Los paisajes del río São
Francisco en las problemáticas del Brasil contemporáneo
The Landscapes of the São Francisco River in Contemporary Brazilian Issues
Elson de Assis Rabelo1
1Universidade Federal do Vale do São
Francisco, Brasil orcid:
0000-0003-2461-6128 elson_rabelo@hotmail.com
Resumen: Este texto propone un análisis de determinadas
cuestiones sociales relacionadas a la construcción de paisajes del río São
Francisco, en el Brasil contemporáneo, y sus campos de intereses y conflictos,
tales como el crecimiento de la agricultura irrigada, el cambio programado de
la dirección del flujo de las aguas, la contaminación ambiental y la mutación
de las prácticas y modos de vida de los grupos sociales tradicionales. A partir
de la discusión alrededor de imágenes y discursos sobre los usos técnicos y
sociales de la naturaleza, del río y de sus márgenes, tratamos de hacer la
discusión sobre la disputa geopolítica por la verdad sobre dichos espacios, en
el momento de transformación de la mitología de la “integración nacional”
brasileña.
Palabras clave: río São Francisco; paisajes; Brasil
contemporáneo.
Abstract: This paper proposes an analysis
of certain social issues related to the construction of the landscapes of the São Francisco River in contemporary Brazil, and their fields of interests and conflicts, such as: the growth of irrigated
agriculture, the planned changes to the direction of the water flow,
environmental pollution and
modifications in the practices and lifestyles of traditional social groups. On the basis
of a discussion of the images and discourse on the technical
and social uses of nature, the
river and its banks, we provide
a discussion of the geopolitical dispute over the truth about
these spaces, at a time when the mythology
of Brazilian national integration is being transformed.
Key words: São Francisco River; landscapes; contemporary Brazil.
Fecha de recepción: 29 de enero de 2016
Fecha de aceptación: 7 de octubre de 2016
Los discursos y las
imágenes literarias y visuales sobre la naturaleza brasileña estuvieron, en
muchos periodos de la historia de Brasil, abarrotados de cierto romanticismo
contextualizado en los momentos en los que fueron producidos, pero capaces de
revelar una insistente regularidad en la forma de percibir los espacios y
construirlos socialmente. Los repetidos enunciados sobre la tierra “en la que
en tanto que se planta todo nace”, de la primera carta escrita a un rey de
Portugal sobre el territorio brasileño por Pero Vaz
de Caminha, sobre la “cuna espléndida” cantada en el
himno nacional compuesto en el periodo imperial, o sobre la “tierra buena y
hermosa” de la clásica canción “Acuarela de Brasil” de Ary
Barroso de los años 1930 denotan una mirada pacificadora sobre la grandeza
geográfica de la nación, la sublimidad armónica de sus paisajes, la
disponibilidad algo edénica de los ríos, selvas, suelos, fauna y flora (Naxara, 2004). Dicha mirada fue a menudo recontextualizada como base para el optimismo de las elites
nacionales y del Estado, mientras se borraban las tensiones por el acceso a la
tierra, por su posesión, usufructo y significado (Fico,
1997).
Con el río São
Francisco, tal naturalización de los espacios no ha sido diferente: este río es
el más largo dentro del territorio brasileño, con 2 700 kilómetros de
extensión, cruzando los estados de Minas Gerais, en la región Sudeste, y los
estados de Bahia, Pernambuco, Alagoas y Sergipe, en
la región Nordeste. El río ha sido llamado con los apodos de “río de la unidad
nacional” y “río de la integración nacional”, que tienen que ver con una gran
dosis de determinismo geográfico desde el siglo xix,
cuando se decía que dichos espacios fluviales eran la “matriz” histórica de la
ocupación de las tierras del interior –denominadas “sertões”1–,
y el factor simultáneo de desplazamiento y de condensación de poblaciones, de
distribución y acumulación de ganado, de alimentos y bienes, o sea, como medio
fundamental para que los portugueses pudieran asegurar la conquista entre la
costa y la Amazonia. Dichos apodos esconden la dimensión social de los paisajes
y su configuración, que estuvo relacionada a la dominación, a la violencia
hacia los pueblos indígenas y a los conflictos, como en la constitución de los
latifundios y el surgimiento de los poderes locales y su influencia en la
organización del Estado nacional (Almeida, 2008; Moraes,
2005).
Un conjunto
disperso de textos e imágenes se han producido a través del tiempo sobre todo
por el trabajo de ingenieros (como Emmanuel Liais, Richard Burton, Heinrich Halfeld, Theodoro Sampaio, Vicente Licínio Cardoso,
Luiz Flores de Moraes Rego,
Agenor Augusto de Miranda, Geraldo Rocha, Apolônio Sales, Raimundo Pimentel Gomes, Delgado de
Carvalho, Lucas Lopes) y geógrafos (como Orlando
Valverde y Jorge Zarur), en sus expediciones de
reconocimiento geológico, hidrológico, climatológico o económico y de
intervención por medio de construcción de carreteras y telégrafos en los
espacios fluviales del São Francisco. Ya sea por las dimensiones descriptivas o
narrativas de sus trabajos, se ha construido la idea de que el río fue decisivo
para la historia de Brasil, pero todo hubiera ocurrido, en el pasado, como una
marcha victoriosa sobre las dificultades naturales, que es como se consideraba
a las distancias, a los peligros tropicales y especialmente a los primeros
habitantes (Rabelo, 2014).
En este artículo
trataremos de discutir determinados aspectos de la configuración de paisajes
contemporáneos del río São Francisco, a partir de la problematización de cómo
se construyen los espacios en la sociedad, trayendo cuestiones referentes a sus
usos sociales y a su construcción en el lenguaje y en las prácticas. De acuerdo
con la historiografía brasileña contemporánea y en diálogo con la geografía,
consideramos que los enunciados originados en los campos autorizados de saber y
las técnicas aplicadas sobre los espacios, por distintos agentes sociales, son
componentes de dicha construcción, así que, más allá de hacer mirar y planear
los paisajes, son esas prácticas que constituyen los paisajes en espacios
sociales (Albuquerque, 2006; Arruda, 2008; Maia, 2008; Santos, 2009).
El concepto de
paisaje nació como género visual en la pintura y fue capturado por las imágenes
técnicas modernas como la fotografía y el cine. Por lo mismo ha sido
interpretado frecuentemente como sinónimo de inmovilidad espacial, de
congelamiento de los cambios en una imagen representada (Carvalho, 2008). Para
el filósofo y sociólogo alemán Georg Simmel (1986) la
experiencia y el concepto mismo del paisaje es un dato de la modernidad, un
“proceso espiritual” en el que las imágenes pictóricas tuvieron poder de
conformación y que fue posible con el surgimiento de un golpe de mirada capaz
de separar el todo de las partes, o la totalidad de la naturaleza de sus
fragmentos reunidos en un recorte más estrecho que llamamos paisaje, con las
connotaciones estéticas que les atribuimos a los elementos del cosmos. Si bien Simmel propuso una nueva interpretación sobre el paisaje y
su relación con la sociedad –que fue importante para la historia de los
espacios y para la geografía moderna–, muchos campos de producción cultural
siguieron viendo a los paisajes como estáticos. En la fotografía documental,
por ejemplo, solamente en las últimas décadas del siglo xx
se han propuesto ensayos sobre los paisajes transformados por los agentes
sociales (Chevrier, 2006).
En este sentido,
en nuestro texto, analizamos los paisajes en movimiento y en conflicto a partir
de un grupo de imágenes y discursos de distintos orígenes sociales que, a su
vez, someteremos a discusión sobre la dimensión social y política de la
producción de espacios en Brasil, así como las representaciones y prácticas
relacionadas a los espacios, su gobierno, sus habitantes y sus diferencias, y
que se plasman en los enunciados verbales y visuales, como también más allá de
ellos. En el corpus de los documentos seleccionados
veremos: 1) un texto cuyo autor tuvo una relación institucional con una agencia
del Estado responsable de los cambios e inversiones sobre el valle del río São
Francisco, y aunque no sea un texto político o científico propiamente dicho, es
una memoria de un importante agente de las prácticas sociales sobre el papel
del Estado en relación con la sociedad y sus espacios; 2) dos textos de
científicos contemporáneos del campo de la biología que presentaron a la
Universidad, al gobierno y a la sociedad los resultados de su investigación en
forma de libro donde las imágenes –sobre todo fotográficas– son importante
recurso de visualización,2 y 3)
el proyecto documental de un fotógrafo de los movimientos sociales campesinos
que trata de producir imágenes de las luchas por la tierra y por derechos
sociales, de los problemas tales como contaminación de las aguas y del impacto
social y ambiental de la obra de transposición del río São Francisco. Con tal
recorte, tratamos de proponer una pequeña muestra de la diversidad de miradas y
saberes que concurren para la configuración y uso de los paisajes en el Brasil
contemporáneo.
La California del “sertão”:
sueño y pesadilla
El viajero que
ingresa por tierra en la parte extrema occidental del interior del estado de
Pernambuco, en el Nordeste brasileño, llega a la ciudad de Petrolina
y ve un tipo de árboles extraños para esta zona. Son palmas que suelen ser
típicas de algunos países del Oriente Próximo o de espacios como la California
estadunidense y que surgen a pocos metros del río São Francisco junto a la
vegetación nativa dentro de un relevante perímetro urbano.
Desde la segunda
mitad del siglo xx, cuando llegaron con los
proyectos de agricultura irrigada instalados en esa área, dichos árboles
ayudaron a componer el imaginario sobre la California brasileña, espacio de
éxito en las prácticas de irrigación, ubicada entre el norte de Bahia y la zona del sertão en Pernambuco –también conocida
geográficamente como “Submédio São Francisco”–. Esa
California tropical sería el resultado de esfuerzos del gobierno para el
conocimiento de los suelos y de las condiciones ambientales para que se pudiera
empezar la irrigación de las tierras secas con uso del agua del río, así como
de las inversiones públicas y privadas en los proyectos, a partir de fines de
los años 1960 (Cavalcanti, 1997; Silva, 2001).
Un libro
publicado en 1999, por Airson Bezerra
Lócio, trae una pequeña narrativa de memoria de esa
transformación en aquellas zonas semiáridas. Su autor es licenciado en Derecho,
técnico agrícola y ex presidente de la Compañía para el Desarrollo del Valle de
los ríos São Francisco y Parnaíba (Codevasf), así que su discurso
viene a elogiar lo que es considerado como el papel fundamental de esta
institución. Su texto tiene un acento a veces personal, pero se muestra
abiertamente relacionado con la mirada y con la actuación de esa institución
que fue determinante, incluso, del recorte geopolítico de los espacios del río
São Francisco, desde su creación, en los años 1940. Sobre el cambio económico
del sertão, se dice que:
“De uma região seca, pobre
e sem perspectiva, Petrolina/Juazeiro tornou-se um verdadeiro eldorado,
nascido do trabalho da Codevasf que, iniciado pela irrigação
e complementado por uma série
de outras atividades que contemplam aspectos sociais,
técnicos e de desenvolvimento dos recursos humanos, hoje tem grande abrangência e sucesso reconhecido” (Lócio, 1999, p. 19).3
Lo que se puede
notar es que la institución desarrollista es enunciada como redentora para la
economía de aquellos espacios. La metáfora de El Dorado no es gratuita, pero, a
diferencia del supuesto paraíso anterior a la colonización, la naturaleza del sertão no estaba simplemente
lista, tuvo que ser transformada por la intervención técnica hasta volverse
paradisiaca –en otros tramos, el autor habla que hubo un “rescate”, y que la
región será introducida definitivamente en la economía, como si no hubiera
prácticas económicas ahí, antes de la presencia de la Codevasf–. Dicha idealización del espacio como El
Dorado fue frecuente en los países de América Latina en donde los discursos y
las prácticas del desarrollismo fueron hegemónicos en la segunda mitad del
siglo xx (Escobar, 2007): a pesar de que la
referencia mitológica viene del periodo de la colonización y del imaginario
europeo sobre la tierra y las gentes americanas, la constitución desarrollista
de este El Dorado necesita de los aparatos de los conocimientos modernos, tales
como la agronomía, la hidrología y las ciencias de los suelos. El Dorado
proyectado, aunque muy moderno, está basado en relaciones tradicionales de
dominación para la manutención del territorio, en espacios que fueron
históricamente constituidos por la predominancia del latifundio, cuando ocurrió
su conquista a través de la expansión de la ganadería al interior de Brasil.
Así que la
metáfora de la California estadunidense elegida para la referencia no toma la
idea de un espacio de relaciones políticas progresistas, de comportamientos
culturalmente liberados y de lucha por los derechos sociales de las minorías.
La política de tradición familiar y el predominio de las instituciones del
Estado han ayudado a promover una valoración del espacio sin conflictos, con el
objetivo de alcanzar lo que se considera el desarrollo,4 pero
manteniendo determinadas relaciones de poder, de propiedad de la tierra y de la
tipificación de los dos agentes sociales. Eso se comprende en el mismo discurso
de Airson Lócio (1999)
cuando rechaza discutir ciertos problemas sociales, aunque reconozca la
desigualdad de la concentración de tierra: “A Codevasf, órgão público
responsável pelas ações da União no Vale do São Francisco, não
faz irrigação, e sim disponibiliza
as infraestruturas que viabilizam
a sua prática. Não é função da Codevasf promover a reforma
agrária, e sim reassentar
os trabalhadores desalojados das terras
adquiridas para a implantação de perímetros irrigados”
(p. 32) [el énfasis es mío].5
Por ejemplo,
cuando el autor habla de la implantación de un proyecto específico dice: “A ocupação da área [do Projeto de Irrigação Maria Tereza] se fez mais rápida do que o normal em razão dos apelos
dos pequenos irrigantes
ansiosos para iniciar o processo produtivo
e, principalmente, por causa da ameaça de invasão pelo Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra” (Lócio, 1999, p. 34).6
Para una institución que se supone como neutra frente a los conflictos
sociales, la emergencia de la cuestión agraria en los espacios que deberían ser
ocupados por la técnica parece incómoda e inadecuada. Eso tiene que ver también
con la visión construida sobre los habitantes, especialmente los llamados “sertanejos”, que son presentados de forma costumbrista,
vaciada de sus luchas, como por la tierra y por condiciones justas de trabajo.
Para proponer la transformación de los paisajes, el mismo libro hace un uso
ilustrativo de fotografías de hombres, mujeres y niños, en tomas que se puede
ubicar en cierta tradición del género del retrato más inclinada al registro
folclórico o de carácter exótico de los agentes sociales: frente a una casa, un
grupo formado por una mujer y seis niños mira la cámara, sus ropas son
humildes, su mirada es curiosa, los pies están descalzos (véase imagen 1) (Grobet, 2006). Desde un punto de vista desarrollista,
faltan grandes aparatos tecnológicos en el plano fotográfico, lo que explica e
indica la pobreza. Si el grupo es una familia, falta una figura importante, el
padre, que tal vez haya huido para una gran ciudad en busca de trabajo, durante
las sequías típicas de la zona –una promesa de las instituciones desarrollistas
era combatir el éxodo rural y fijar el hombre a la tierra–. El cuadro visual y
social que la imagen muestra apunta para la necesidad de la intervención, que
justificaría la actuación de la Codevasf.
Fotografía sacada de Lócio (1999)
Imagen 1:.
Fotógrafo no identificado.
Al contrario del
discurso de Lócio, es preciso decir que, de acuerdo
con estudios recientes (Souto Jr., 2011), a pesar del
crecimiento económico y del aumento de la oferta de empleos, como impactos
traídos por la fruticultura irrigada, en esas áreas, todavía no han sido
cambiadas de manera significativa las condiciones sociales de los trabajadores
rurales, los que muchas veces no son asistidos en sus derechos fundamentales, o
están expuestos a la contaminación con agrotóxicos
–un problema ambiental que se ha configurado como de largo alcance, pues afecta
al trabajador, al consumidor local y al global, así como al medioambiente
ligados a la tierra y al río–. La efervescencia socioeconómica del Submédio São Francisco provocada por la irrigación, y luego
por la red de servicios y otras instituciones, como hospitales, universidades y
centros de investigación, parece favorecer la alianza entre el gran capital,
con sus inversiones en los espacios rurales, y las estructuras sociales de las
relaciones de poder local, que no sufren amenaza de cuestionamiento de sus
lugares y posiciones, establecidos hace varias generaciones.
Entre tanto,
realizados los proyectos de irrigación, abiertas las relaciones con el mercado
global (Cavalcanti, 1997), la complejidad de las
dinámicas sociales parece, cada día más, sobrepasar lo que estaba previsto y
supuestamente disciplinado por el discurso de Airson Lócio. Destacamos, especialmente, el cambio de las
interacciones entre campo y ciudad, los nuevos flujos de trabajo, de
trabajadores y trabajadoras, las nuevas demandas de educación, salud y consumo,
en espacios en donde los habitantes han visto sus presupuestos aumentados y su
universo de sociabilidades potencialmente más ancho. Si en un plan más
propiamente simbólico es difícil, en el Brasil contemporáneo, aceptar las
imágenes estereotipadas, y un tanto victimizadas, de los “sertanejos”
mostradas en los retratos del libro, las prácticas sociales están configurando
espacios hoy llamados de rurbanos,
que son una mezcla irreductible de rural y urbano. Todo eso indica que la
celebrada California no se hizo solamente de sueños desarrollistas, sino
también de nuevos y viejos problemas sociales (Cordeiro
Neto y Bezerra, 2009).
La integración/transposición del
río
El plan de
desplazamiento de las aguas del río São Francisco, para que lleguen a otros
ríos del Nordeste y los haga perenes, es otro, y quizá lo más polémico, recorte
de paisaje sobre lo que vamos a tratar. Cualquier intento de definición que
trate de explicar el plan técnicamente es complejo; de acuerdo con unos es una
medida ancha y humanitaria que va a llevar agua a espacios secos del sertão, para otros es
pretencioso y destinado a sufrir intervenciones políticas de muchos lados. De
todos modos, es un proyecto característico de la presencia de diferentes
sectores del Estado brasileño y de distintos grupos sociales en la disputa
actual por el agua y el abastecimiento.
Efectivamente,
mientras gran parte de la sociedad le llama al proyecto de “transposición”, la
obra recibe del gobierno el nombre de Proyecto de Integración de las Cuencas
del río São Francisco a las Cuencas Septentrionales de la Región “Nordeste” (pisf). Entre “transposición” e
“integración”, el conflicto abre una crítica virulenta al concepto de
“integración nacional”, al cual hicimos referencia y que fue fundamental para
las políticas territoriales del Estado y para las más amplias prácticas de
producción del espacio, en el pasado reciente.
Para hablar de
las prácticas de integración nacional, se puede tomar el caso de la conexión y
producción de espacios por medio de los transportes, en el Brasil moderno:
tenemos entonces un recorrido que ha pasado por la construcción de
ferrocarriles de finales del siglo xix hasta los
años 1930, por la apertura de carreteras, aumentada a partir de los años 1950,
y retomada por los gobiernos militares (como por ejemplo, las carreteras
Transamazónica y Cuiabá-Santarém). Se puede incluir, aún, como práctica de
conexión espacial del territorio, la misma construcción de Brasilia y la
transferencia de la capital para el centro del país, así como las sucesivas
expediciones de periodistas, misiones científicas, de antropólogos, militares,
los que dieron nuevas versiones a la mitología de la integración del país-continente
como llave para su administración (Rabelo, 2014).
Así, la
integración nacional, como concepto y como práctica, fue una hegemonía espacial
en las visiones de Brasil y en las intervenciones sobre el territorio. O sea,
el regreso contemporáneo del concepto de integración, aunque desde un punto de
vista más bien hidrológico, para la gestión de las aguas del São Francisco y de
las intervenciones en su curso, actualiza la relación naturalizada entre
paisajes y agentes sociales, entre la gestión de los espacios y la gubernamentalidad de los habitantes. La principal crítica a
esa hegemonía espacial es que, como muchos otros espacios brasileños, el río
São Francisco se sigue pensado como si fuera disponible, “desperdiciado” por
sus ritmos naturales. Las intervenciones no consideran que ahí viven grupos
indígenas y comunidades quilombolas,7
pescadores y agricultores tradicionales (Coelho, 2005; Said, 2009, p. 26). Tal
vez por causa de dicha hegemonía, oficialmente, la vulgar “transposición” sea
alzada a la categoría de una “integración”.
De acuerdo con
una amplia bibliografía sobre el tema, la idea de transposición no es nueva.
Viene, al menos, de las expediciones de ingenieros enviados por el imperio
brasileño para conocimiento del río, cuando también las sequías del Norte de
entonces empezaban a configurarse como problema político para una región que,
posteriormente, iba a tener contornos geográficos más precisos como Nordeste
(Albuquerque Jr., 2006). En la década de 1930 se había propuesto transponer,
incluso, aguas del río Tocantins para el río São Francisco, para complementar
su volumen de agua y desviarlo a los ríos nordestinos, en un gran trazado de
ingeniería que iba a hacer correr el agua por miles de kilómetros.
A lo largo del
siglo xx, el énfasis en la construcción de presas
monumentales para generación de energía eléctrica8
hubiera inviabilizado pensar en transponer el río São Francisco, incluso porque
en muchos lados del Nordeste brasileño, instituciones del Estado nacional como
el Departamento Nacional de Obras en Contra de las Sequías (dnocs) y la Superintendencia para el Desarrollo
del Nordeste (Sudene),
actuaban en la región en el paradigma de combate a las sequías o a través de
políticas que mantenían las relaciones de poder de las elites tradicionales, lo
que al fin se ha mostrado como inocuo para el cambio de los espacios y de las
condiciones de vida de los agentes sociales.
En los años
1980, después de la conclusión de los principales ciclos de presas, el proyecto
de la transposición surgió otra vez, marcado tanto por un aspecto técnico como
por el principio de la constatación social de la falencia de las obras en
contra de las sequías. Pero solamente a fines de los años 1990, el llamado lobby de la transposición del São Francisco surge como
fuerza política, por la conjunción de intereses del gobierno, de empresas
privadas, políticos y propietarios de tierras locales. El mismo libro de Airson Lócio, sobre el que hemos discutido,
traía un Plan de Desarrollo Sustentable de la Cuenca del río São Francisco y de
la Zona Semiárida Nordestina, que iba a ser implantado por la Codevasf. En este Plan está
mencionada la transposición, con el posible desvío de aguas de la cuenca del
río Tocantins, pero eso parecía una obra demasiado larga para la Codevasf por sus costos e
impactos socioambientales y, por ende, este Plan fue
rechazado en aquel momento. Después de la compleja negociación en los
bastidores de la política, de la prensa y de las empresas de consultoría y de
ingeniería, la transposición vuelve como proyecto del Ministerio de la
Integración Nacional, durante el primer gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva,
divulgada como solución definitiva para el problema de las sequías en los
estados del Nordeste septentrional (Ceará, Paraíba y Rio Grande do Norte) (Ab’Saber, 2006; Suassuna, 2010).
Por su amplia
dimensión espacial, por representar una gran inversión pública y tener grandes
impactos sobre el territorio brasileño, uno de los pasos siguientes a la
divulgación del proyecto fue la realización de estudios especializados sobre el
río y su valle en las distintas áreas (hidrología, biología, arqueología,
paleontología). Dichos estudios han involucrado a diversas universidades
regionales y han destinado a la producción del conocimiento usos sociales
específicos.
Por ese motivo,
para discutir sobre esa transformación particular del paisaje del São
Francisco, tomamos discursos y especialmente imágenes creadas y usadas para fines
científicos, especialmente fotografías de los espacios en donde los canales de
desvío de agua son ubicados, en el interior de Pernambuco. La noción misma de
que es posible hacer ciencia con las imágenes fue una idea importante para los
modernismos, en el campo del arte y de la creación de nuevas formas de
conocimiento, dicha noción se ha basado en cómo se decide representar la
realidad y a partir de cuáles protocolos (Mauad y Lopes, 2014; Tagg, 2005). En
nuestro caso, el uso del género fotográfico del paisaje para visualizar los
cambios del río parte de una concepción no solamente ilustrativa sino
documental, ante un cambio en la naturaleza que luego la iba a volver
radicalmente distinta, lo que tiene que ver con el campo del saber en lo que
nos referimos.
Estamos hablando
del libro Flora das caatingas do
rio São Francisco, organizado por el biólogo y maestro José Alves de Siqueira Filho (2012),
especializado en la vegetación nativa de las zonas semiáridas brasileñas, una
vegetación seca, llamada por los indígenas de selva blanca como “caatinga”, en lengua tupi. Este libro es la colección de
textos más actuales, en el campo de las ciencias de la naturaleza,
específicamente la biología de la conservación, sobre el impacto ambiental del
cambio del curso de una parte de aquellas aguas fluviales.
Nacido en el
seno de la investigación académica filiada institucionalmente al mismo pisf y a la Universidad
Federal del Valle del São Francisco (Univasf),
el libro trae –a través de imágenes manuales tales como ilustraciones de los
periodos colonial e imperial, y de imágenes técnicas tales como fotografías del
tiempo presente– una perspectiva científica sobre el impacto de la
transposición sobre todo para la flora y su manejo por los grupos sociales de
las zonas de caatinga. Pero además los textos
permiten reflexionar también sobre la manutención de dichos grupos sociales en
su relación con el río y la vegetación.
Dos de los
textos, de la autoría de los biólogos José Alves y Renato Garcia,
son los que más dialogan con nuestra discusión por acercarse a cuestiones
políticas y sociales relacionadas a la producción de los paisajes.
Especialmente el texto de apertura, escrito por el organizador, además de hacer
un importante balance bibliográfico sobre el tema de la transposición, promueve
una crítica de determinadas prácticas económicas, como la agricultura irrigada
–que sustituye brutalmente la flora original, utiliza agrotóxicos
y es inestable frente al mercado y al clima, habiendo resultado en la falencia
de empresas que recibieron inversión pública–, la disminución de la navegación
y de la pesca, afectadas por la construcción de grandes presas desde los años
1950, y la falta de una revitalización más efectiva del río y de la
conservación de las selvas ciliares.
La crítica
sorprende por su lugar de discurso y por el tono algo apasionado del autor:
antes de informar los datos científicos que caracterizan el lenguaje técnico,
el título y el principio del texto hacen un pronóstico sobre el futuro del río.
O sea, percibimos lo que se ha dicho sobre los intereses sociales que hacen
parte de la producción del conocimiento científico y de sus enunciados (Stengers, 2002). Dicho enunciado habla en contra de lo que
podría permitir su lugar socioinstitucional: el apoyo
del Ministerio de la Integración Nacional, responsable de la investigación y
del pisf, y por divulgar
para la sociedad que la actual intervención sobre el río puede ser viable.
El texto de José
Alves dice, en primera persona:
Ao que parece, todo saber disponível ainda é insuficiente para estancar a sangria
das águas do Rio São Francisco, assim
como a erosão biológica e genética de organismos
únicos em todo o planeta.
[...]. Em nenhum lugar da terra há espécies como aqui. Contudo, estou convencido da extinção inexorável do Rio São Francisco. Eu gostaria
de apreciar e documentar com maior
precisão a biodiversidade desse pedaço do Brasil, mas não tive esse
privilégio.
A minha geração falhou na documentação do inventário da diversidade biológico e na conservação
dos ecossistemas naturais. Agora restam-nos a restauração e a revitalização, mais dispendiosas, e a consciência
de [que] resgatar a condição
original é uma impossibilidade
(Siqueira Filho, 2012, p.
28).9
Frente a la
lucha de los movimientos sociales y a la sospecha de otros sectores de la
sociedad brasileña sobre la posibilidad de manutención de la vida del río y de
otras actividades relacionadas con él, como la electrificación, el pronóstico
de la “extinción inexorable” es un tanto incómodo, al poner el saber científico
en una posición delicada ante los poderes de la política. El tono trágico del
texto de José Alves termina convocando a que los investigadores de diferentes
áreas del conocimiento se movilicen en una tarea interdisciplinar de
construcción de relaciones sustentables con la flora, la tierra y el río.
El capítulo
llamado “Paisajes del sertão septentrional”, de
Renato Garcia Rodrigues,
empieza con un concepto de paisaje sacado de la obra del geógrafo brasileño Aziz Ab’Saber, de acuerdo con
quien, “los paisajes son la herencia de procesos fisiográficos y biológicos,
patrimonio colectivo de pueblos que históricamente les han heredado como
territorio de actuación de sus comunidades” (Ab’Saber,
2006; Rodrigues, 2012, p. 112), formado “como un
sistema ecológico, histórico y, por qué no decirlo, estético”. Tratando de
captar esa dimensión del paisaje como “herencia”, el texto tiene el propósito
de “registrar los paisajes del sertão septentrional
de Brasil”, usando la fotografía como imagen documental que pueda servir para
ver los momentos de la construcción de los dos ejes de la transposición, el
Norte y el Este, que empiezan su tramo respectivamente cerca de los municipios
de Cabrobó y Floresta, en Pernambuco (véanse imágenes
2 y 3).
Fotografía de
Renato Garcia Rodrigues
publicada en Siqueira Filho
(2012).
Imagen 2: Canal
del eje Este en construcción, cerca del Reservatorio de Itaparica,
en el río São Francisco.
Fotografía de
Renato Garcia Rodrigues
publicada en Siqueira Filho
(org.) (2012).
Imagen 3: Canal
del eje Norte en construcción, cerca de la isla de Assunção,
en el río São Francisco.
Quizá podamos
acrecentar aquí que el componente estético indicado por Renato Garcia, y que tiene que ver la
dimensión visual discutida por Georg Simmel, no
estaría ya listo en los paisajes, sino es producto de la mirada del biólogo,
para cuya constitución la imagen fotográfica es parte fundamental. El paisaje
natural como instancia estética y una noción parecida como la de región natural
son idealizaciones románticas que ignoran la presencia de las camadas de
cultura, del arte, de los conocimientos científicos, así como de las diversas
intervenciones sociales sobre la naturaleza, aunque discretas, pero que
componen el espacio como objeto y configuración (Bourdieu, 1989; Chevrier, 2006; Schama, 1996). Es
decir, que el esfuerzo del biólogo por entrecruzar el levantamiento
bibliográfico del trabajo de los geógrafos con el trabajo de un viajero en el
campo configura otra memoria sobre este espacio, en la inminencia de su cambio.
El autor mismo dice que pretende combatir la llamada “falta de memoria”, relacionada
a la pérdida de los paisajes.
La mirada de
Renato García resulta de un trabajo casi cartográfico al recorrer cerros, islas
y márgenes del río ya cambiados por los canales de los ejes Norte y Este de la
transposición. Es una forma de representar espacios en movimiento desde arriba,
como un gran panorama, como suele pasar en la arquitectura o en las grandes
obras de ingeniería, que deben fascinar a aquel que ve por la dimensión. Pero
en la visión de estos espacios que estaban al borde del cambio la ausencia
inequívoca es la de los habitantes, de los agentes sociales, aunque la obra se
haga por trabajo humano. Los ojos miran a los vehículos, a los surcos y rayas,
donde va a pasar el agua del río allí cerca, en los planes más distantes, al
fondo de las imágenes. Por dicha ausencia, las imágenes no solamente
reactualizan la división incluso visual entre ciencias naturales y ciencias
humanas, pero igualmente llevan a creer que el impacto de las construcciones es
solamente ambiental y no social, por el supuesto vacío poblacional de esas
zonas.
A la izquierda
de la imagen 3, por ejemplo, se ve la isla de Assunção,
una importante comunidad indígena, de la etnia Truká,
de las muchas comunidades afectadas por las nuevas dinámicas fluviales
provocadas por la transposición, tales como el riesgo de disminución de la
pesca y del acceso al agua. Aunque se acerque a una idea de objetividad y
registro, la mirada documental del biólogo no alcanza ciertas cuestiones
sociales puestas por el cambio de paisaje.
La imagen-denuncia
Un tercer grupo
de enunciados, con lo que concluimos nuestra problematización de la producción
de los paisajes, son los textos y sobre todo las imágenes del proyecto de
documentación del fotógrafo João Zinclar, muerto en
enero de 2013. Aunque largamente expuesta y relativamente extensa, la obra de Zinclar tuvo una publicación y circulación relativamente
restringida, en su amplia trayectoria de viajero y en diálogo con los
movimientos sociales campesinos. Sus proyectos fotográficos se inscriben en la
disputa por la configuración y visualización de los espacios, como territorios
habitados y transformados por quienes trabajan y luchan especialmente en las
zonas rurales brasileñas. Después de grandes nombres en la fotografía brasileña
preocupada en cuestiones sociales –como lo del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, reconocido internacionalmente por los
trabajos de gran calidad técnica, envergadura temática e impacto político– , João Zinclar tal vez haya sido
uno de los fotógrafos brasileños contemporáneos más sensibles a una estética
política en la fotografía documental.
El libro Documentário sobre o rio São Francisco, de la autoría de Zinclar y del periodista Flademir
Sant’Anna, quien escribió el texto, fue publicado en
2005 y, de acuerdo con su introducción, es “parte de un proyecto que tiene el
objetivo de registrar en todo el recorrido del río la diversidad del
ecosistema, los problemas ambientales, los conflictos relacionados con el uso
de los recursos hídricos, las características culturales, la diversidad humana
y el cotidiano de la población ribereña” (Zinclar y Sant’Anna, 2005 [traducción mía]). Una de las motivaciones
para el trabajo de documentación pudo haber sido la divulgación de que iban a
empezar las obras de construcción del pisf
en el primer gobierno del presidente Lula.
El libro es una
presentación del proyecto para patrocinadores, con la advertencia de que
después de concluido el trabajo las imágenes se enviarían a ellos mismos y
estarían disponibles para asociaciones populares y organizaciones no
gubernamentales que luchan por la defensa del río.10 Por
ende los viajes incluían visitas a dichas asociaciones, a sindicatos, a las
oficinas de la Comisión Pastoral de la Tierra (cpt) de la Iglesia católica, y se hicieron
entrevistas con sujetos de muchos grupos sociales, como los indígenas Trukás, los miembros del Comité de la Cuenca Hidrográfica
del Río São Francisco (cbhsf),
pescadores, barqueros, motoristas y trabajadores rurales sin tierra.
El texto de Sant’Anna denota preocupación por el futuro del río en sus
dimensiones naturales y especialmente sociales, a partir de la consideración de
que son los múltiples usos del río lo que lo ha reconfigurado históricamente,
desde la navegación y la construcción de presas hasta la actual contaminación
de las aguas por la basura de las ciudades y por los agrotóxicos
de la agricultura. Mientras se puede percibir en el texto una postura política
para escuchar a los diversos sectores de la sociedad. Las imágenes, a su vez,
ayudan a conformar una mirada de denuncia en las posibilidades del retrato, que
en las fotos de Zinclar está estrechamente
relacionado con los paisajes (Grobet, 2006). De
hecho, si los géneros no parecen separados en esas fotografías es por causa de
los encuadres que o ubican a los sujetos en un medio geográfico (ribereño,
urbano, rural), o presentan espacios llenos de habitantes: niños jugando o
trabajando, hombres y mujeres en embarcaciones o en la pesca. Los retratos
dejan la centralidad del rostro humano y muestran pies o manos en el trabajo,
hombre y tierra involucrados (véase imagen 4).
Fotografía de
João Zinclar. En Zinclar, Sant’Anna (2005).
Imagen 4:
Contaminación en la cuenca del río São Francisco. Mortandad de peces en lago
entre Petrolina y Lagoa
Grande (Pernambuco).
La cuestión
actual de la contaminación por basura o agrotóxicos
es mostrada en los paisajes contemporáneos que rompen con la tradición
naturalista o romántica que, hasta la fecha, ha solido construir imágenes de
espacios del interior de Brasil como si estuvieran apartadas de los cambios
tecnológicos, del crecimiento urbano, de problemas sociales (véase imagen 5).
Fotografía de
João Zinclar. En Zinclar, Sant’Anna (2005).
Imagen 5: Basura
tirada al río São Francisco-Petrolina (Pernambuco).
Es una mirada
catastrófica, posdesarrollista: el progreso ha
destruido la naturaleza, ha matado a los peces e impuesto duras condiciones de
vida y trabajo a los grupos sociales, sobre todo a los más pobres, y ese es el
motivo por lo que el río y tales grupos resisten durante siglos las
intervenciones. Así, conocer al río, navegar por sus aguas, enterarse de sus
mitologías parece ser, para Sant’Anna y Zinclar, un camino para que la sociedad brasileña pueda
recuperar la “experiencia placentera e inusitada”, el encanto natural del São
Francisco. La apuesta es que las imágenes fotográficas tengan fuerza para
reconstruir este encanto, aunque hagan la denuncia.
En este texto
tratamos de discutir cuestiones contemporáneas relacionadas a la configuración
social del río São Francisco. Analizamos imágenes y textos que componen
distintas miradas, como la de la memoria, del saber científico y de la
fotografía de denuncia social, pues en nuestra comprensión, es tarea del
historiador proponer la lectura crítica de estos tipos de enunciados verbales y
visuales para la sociedad en su tiempo, especialmente en los impases políticos
e identitarios sufridos con la fragmentación de las
ideologías nacionalistas, como la de integración nacional, desde finales del
siglo pasado en el difícil proceso de reconstrucción democrática brasileña.
Considerando que
este río sufrió grandes transformaciones predominantemente en los dos periodos
dictatoriales de la historia política brasileña, en el siglo xx –la dictadura del Estado Nuevo, en los años 1930 y
1940, y la dictadura militar, de 1964 hasta 1985–, nuestro objetivo fue poner
en evidencia algunos de los desafíos que la sociedad democrática tiene que
enfrentarse en sus políticas territoriales o mismo en su pensamiento espacial y
sus formas de representación. En nuestra lectura crítica, la escritura de la
Historia contemporánea debe construir una legibilidad posible para los eventos,
que puedan hacer un cuestionamiento de las elecciones y opciones políticas del
tiempo presente y problematizar el rumbo de sus direccionamientos, asumiendo el
riesgo de tornar inactual para una sociedad que busca, al revés, estar
actualizada con su propio tiempo, y a veces olvida las variables sociales que
tiene en su alrededor (Agamben, 2009, pp. 55-73).
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1 El concepto de sertão elaborado por la lengua portuguesa remitía,
inicialmente, a espacios dichos como vacíos, de grandes dimensiones y poco
conocidos. Después, ha pasado a definir territorios sin límites fijos, todavía
por conquistar y traer al dominio político. En la historia de Brasil el
concepto de sertão surgió
con la colonización, y fue muchas veces redimensionado, de acuerdo con el
momento y con el lugar de observación de quien enunciaba, así que los espacios
considerados como sertão
siempre cambiaron. Desde fines del siglo xix hasta
la primera mitad del siglo xx, el concepto
reapareció con énfasis en la obra de diferentes intelectuales (Euclides da Cunha, Capistrano de Abreu, Djacir de Menezes) y en la
producción cultural (la literatura romántica, la literatura regionalista, la
música, el cine), como categoría fundamental de entendimiento del Brasil como
nación y para la definición de sus regiones (Amado, 1995; Moraes,
2003).
2 Este libro ha ganado el “Premio Jabuti” en la categoría de Ciencias Naturales. Dicho Premio
es un gran reconocimiento en el mercado editorial brasileño.
3 “De una región seca, pobre y sin
perspectiva, Petrolina/Juazeiro
se ha vuelto en un verdadero Eldorado, nacido del trabajo de codevasf, lo que ha empezado
por irrigación y complementado por una serie de otras actividades que
contemplan aspectos sociales, técnicos y de desarrollo de recursos humanos, y
hoy tiene grande amplitud y éxito reconocido”. [Todas las traducciones son
mías].
4 Para el desarrollo de la cuenca del río
São Francisco, también se ha creado en los años 1940 una institución
responsable por la electrificación, la Companhia Hidrelétrica do São Francisco (chesf), y más recientemente una institución
académica, la Universidade Federal do Vale do São
Francisco (Univasf).
5 “La Codevasf, órgano público responsable de las
acciones del gobierno en el valle de São Francisco, no hace irrigación, sino
pone a disposición las infraestructuras que hacen viables su práctica. No es función de la Codevasf promover la
reforma agraria, sino reubicar a los trabajadores desplazados de las tierras
adquiridas para implantación de los perímetros irrigados.”
6 “La ocupación del área [del Proyecto de
Irrigación Maria Teresa] se hizo más rápido que el normal, debido a los pedidos
de los pequeños irrigadores ansiosos por empezar el proceso productivo, y sobre
todo por la amenaza de invasión por el Movimiento de los Trabajadores Rurales
Sin Tierra.” El llamado mst
es el más grande movimiento campesino brasileño, creado a finales de la
dictadura militar por distintos grupos que luchaban por la reforma agraria.
7 Quilombolas son las comunidades tradicionales
formadas por procesos de ocupación heredados de los antiguos quilombos, es
decir, las comunidades rurales de esclavos y sus descendientes huidos de las
ciudades y haciendas. Su lucha política hizo que hoy la sociedad brasileña las
reconozca como comunidades tradicionales, con derecho a la propiedad de la
tierra y a políticas públicas como educación y salud.
8 Son las presas de Paulo Alfonso, Sobradinho, Itaparica, Xingó y Trés Marías.
9 “Parece que todo el saber disponible
todavía es insuficiente para hacer cesar la sangría de aguas del río São
Francisco, así como la erosión biológica y genética de organismos únicos en
todo el planeta.
[…]. En ningún lugar de la tierra hay
especies como aquí. A pesar de ello, estoy convencido de la extinción
inexorable del río São Francisco. Me gustaría apreciar y documentar con más
grande precisión la biodiversidad de este pedazo de Brasil, pero no tuve este
privilegio. Mi generación ha fallado en la documentación del inventario
biológico y en la conservación de los ecosistemas naturales. Ahora nos toca la
restauración y la revitalización, más dispendiosas, y la conciencia de [que]
rescatar la condición original es una imposibilidad” (Siqueira
Filho, 2012, p. 28).
10 El proyecto concluido fue publicado por Zinclar en forma de libro con el título O rio São Francisco e as águas no sertão, publicado en 2010. Por la cantidad de textos
e imágenes producidas, dicho libro merece un análisis particular.