencia del presidente de larepública mexicana. Las impresiones del funcionario cubano sobre la acogida delpresidente Calles fueron favorables: "Mientras se hacían los preparativospara tomar la fotografía, me dijo jovialmente que nuestros muchachos pegabanduro, y que sentía viva simpatía por esa juventud fuerte y alegre."9

Noobstante la imagen de la "pegada" proferida por el general Calles, nose compitió en boxeo, especialidad que para la fecha gozaba de gran popularidaden la isla, con púgiles amateurs y profesionales de gran calidad boxística. Entotal fueron nueve los deportes celebrados: atletismo, baloncesto, béisbol,natación, clavados, esgrima, tiro, voleibol y tenis.

Prontolos corresponsales de los principales diarios ofrecieron cobertura noticiosa delos resultados en cada evento. En medio de la furia beisbolera que agitaba a laisla, con los enfrentamientos entre los clubes "Habana Red Sox", de Joseíto Rodríguez,los "Alacranes" de Adolfo Luque, estelar lanzador más conocido como"Papá Montero", y el club "Marianao", donde jugó ese año"el inmortal" Martín Dihigo, comenzaron ainsertarse comentarios sobre la actuación cubana en el beisbolde los centroamericanos. La clara superioridad cubana en el deporte del bate yla pelota deleitaba a los reporteros. El beisbolcubano, que ya contaba con una liga amateur desde 1905 y la liga nacional, apartir de 1914, se había incorporado a la UAAC en el año 1922, convirtiéndoseen uno de los deportes emblemáticos del circuito aficionado (Alfonso López,2011, p. 115).

Enel primer juego concertado entre las novenas de Cuba y México, Lalo Rodríguezdejaba en apenas dos jits a los anfitriones, mientras los lanzadores mexicanossoportaban un total de doce carreras. La demoledora ofensiva cubana, según elperiodista de La Lucha, demostraba la fortaleza del beisbolcubano y la debilidad de su contrincante: "Los playersmexicanos demostraron ser muy poca cosa."10 El resto de losenfrentamientos fueron ganados también de manera holgada por el equipovisitante.

Encambio, la derrota más sonada de los insulares corrió a cargo de losparticipantes en tiro con pistola: 85 puntos los vencedores por sólo 58 losantillanos.11 Esta modalidad deportiva no podía pasar inadvertidapara el representante diplomático en México. La oficialidad mexicana, integradapor coroneles, había doblegado a su similar cubana. En una nota cursada a laSecretaría de Estado se trataba de justificar esa pésima actuación: "Eneventos como tiro de duelo, a pesar de su superioridad [los cubanos] fueronderrotados, por un exceso de tolerancia en aceptar armas inadecuadas ydescalibradas."12

Elgeneral Alemán estaba consciente de los esfuerzos desplegados por el gobiernomexicano con vistas a desarrollar las fuerzas armadas de la nación. Iniciativacomo la reapertura del Colegio Militar, instalado en un nuevo edificio, eramuestra de ese interés. Así lo entendía el diplomático cubano quien veníasiguiendo detenidamente los avances de México en su organización militar:"El ejército está ya uniformado; se observan los adelantos y parece haberentrado con las academias en un periodo de seriedad militar."13De ahí que, como parte de un mismo guión narrativo,sopesara con mucho tino el revés sufrido por la oficialidad cubana en tiro conpistola, potenciando las victorias de los insulares en otras modalidades delmismo perfil:

Perovencer en espada, sable, florete y, sobre todo, dadas las características deeste pueblo, en tiro de revolver de precisión, y aplastantemente en tiro defusil, [...] es un triunfo tan sonado, comentado y aplaudido, que nuestro orgullopuede sentirse muy satisfecho.14

Laprensa mexicana, por su parte, reconocía la destreza de los esgrimistas cubanos,muy superiores a los anfitriones, tanto en florete como en espada. En ladisputa, celebrada en el gimnasio de la Asociación Cristiana, se llevó laspalmas el legendario comandante Ramón Fonst Segundo,calificado por el Excélsior de México como "caballeroso embajadordeportivo de Cuba". Orgullo de la delegación cubana, el tirador habíalogrado el triunfo en las 19 pruebas consecutivas en que participó, permitiendosólo dos toques del contrario en todo el certamen:

Tiracon una calma pasmosa jugando admirablemente la muñeca y tardando muy pocossegundos para encontrar el punto vulnerable en el pecho de su contrario, adonde dirigía la punta de su arma con una velocidad y destreza inimitable.15

Erala imagen del estelar deportista, vencedor incasable, reconocido hasta por suspropios adversarios, la que procuraba incidir en la identificación del cubanocon sus "héroes", una espiritualidad forjada en la pasión y elorgullo de "lo cubano". Así lo reconocía José Sixto de Sola (1917):

Yese mismo sentimiento, esa misma unanimidad se ha producido cada vez que un cubanoha triunfado en el extranjero. ¿Quién no se ha sentido cubano, a quién no le hapalpitado el corazón de alegría, de sentimiento cubano, al saber las victoriasde un Capablanca, de un Fonst,de un Narganes, de un Alfredo de Oro, de un Marsans y de tantos otros? (p. 83).

Enesa misma lógica discursiva, las derrotas cubanas en la cita centroamericanatrataban de ser compensadas con los éxitos alcanzados en otros eventos. Porejemplo, mientras al fracaso de Cuba en la natación se le dedicaba apenas unas líneasperiodísticas, las victorias parciales de los atletas antillanos en el tenisacaparaba el centro del noticiario. Se trataba, claro está, de un deporte quepuntuaba para la obtención simbólica de "ganancias de distinción".16

El"elegante" sport constituía una práctica aristocrática deelites, con mayor pedigrí en los países desarrollados. Cuba no había podidopresentar a sus principales cartas de triunfo, pues tanto Chacón como Parísacababan de regresar de la Copa Davis efectuada en Filadelfia. En la sección"Noticias de México", el enviado especial para El Imparcial,luego de aquilatar los méritos de la pareja integrada por Gustavo Vollmer, "el sensacional chiquillo delFerroviario" y Bebito Sánchez, declaraba:

Aunqueestas dos victorias de nuestros atletas no aseguran el triunfo de Cuba en estacompetencia, por lo menos nos permiten fundadamente abrigar la esperanza de queCuba se anote la victoria en el elegante y aristocrático sport del raquet.17

Demostrarlas potencialidades del deporte cubano entre los países del área sin dudasotorgaba cuotas de distinción, pero cuando la rivalidad tenía por medio a los teams europeos, el interés por la victoria sereforzaba. Así sucedió con las expectativas depositadas en las regatas de remosa celebrarse en Xochimilco, el 31 de octubre, competición en la que habrían departicipar embarcaciones españolas, francesas y la poderosa tripulaciónalemana. El corresponsal cubano de El Imparcial en México declaraba alrespecto:

Estacompetencia reviste enorme interés para todos nosotros ya que un triunfo deCuba sobre una formidable tripulación europea ha de elevar considerablementenuestro prestigio sportivo [sic] en elviejo continente donde quizás aún ignoren que esta tierra puede produciratletas capaces de derrotar a los mejores que por allá surjan.18

Argumentossimilares habían sido sostenidos, una década antes, por el periodista ManuelLinares cuando, al analizar la imposibilidad de efectuar los VI JuegosOlímpicos de Berlín 1916, planteó la quimérica idea de formar el ComitéOlímpico Cubano y proponerle al COI la celebración de la mayor de las citasdeportivas en La Habana. El artículo de Linares coincidía con las gestionesoficiales del entonces presidente Mario García Menocal(19131921) en las que estaban involucrados importantes hombres de negocios yrepresentantes de clubes deportivos (Reig, 2007, p.83). Si bien la derrota de un equipo europeo por parte de deportistas cubanoshabría de contribuir a elevar el prestigio del país en la arena internacional,hacerse de la sede del olimpismo, máxime en plena guerra mundial, además de laspingües ganancias obtenidas, catapultaba la reputación de la mayor de lasAntillas y con ella la legitimidad del Partido Conservador en el poder.

Diezaños después de esos proyectos, Cuba ya contaba con su Comité NacionalOlímpico, dependiente de la Junta Nacional de los Juegos Centroamericanos, altiempo que participaba en el primer certamen regional.

Noobstante las expectativas, la delegación insular fue superada ampliamente porMéxico en el atletismo centroamericano, quedando trunca las opciones de triunfopara la delegación cubana en el certamen. No bastaron las victorias alcanzadaspor los jabalinistas antillanos, encabezados por LuisLewis, así como por los triplistas Macías y Monte, pues los mexicanos arrasaronen el resto de las pruebas de campo y pista, con excelentes cronos en los 200 metrosy las carreras de fondo.

Eldiplomático José B. Alemán, por su parte, prefería continuar potenciando lasirregularidades organizativas del país sede:

pero la falta de organización aquí notada,por carencia de tiempo, acaso incompetencia de la Comisión Mexicana,disculpable por ser este país nuevo en atletismo y estas faltas de espíritu ycultura deportivos, generalmente, deben estos ser elementos a tomar en cuentapara no ser sorprendido en 1930.19

Convistas a los segundos juegos centroamericanos a celebrarse en La Habana, elministro cubano buscaba garantizar el éxito del espectáculo deportivo, garantede la credibilidad de Cuba ante el COI, patrocinador de esos juegos.

Nosólo presagiaba el incremento de disciplinas (el futbol, por ejemplo), sinotambién de países participantes y, por consiguiente, de deportistas, incluidaslas primeras mujeres (tenistas cubanas) en participar en estas justas. Elcarácter de anfitrión colocaba a Cuba en condiciones inmejorables de alcanzarel podio en el encuentro, colofón magistral de la obra de gobierno delliberalismo machadista, sin desestimar las ventajaseconómicas que reportaría el show business.Para ello, Alemán recomendaba la construcción de unestadio, "no menor que el de México", con capacidad para 90 000personas:

Nohay en Cuba nada a propósito para competencias de todos los deportes entretantos equipos como pueden concurrir, y un Stadiumademás de cumplir ese objetivo, sería siempre una fuente de ingresos bienmanejados para lo futuro.20

 

Los juegos centroamericanos en tiempos de ciclones

Mientrasen la ciudad de México transcurrían los primeros juegos centroamericanos, laspáginas de los principales diarios en Cuba informaban sobre la cercanía de unpoderoso ciclón que amenazaba con afectar el occidente de la isla. Lospronósticos del Observatorio Nacional de Belén se cumplieron y el 20 de octubreel tristemente célebre "ciclón del 26" irrumpió por la costa sureñacon vientos huracanados. Las cuantiosas pérdidas materiales y humanas ensombrecieronel paisaje insular, al tiempo que desde diferentes partes del mundo comenzarona llegar las muestras de afecto y solidaridad.

Atletas,estudiantes y el pueblo mexicano en general se dieron cita en la residencia delos deportistas cubanos para trasmitirles su pesar. Según los corresponsales,en vano los sportmen y las autoridades deMéxico insistieron ante la delegación insular para que esta regresara a supatria:

Loscubanos se niegan a asistir a todas las funciones públicas y privadas ycontinúan participando en las competencias atléticas porque lo consideran de sudeber, ya que una retirada significaría el fin de las competencias.21

Losinformes del ministro de Cuba en México daban cuenta de la solidaridad de lasautoridades deportivas con los atletas antillanos. El 27 de octubre, Alemán, al tanto también de los desastres ocasionados porlas intensas precipitaciones que afectaban a algunos estados de la federación,comunicaba a su Secretaría de Estado:

Tengoel honor de comunicar a Vd. que la Junta Nacional Mexicana de los Juegos CentroAmericanos, al conocer las desgracias ocurridas en Cuba por el ciclón, tuvo lagentileza de ofrecer sus fondos, que agradecí, sin aceptar, por no tenerórdenes de mi gobierno, y en atención a las enormes inundaciones que causarondaños a personas y propiedad, sin que, como lo solicité, Cuba ofreciera ayudamaterial.22

Encambio, el diplomático cursó una nota de prensa en la que recababa el auxiliode la "colonia cubana" en México, acompañada de un mensaje de apoyoal gobierno machadista: "Al pase de listadebemos contestar presente. Nuestro gobierno mandó tocar llamada. Respondamossin demora." Otras iniciativas del ministro con vista a recaudar fondos deasistencia fueron los festivales, con la presencia de artistas, deportistas,directivos mexicanos, así como con el apoyo de la Cruz Roja Española y elComité Nacional Cubano de los juegos centroamericanos.23 ElUniversal de México acogía de manera favorable las gestiones deldiplomático:

Lasuscripción abierta por el excmo. sr.general don José B. Alemán, ministro de Cuba, en pro de los damnificados de supaís, llamando a la colonia cubana, ha sido comentada muy favorablemente entreel honorable cuerpo diplomático, la colonia cubana y la sociedad de México.24

Otradebía ser la misión de los atletas cubanos, abatidos por los desastresacontecidos en su país. A ellos se les exigía la entrega en cada competición.El valor, la entrega, el sacrificio, la voluntad de vencer, se presentaban comocualidades consustanciales de quienes representaban a la joven naciónamericana. El compromiso de los competidores radicaba —según un corresponsalcubano— en "conquistar la victoria final para nuestra queridapatria",25 a contrapelo de cualquier adversidad, incluidas lasde la naturaleza.

El4 de noviembre de 1926, José B. Alemán cursaba la última noticia sobre losjuegos al secretario interino de Estado, con una nota alentadora. En recepciónefectuada por la legación del Japón, había sido colmado de elogios pordiplomáticos de Estados unidos, Chile, Argentina, Colombia, Guatemala, España,Francia y Perú. En todos los casos destacaban "la ejecutoria hermosa quellevan los equipos cubanos, superioridad que reconocieron allí, funcionariosmismos del gobierno de este país".26

Asimismo,al decir de Alemán, salía a relucir la formaciónintegral de los deportistas antillanos, tanto en lo físico, como en lointelectual y moral, lo cual parangonaba a la isla con las potencias deavanzada en el orden de la renovación pedagógica:

Laventaja mayor de la visita de nuestros equipos ha sido presentar a una juventudvigorosa y culta ante los elementos de valer de este país, acercándola a lamexicana que ha vivido encantada con el carácter alegre, decidor y simpático denuestros muchachos que al vencer no hacían gala de superioridad y al serderrotados abrazaban a sus vencedores.27

Noobstante ocupar Cuba el segundo lugar en los Primeros Juegos Centroamericanos,el representante diplomático insistía en resaltar su "superioridad sportiva, cultural y de todos los órdenes,sobre todos los equipos".28

 

Con el escudo o sobre el escudo. Balance de losjuegos

Lasdiversas narrativas sobre la primera cita deportiva centroamericana procuraron ofertarla imagen de una nación moderna, fuerte y cohesionada, simbolizada con elejemplo de sus "atletas-embajadores". De tal suerte, la salud, elequilibrio físico, la musculatura visible, la elegancia en los movimientos, elorden y la disciplina se traducían en expresiones del cuerpo nacional ordenado,visibilizado en un evento ecuménico donde las diferencias de clases sociales delos deportistas concurrentes, así como la pertenencia a grupos o clubessociales altamente selectivos dejaban de ser, tras la expresión manifiesta deun objetivo o de un ideal común, "patriótico".

Losjuegos centroamericanos permitieron presentar las proezas de los nuevos yveteranos "héroes de la patria", en busca de movilizar sentimientos ydespertar emociones desde un ideal nacional incompatible con los movimientossociales y acciones políticas de oposición a la administración machadista.

Enel orden de la política exterior, la representación diplomática de Cuba enMéxico encontró en este certamen los argumentos apropiados para mostrar almundo las potencialidades de la "nación civilizada", capaz deimponerse en cualquier lid a contrapelo de su tamaño y densidad poblacional. Alefecto, el espacio lúdico de las rivalidades devino escenario de confrontaciónsimbólica entre las naciones. El acceso al podio prefiguraba la superioridad deuna nación en determinados eventos. Se premiaba la optimización de una postura,bien en ejercicios de fuerzas, como de velocidad, resistencia y precisión, o,lo que era lo mismo, se reconocía el vigor y la disciplina de un cuerponacional, tanto en su aspecto físico como en sus atributos morales.

Encualquiera de las variantes informativas, "lo cubano" se construía encuerpo y alma desde tierra azteca. No sólo se procuraba mostrar hacia elexterior la imagen de nación independiente y moderna, sino establecer tambiénlos requerimientos del buen ciudadano, patriota y defensor del orden. Para elloera indispensable ofertar modelos de comportamientos y valores consensuados aimagen y semejanza del sportman cubano. Laestabilidad y el progreso de la república dependían de la disciplina y la moralde sus pobladores. Era el empeño estoico de quienes habrían de imitar elejemplo de los que, por encima de cualquier adversidad, admitían un sólo modode arribar a la isla: "con el escudo o sobre el escudo".

 

Lista de referencias

AlfonsoLópez, F. J. (2011). Los celosos guardianes de la moral: transgresiones ycastigos en el béisbol amateur cubano de la República. En Cuadernos deHistoria Principeña (10). Camagüey: EditorialÁcana.         

Bourdieu,P. (1990). ¿Cómo se puede ser deportista?, Exposición introductoria al Congrès International de I'HISPA, realizado en el INSEP,París, marzo de 1978. En sociología y cultura. Pierre Bourdieu. México:Editorial Grijalbo.         

GuerraSánchez, R. (1923). Cuba en la vida internacional. Ensayo sobre las ideasdel Dr. Cosme de la Torriente en cuestiones depolítica internacional. La Habana: Imprenta El Siglo XX.        

Muñoz,L. (2010). Centinelas de la frontera. Los representantes diplomáticos deMéxico en el Caribe, 1838-1960. México: Instituto Mora.        

Paz,O. (1998). El laberinto de la soledad. Madrid: Fondo de CulturaEconómica de España.         

Pérez,L. A. (2006). Ser cubano. Identidad, nacionalidad y cultura. La Habana:Editorial de Ciencias Sociales.        

Reig Romero, C. E. (2007). Historia deldeporte cubano: los inicios. La Habana: Editorial Unicornio.        

Sola,J. S. de (1917). El deporte como factor patriótico y sociológico. Las grandesfiguras deportivas en Cuba. En J. S. de Sola. Pensando en Cuba. LaHabana: Editorial Cuba Contemporánea.        

Torriente, C. de la (1922).Cuba, los Estados unidos de América y la Liga de las Naciones. Discursopronunciado en el Hotel Sevilla, La Habana, 5 de marzo de 1922. En Cuba enla vida internacional. Discursos. La Habana: Imprenta y Papelería deRambla, Bouza y Co.         

VelásquezBringas, E. (comp.) (1927). México ante el mundo.Ideología del presidente Plutarco Elías Calles. Barcelona: EditorialCervantes.         

Otras fuentes

Archivos

ANCArchivo Nacional de Cuba.         

MINREXArchivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.        

Hemerografía

El Imparcial, La Habana, 1926.         

La Lucha, La Habana, 1926.        

Bibliografía

Morales,S. (2002). Relaciones interferidas. México y el Caribe, 1813-1982.México: SRE.         

 

Notas

1 Sobresalían, además de los citados Antonio Sánchez deBustamante y Cosme de la Torriente, Arístides deAgüero, con funciones en Alemania; Rafael Martínez Ortiz y Ezequiel García,ministros en Francia e Italia, respectivamente; Miguel Ángel Campa, ministro enJapón; Guillermo de Blanck, representante de laRepública de Cuba en Holanda y en Suiza, y el secretario de Estado durante laadministración de Alfredo Zayas, Rafael Montoro,quien había fungido como representante cubano en Inglaterra.

2 (8 de octubre de 1926). La Lucha, La Habana.

3 Subsecretario de Estado al secretario de Gobernación,transcribe informe del ministro de Cuba en México. 5 de mayo de 1926. FondoSecretaría de la Presidencia. Caja 95, núm. 31. Archivo Nacional de Cuba (ANC).

4 Encargado de Negocios al secretario de Estado. México,D. F., 27 de diciembre de 1926. Caja México, 1912-1918. Archivo del Ministeriode Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX), Cuba.

5 Informe reglamentario mensual al secretario de Estado.México, D. F., 8 de abril de 1926. Caja México, 1912-1928. MINREX, Cuba.

6 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interino deEstado. México, D. F., 18 de octubre de 1926. Caja México, 1912-1928. MINREX,Cuba.

7 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 12 de octubre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

8 El directivo cubano era muy seguido por la prensamexicana. Se conocía desde que capitaneaba el equipo de basquetbol en launiversidad de Tulane, en Estados unidos, además de participar en otroseventos, como atletismo y remo. La comisión cubana estaba integrada, además,por Ataulfo Fernández Llanos y Carlos Booth.

9 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 18 de octubre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

10 (16 de octubre de 1926). La Lucha, La Habana.

11 (18 de octubre de 1926). El Imparcial, LaHabana.

12 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 4 de noviembre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

13 Alemán al secretario de Estado. México, D. F., 7 deenero de 1926. Caja México, 1912-1928. AMREC.

14 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 4 de noviembre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

15 (28 de octubre de 1926). Noticias de México. ElImparcial, La Habana.

16 Según P. Bourdieu (1990), la ideología aristocrática deldeporte como actividad desinteresada y gratuita, contribuye a disfrazar la verdadde una parte cada vez mayor de las prácticas deportivas, "no hay duda deque la práctica de deportes como el tenis, la equitación, los yates y el golftiene 'interés' no sólo por su origen, sino también en parte por las gananciasde distinción" (p. 149).

17 (25 de octubre de 1926). Noticias de México. ElImparcial, La Habana.

18 (25 de octubre de 1926). Noticias de México. ElImparcial, La Habana.

19 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interino deEstado. México, D. F., 1 de noviembre de 1926. Caja México, 1912-1928. MINREX,Cuba.

20 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 1 de noviembre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

21 (25 de octubre de 1926). El Imparcial, LaHabana.

22 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 27 de octubre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

23 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 27 de octubre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

24 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 27 de octubre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

25 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 27 de octubre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

26 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 4 de noviembre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

27 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 4 de noviembre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.

28 Alemán al secretario de Guerra y Marina e interinode Estado. México, D. F., 4 de noviembre de 1926. Caja México, 1912-1928.MINREX, Cuba.