La distribución de la tierra y el crecimiento económico de la campaña de
Buenos Aires. Un estudio de la región oeste, 1839-1867
Land Distribution and the Economic Growth
of the Buenos Aires Campaign.
A Study of the Western Region, 1839-1867
María Fernanda Barcos*
Universidad Nacional de La Plata-Conicet,
Argentina
Resumen: En Buenos Aires, el periodo que transcurrió entre 1839 y 1869 se
caracterizó por un crecimiento económico casi constante. Dicho proceso generó
una creciente desigualdad en la distribución de la riqueza (fundamentalmente de
la tierra) pero produjo una importante movilidad social, sobre todo entre 1839
y 1855. La región oeste presenta particularidades bien marcadas en el proceso
señalado que aún no han sido estudiadas en detalle. A partir del análisis
conjunto del impuesto de la contribución directa y los expedientes de tierras,
se estudian las causas del movimiento diferencial que se operó allí. Se
analizan los partidos de Chivilcoy, Mercedes y
Suipacha (partido de la Guardia de Luján hasta 1845) porque sintetizan muy bien
los cambios operados en la región de estudio.
Palabras
clave: Buenos Aires; crecimiento económico; distribución de la
riqueza; tierras; Mercedes; Chivilcoy; movilidad
social.
Abstract: In Buenos Aires, the period between 1839 and 1869 was characterized by almost constant economic growth.
Although this process created growing inequality in the distribution of wealth
(mainly of land) it also led to significant social
mobility, particularly between 1839 and 1855. The west region has distinct
particularities in the process that have yet to be studied
in detail. A joint analysis of the direct contribution tax and land records was used to study the causes of the distinct movement that
took place there. The parties of Chivilcoy, Mercedes
and Suipacha (formerly the Luján’s
Guard party until 1845) are analyzed because they
provide a detailed summary of the changes that took place in the region under
study.
Key words: Buenos Aires; economic growth; wealth distribution; land; Mercedes; Chivilcoy; social
mobility.
Fecha de recepción: 26 de septiembre de 2014 Fecha de aceptación: 30 de abril de 2015
Introducción
En Buenos Aires, el periodo que transcurrió entre 1839 y
1869 se caracterizó por un crecimiento económico casi constante a pesar de las
alteraciones políticas. Durante ese lapso aconteció el segundo gobierno de Juan
Manuel de Rosas (1835-1852). Inmediatamente después de la caída de esa
administración, se inició un periodo de profunda inestabilidad en el que se
produjeron fuertes enfrentamientos al interior de la alianza antirrosista (1852-1854). En 1854 Buenos Aires se
transformó en Estado, dictó una Constitución y se mantuvo separada de la
Confederación Argentina hasta 1862. A partir de esta fecha comenzó el
denominado periodo de Organización Nacional inaugurado con la presidencia de
Bartolomé Mitre (1862-1868) y continuado por la de Domingo F. Sarmiento
(1868-1874).
Los vaivenes políticos que se
sucedieron durante este lapso impactaron en la estructura económica y social,
provocaron modificaciones institucionales y generaron una dinámica específica
en la relación con los indígenas por la puja en torno a la expansión de la
frontera. Respecto de esto último, durante el periodo rosista,
las relaciones interétnicas incluyeron la guerra pero
también el “negocio pacífico”, cuestión que permitió expandir la superficie
bajo control hacia el centro y sur de la provincia. Luego de la caída de Rosas
y con el posterior enfrentamiento entre la Confederación Argentina y el Estado
de Buenos Aires, se abrió un ciclo de conflictividad interétnica que recién
culminó parcialmente con una serie de negociaciones y tratados en los que se
fijaron las condiciones para pacificar nuevamente la frontera, la cual se había
retrotraído fuertemente.1
Con la unificación nacional a
partir de 1862 y hasta la denominada “Conquista del Desierto” iniciada en 1879,
la política indígena incluyó la oferta de tratados de paz a una gran cantidad
de caciques (con entrega de raciones y sueldos a ciertos grupos y favoreciendo
la instalación de otros como “indios amigos”) sobre todo en el oeste y sur de
la provincia. Paralelamente se generó una dinámica fluctuante de ruptura de
relaciones y recomposición de tratados con otros grupos que estaban más afectados
por los avances fronterizos que se dieron entre 1864 y 1876 (Jong, 2007; Lanteri y Pedrotta, 2009, pp. 101-129; Ratto,
2012, pp. 357-380).
Durante todos estos años se
generó una creciente desigualdad en la distribución de la riqueza
pero también se produjo una importante movilidad social. Con riqueza nos
referimos fundamentalmente a la tierra rural y/o ejidal
aunque también construcciones –estancias, quintas, chacras y solares– puesto
que estas estaban incluidas en el ramo “otros bienes”. Existen ya varios
trabajos que han demostrado la movilidad ascendente de los pequeños y medianos
propietarios durante el periodo rosista pero menos se
conoce respecto del periodo inmediatamente posterior y anterior a la denominada
“Argentina Moderna”.2
Actualmente se ha avanzado en la temática con una mirada tanto general como
particular y, en esta línea, nos interesó incorporar más regiones al debate.
Escogimos la región oeste de la
provincia de Buenos Aires porque presenta particularidades que invitan a
profundizar el análisis desde lo local. Allí se practicaba tradicionalmente
tanto la ganadería (vacuna y ovina) como la agricultura cerealera
y se ubicaban varios establecimientos dedicados a la lechería. A partir de la
década de los cincuenta la región experimentará el boom
del lanar pero también contará con partidos como Chivilcoy que tendrán un fuerte crecimiento agrícola. Para
el periodo considerado constituía una región relativamente protegida donde la
modalidad de entrega de tierras incluyó mercedes reales, moderada composición
y, sobre todo, enfiteusis. Esto devino un incipiente mercado de tierras
producto de las transferencias –privadas y de derechos– entre particulares y de
las compraventas.
Los precios del factor tuvieron
un periodo de alza hasta 1828 y luego comenzaron a decaer hasta finales de la
década de 1830 cuando se inició una nueva tendencia alcista –interrumpida unos
años a inicios de los cincuenta– que culminó a mediados de los sesenta, momento
cercano al cierre de nuestro trabajo. La expansión ganadera de mediados de la
década de 1810 fue la responsable de la rápida valorización de la tierra. Dicho
movimiento se interrumpió con el emisionismo que desencadenó el bloqueo brasileño
al puerto de Buenos Aires a partir de 1826, cuestión que se repetiría en 1838 y
1840 con el bloqueo francés. Así, la emisión de pesos papel junto con la
interrupción del comercio parecen haber provocado una baja de precios. Recién a
partir de 1840 se produjo un claro crecimiento de las exportaciones que parece
reflejarse en los precios. Unos años antes, en 1836 y luego en 1838, Rosas
había puesto en venta las tierras otorgadas en enfiteusis, cuestión que también
influyó en la baja de los precios. Ya a partir de la década de 1850 se observa
claramente el movimiento de valorización de la tierra, sobre todo durante los
años posteriores a la caída de Rosas puesto que en la década de 1860 el
incremento se moderó. La expansión de la ganadería ovina, y con ella la
economía agroexportadora en conjunto, fueron las causantes principales del
incremento de los precios, sumado al cierre de la frontera y las migraciones
que incrementaron la demanda de tierras (Banzato,
Barcos y D’Agostino, 2013, pp. 19-64; Garavaglia, 2004; Gelman y Santilli, 2015, pp. 153-186; Sabato,
1989).
Trabajaremos con dos partidos del
oeste de la provincia de Buenos Aires, Mercedes (que incluyó el partido de
Suipacha durante la mayor parte del periodo) y Chivilcoy,
ambos de gran dinamismo. A inicios del periodo estudiado constituían una amplia
región denominada Guardia de Luján, donde habitaban fundamentalmente pequeños y
medianos labradores y algunos estancieros importantes. La población de la zona
venía creciendo desde las primeras tres décadas del siglo xix, cuestión que devino en la primera división
jurisdiccional. En 1845 la porción más fronteriza –lindante con el río Salado–
se separó de la Guardia de Luján y formó el partido de Chivilcoy.
En 1854, la vieja Guardia fue rebautizada con el nombre de Villa Mercedes y en
1854 se generó la segunda división a raíz de la escisión de Suipacha por medio
de la ley del 24 de octubre de 1864.
Si bien la actividad que se
practicaba tradicionalmente en dichos partidos era mixta, desde la década de
los cincuenta, y con más énfasis durante los años sesenta, las economías de
cada zona tendieron a concentrarse en algunos sectores más que en otros.
Mercedes se convirtió en el corazón lanero y comercial del oeste, con una
fuerte impronta de población europea que constituía 24.7% del total en 1869; Chivilcoy, con otra cronología de ocupación y con menos
población extranjera en el mismo año (18.4%), consolidaba su especialización
agrícola (Djenderedjian, 2008).
La fuente principal utilizada
para este trabajo es el impuesto de la contribución directa complementado, a su
vez, con duplicados de mensura, expedientes de trámite de escrituración de
tierras, padrones demográficos, cedulas censales y recopilaciones de leyes. La
contribución directa es una fuente impositiva que ha sido y sigue siendo
ampliamente abordada por la historiografía debido a que brinda una serie de
datos que contribuyen a explicaciones cada vez más completas sobre el
crecimiento económico y la distribución de la riqueza. Para analizar el periodo
se utilizaron los registros de 1839, 1855 y 1867 tanto por su calidad como
también por la cercanía a los recuentos de población disponibles: 1838, 1855 y
1869. Además, existen trabajos previos que realizan este recorte y toman toda
la provincia de Buenos Aires, esto nos permite dialogar con la mirada
provincial y regional. Para el periodo 1839-1855 usamos también los datos de la
contribución directa de 1845 y 1850, estos adolecen de varios problemas y por
eso fueron materia de recaudo.3
No obstante, esta ofrece información nominal muy rica que puede ser cotejada
con la correspondiente a los mismos individuos en los registros anteriores y
con otra documentación que permite reflejar mejor la evolución microeconómica
en esos años.
La contribución directa
Las contribuciones directas
fueron implementadas en varias regiones de América Latina durante el siglo xix para contrarrestar la dependencia creciente sobre
los impuestos al comercio internacional, no obstante
tuvieron una participación muy reducida en el total de ingresos públicos de
cada país. Esto se debió fundamentalmente a la incapacidad estatal de controlar
la recaudación debido a la guerra, la movilidad de la población, la ausencia de
catastros actualizados, las deudas públicas con los contribuyentes, las
declaraciones espontáneas, la depreciación de la moneda y otros (Jauregui, 2006; Santilli, 2010).
En Buenos Aires el impuesto se
creó por ley del 17 de diciembre de 1821 durante la administración de Martín
Rodríguez; su propósito fue gravar los capitales para aumentar el ingreso
fiscal procurando no depender por entero de las rentas aduaneras. La carga
imponía contribuciones anuales sobre el capital en giro, las fábricas, las
haciendas, las labranzas y “otros” rubros –fundamentalmente tierra–. Fueron
exceptuados de pagar el impuesto los individuos casados con capitales menores a
$m/c 2 000 ($ moneda constante) y los solteros con capitales menores a $m/c 1
000. La modalidad de valuación consistía en la declaración del contribuyente
que, en caso de duda, era corroborada por un perito. En caso de ocultamiento se
estipulaba una multa. La modalidad de cobro fue trimestral y en moneda
corriente. En términos generales, la declaración espontanea
y la devaluación del papel moneda condicionó los resultados del impuesto que
terminó teniendo muy poco éxito en materia de recaudación.4
A fines de 1838 Buenos Aires se
encontraba en una crisis financiera producto del bloqueo francés y debido a
ello los esfuerzos por mejorar la recaudación crecieron. Producto de ello, el
12 de abril de 1839 se dictó la nueva ley de contribución directa que se
proponía una recaudación más eficaz. Así se suprimieron las exenciones a los
más pobres y se incluyeron las tierras dadas en enfiteusis. Por otra parte, la
responsabilidad de recaudar quedó bajo la tutela de los jueces de paz y los
alcaldes suprimiéndose la declaración espontánea. Si bien los ajustes no
evitaron el fraude, este disminuyó considerablemente. En 1841, luego de la
coyuntura más álgida que atravesó el rosismo, se
decretó la exención del pago de la contribución directa para los individuos que
se mantuvieron adeptos al sistema y para los que integraban el ejército de
línea y milicia (Estévez, 1960; Gelman y Santilli, 2006; Santilli, 2010).
Con la caída de Rosas, el 19 de
octubre de 1852 se decretó dejar sin efecto las excepciones al pago de la
contribución directa de 1841 y a partir del año siguiente se modificó el
impuesto que comenzaría a gravar sólo la propiedad inmueble. Finalmente, el 27
de octubre de 1855 se promulgó la nueva ley de contribución directa. Según sus
términos, las fincas y propiedades particulares pagarían anualmente 2% de su
valor, eximiéndose las que no excedieran los 20 000$ m/c. Estas últimas tenían
que estar habitadas por sus dueños y estos no podían tener capital ni generar
renta alguna. Los capitales se regulaban en los juzgados de paz por intermedio
de una “comisión reguladora de los capitales” integrada por el juez de paz y
dos propietarios nombrados por el gobierno. Los contribuyentes tenían un plazo
de 30 días para pagar aunque podían reclamar sus
regulaciones. En caso de no cumplir, se les pautaba 20% de aumento.5
Sumado a los cambios señalados en
esta ley, a partir de 1856 se observa un cambio notable en la tendencia de las
recaudaciones por contribución directa, la estabilidad de la moneda redujo las
ventajas que, producto de la inflación, tenían los contribuyentes y esto
desestimuló la evasión. A partir de mediados de 1850 la recaudación aumentó y
los contribuyentes que pagaron en término aumentaron (Irigoin,
2006, p. 60). Aun así sobrevivían problemas, sobre
todo respecto de las tasaciones puesto que el juez de paz era vecino de los
contribuyentes y esto limitaba fuertemente su margen de maniobra. El gobierno
lo sabía e intentó modificar el sistema en varias oportunidades, al igual que
aumentar el porcentaje deducido sobre el valor de las propiedades, sin embargo la Sala de Representantes se negó. En la década de
los sesenta, la legislatura accedió finalmente a modificar algunas cuestiones,
en 1861 aumentó la tasa a 3% y en 1863 decretó un mecanismo nuevo para la
valuación y cobro de la contribución (Irigoin, 2006,
p. 63).
En los casos donde las
municipalidades funcionaban, la valuación se efectuaba allí y, además, se creó
el Registro Catastral de 1864 que permitió conocer y controlar mejor el número
y extensión de las propiedades. En este catastro se representaron por primera
vez los ejidos.
Marco general del periodo en estudio
Durante la primera mitad del
siglo xix las pequeñas y medianas explotaciones
familiares (con derechos de propiedad variados), que habían tenido un peso
predominante a fines de la etapa colonial, prevalecieron en varios lugares de
la campaña a pesar de la extensión de la gran propiedad rural.6
Simultáneamente, y a medida que se expandía la frontera sobre las sociedades
nativas, se producía el crecimiento de un sector de grandes propietarios
vinculados a la actividad ganadera. Dicho sector accedió a la tierra mediante
diferentes sistemas legales que incluyeron donaciones condicionadas e
incondicionadas, enfiteusis, premios, arrendamiento y ventas.7 Y
concentró también ganado que, hasta mediados del siglo xix,
constituía la inversión más importante de una estancia tipo (Amaral, 1998).
Pero la concentración citada no se correspondió de igual modo con los ingresos
debido a la escasez de mano de obra dependiente y al fracaso de los sistemas
coercitivos de trabajo (Gelman y Santilli,
2013, p. 661). Por otra parte, la pervivencia de una “economía moral” imponía
ciertos límites a las bases del desarrollo capitalista (Fradkin,
1997, pp. 141-156). Por último, si bien la desigualdad en la distribución de la
riqueza fue muy importante, los mecanismos de la herencia y un temprano mercado
de tierras provocaron también parcelaciones progresivas y recambio poblacional
(Banzato, Barcos y D’Agostino,
2013, pp. 19-64).
Como adelantamos en la
introducción, el periodo 1839-1867 se caracterizó por un fuerte crecimiento
económico a pesar de los conflictos políticos. El motor de la expansión fueron
las exportaciones –primero vacunas (cuero y derivados) y luego ovinas (lana)–
que a partir de la segunda mitad del xix alcanzan
cifras inéditas (Rosal y Schmit 2004; Sabato, 1989). Dicha expansión se fue consolidando luego de
la unificación nacional aunque no estuvo exenta de
crisis coyunturales desde muy temprano (Cortés, 1989).
Junto a la expansión de la
economía citada, desde 1854 se había puesto en práctica un conjunto de
dispositivos de ordenamiento legal que incluyeron la privatización de la
tierra, la formación de catastros actualizados, la creación de las
municipalidades y las reformas impositivas que fueron destrabando ciertos
límites al desarrollo sostenido de la producción (Barsky
y Djenderdjian, 2003; Garavaglia
y Gautreau, 2011). Pero al mismo tiempo se producía
el retroceso de la frontera, primero por el enfrentamiento entre Buenos Aires y
la Confederación y la ruptura de varios acuerdos con los indígenas, luego por
la disminución de efectivos en las zonas más peligrosas al inicio de la guerra del
Paraguay (Ratto, 2006, pp. 13-33). La cuestión
fronteriza delimitó relativamente el espacio de crecimiento horizontal de esos
años y fue una de las causas que incidieron en el alza constante de los precios
de la tierra.8
Jorge Gelman
y Daniel Santilli (2006, 2011 y 2013) vienen
trabajando la temática del crecimiento económico y la distribución de la
riqueza a partir del estudio de la contribución directa. Un aspecto de esta
cuestión se relaciona de modo directo con el acceso y distribución de la
tierra. En sus investigaciones indican que el incremento de los valores de la
propiedad inmueble en moneda constante fue notable entre 1855 y 1867, el
incremento alcanzó una tasa anual de 13.1%, duplicando la tasa del intervalo
1839-1855 que fue de 6.5%. El número de propietarios se incrementó en todo el
periodo a un ritmo anual de 2.8%, crecimiento mucho más modesto que el capital.
En este sentido, los propietarios eran más pero eran,
sobre todo, cada vez más ricos. Paralelamente al proceso señalado, se
desarrolló una inequidad creciente porque el ritmo del acceso a la propiedad,
aun creciendo regularmente, fue menor al de la población (4.3%).
Entre el inicio y el final del
periodo analizado el índice general Gini subió en
toda la provincia, no tanto entre propietarios como en relación con las
unidades censales (uc),
cuestión que muestra una creciente desigualdad en el reparto de la tierra. El
incremento fue constante, aunque más pronunciado en el segundo periodo; si en
la primera etapa se incrementó en casi tres puntos, en la segunda lo hizo en
más de cinco (Gelman y Santilli,
2013, p. 671). En la región oeste, donde este índice fue siempre igual o
menor al del total provincial, durante el lapso estudiado también subió,
incluso más que en toda la provincia y tanto entre propietarios como entre uc.9
Si dividimos por subperiodos, observamos que en el
oeste el Gini entre propietarios también aumentó, más
en el segundo periodo que en el primero; sin embargo, la desigualdad general no
aumentó más que un punto.
En la región que conformaba la
Guardia de Luján, los datos generales muestran la misma tendencia que toda la
provincia de Buenos Aires. Entre 1839 y 1867 el Gini
entre propietarios y entre uc
subió cuatro y diez puntos respectivamente. Al igual que en el conjunto del
oeste, fue durante el primer subperiodo cuando se
generó el alza del Gini entre uc. Entre los propietarios el proceso fue inverso,
el Gini disminuyó en el primer periodo y aumentó
cinco puntos entre 1855 y 1867. Esto significa que entre 1839 y 1855 la
desigualdad general creció, pero la distribución de la riqueza entre
propietarios mejoró, mientras que en el segundo lapso la desigualdad general no
creció, pero la distribución de la riqueza entre los que algo tenían se hizo
menos equitativa.
El aumento de la desigualdad
general durante el primer subperiodo se relacionaría
con el proceso de crecimiento de la población de esos años. Pero en el lapso
siguiente la cuestión es más compleja, la Guardia de Luján ya conformaba tres
partidos que tuvieron un desarrollo diferente. Mercedes y Suipacha detuvieron
su crecimiento poblacional abruptamente mientras que Chivilcoy
creció a una tasa de 5.9% anual.
En cuanto a la evolución de la
desigualdad en la propiedad de la tierra, Gelman y Santilli (2006, 2013) demostraron que en el primer laspso 10% de los propietarios más ricos mantuvo
relativamente el mismo porcentaje de riqueza y se incrementó el peso de los
propietarios más humildes. Mientras que entre 1855 y 1867 se generó un proceso
de acumulación más destacado en los estratos superiores, sobre todo del 1% más
rico. Los mayores perjudicados fueron los escalones intermedios, más cerca de
los ricos que de los pobres. Veamos que sucedía en el partido de la Guardia de
Luján
Entre 1839 y 1855 no hubo muchos
cambios, la mayoría de los deciles se mantuvieron
iguales bajando un poco el porcentaje de los más ricos y subiendo el de los más
pobres. En el segundo lapso subió mucho el porcentaje de retención de riqueza
de los más ricos, los estratos intermedios bajaron y los pobres se mantuvieron.
Es decir, en términos generales la evolución es similar a lo que muestra la
bibliografía para toda la provincia.
El proceso general descrito, no
obstante, oculta variabilidades muy marcadas entre los partidos; tampoco
describe cómo se desarrolló esta evolución ni por qué, por eso en el siguiente
apartado analizaremos el tema haciendo hincapié en las diferencias e incorporando
el tema de la movilidad social.
Crecimiento económico y acceso
a la tierra en Mercedes y Chivilcoy
Como puntualizamos anteriormente,
el oeste tuvo, junto con el Sur II, las tasas de crecimiento poblacional más
importantes de Buenos Aires. Dicho crecimiento fue importantísimo entre 1838 y
1854 (6.3%) y disminuyó casi a la mitad entre 1854 y 1869 (3.9%). No obstante y
aun disminuyendo, se mantuvo en el promedio provincial.10
Durante la primera etapa la Guardia de Luján acompañó e incluso superó la
tendencia del oeste, luego fue adquiriendo otras particularidades: en Mercedes
y Suipacha la tasa de crecimiento poblacional apenas creció mientras que Chivilcoy superó ampliamente el crecimiento del oeste.
Durante el primer intervalo, la
diferencia entre las tasas de crecimiento de la población y los propietarios
fue muy importante mientras que en el segundo intervalo tanto Mercedes como Chivilcoy aumentaron su tasa anual de propietarios por
encima de la de población. Mercedes es un caso notable, con una población que
apenas creció, su tasa de propietarios se elevó mucho (6.5%). Esto implicó
también un aumento de la proporción de propietarios sobre el total de las uc que pasó de 16.9% a 23.7 por
ciento.11
¿Qué sucedió con los montos? Para
todo el periodo, estos crecieron a una tasa anual de 11.4%, bastante más que en
toda la provincia (9.3%). Entre 1839 y 1855 la Guardia de Luján aumentó sus
montos a 8.8% anual. Entre 1855 y 1867 Mercedes y Suipacha lo hicieron a 12.8%
anual y Chivilcoy a 24%. Los montos promedio entre
propietarios subieron de $f 2 412 a $f 5 207 en Mercedes y Suipacha y
de $f 927 a $f 4 844 en Chivilcoy. En este último
partido el crecimiento es impresionante. Como veremos en el apartado siguiente,
el alza del precio de la tierra es el principal dato que influyó en el aumento
de los montos. No obstante, no puede obviarse que ese crecimiento también tuvo
que ver con la adquisición de nuevas propiedades rurales y urbanas o la
clarificaron de derechos de actuales, cuestión que implicó el pago del
gravamen.
Primer intervalo, 1839-1855
A inicios de la década de 1830 ya
no había tierra pública de estancia disponible en Mercedes por fuera de algunos
sobrantes que recién se vendieron con la ley de 1857. Con el fraccionamiento y
venta de los terrenos otorgados a fines del siglo xviii
y principios del xix se generó un temprano mercado
de tierras privadas en la zona, a este volumen se sumó otro que había sido dado
en enfiteusis pero que pasó del usufructo a la propiedad entre 1836 y 1838,
momento en el cual el gobierno de Juan Manuel de Rosas autorizó a vender
1 500 leguas al interior del Salado.12
La mayoría de los enfiteutas compraron. A partir de 1840 no se registraron más
trámites con tierras públicas aunque continuaron las
negociaciones de derechos y con terrenos privados (Infesta y Valencia, 1987,
pp. 177-213). Exponemos estos datos porque permiten dar cuenta de que el
crecimiento fabuloso de la población de este periodo no se correspondió con una
oferta de tierras nuevas y la existente estaba ya en manos privadas casi en su
totalidad. Quienes querían acceder al factor debían esperar a heredar,
arrendar, fraccionar entre los miembros de su uc o comprar en el mercado de tierras privado o
de transferencias.
En cuanto a la tierra pública del
ejido, el poblamiento más importante se había realizado mediante donaciones
entre 1813-1838. Migrantes y antiguas familias del interior del exvirreinato se poblaron allí y generaron nuevas uc. En los años rosistas la comisión de solares del pueblo siguió donando
tierra, por tanto estas parcelas constituían aún una posibilidad para que los
pobladores se asentaran aunque las unidades otorgadas no superaban las siete
hectáreas (quintas) o 54 ha (chacras).13
Muchos de estos ejidatarios no figuran en los registros de la década de los
cuarenta e inicios de la de los cincuenta, debido a los decretos de exención,
pero los ejidatarios que no fueron exonerados y los extranjeros sí.14 Más allá
de esto, lo importante consiste en que el acceso a la propiedad en el ejido
permitió a los sectores más pobres acceder a la tierra y por eso prevalecen
numéricamente en los registros de contribución directa de la primera etapa.
Como se pudo demostrar a través
de los expedientes de tierras, duplicados de mensura y escrituras (Barcos,
2013), estos pequeñísimos propietarios eran muchos más de los que registra la
fuente impositiva. Si comparamos los registros de 1850 con los de 1855,
observamos un fuerte crecimiento en el número de propietarios que obedeció
tanto a la reactivación de la política de donaciones en el ejido de Mercedes
luego del Sitio a Buenos Aires como a la incorporación de los pobladores que
habían sido exonerados de pagar el impuesto.
En Suipacha el primer modo de
acceder a la tierra había sido la enfiteusis, muchas de estas extensiones se
volvieron a negociar posteriormente, cuestión que generó cierto movimiento de
titulares. Chivilcoy también se fue poblando de modo
más acelerado con la implementación de la enfiteusis y para la década de los
cuarenta se avanzó más decididamente sobre tierras nuevas. Por ejemplo, de los
89 propietarios de 1845 que sabemos que se ubicaban en esta zona por los duplicados
de mensura, más de 90% no estaba registrado en 1839. De esta manera es factible
plantear, sin dejar de observar el subregistro de los
años previos, que el crecimiento en el número de propietarios que llegó a
computarse en 1850 obedeció en 74% a Chivilcoy.15
Seguramente muchos de ellos eran miembros de antiguas familias, no obstante, en
este trabajo los tomamos como nuevos o como pobladores que recién accedían al
factor.
En suma, el crecimiento de la
población de esos años no vino acompañado de una oferta de tierra pública en
Mercedes. Cuando existió (como en los ejidos), eran superficies muy pequeñas y
sujetas a restricciones legales para escriturar. Estas cuestiones influyeron en
la tasa de crecimiento de los propietarios que, si bien ya era importante en el
partido y aumentó en el lapso 1850-1855 mediante mecanismos de herencia y de
mercado, lo hizo por debajo de la de población. Por eso y por la presencia de
tierras “libres” allende el río Salado, el proceso de incorporación de
propietarios fue mayor en Chivilcoy que en Mercedes,
sobre todo en el quinquenio 1845-1850 y posteriormente.
Luego de la caída de Rosas, casi
la mitad de los terrenos otorgados en enfiteusis en Chivilcoy
retornaron al Estado porque fracasaron las escrituraciones. Algunos perdieron
sus derechos por no pagar el canon y no haber comprado mientras que otros
presentaban una situación poco clara, sobre todo los embargados por Rosas y los
adquiridos con “boletos de sangre”.16
La situación de inestabilidad que generó la no rectificación de los títulos
sumada al poblamiento que sobre esas mismas tierras se había producido obligó
al Estado a suspender por ley la enajenación de tierra hasta tanto se
sancionase una ley general para este partido. En este contexto los labradores
de Chivilcoy peticionaron para hacer valer sus
derechos (Birabent, 1941).
Segundo intervalo, 1855-1867
El rasgo más notable del segundo
intervalo es que Mercedes y Suipacha con una tasa de crecimiento de la
población de 1.1% aumentaron su tasa de propietarios a 6.6% anual. En Chivilcoy crecieron tanto la población como los propietarios pero el rasgo más notable es el importantísimo
crecimiento de los montos en relación con los años anteriores.
En Mercedes y Suipacha la
cantidad de propietarios aumentó fundamentalmente por los nuevos individuos que
adquirieron casas y solares en el pueblo. En segundo lugar porque se
incorporaron los individuos que habían comprado terrenos ejidales (80% de las
parcelas se vendieron en 1864 y 1865) y los que habían podido escriturar
mediante la ley de clarificación de derechos de 1862.17
Algunos pocos de los nuevos propietarios adquirieron campos que estaban bajo el
sistema de arrendamiento y sobrantes por medio de las leyes de 1857, 1864 y
1867. El resto debió haber accedido a la propiedad mediante las compraventas y
la herencia.
En Chivilcoy,
el 13 de octubre de 1857 se sancionó la ley de tierras que, si bien tuvo
complicaciones y vericuetos aún no estudiados en profundidad, incorporó más
propietarios a los que ya estaban computados. En su ejido también se pusieron
en venta los terrenos y se aplicó la ley de reconocimiento de derechos ya
citada. Por último, casi 36% del total de propiedades computadas en 1867 eran
fincas urbanas. En suma, el proceso de urbanización fue una de las causas más
importante del aumento en el número de propietarios como también las ventas de
terrenos públicos para quintas y chacras que el Estado propició. Sumado a esto,
los mecanismos de la herencia y el mercado de tierras completaron el proceso
que dio como resultado el crecimiento notable en el número de propietarios.
El otro rasgo del periodo fue el
fabuloso crecimiento de los montos, sobre todo en Chivilcoy
que para 1867 “declaraba” algo más de riqueza territorial que su vecina
Mercedes.18 El alza
del precio de la tierra ya fue advertida y en la región fue aún más acentuada.
Tengamos en cuenta que en la década de los sesenta llegaba el ferrocarril del
Oeste a Mercedes y Chivilcoy atravesando el “corazón
del distrito lanero al occidente de la Capital” (Sabato,
1989, p. 232). Y por otra parte las innovaciones tecnológicas en la agricultura
cerealera debieron haber impactado en la valorización
de estos terrenos.
Sumado a esto, los propietarios
aumentaron su patrimonio inmobiliario al incorporar nuevas unidades; es un dato
bien común encontrar propietarios que tenían campos y/o chacras/quintas y
solares en el pueblo. Si bien y como era de esperar, tanto en Mercedes como en Chivilcoy la mitad del total de riqueza provenía de campos
y estancias, es importantísimo el capital que se computó en fincas urbanas,
sobre todo en Mercedes donde representaban 40%. El resto eran quintas y chacras
que, si bien eran muy numerosas, valían mucho menos. En Suipacha el total de
propiedades computadas provenía de campos.
Distribución de la riqueza
Para toda la zona que conformó la
Guardia de Luján entre 1839 y 1867 la desigualdad general creció puesto que el Gini entre uc
aumentó diez puntos. El aumento se generó durante el primer subperiodo
y se mantuvo igual en el segundo. Así, para 1855 la región había alcanzado los
niveles del conjunto de Buenos Aires (Gini 0.91) pero
al interior del grupo de propietarios la distribución seguía siendo mejor
(véase cuadro 1), sobre todo en Mercedes. En el cuadro 4 se observa la
distribución de la riqueza por partidos.
Chivilcoy tenía un Gini de propietarios similar al
conjunto del oeste, pero doce puntos más alto que el de su vecina. Al llegar a
1867, la situación se había invertido: la distribución de la riqueza terminó
siendo mucho más desigual en Mercedes y relativamente más equitativa en Chivilcoy. Decimos relativamente porque 20% de propietarios
más pobres disminuyó el porcentaje de riqueza que retenía en los dos partidos.
En cuanto al 20% más rico, en Chivilcoy casi no hubo
cambios mientras que en Mercedes y Suipacha pasaron de retener 52% del total de
riqueza a 72 por ciento.
Al calor de la expansión del
lanar, en Mercedes y Suipacha se produjo un enriquecimiento económico
importante al que se sumó un acaparamiento de riqueza inmobiliaria entre
sectores ligados a esta economía pero que tenían también un fuerte
posicionamiento en el comercio que esta fuente no muestra pero que pudimos
detectar a través del cotejo con los registros de patentes comerciales y los
préstamos del Banco Provincia de la década de 1860 (Barcos, 2013).
Como muestra la gráfica 5, 1% de
los propietarios más ricos acumulaba en 1867 casi el triple de riqueza de lo
que el mismo porcentaje retenía en 1855. Por otra parte, a partir del tercer decil todos los escalones disminuyeron su participación aunque los que más cayeron son los deciles más cercanos a los ricos. Esta evolución es la
misma, aunque aquí más pronunciada, que se observa para toda la provincia.
Veamos tan sólo tres ejemplos del
1% más rico: la testamentaria de Unzue fue el máximo
contribuyente, este propietario había sido un importante hacendado y
comerciante que murió en el año 1853. Sus actividades se caracterizaron por la
diversificación ya que tenía estancias y quintas pero
también depósitos en el banco, mercaderías, acciones y acreedores (Sabato, 1989, p. 171). En 1867 la testamentaria
contribuyó sólo por el campo de Mercedes. Felipe Augusto Picot,
francés, estaba también entre los máximos contribuyentes, oficiaba de rematador pero también de prestamista e incluso era
corresponsal del periódico El Monitor de la Campaña
del partido de Exaltación de la Cruz. Tenía un solar y una valiosa casaquinta
en el pueblo. En los dos casos no habían pagado contribución directa en 1855.
En cambio, la testamentaria de Pascuala Iramain de Achaval o el caso de Pablo Martínez si formaban parte de
antiguas familias (exenfiteutas) de la zona, en 1867
contribuían por sus campos.
Como ya expresamos, en Chivilcoy no se produjeron cambios importantes en los
estratos más altos puesto que los poderosos no retuvieron un porcentaje mayor
de riqueza del que ya tenían en 1855; en cambio, los deciles
siguientes aumentaron o mantuvieron su participación.
El desarrollo de la zona en estos
años fue muy importante pero para este partido tenemos
menos datos primarios, no obstante, otros autores han puesto de relieve el
proceso de valorización de los terrenos al ritmo de la expansión cerealera. Al mismo tiempo, todo indica que los efectos de
la ley de tierras de 1857 habrían permitido mitigar el peso del acaparamiento
que se había operado con el sistema enfitéutico (Djenderedjian,
2008).
Movilidad social en Mercedes y Suipacha, 1839-1867
El peso de la tierra en el
conjunto de los capitales de los contribuyentes de la Guardia de Luján venía
aumentando progresivamente desde 41.6% en 1839 hasta 53.2% de 1850. En Mercedes
la tierra constituía 50% del total de la riqueza del partido
pero el giro había crecido hasta constituir 25%. Lamentablemente no podemos
seguir ponderando este rubro con la fuente impositiva
pero tenemos serias hipótesis que indican que el peso se mantuvo e incluso
creció.
En estos once años de
enriquecimiento, la recaudación producto del cobro de la contribución directa
aumentó y se promovió un fortalecimiento del sector de los medianos productores
con posibilidades de acumulación. Para las dos aseveraciones el crecimiento fue
aún mayor que lo que refleja la fuente debido a la cantidad de potenciales
tenedores de riqueza que quedó fuera del recuento por las excepciones de la
época. Esta sociedad se mostró muy dinámica y se registró una fuerte movilidad
ascendente, sobre todo entre los pobres y los medianos en proceso de
capitalización, en cambio los ricos se mantuvieron en esa franja o descendieron.19 Las
posibilidades que brindaba la región fueron utilizadas por los migrantes
quienes a lo largo de su ciclo de vida pudieron ascender en la escala de
riqueza. Estos itinerarios no estuvieron exentos de crisis y malas coyunturas
que implicaron drenajes en el patrimonio de varias familias.
El quinquenio 1850-1855 fue muy
complejo, puesto que se vivieron constantes conflictos políticos que pudieron
haber incidido en la capacidad estatal de recaudación y/o incluso en el
relajamiento del control. Recordemos que en diciembre de 1852 se inició el
Sitio a Buenos Aires desde el pueblo de Mercedes. Durante el conflicto la
recaudación la cobró el jefe sitiador y la cantidad de individuos que pagaron
el impuesto fue muy menor en relación con los años anteriores y posteriores.
Las guerras civiles también generaron pérdida de la riqueza (por ejemplo, en el
registro de 1853 sobresale la disminución de los montos por ganado) y
modificaciones en la composición de la población. El Registro Estadístico de 1855
daba cuenta de esto:
Una de las más notables, y que puede servir de
comprobante de lo asoladoras de nuestras guerras civiles, es el numero
asombroso de viudas que hay en la campaña, comparado con el de viudos, y que
justamente se revela con elocuentes cifras, […] como en la Guardia de Luján, en
donde estalla otra revolución, y se ven 269 viudas y 82 viudos; […] (Registro Estadístico de 1854,
p. 35).
Luego del triunfo separatista de
Buenos Aires, los problemas internos se resolvieron sólo parcialmente puesto
que la conflictividad con los indígenas fue in crescendo.
Más allá de esto, se tomaron tres medidas fundamentales para este tema, la
contribución directa se modificó gravando sólo la tierra, se eliminaron las
exacciones y se comenzaron a revisar los premios y embargos. Si comparamos los
registros de Mercedes de 1850 con los de 1855 ya se observaba un crecimiento en
el número de contribuyentes, cuestión que también tuvo que ver con los
problemas de registro de la fuente mientras estuvieron vigentes las
excepciones, y un incremento de los montos. No obstante, el salto se da
claramente a mediados de la década de 1860.
Analizaremos ahora la movilidad
de los que permanecieron en Mercedes entre 1839 y 1855: fueron 54 propietarios
que representan 28% del total de la base del último año. En promedio tenían un
capital inicial de 941$f y llegaron a 3 3361$f al final, monto 1.5% más elevado
que el promedio del resto de los contribuyentes.20
La tasa de crecimiento promedio fue sólo un poco (8.2%) más alta que la del
total de la base (7.8%).21 Sin
embargo, debido a la disparidad de cada tasa individual es importante aclarar
que más de 40% de estos contribuyentes creció por encima del promedio, estos
últimos eran propietarios “medianos en proceso de acumulación” y, más
frecuentemente, “ricos”.22
Seguramente, en estos casos pesó más la adquisición de nuevas parcelas por
medio de la compraventa particular y algunas inversiones que el aumento del
precio de la tierra que en este lapso fue menor al periodo siguiente. Además,
tengamos en cuenta que en esta zona donde la propiedad pública era casi
inexistente el mercado de tierras estaba más desarrollado (Banzato
et al., 2013, pp. 19-54).
Realizando las mismas cuentas
para el lapso 1855-1867 observamos que ahora permanecieron casi la mitad de los
propietarios de 1855, estos 116 individuos representaban 22% del total de la
base del último año. Al iniciar el periodo tenían un promedio de capital de 2
886$f y al final del lapso llegaron a 7 219$f. Monto también 1.5% más alto que
el promedio del resto de los contribuyentes.23
A diferencia del periodo anterior, la tasa de crecimiento de los viejos (7.9%)
fue bastante más baja que la del conjunto (12.8%). Es importante señalar que en
este lapso la disparidad de las tasas de crecimiento individual fue mayor que
en el periodo anterior, casi un cuarto de estos propietarios tuvo tasas
negativas y el otro cuarto creció por encima del promedio. En un periodo donde
el alza del precio de la tierra fue muy importante, es muy probable que la
oferta de tierra pública, luego de las leyes de venta sumado a las
transferencias –donde unos sumaban y otros restaban a su patrimonio tierras– y
a la diferente valorización de las explotaciones por la incorporación de rubros
más dinámicos, deben haber desempeñado un papel importante en la diversidad de
situaciones que se evidencian. Volveremos sobre esto al final del trabajo. Por
último, los contribuyentes que ya habían sido registrados en 1855 retenían en
conjunto 33% de la riqueza total del partido, así fueron los nuevos
propietarios los que más riqueza aportaron.
Los nuevos capitalistas
Los 370 nuevos contribuyentes de
1867 contaban con un capital promedio menor (4 839$f) que los viejos (7 219 $f)
pero eran bastante más. Al mismo tiempo, la amplia mayoría (83%) no declaró más
de 5 000$f y reunía sólo 32% de la nueva riqueza. Esto significa que había un
pequeño porcentaje de nuevos contribuyentes mucho más ricos que el conjunto.
Casi 40% declaraba quintas en el
ejido y casi todos habían escriturado entre 1863 y 1867, cuestión que apoya
nuestra argumentación respecto del crecimiento en el número de propietarios del
lapso 1855-1867. La amplia mayoría eran ejidatarios
pero también había un porcentaje que tenía además campo (seis individuos) y
solares en el pueblo (36 individuos). De los 109 contribuyentes que compraron
terrenos ejidales, sólo unos pocos compraron baldíos, el resto había adquirido
previamente derechos, esto explica la desaparición de varios contribuyentes que
figuraban en 1855. Lo que se produce en estos casos no es una desaparición de
los sectores “pequeños” y “medianos” sino un cambio de titularidad porque a
partir de 1854 muchos ejidatarios vendieron sus terrenos mayormente a
inmigrantes. Producto de esto, es muy probable que los labradores y familias
que vendieron sus pequeñas parcelas hayan terminado integrando el elenco de
asalariados que será propio de la estructura agraria de las décadas siguientes.
También había un muy importante
42% de propietarios que sólo declaraba casas en el pueblo. En este sentido, la
fuerte urbanización de este pueblo agregó un nuevo elemento a la riqueza
inmobiliaria. Muchas de estas casas eran negocios comerciales, panaderías,
almacenes y otros. Y por último se encontraban los hacendados que constituían
el 18% restante de los propietarios. Entre ellos se ubicaban los más ricos,
muchos de ellos extranjeros y que tenían sobre todo campo, pero también había
otra camada que diversificaba entre casas, campos y quintas.
Conclusiones
Durante los años que abarca este
trabajo, la provincia de Buenos Aires experimentó un fuerte crecimiento
económico al calor de la expansión agropecuaria. De acuerdo con los datos que
brinda el impuesto de la contribución directa se pudo advertir tanto el
crecimiento en el número de capitalistas como el aumento aún mayor de los
montos que estos retuvieron. Paralelamente al crecimiento señalado se generó
una creciente desigualdad en la distribución de la riqueza (fundamentalmente tierra pero también construcciones como estancias, quintas,
chacras y solares) sobre todo porque el ritmo de acceso a la propiedad, aun
creciendo regularme, fue menor al de la población. Este incremento (expresado
en el índice Gini) fue constante, aunque más
pronunciado entre 1855 y 1867. La región oeste, que partía de un Gini siempre menor al total provincial, tuvo, no obstante,
un comportamiento diferencial: en el primer subperiodo
la desigualdad general creció pero la distribución de
la riqueza entre propietarios mejoró mientras que en el segundo lapso la
desigualdad se mantuvo en el mismo índice pero las diferencias entre los que
algo tenían se hicieron más pronunciadas (Gelman y Santilli, 2011).
Esta investigación avanzó sobre
las razones que permiten explicar más detalladamente los procesos señalados y
sus particularidades. Durante la primera etapa, la Guardia de Luján había
acompañado e incluso superado la tendencia del oeste en cuanto al crecimiento
de la población. Como dicho crecimiento no fue acompañado de uno similar en la
tasa de propietarios, la desigualdad creció. Explicamos que esto se debió a dos
procesos, la escasez de terrenos públicos y los límites de la expansión
fronteriza puesto que aún no se había avanzado completamente sobre las tierras
del actual partido de Chivilcoy. Así, quienes
pudieron acceder a la propiedad lo hicieron mediante el mecanismo de la
herencia, o al recibir una donación ejidal. También porque compraron derechos
sobre algún terreno (o fracción) en el mercado de transferencias o realizaron
alguna compraventa particular. Pero en todos los casos, salvo en las parcelas
ejidales, la negociación era sobre el mismo volumen de tierra que cambiaba de
manos.
En el lapso siguiente la región
experimentó dos procesos diferentes, en Mercedes y Suipacha la población creció
muy poco mientras que en Chivilcoy la tasa se mantuvo
casi al mismo ritmo que en el periodo anterior. El caso de Mercedes y Suipacha
es común a toda la región del oeste que detuvo su crecimiento para, en años
posteriores, volver a crecer. En Chivilcoy donde el
poblamiento había sido más tardío, entre 1855 y 1867 la población continuó
aumentando al amparo del desarrollo cerealero.
Frente a estos procesos dispares,
los propietarios crecieron en los dos partidos y a tasas más altas que la
población. Mostramos que las causas de este crecimiento obedecieron a la compra
de fracciones de terrenos públicos que recién en ese momento el Estado puso a
la venta, tanto en el ámbito rural como en los ejidos de los pueblos. Y también
por la compra de solares urbanos puesto que uno de los rasgos de estos partidos
fue el fabuloso crecimiento de sus pueblos, en cada uno de ellos se ubicaba 50%
del total de la población de cada partido. En el caso de Mercedes, su poblado
además se había convertido en la sede comercial del oeste, no sólo llegaba el ferrocarril sino que también se había establecido una
sucursal del Banco Provincia. A todos los aspectos señalados debe sumarse la
parcelación, herencia y compraventa privada que terminarán por generar un
mercado de tierras donde coexistían las transferencias de derechos, la oferta
estatal y la privada.
Otro rasgo notable es el fabuloso
crecimiento de los montos del segundo subperiodo,
sobre todo en Chivilcoy. Este incremento se debió
fundamentalmente al alza del precio de la tierra incentivada por la demanda que
generaba una economía en expansión. Pero la valorización de los terrenos crecía
no sólo por el auge del lanar, la especialización cerealera
sobre nuevas tierras generaba nuevas posibilidades para este mercado que venía
estando suscrito al ámbito radial de los pueblos. La llegada del ferrocarril
potenciaba, además, toda esta economía al barrer con una de las limitaciones
estructurales más graves del sistema de comercialización tradicional.
Todo este crecimiento se produjo
en un marco en el que la desigualdad general en la distribución de la tierra
aumentó a lo largo de todo el periodo. Pero, ¿qué sucedió con la distribución
hacia adentro del elenco de propietarios? Observamos algo que ya habían
manifestado otros autores: en la Guardia de Luján la desigualdad en el reparto
de la riqueza fue mucho más importante en el segundo lapso (1855-1867) que en
el primero (1839-1855). Pero detectamos nuevas variables al diferenciar los
partidos y estudiarlos detalladamente, en 1855 Mercedes y Suipacha tenían un Gini menor a Chivilcoy y el peso
de 20% más pobre era similar. Al finalizar el periodo la situación era
totalmente distinta, Chivilcoy había disminuido su Gini y aparecía como un partido donde la distribución de la
riqueza era más equitativa. ¿A qué obedecieron estos cambios?
Todo indica que los efectos de la
ley de tierras de 1857 habrían permitido mitigar el peso del acaparamiento que
se había operado con el sistema enfitéutico, recuérdese que una importante
cantidad de hectáreas volvieron al Estado. Y además esta ley podría haber
permitido el acceso a la propiedad de los sectores más bajos. No obstante, es
necesario un estudio detallado sobre quiénes escrituraron y cómo se realizaron
los trámites para dar una respuesta más completa. En cambio, en Mercedes, que
había registrado una fuerte movilidad ascendente durante el primer lapso, sobre
todo entre los “pobres” y los “medianos” en proceso de capitalización, entre
1855 y 1867 experimentó una concentración importantísima de los sectores
“poderosos” en detrimento de los restantes. Sin embargo, el proceso es aún más
complejo porque al mismo tiempo que se generaba la situación descrita ingresaba
una cantidad importante de nuevos propietarios con capitales dentro de los deciles más bajos
Muchos de los nuevos propietarios
eran extranjeros que se ubicaron en el ejido como agricultores –sobre todo los
italianos y en el ámbito rural al amparo del desarrollo lanar–. También se
establecieron como comerciantes en el abanico de actividades que desarrollaban
en el pueblo. Gran parte de las casas que se computaron en los registros de
contribución directa eran negocios comerciales (Barcos, 2013). Paralelamente,
entre los antiguos pobladores se producían otros itinerarios, varios de los
pequeños propietarios vendieron sus pequeñas parcelas: en trabajos anteriores
observamos un aumento en el número de transferencias a partir de mediados de la
década de 1850 y posteriormente. Estos movimientos acompañaron la oferta estatal
y los precios por hectárea que se manejaron tuvieron una gran dispersión pero estuvieron siempre por encima que los de la
tierra pública. Esto podría haber sido un negocio para los pequeños labradores
en algunos casos y en otros podría haber ocasionando
el descenso de posición en la escala de riqueza.
En suma, el elenco propietario
que se generó estuvo integrado por una mayoría que se ubicaba en los deciles más bajos y un puñado de ricos que retuvieron la
mayoría de la tierra y propiedades de la zona. Estos ricos “muy ricos”
diversificaron su patrimonio en estancias, quintas, chacras, casas y negocios
comerciales poniendo al descubierto un desarrollo complejo y mucho más diverso
en el que nativos e inmigrantes confluyeron.
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1 La bibliografía plantea desde un retroceso de 4 000 000 de hectáreas hacia
1855 a un paso de 11 600 000 a 11 000 000 de hectáreas. Valencia (2005); Barsky y Djenderdjian (2003).
2 No hay homología entre productores y propietarios, hay muchos productores
que no son propietarios y al revés. También la definición de propiedad es
compleja y preferimos hablar de “derechos de propiedad”, concepto que incluye
un vínculo más formal con el factor pero que no implica necesariamente la
presencia de títulos. Por otra parte, en este trabajo se define el tamaño de
los propietarios en relación con el capital que poseen y no en función del
tamaño de la propiedad. Para ello nos centramos en los parámetros que
utilizaron Gelman y Santilli,
los pequeños tienen un capital menor a $5 000, no tenían posibilidades de
acumular, en contraste con los comprendidos dentro de la franja $10 000-19 999,
que constituían los “medianos en proceso de acumulación”, estando los “ricos”
dentro de la cohorte de $40 000-79 999 y los “poderosos” a partir de los
$80 000. Respecto de todos estos debates, véase Barcos (2011); Garavaglia (1999, 2004); Gelman y
Santilli (2006).
3 Para los años posteriores a 1839 la fuente adolece de una serie de
problemas que deben ser necesariamente tenidos en cuenta; la década de 1840 fue
muy ardua en materia de recaudación y el impuesto habría afectado a una
proporción menor de pobladores debido a los embargos que se realizaron sobre
los bienes de los unitarios y a las excepciones que se establecieron para los
individuos que se mantuvieron fieles al régimen en la coyuntura política más
complicada del rosismo. Sumado a esto, en 1841 fueron
también exceptuados de pagar el impuesto todos los ciudadanos en armas. Según Garavaglia (2003), la presión reclutadora afectaba a uno de
cada cuatro o cinco varones adultos, quienes estaban potencialmente
beneficiados por el decreto de excepción. Los inconvenientes señalados inciden
fuertemente en la representatividad de la fuente para expresar la riqueza del
partido. No obstante, esta ofrece información nominal muy rica que puede ser
cotejada con la correspondiente a los mismos individuos en los registros
anteriores y con otra documentación que permite reflejar mejor la evolución
microeconómica en esos años.
4 Las mejoras del capital en tierras o en las construcciones eran difíciles
de valuar y en la práctica no se indicaban, así la
tasa era única y se imponía respecto de la extensión. En el caso de las
actividades urbanas, la contribución cayó sobre el valor del inmueble más que
sobre los beneficios de la actividad desarrollada. Por otra parte, con la
depreciación del papel moneda y al no haber indexación de los capitales, las
demoras en el pago de la contribución directa fueron corrientes. Irigoin (2006, pp. 47-77).
5 Ley de Contribución Directa del 27 de octubre de 1856.
6 Véase el desarrollo del proceso en Miguez (2008).
7 No obstante, no todos los sistemas provocaron el mismo grado de
concentración y existen fuertes variabilidades regionales como excepciones en
las cuales la gran propiedad no fue predominante. Infesta (2003); Valencia
(2005).
8 Se multiplican por diez o doce en moneda constante durante el lapso
1939-1870. Véase Gelman y Santilli
(2013, pp. 659-684).
9 La bibliografía ha vinculado los menores índices de desigualdad de algunos
partidos con el proceso de crecimiento de los pueblos. En 1869, 33.7% de los
habitantes del oeste vivía en poblados y los partidos estudiados aquí superaban
ampliamente este porcentaje. En Mercedes habitaba 50% del total y en Chivilcoy 44%. Gelman y Santilli (2011, p. 188)
10 Todas las zonas de Buenos Aires, salvo el Sur II, mantuvieron o
disminuyeron sus tasas de crecimiento durante el intervalo 1855-1869. Gelman (2011).
11 Suipacha (9.6%), Mercedes (26.6%).
12 Mediante mercedes reales, moderada composición y donaciones.
13 El límite estaba dado por ley, los casos concretos muestran que las
parcelas se anexaban para constituir unidades productivas mayores. Barcos
(2013).
14 Se establecieron exenciones para los individuos “que se mantuvieron fieles
al régimen” en la coyuntura política más complicada del rosismo.
En 1841 fueron también exceptuados de pagar el impuesto todos los ciudadanos en
armas. Barcos (2012, pp. 1-28).
15 Por el decreto de 1841 fueron exceptuados de pagar la contribución directa
un total de 68 propietarios. agn,
Sala iii, 33-6-24. Argentina.
16 Premios otorgados durante el periodo rosista,
véase Infesta (2003).
17 En Mercedes esto no implicó necesariamente un reconocimiento de los
antiguos ocupantes puesto que la antigüedad se computó sobre la parcela y no
sobre el poblador. Barcos (2013).
18 Según Andreucci, desde 1858 se observa a una
franja de medianos y grandes labradores que valorizaron rápidamente sus activos
con el éxito de la producción triguera. Junto a ellos también crecieron los
grandes propietarios como White, Terreros o Cranwell.
Andreucci (2011, p. 164).
19 Seguimos la clasificación de Gelman y Santilli (2006).
20 2 174$f.
21 Recordamos al lector que no está incluido Chivilcoy.
22 De acuerdo con la clasificación de Gelman y Santilli (2006).
23 4 839$f.
* Agradezco
especialmente los valiosos comentarios de los pares evaluadores(as) a la
versión preliminar del artículo. El presente trabajo ha sido aprobado para su
publicación en el año 2014, razón por la cual puede estar omitiendo
bibliografía publicada con posterioridad.
Mapa 1. Mercedes, Suipacha y Chivilcoy
en la Provincia de Buenos Aires.
Fuente: Mapa realizado con base en Mapa
de la Provincia de Buenos Aires con designación de partidos dibujado y
publicado por F. Taylor, Buenos Aires, 1877.
Cuadro 1. Tasas de crecimiento, 1839-1867
Población |
Propietarios |
Capitales |
||||||||||
Intervalos |
Buenos Aires |
Oeste |
Buenos Aires |
Oeste |
Buenos Aires |
Oeste |
||||||
1839-1855 |
4.6 |
6.3 |
2.8 |
1.8 |
6.5 |
- |
||||||
1855-1867 |
4.0 |
3.9 |
2.8 |
4.9 |
13.1 |
- |
||||||
1839-1867 |
4.3 |
5.1 |
2.8 |
3.1 |
9.3 |
- |
Nota: cotización $F de los años 1838, 1854, 1866.
Fuente: Gelman, J. y Santilli, D. (2013).
Cuadro 2. Gini, 1839-1867
Buenos Aires |
Oeste |
Mercedes, Suipacha y Chivilcoy |
||||||||||
Años |
Propietario |
uc |
Propietario |
uc |
Propietario |
uc |
||||||
1838 |
0.66 |
0.88 |
0.57 |
0.81 |
0.56 |
0.81 |
||||||
1855 |
0.65 |
0.91 |
0.58 |
0.91 |
0.55 |
0.91 |
||||||
1867 |
0.67 |
0.96 |
0.60 |
0.92 |
0.60 |
0.91 |
Fuentes: Gelman, J. y Santilli, D. (2013) para Buenos Aires y el oeste.
Contribución directa de Mercedes, Suipacha y Chivilcoy.
Años 1839,1855 y 1867.
Gráfica 1. Guardia de Luján
Fuente: Registros de contribución directa de los partidos
de Mercedes, Suipacha y Chivilcoy. agn, Sala iii. Argentina.
Gráfica 2. Tasas de crecimiento anual, 1839-1855a
a Los años de base son los de la contribución directa, los del censo de
población son 1838, 1855 y 1869.
Fuente: Registros de contribución directa de los partidos
de Mercedes, Suipacha y Chivilcoy. agn, Sala iii. Argentina.
Gráfica 3. Tasas de crecimiento anual, 1855-1867a
a Los años de base son los de la contribución directa, los del censo de
población son 1838, 1855 y 1869.
Fuente: Registros de contribución directa de los partidos
de Mercedes, Suipacha y Chivilcoy. agn, Sala iii. Argentina.
Gráfica 4. Propietarios que pagaron la contribución
directa en 1845, 1850, 1855
Fuente: Registros de contribución directa de los partidos
de Mercedes, Suipacha y Chivilcoy.
Cuadro 3. Riqueza inmobiliaria
Mercedes |
Suipacha |
Chivilcoy |
||||||||||||||||||||||
Tipo |
Cap. |
% |
Cant. |
% |
Cap. |
% |
Cant. |
% |
Cap. |
% |
Cant. |
% |
||||||||||||
Campo/casa
de campo |
21
490 273 |
46.8 |
81 |
14.3 |
15
106 924 |
100.0 |
35 |
100.0 |
27
753 000 |
52.8 |
170 |
31.6 |
||||||||||||
Quinta/casa
quinta/chacra |
5
643 000 |
12.3 |
164 |
28.9 |
0 |
0.0 |
0 |
0.0 |
10
356 000 |
19.7 |
171 |
31.8 |
||||||||||||
Casa/solar/finca
en el pueblo |
18
770 000 |
40.9 |
323 |
56.9 |
0 |
0.0 |
0 |
0.0 |
14
461 000 |
27.5 |
197 |
36.6 |
||||||||||||
Total |
45
903 273 |
100.0 |
568 |
100.0 |
15
106 924 |
100.0 |
35 |
100.0 |
52
570 000 |
100.0 |
538 |
100.0 |
Fuente: Registros de contribución directa de los partidos
de Mercedes, Suipacha y Chivilcoy. 1867. agn, Sala iii. Argentina.
Cuadro 4: Datos básicos por partido
1855 |
1867 |
1855 |
1867 |
|||||
Datos |
Mercedes y Suipacha |
Chivilcoy |
||||||
Población |
8
730 |
8
146 |
6
001 |
14
232 |
||||
Propietarios |
247 |
486 |
172 |
438 |
||||
%
de propietarios sobre población |
2.8 |
5.9 |
2.8 |
3 |
||||
%
de propietarios sobre total de uc |
16.9 |
29.2 |
22.9 |
21.8 |
||||
Capitales |
595
818 |
2
530 444 |
159
423 |
2
121 520 |
||||
Gini prop. |
0.45 |
0.63 |
0.57 |
0.54 |
||||
Gini uc |
0.9 |
0.92 |
0.91 |
0.89 |
||||
20%
más rico |
52 |
72 |
65 |
61 |
||||
20%
más pobre |
5 |
3 |
6 |
5 |
Nota: de acuerdo con el padrón de 1838 y el censo de 1869
se computó un tamaño de uc
de seis miembros para Mercedes y Suipacha y de ocho para Chivilcoy.
Fuente: Registros de contribución directa de los partidos
de Mercedes, Suipacha y Chivilcoy. agn, Sala iii. Argentina.
Gráfica 5. Distribución de la riqueza entre propietarios,
Mercedes y Suipacha
Fuente: Registros de contribución directa de los partidos
de Mercedes, Suipacha y Chivilcoy. agn, Sala iii.
Gráfica 6. Distribución de la riqueza entre propietarios,
Chivilcoy
Fuente: Registros de contribución directa del partido de Chivilcoy. agn,
Sala iii, Argentina.