10.18234/secuencia.v0i109.1717
Artículos
De las Juntas Republicanas a la
Unión Republicana. Colombia 1908-1910
From Republican Juntas to the
Republican Union. Colombia 1908-1910
Claudia Liliana Monroy Hernández1, https://orcid.org/0000-0002-0708-0889
Olga Yanet Acuña Rodríguez2, https://orcid.org/0000-0001-6273-2715
1Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Colombia, climohe@gmail.com
2Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Colombia, olgayanet@gmail.com
Resumen:
El propósito de este artículo es comprender el origen y
la naturaleza de las Juntas Republicanas en Colombia entre 1908 y 1910, creadas
entre líderes del liberalismo y del conservatismo en oposición al gobierno de
Rafael Reyes, estableciendo una red de información y comunicación, que por una
parte se unía para cuestionar la labor del gobernante, mientras se diseñaban
actividades para las elecciones de 1909, en las que se debían elegir senadores
y representantes. Entre estos líderes circularon ideas de conciliación y
tolerancia política, democracia, antiautoritarismo, progreso y modernización
del país, que motivaron la salida del presidente Rafael Reyes en 1909, y la
consolidación de un proyecto político alternativo denominado “Unión
Republicana”. La red de información y comunicación o sociabilidad política
permitió establecer vínculos que se consolidaron entre los diversos actores a
través de la prensa, la correspondencia, libros y revistas, en la defensa de un
proyecto de conciliación, tolerancia y modernidad política.
Palabras clave: Juntas Republicanas; Unión Republicana; modernidad política.
Abstract:
The purpose of this article is
to understand the origin and nature of the Republican Juntas in Colombia
between 1908 and 1910, created by the leaders of liberalism and conservatism in
opposition to the government of Rafael Reyes, establishing an information and
communication network, which, on the one hand, joined forces to question the
work of the ruler, and on the other devised activities for the 1909 elections,
in which senators and representatives were to be elected. Ideas of political
conciliation and tolerance, democracy, anti-authoritarianism, progress, and
modernization of the country circulated among these leaders, which led to the
departure of President Rafael Reyes in 1909, and the consolidation of an
alternative political project known as the “Republican Union”. The information
and communication network or political sociability made it possible to
establish links that were consolidated between the various actors, through the
press, correspondence, books, and journals, to defend a project of
conciliation, tolerance, and political modernity.
Key words: Republican Juntas; Republican Union; Political
Modernity.
Recibido: 22 de febrero de 2019 Aceptado: 3 de abril de
2020
Publicado: 3 de marzo de 2021
INTRODUCCIÓN
El republicanismo (1908-1918) del siglo xx aparece en la historiografía colombiana como un
periodo más de la hegemonía conservadora (1886-1930), en el que se analiza la
influencia que tuvo el partido conservador en la salida del presidente Rafael
Reyes del poder en 1909,1 la reforma constitucional
de 1910 y la coalición bipartidista.2
En algunos casos el debate gira en torno a si el republicanismo fue o no un
partido político, tomando como referencia su corta existencia y situándolo en
el periodo comprendido entre 1910 y 1914, particularmente con el periodo
presidencial de Carlos E. Restrepo (Brugman, 2001), así como otros trabajos de
carácter regional que resaltan la forma como se dinamizó la política en Barranquilla
entre 1910 y 1914 a partir del proyecto de la Unión Republicana (Álvarez, 1995)
y el republicanismo en el Valle del Cauca 1880-1920 (Flórez, 1997). Sin
embargo, la historiografía ha omitido aspectos relacionados con el proyecto
político que lideraron los republicanos, el cual estaba articulado con el
impulso de sus negocios y de sus regiones, bajo una idea general de
modernización, de la cual se deriva el fortalecimiento del régimen democrático,
en oposición al autoritarismo implementado por el presidente Rafael Reyes (1904
y 1909).
El propósito de este artículo es analizar las redes de
información y comunicación que se crearon, a partir de 1908, entre líderes de
los partidos liberal y conservador, las cuales dieron origen a la creación de
las Juntas Republicanas en Colombia, que en principio se consolidaron en
oposición al gobierno de Rafael Reyes y luego se organizaron y establecieron
como movimiento político, bajo el nombre de Unión Republicana. El
republicanismo estaba integrado por representantes de distintos departamentos
que crearon vínculos muy fuertes, no sólo en lo económico y político, sino
desde su cotidianidad y sus ideas de progreso, tolerancia, conciliación y paz
política.
Esta investigación está inscrita en el campo de la
historia política, bajo un enfoque hermenéutico, que pretende poner en diálogo
las distintas fuentes e interpretar el lenguaje a través de sus actores, ideas,
proyectos y discursos, vistos en la prensa y la correspondencia. Se centra en
la sociabilidad política, la cual se relaciona con la opinión pública ejercida
por los ciudadanos, que como lo menciona Maurice Agulhon (2009, p. 207) existe
desde una relación entre lo cívico y lo político, entre la vida privada y la
vida de círculo, permitiendo responder a algunas de las interrogantes
planteadas por la política. En el caso de la Unión Republicana, se refiere a
los nexos que se crearon entre los líderes y que obedece a vínculos de
procedencia, económicos, amistad y filiación política, que los llevaron a
asociarse, organizarse y corresponder a un proyecto conjunto.
Para Loaiza (2016) “la sociabilidad fue la matriz
generadora de acciones colectivas con la que grupos más o menos organizados de
individuos pretendieron ejercer algún grado de influencia pública” (p. 193), en
este caso se trató de contrarrestar el poder del Estado y sus prácticas
dictatoriales, desde la difusión de ideas y experiencias modernizantes, a
partir de “vínculos” como los que menciona Guerra (1989, p. 249), de
parentesco, de clientela o de amistad, a los cuales les otorga un contenido
distinto, según la época, y regulado por la costumbre y la pertenencia a un
grupo según el oficio que se ejerce. Así, los negocios, la vida periodística,
los intereses políticos regionales, las asociaciones a las que pertenecían,
además de una serie de valores y principios llevaron a consolidar el movimiento
republicano en distintos lugares del territorio nacional, especialmente en
Medellín y Bogotá.
Se trató de individuos que se iban sumando a la Unión
Republicana y que no necesariamente se acogían bajo un principio de fidelidad,
sino por distintas condiciones e intereses, sin que esto los obligara a
renunciar a sus valores tradicionales, a sus costumbres en la vida familiar,
religiosa o privada, en general. Según Guerra (1989), “los comportamientos
públicos cambian antes que los privados” y “su influencia política resulta más
de su capacidad de acción antigua que de la adhesión a la política moderna que
formulan” (p. 262). Asimismo, Furet (1978, p. 55) menciona que el mundo de la
sociabilidad política está estructurado a partir del individuo y no de sus
grupos institucionales, basado en la opinión que se produce en los cafés, en
los salones, en los palcos y en las “sociedades”. A estas relaciones le da el
nombre de sociabilidad democrática, aun teniendo en cuenta que esta no logra
extenderse a todo el pueblo, sin embargo, logra establecer nuevos valores y
reglas de juego que tienen en cuenta a un mayor número de sujetos.
A continuación se hará alusión al surgimiento de las
Juntas Republicanas en el contexto del gobierno de Rafael Reyes, a las redes de
información y comunicación que se establecieron y que dieron origen a la Unión
Republicana; asimismo a las formas de sociabilidad que dinamizaron la expansión
de las ideas de progreso, tolerancia y conciliación que proyectaron una idea de
modernidad política.
EL GOBIERNO DE RAFAEL REYES
Después de la guerra de los Mil
Días y por las profundas crisis política y económica que vivió el país, los
colombianos eligieron a Rafael Reyes Prieto como presidente en 1904. Este
destacado personaje conservador se había desempeñado como militar en la guerra
de 1885, como senador en 1890, y participó en la guerra de 1895; en este mismo
año como ministro en el gobierno de Miguel Antonio Caro, y en tiempos de la
guerra de los Mil Días como delegado de Colombia en París. Su corta trayectoria
diplomática le trazó un rumbo importante en la escena política y muchos vieron
en este personaje una figura importante para superar la crisis. Su proyecto de
gobierno, orientado en dos pilares –orden y autoridad– fue visto como la
esperanza para alcanzar el progreso económico.
Rafael Reyes planteó la necesidad de orientar su gobierno
hacia la intervención del Estado para superar la crisis económica y fiscal, razón
por la cual le solicitó al Congreso concederle facultades especiales bajo un
proyecto titulado “Autorizaciones al Poder Ejecutivo”, las cuales no le fueron
aprobadas (Sanín Cano, 2015, p. 24), razón por la cual Reyes decidió clausurar
el Congreso el 13 de diciembre de 19043
y convocar una Asamblea Nacional Constituyente.
Esta Asamblea Nacional fue convocada por el presidente
Reyes a razón de tres representantes por cada uno de los nueve departamentos,
uno por cada partido en que estaba dividido el país: conservador histórico,
conservador nacionalista y liberal. Fue convocada para el 1 de febrero de 19054 e instalada el 15 de
marzo del mismo año5 y legisló hasta 1909, sin
embargo, quedó sujeta al ejecutivo produciendo un desequilibrio en los tres
poderes públicos, con diputados aparentemente nombrados por una junta que
presidía el gobernador, pero que en realidad eran nombrados por el mismo
presidente Reyes y se reunía sólo cuando este la convocaba, dando como
resultado que “todos los decretos legislativos dictados por el general Reyes
fueron aprobados incondicionalmente”(Restrepo, 1972, p. 348).
Entre las leyes implementadas se encontraba la
eliminación de la vicepresidencia y la ampliación del periodo presidencial a
diez años, solo para el mandato del presidente Reyes;6
se aprobó la ley de minorías que consistía en darle participación a un liberal
por cada tres conservadores y cuyo objetivo era mantener las proporciones de
los partidos en el poder y así conservar buenas relaciones con el liberalismo.
Según Lina Adarve (2010) “con esta ley lo que se hizo fue vincular a algunos
liberales a título personal, ocasionando rencillas y divisiones entre los
miembros del mismo partido”, mientras que “los conservadores que hicieron parte
de la administración pública fueron reconocidos como reyistas” (p. 70).
Además, se aprobó la ley de alta Policía Nacional,7 que significó el
fortalecimiento de la autoridad militar en todo el país y un control más fuerte
sobre cada uno de los departamentos; la ley 13 de 1908 sobre orden público,8 en la que se estableció
la pena de muerte por delitos políticos e, incluso, la censura de prensa bajo
el argumento de “impedir que se use como elemento desmoralizador o como arma de
rebelión”.9 Por otra parte, la
Asamblea Nacional determinó el periodo de los magistrados y su nombramiento,10 el cual tenía toda la
influencia y decisión del presidente de la República, demostrando con estas
medidas legislativas el objetivo real que tenían de posicionar al ejecutivo por
encima de los demás poderes, dentro de un claro centralismo y autoritarismo.
De acuerdo con Suárez Mayorga (2017), “la opinión pública
que inicialmente había respaldado a Rafael Reyes, acabó convirtiéndose en una
de las principales detractoras de su gestión, situación que propició que para
principios de 1909 en los diarios de la época se le calificara abiertamente de
dictador” (p. 121). Reyes buscaba, a como diera lugar, ejercer todo el dominio
y control nacional desde la presidencia de la República, en ese sentido no le
importaba que lo llamaran dictador, mientras encontrara el camino para sacar
adelante sus proyectos.
Ante esta serie de reformas e imposiciones
presidenciales, se amplió el grupo de opositores al gobierno, mientras que los
republicanos de Bogotá y Antioquia entablaron diálogos permanentes con líderes
políticos de otras regiones del país, en donde importantes personajes de la vida
política ya se mostraban en desacuerdo con el presidente Reyes.
Esta situación también se hizo evidente en el exterior,
donde líderes políticos como Pedro Nel Ospina y Santiago Pérez Triana seguían
la política nacional muy de cerca. Por ejemplo, Santiago Pérez Triana, desde
Londres, planteó que “el gobierno de Reyes es decididamente incoherente y
pernicioso y terminará por llevar al país a la absoluta miseria”.11 Escritos que no pasaban
desapercibidos ante los ojos del gobierno y que nutrían el discurso de La Unión
Republicana, especialmente de los antioqueños liderados por Carlos E. Restrepo,
quienes en el escenario nacional lanzaban acusaciones constantemente. Así como
los republicanos de Cartagena, que señalaban al presidente por “querer aprobar
tratados bajo la presión de la fuerza y habiendo motivos para pensar que
recibió un anticipo del gobierno de Estados Unidos para que fueran aprobados”.12 Estos señalamientos
agitaban a la oposición, que a través de la prensa aludía al gobierno como
inconstitucional y autoritario.
Fue así como el periódico Zigzag
de Bogotá, de tendencia republicana, lo presentó como “gobierno
inconstitucional y culpable de dejar al país en ruinas”. Además, promovían su
salida con argumentos basados en la forma como había sido elegido: “está
probado que Reyes no tuvo ni la tercera parte de los votos de Vélez, sino que
fue por un robo de boletas cometido en el escrutinio de 1904, ordenado por el
extinto presidente Marroquín”.13
Este acontecimiento conocido por la historiografía como el “registro de
Padilla”, en el que “se le escamoteó la presidencia al general Joaquín F.
Vélez, candidato cartagenero de los conservadores históricos” (Sourdis, 2017,
p. 21), fue aprovechado para hacer oposición y aumentar el discurso de
deslegitimación al presidente Reyes.
Por otra parte, en noviembre de 1908 había llegado de
Europa el general Pedro Nel Ospina, y en Medellín habían conformado una junta
de conservadores dispuestos a luchar por el restablecimiento de las
instituciones republicanas. “La reunión se realizó el 24 de noviembre de 1908
con la asistencia de Pedro Nel Ospina, Tulio y Mariano Ospina, Justiniano
Macía, Clodomiro Ramírez, Pablo y Pascual Gutiérrez, Bernardo Gómez y Carlos E.
Restrepo, en la cual se propuso buscar la unión con elementos liberales y,
además, enviar comisionados a Bogotá, Cauca, Santander y la Costa Atlántica”
(Correa, 1996, p. 110). Los líderes republicanos de Antioquia buscaron
permanentemente la unión con los principales opositores del gobierno de Reyes
en Bogotá, especialmente con Guillermo Quintero Calderón y Nicolás Esguerra
para unir esfuerzos y llegar a los demás departamentos en donde se esperaba
contar con el respaldo de liberales y conservadores, dispuestos a hacer parte
de la oposición y elevar solicitudes al gobierno exigiendo el restablecimiento
de la democracia y la reunión del Congreso elegido por voto popular.
El movimiento que ya habían empezado los antioqueños vino
a tomar fuerza en la capital de la República el 13 de marzo de 1909, cuando una
gran manifestación popular en contra de Rafael Reyes sacudió las calles de
Bogotá. “Jorge Martínez, joven estudiante, hijo de Carlos Martínez Sílva, habló
contra la dictadura delante del mismo Reyes, de igual modo que Enrique Olaya
Herrera” (Correa, 1996, p. 114), que ante la presencia de los líderes más
notables del liberalismo hacía su entrada a la política, con un discurso
vehemente en contra del régimen de Reyes.
Las manifestaciones del 13 de marzo de 1909 tuvieron como
resultado la detención de Olaya Herrera y del general Felipe Escobar, quienes
fueron llevados a prisión en Cartagena y puestos en libertad hasta el 24 de
mayo, por gestión de la Junta Republicana de Medellín. Este hecho generó la
solidaridad entre los líderes de Antioquia y de Bogotá, como se observa en el
telegrama que estos dos personajes enviaron a la Junta Republicana de Medellín,
reconociendo la satisfactoria tarea en favor de su libertad: “la mejor
manifestación de nuestro profundo reconocimiento no puede ser otro que la
promesa de servir en nuestro modesto esfuerzo a la patria”.14 Los republicanos de
Antioquia y de Bogotá consolidaban cada vez más sus relaciones políticas y
estrechaban sus lazos de amistad, de negocios y de unión bajo las ideas
republicanas, cuya pretención era fortalecerse para las contiendas electorales
de mayo de 1909.
Precisamente los acontecimientos del 13 de marzo de 1909
provocaron que ese día el presidente Reyes se sintiera abandonado no sólo por
la opinión pública, sino por sus amigos.
Su primera actitud fue renunciar, al tiempo que encargaba
a su ministro y pariente Jorge Holguín de la Presidencia de la República. Las
primeras medidas tomadas por el mandatario encargado fueron retirar los
tratados sometidos a consideración de la Asamblea y decretar el estado de sitio
en la capital; pero horas más tarde y alegando evitar la anarquía en el país,
Rafael Reyes reasumió el mando, incrementó las medidas represivas e hizo instalar
dos ametralladoras en el capitolio (Correa, 1996, p. 115).
Recobrado el orden público, “Reyes presentó renuncia al
cargo de Presidente, ante la Asamblea Nacional y esta después de consultar a
las municipalidades, no la aceptó” (Correa, 1996, p. 115). Ante esta situación,
vino una serie de manifestaciones escritas por parte de los republicanos,
quienes consideraban que las consultas a las municipalidades habian sido
manipuladas y la renuncia de Reyes no había sido más que una estrategia para
apaciguar las protestas del 13 de marzo. Esta manifestación se convirtió en la
principal muestra de opinión pública en contra del gobierno, pues allí se
reunieron estudiantes, industriales, comerciantes, líderes políticos
conservadores y liberales de distintas regiones, que unidos en contra de la
“dictadura”, generaron una acción colectiva para ejercer presión y
desestabilizar el régimen del quinquenio.
ORGANIZACIÓN DE LAS JUNTAS REPUBLICANAS
Las elecciones para Congreso,
desarrolladas en mayo de 1909, fueron el principal motivo para que en distintos
municipios y capitales se organizaran las Juntas Republicanas e hicieran
alianzas líderes políticos del partido conservador y liberal, que deseaban por
una parte ver terminado el gobierno de Rafael Reyes y, por otra, tener una
representación en el nuevo Congreso.
Para el caso de Bogotá, el 13 de marzo de 1909 se sitúa
como el origen de las Juntas Republicanas, por haberse llevado a cabo una serie
de motines ocasionados por los tratados con Panamá y Estados Unidos, cuyas manifestaciones
terminaron por ser un gran golpe de opinión en contra del gobierno de Reyes,
que llevó a que trece días después un grupo de conservadores y liberales
encabezados por Guillermo Quintero Calderón, Nicolás Esguerra, Carmelo Arango,
Adolfo León Gómez y Daniel J. Reyes fueran encargados para dirigir los trabajos
eleccionarios del Congreso como se aprecia en el periódico conservador El Nuevo Tiempo:
Un grupo muy numeroso de ciudadanos residentes en esta
capital de origen colombiano, nacidos en diversas localidades de la República y
de filiación política diversa, que han hecho parte de los antiguos partidos
Conservador, Liberal y Nacionalista, nos ha hecho del modo más espontáneo, el
muy alto honor de designarnos para constituir una junta que nosotros le
llamaremos republicana, destinada a servir de centro para los trabajos
electorales previos o preparatorios de las elecciones de los Senadores y
Representantes que habrá de formar el próximo Congreso Constitucional.15
La Junta Republicana de Bogotá tuvo como objetivo
principal trabajar por unas elecciones en paz y exigir al gobierno medidas que
garantizaran el restablecimiento de los derechos de los ciudadanos no sólo en
la capital, sino en el resto del país, y además designar miembros para las
Juntas Republicanas de los demás departamentos y municipios. Por esta razón,
invitaron a los ciudadanos a “formar o promover la formación de juntas
departamentales y seccionales” y a “encauzar la opinión de modo tal que las
elecciones se efectúen con la mayor regularidad y en el mejor orden, y que los
elegidos sea cual fuere o haya sido su filiación política representen la
verdadera y actual opinión de los electores”.16
En este sentido, empezaron por enviarles un telegrama a Juan B. Peláez, Juan
Pablo Gómez, César Piedrahita y Carlos E. Restrepo designándolos para
“constituir una junta en todo el viejo departamento de Antioquia” (Restrepo,
1972, p. 403), quienes además de trabajar los temas electorales, fueron los
responsables de crear y organizar las Juntas Republicanas de sus municipios.
Los republicanos de Antioquia tenían ya una larga
trayectoria de oposición al gobierno de Reyes. Al respecto, Jorge Orlando Melo
(1989) señala cómo “el conservatismo antioqueño estaba muy ligado al
liberalismo local […] y desde 1904 había estado predicando una coalición que
permitiera el regreso a las prácticas civilistas y legalistas, con el
reconocimiento de los derechos políticos a ambos partidos” (p. 218), pero
además hace referencia a que “en marzo de 1908, 250 notables de Medellín,
encabezados por Carlos E. Restrepo y la familia Ospina, expresaron el rechazo
de liberales y conservadores locales a Reyes, quien respondió con la prisión de
Gonzalo Mejía y otros comerciantes” (p. 218).
Por eso la designación que les hizo la Junta Republicana
de Bogotá para organizar la Junta Republicana de Antioquia fue muy bien
recibida; y en seguida, un grupo de conservadores antioqueños, entre los que estaban
Pedro Nel Ospina, Tulio Ospina, Eduardo Vásquez, y otros, mostraron su deseo de
unirse a los republicanos de Medellín para trabajar en las próximas elecciones
para Congreso, manifestando a través del periódico República:
“procedemos así, sin abdicar ninguna de nuestras ideas políticas y movidos por
el deber de evitar el peligro de que los candidatos republicanos de los
diversos partidos […] sean derrotados al detal, por la festinación de las
elecciones y la incapacidad en que se hallan las colectividades políticas para
reorganizarse y compactarse”.17
Así quedaron constituidas las Juntas Republicanas de Bogotá y Medellín, las
cuales se encargaron de replicar su organización en los diferentes
departamentos y municipios del territorio nacional. Según El
Republicano de Bogotá, su liderazgo estuvo bajo los personajes
pertenecientes a los dos partidos políticos tradicionales, mismos que se
muestran en el cuadro 1.
Cuadro 1. Juntas Republicanas de Bogotá y Medellín
Junta
Republicana de Bogotá |
Junta
Republicana de Medellín |
|
Guillermo
Quintero Calderón (conservador), Nicolás Esguerra (liberal), Carmelo Arango
(liberal), Daniel J. Reyes (conservador) y Adolfo León Gómez (liberal) |
Carlos
E. Restrepo (conservador), César Piedrahita V. (liberal), Juan Pablo Gómez
O., Juan Bautista Peláez, Eduardo Correa Uribe, Antonio José Montoya y
Mariano Ospina Vásquez (conservadores) |
Fuente: elaboración propia a partir de información
aportada por el periódico El Republicano, 22 de
abril de 1909, Bogotá.
Es importante mencionar que estas alianzas no fueron
solamente entre quienes figuraban en la dirección de las Juntas Republicanas,
sino entre muchos que se inscribieron a ellas, buscando representación
política, participar en las elecciones, derrocar al presidente, entre otros
intereses y motivaciones, sin que esto significara para algunos, renunciar
totalmente a sus partidos tradicionales.
Una vez constituidas estas dos Juntas Republicanas,
empezaron a organizarse en los demás municipios y departamentos del país, como
fue el caso del Atlántico, en donde “La Junta Republicana Nacional, ya
conformada, envió una comunicación a los liberales del Atlántico en la que se
estimulaba a la conversión de los comités liberales en Juntas Republicanas
locales, para que se dedicaran a la coordinación de la campaña electoral”
(Álvarez, 1995, p. 31). Este fue el caso del comité Liberal de Atlántico, el
cual logró que “algunos dirigentes conservadores opuestos ya al gobierno de
Reyes concertaran con el liberalismo para la conformación de la Junta
Republicana local” (Álvarez, 1995, p. 32). La Junta Directiva del Comité
Liberal quedó conformada como se muestra en el cuadro 2.
Cuadro 2. Junta Directiva del Comité Liberal del
Atlántico, 1909
Nombre |
Cargo |
|
Manuel
Z. de la Espriella |
Presidente |
|
Demetrio
Dávila |
Vicepresidente |
|
Héctor
Manuel Baena |
Fiscal |
|
Julio
Vengoechea |
Secretario |
|
Manuel
Cotes |
Tesorero |
|
Pedro
del Real |
Suplente |
|
Pedro
Polo, y otros |
Suplentes |
Fuente: Álvarez (1995, p. 32).
Asimismo ocurrió en Cali, donde el republicanismo era
acogido con fuerza por importantes elites políticas que se sumaban al
movimiento de oposición en contra del presidente Reyes. “En el comité
republicano del partido conservador de Cali de abril 29 de 1909, figuraron
Ignacio Palau, Pablo Borrero A., Ignacio A. Guerrero, Manuel Carvajal, Ulpiano
González, Manuel M. Caicedo”, quienes no se decían abiertamente opositores del
gobierno, sino que declaraban “contribuir a las reformas prometidas, pero no
cumplidas, redimir la legalidad y prácticas republicanas y contra tendencias
absorbentes que habían traído ruina a las provincias” (Flórez, 1997, p. 81).
De esta manera se iban organizando los comités liberales
o los comités conservadores, según los que tuvieran más fuerza en cada
departamento o municipio. Para el caso de Barranquilla fueron los liberales los
que hicieron el tránsito hacia las Juntas Republicanas, mientras que en Cali
fueron los conservadores los que organizaron las Juntas Patrióticas o Juntas
Republicanas, acogiendo miembros del partido contrario.
Aunque se explica cómo se organizaron las Juntas
Republicanas en las principales ciudades, es importante identificar bajo qué
elementos se constituyeron las Juntas en los municipios. Por lo tanto, en el
cuadro 3 se muestran algunos datos de Juntas Republicanas locales, como una
muestra del procedimiento efectuado, que nos permite comprender la dinámica a
nivel nacional.
Cuadro 3. Juntas Republicanas Municipales
Fecha
de constitución |
Lugar
donde se creó la Junta Republicana |
Descripción
del motivo |
Representantes |
|||
Abril
16 de 1909 |
Facatativá |
“Nos
hemos constituido en esta fecha en Junta Republicana similar a las ya
existentes en la capital de la república y en otros centros importantes del
país con el laudable propósito de cooperar en las próximas elecciones
populares iniciadas por el supremo gobierno”. |
Florentino
Ángulo, Celio Guzmán Rubio, Inocencio de la Torre, Polidoro Téllez, Teodosio
Correa. |
|||
Abril
14 de 1909 |
Neiva |
Señores
general Guillermo Quintero Calderón y doctores Nicolás Esguerra y Carmelo
Arango, Bogotá. Recibimos el telegrama en que se nos comunica la designación
hecha en nosotros para organizar los trabajos electorales en este
departamento. |
Toribio
Rivera, Anselmo Gaitán U., Augusto Martínez, Plácido Serrano B. |
|||
Mayo
11 de 1909 |
Machetá |
Señores
miembros de la Junta Republicana de Bogotá. habiéndose reunido numeroso
personal de este municipio el 9 de los corrientes y confiados en la
patriótica circular del señor general Reyes, para las garantías que todas las
autoridades del país deben presentar en los trabajos eleccionarios, se
procedió con toda la cultura y prudencia del caso a formar la Junta de este
lugar. |
El
presidente Salomón Romero; el vicepresidente Rubén Forero; vocales Víctor
Alberto Guerrero, Pedro Segura, Hipólito Forero. |
|||
Abril
19 de 1909 |
Buga |
El
comité departamental de Cartago representante de la Junta Republicana de
Bogotá, se ha dirigido al doctor Luis F. Campo para que se organice en esta
ciudad una Junta de la índole de aquella, los abajo firmantes hemos formado
aquí una Junta Seccional Republicana para secundar el propósito de trabajar
en las próximas elecciones. |
Luis
F. Campo, Francisco Rivera, José Ignacio Ospina, Emilio Quintero, Alfonso
Borrero |
|||
Abril
23 de 1909 |
Chiquinquirá |
El
23 del pasado tuvo lugar una reunión a la que asistieron más de cuatrocientas
personas de todas las denominaciones políticas y de lo más notable de aquella
ciudad, de la que surgió una junta electoral republicana, compuesta de los
siguientes miembros, personas de alta reputación social, de elevado carácter
y de reconocida honorabilidad política. |
General
Ramón Neira (liberal); general Hipólito Castaño (conservador); doctor
Belisario Melo (liberal); doctor Francisco E. Páez (conservador); doctor
Nepomuceno Peña (liberal), y doctor Julio Ramón Vargas (conservador). |
Fuente: elaboración propia a partir de datos encontrados
en los periódicos: La Unión Republicana, 23 de
abril de 1909, Bogotá; Thalía, 25 de abril de 1909,
Bogotá.
Tanto en la constitución de estas Juntas como en otras
que registra la prensa y la correspondencia, vemos que en su gran mayoría los
miembros principales fueron designados por la Junta Republicana de Bogotá, que
figuraba como Junta Republicana Nacional y dirigía los temas eleccionarios en
1909. Sin embargo, no podemos desconocer la importancia y protagonismo que tomó
la Junta Republicana de Antioquia no sólo en su departamento, sino en el ámbito
nacional, donde convocaron y afianzaron las ideas republicanas. Para el caso de
Antioquia, la junta republicana de este departamento fue la que recomendó los
candidatos para las Juntas municipales (véase cuadro 4).
Cuadro 4. Candidatos para Juntas Republicanas de
Antioquia
Municipio |
Candidatos |
|
Andes |
Joaquín
González, Laurencio Pérez, Rafael Posada |
|
Bolívar |
Alejandro
Vélez, Eugenio Calle, Alberto Uribe |
|
Concordia |
Wecezlan
Villa, Rafael Toro, Antonio José González |
|
Salgar |
Carlos
Johnson, Domingo Ochoa, Efraín Arroyave |
|
Jardín |
Cipriano
Correa, Pablo Echeverri |
|
Caramanta |
Federico
Delgado, Telesforo Osorio |
|
Támesis |
Alejandro
Vásquez, Adolfo Naranjo, Rafael Aristizábal |
|
Valparaíso |
Jesús
Arango, Luis Gómez, Vicente Peláez |
Fuente: elaboración propia a partir de datos encontrados en
carta de Carlos E. Restrepo a Junta Republicana de Jericó. CE. D 211, 3 de mayo
de 1909, Medellín. acer-budea,
Colombia.
Prácticamente en todo el departamento los miembros de las
Juntas Republicanas fueron designados por la Junta Departamental, la cual se
encontraba en cabeza de Carlos E. Restrepo. En su mayoría quedaron nombrados
los miembros que esta Junta referenció para cada municipio y donde hubo algún
cambio debieron comunicarlo justificadamente. Donde más y mejor organizadas
estuvieron las Juntas Republicanas fue en el departamento de Antioquia de donde
se registra gran cantidad de cartas, telegramas y prensa con la Junta
Departamental, especialmente con su líder Carlos E. Restrepo, dando cuenta de la
forma como establecieron una importante red de comunicación.
Cristopher Abel explica cómo las Juntas Republicanas
surgen con mayor fuerza en el departamento de Antioquia, debido a que durante
el régimen de Reyes este departamento se había convertido en el segundo foco de
poder en Colombia, y la elite regional formada por liberales y conservadores
tenían la confianza para encabezar la oposición a Reyes y formar la Unión
Republicana (Abel, 1987, p. 81), la cual tenía gran fuerza en Bogotá, lo que
representaba un importante respaldo, razón por la cual de este departamento y
de sus Juntas Republicanas salió gran número de memoriales, cartas, hojas
sueltas, artículos de prensa y toda clase de discursos en contra de lo que
consideraban “el gobierno dictatorial de Rafael Reyes”. Poco a poco los
republicanos de Antioquia y los de Bogotá fueron fortaleciendo su alianza, no
sólo entre ellos, sino con las distintas regiones del país, donde llegaron a
consolidarse unas formas de sociabilidad política, determinadas especialmente
por la prensa y la forma como esta hacía que el discurso republicano circulara
y fuera convocando cada día a más miembros en torno a una red que se había
logrado establecer a partir de las Juntas Republicanas.
El antioqueño Carlos E. Restrepo se había convertido en
uno de los líderes más importantes para encabezar esta propuesta política. Era
un personaje conservador que inspiraba confianza entre los diferentes sectores
de la sociedad y entre los partidos políticos, teniendo en cuenta que su discurso
giraba en torno a la conciliación bipartidista, la tolerancia y la paz
nacional, además de contar con el apoyo de liberales como Nicolás Esguerra,
Benjamín Herrera, Enrique Olaya Herrera, entre otros, que lo posicionaban como
uno de los líderes mas influyentes para llegar a consolidar la Unión
Republicana.
La Unión Republicana
La Unión Republicana se presentó
como un proyecto de modernización política, que pretendía romper las prácticas
tradicionalistas, dictatoriales, y sobre todo la confrontación entre liberales
y conservadores. Los actores políticos del republicanismo pertenecían
principalmente a las elites de Bogotá y Medellín, a las que poco a poco se
fueron sumando líderes del resto del país. Estos líderes republicanos se
reagruparon, creando nuevas formas de sociabilidad bajo la articulación entre
individuos que compartían ideas e intereses políticos, sin importar que
vinieran de partidos distintos. En ese sentido plantearon una construcción
discursiva basada en la tolerancia, la conciliación, el progreso, y sobre todo
la paz política, como elementos esenciales del orden y la formación de un
Estado moderno.
De esta manera se generaron nuevas formas de sociabilidad
a partir de la adscripción de los simpatizantes, de la promulgación de ideales,
de un proyecto de democracia que demandaba una nueva legislación electoral y
que cambiaba los ritmos de la política, haciendo ver que la sociedad colombiana
necesitaba evolucionar e insertar nuevos valores que condujeran a la formación
ciudadana, participativa, y creadora de cultura política.
Para los líderes republicanos, el 13 de marzo de 1909
representó el momento más importante, de consolidación entre liberales y
conservadores bajo el nombre de Unión Republicana. En palabras de Carlos E.
Restrepo (1972): “El 13 de marzo de 1909 se verificó de hecho y de derecho esa
bella unión de partidos que se llamó Unión Republicana” (p. 409), nombre con el
cual pretendieron consolidarse como un tercer partido político, que empezó a
estructurarse y organizarse en todo el país para participar en las elecciones
del Senado y la Cámara bajo la dirección de las Juntas Republicanas
departamentales y municipales.
La Unión Republicana centró su programa en defender y
promulgar la soberanía y la integridad del Estado, el sufragio libre, la
constitución del cuerpo legislativo de elección popular, la libertad personal,
la libertad de prensa, la amortización del papel moneda, el voto como condición
correlativamente necesaria al impuesto (Correa, 1996, p. 122), la separación
entre Iglesia y Estado y el rechazo a un Partido Conservador católico. Tal como
lo mencionaría Carlos E. Restrepo (1972): “Consagremos los partidos a la
política; el catolicismo a la religión”, situación que llevó a que la Iglesia
ejerciera oposición a la Unión Republicana desde su ejercicio cotidiano y desde
periódicos católicos y conservadores. Estos fueron aspectos que consolidaron el
discurso republicano y a través de los cuales pretendieron tomar posiciones
políticas diferentes a las de los gobiernos anteriores, tanto de la
Regeneración como del quinquenio de Reyes, lo que generó tanto simpatizantes,
como opositores que se movieron por medio de la prensa y la circulación de
información en cartas, telegramas, hojas sueltas, panfletos y circulares, que
agitaron y dinamizaron las ideas políticas.
Por una parte, la Unión Republicana vino a ser presentada
como una especie de “salvación” entre las hostilidades que vivían los partidos
liberal y conservador. En diferentes regiones del país la prensa generó un
discurso de aceptación: en Tunja, por ejemplo, La linterna publicó: “la unión
ha venido a suavizar las relaciones entre los dos partidos y ha demostrado a
los conservadores que el liberalismo es una fuerza viva sin el concurso de la
cual no puede darse un paso en el progreso del país”,18
pero antes en Cartagena ya la prensa había mencionado que “para sostener y
llevar a la práctica un ideal político común a todos los partidos históricos de
Colombia, se había constituido el Partido Republicano”.19
Estas ideas también se manifestaban en Bucaramanga donde el periódico La República aseguraba que cuando dos grupos políticos
separados por líneas doctrinarias unen sus banderas ante la tiranía y se
disponen a la defensa de la libertad, afianzan poderosamente el pedestal de la
república.20 Así, la prensa y la
correspondencia de distintos lugares del país fueron difusoras del discurso
republicano, bajo principios de conciliación y de progreso económico, aunque
también era fuerte el rechazo al régimen político anterior, lo cual se había
convertido en un símbolo de lucha en defensa de la unidad entre partidos.
Asimismo, estaba el discurso de oposición que manifestaba
que no era posible esa alianza entre miembros de distintos partidos porque cada
uno tenía sus propias ideas, las cuales resultaban contradictorias. Concebían a
la Unión Republicana como un mecanismo para debilitar el poder o como
oportunismo, particularmente del liberalismo para acercarse al gobierno; por lo
que los ataques que recibían eran constantes. Por ejemplo, algunos liberales de
Bogotá manifestaban que se había organizado algo que se semejaba a un nuevo
partido político llamado Unión Republicana; de muy corta experiencia del que
creían que “no es partido, ni es unión, ni es nada”, formado por elementos de
todas las agrupaciones políticas, en donde no creían que compartieran ni
principios, ni prácticas, ni modos de gobierno, sino que su único interés era
el derrocamiento del régimen de Reyes.21
A esto se sumaban conservadores de Ibagué, para quienes la Unión Republicana
como fusión era imposible porque tenían ideas totalmente opuestas; resaltaron
que esta articulación era una “amalgama insensata, concentración mercantil de
los partidos, con el objeto de repartirse a prorrata y entre sí los empleos
públicos”.22 También estaban las
declaraciones de un periódico religioso de Medellín que sostenían que era un
grupo escaso de personal compuesto de los diversos saldos de los grandes
partidos tradicionales, que no sintiéndose bien en las filas donde hasta ayer
militaron, se daban cita en la Unión Republicana, donde todos tenían asiento.23 Si bien es cierto que la
Unión Republicana unía a individuos de distintos grupos, sectores y filiaciones
políticas; que uno de sus propósitos fundamentales era derrocar el gobierno de
Reyes y que los liberales veían en este movimiento la oportunidad de acceder al
gobierno, no se puede desconocer los alcances que tuvo en términos de
“modernidad política” con la apertura de nuevos espacios democráticos, la
participación ciudadana y la formación de cultura política.
Las elecciones constituyeron desde momentos muy
tempranos, tanto el modo fundamental de acceder con legitimidad al gobierno
nacional, como de formar parte de la ciudadanía (Irurozqui, 2000, p. 144). Esto
no era ajeno en Colombia a la Unión Republicana, que denunciaba la ausencia de los
procesos electorales durante el gobierno de Reyes, el carácter ilegítimo y la
corrupción que caracterizaba estos comicios.
Las elecciones para el Senado y la Cámara de mayo de 1909
se convirtieron en el escenario propicio para que la Unión Republicana, a
través de las Juntas Republicanas, pusiera en marcha su programa político y
exigiera al gobierno legitimidad en los procesos, razón por la cual su
principal función fue adelantar y supervisar los trabajos electorales y
presentar las denuncias por irregularidades y fraudes, entre las cuales podemos
mencionar casos como el del municipio de Medellín, donde el comité republicano
manifiesta “resistencia para entrar a la oficina donde se hacen las
inscripciones para votaciones por parte de emisarios del mismo gobierno,
quienes hacen una calificación, impidiendo el ingreso de republicanos”.24 Además, municipios como
Titiribí, Jericó, Sofía, Girardota, Sonsón,25
entre otros, registraron este tipo de situaciones que evidencian, por un lado,
la denuncia de atropellos del gobierno y, por el otro, la actividad de las
Juntas Republicanas, en el sentido de evitar el fraude en los comisios para el
Senado y la Cámara, pero además de hacer visible la idea de un gobierno
corrupto, ilegal, antidemocrático e inconstitucional.
Las elecciones para el Senado fueron realizadas por los
colegios electorales, que habían sido elegidos con anterioridad por los
concejos municipales, los cuales eran designados por los gobernadores. Aunque
los resultados del Senado no fueron favorables para los republicanos,
precisamente por su carácter oficial, las elecciones para la Cámara de
Representantes realizadas el 30 de mayo de 1909, proclamadas como elección
popular, fueron consideradas un triunfo republicano. Mientras que Fernando
Correa asegura que “en Antioquia y en todo el país los republicanos ganaron las
elecciones a la Cámara; todos los candidatos presentados por las Juntas
Republicanas fueron elegidos como representantes” (Correa, 1996, p. 138),
Carlos E. Restrepo en su libro Orientación Republicana
(1972) dice: “La mayoría de los representantes elegidos por Antioquia para la
Cámara de 1909, pertenecían a la Unión Republicana; no así la representación de
los otros departamentos, de modo que en el seno de esa Cámara vinieron a quedar
equilibrados los elementos republicanos de un lado y del otro los antiguos
nacionalistas y reyistas” (p. 426). Aunque estas dos informaciones resultan un
tanto imprecisas, al revisar la prensa, los corresponsales de diarios como El Nuevo Tiempo de Bogotá, La
Organización y República, de Medellín,
arrojan datos que permiten determinar que, efectivamente, la Cámara a
diferencia del Senado tuvo una representación más equitativa por parte de
gobiernistas, bloque liberal y republicanos.
Para la Unión Republicana, los resultados de las
elecciones de representantes a la Cámara podían leerse como satisfactorios, y
aunque los gobiernistas se adjudicaran el triunfo, sabían que las elecciones de
mayo de 1909 habían posicionado a la Unión Republicana como una fuerza
opositora. Fue después de las elecciones del 30 de mayo que Reyes decidió salir
del país y dejar como presidente encargado a Jorge Holguín. En este sentido las
elecciones de mayo de 1909 fueron el evento clave para que la Unión Republicana
lograra posicionarse en la escena política y, especialmente, para terminar de
derrumbar el gobierno de Reyes, que estaba en serias dificultades, en parte,
debido a la oposición que habían hecho los mismos republicanos. De esta manera
la coalición había tenido uno de los mayores logros; así, con posterioridad a
la salida de Reyes se inició otra etapa para el “Republicanismo” como tendencia
política.
El Republicanismo desde sus redes de información y
comunicación
Para estudiar las redes de
información y comunicación creadas por los republicanos hacia 1908-1910, es
conveniente analizar las formas de sociabilidad para ver como a partir de ellas
se definió un nuevo movimiento político llamado Unión Republicana. Los lazos de
sociabilidad creados por la Unión Republicana van más allá del establecimiento
de unas redes, que para este caso fueron las Juntas Republicanas tanto
nacional, como departamentales o municipales. Se trató más bien de individuos
que encontraron nuevas formas de relacionarse y asociarse de manera voluntaria
por medio de reuniones, manifestaciones públicas, tertulias, el intercambio de
correspondencia y la emergencia y difusión de la prensa, que transmitieron
nuevas ideas y un discurso orientado hacia la modernidad política.
En este sentido, es importante hacer referencia a Pilar
González (2008) quien precisa la distinción entre sociabilidad y red. “La
sociabilidad remite a prácticas sociales que ponen en relación un grupo de
individuos que efectivamente participan de ellas y apuntan a analizar el papel
que pueden jugar esos vínculos; la red, remite a espacios de interacción social
[…] que no implica que todos los individuos que participan a la red se conozcan
ni que compartan espacios de sociabilidad” (p. 10). En este caso lo que
estudiamos son las formas de sociabilidad que se generaron al interior de la
Unión Republicana, para ver cómo contribuyeron a definir una red política que
poco a poco fue permeando con sus ideas a otros sectores de la sociedad como
los industriales, obreros y campesinos.
Inicialmente, se trató de una red que estuvo conformada
por líderes políticos liberales y conservadores ubicados en Bogotá y Medellín.
En el primer caso hacemos alusión a Guillermo Quintero Calderón (conservador),
Nicolás Esguerra (liberal), Carmelo Arango (liberal), Daniel J. Reyes
(conservador), Adolfo León Gómez (liberal), José Vicente Concha (conservador) y
Enrique Olaya Herrera (liberal); y para Medellín personajes como Carlos E. Restrepo
(conservador), César Piedrahita V. (liberal), Juan Pablo Gómez O., Juan
Bautista Peláez, Eduardo Correa Uribe, Antonio José Montoya, Mariano Ospina
Vásquez, Pedro Nel Ospina (conservador), Tomas O. Eastman (liberal) y Santiago
Pérez Triana (liberal), que aunque se encontraba en Londres, mantenía estrecha
comunicación con los republicanos Carlos E. Restrepo y Pedro Nel Ospina. En
este sentido, identificamos algunos vínculos entre estos líderes que
conformaron la Unión Republicana; para empezar, hacemos referencia a que estos
personajes se movían en tres campos específicos: político, empresarial y
periodístico, y que además coincidían en el rechazo hacia el gobierno de Rafael
Reyes y la defensa de un proyecto de Estado moderno.
Para el caso de Bogotá, el conservador Guillermo Quintero
Calderón y el liberal Nicolás Esguerra, director del Diario
Republicano en 1912, fueron dos personajes que se movieron en el ámbito
político nacional, razón por la cual los ciudadanos de la capital los eligieron
para que se encargaran del trabajo electoral del Senado y la Cámara de mayo de
1909, junto con Carmelo Arango.
Señores Dr Nicolás Esguerra, General Guillermo Quintero
Calderón y Doctor Carmelo Arango. Los infrascritos ciudadanos colombianos,
miembros de los diversos partidos, deseosos de conservar a todo trance la paz y
la concordia de la Nación mediante el restablecimiento de las instituciones
republicanas, hemos acordado nombrar a ustedes para que formen el centro
encargado de dirigir los trabajos eleccionarios del próximo Congreso.26
Esta designación revistió gran importancia, porque de
acuerdo con prensa capitalina como El Nuevo Tiempo
y Thalía, este nombramiento lo firmaron más de 4
000 ciudadanos entre los que estaban José Vicente concha, Adolfo León Gómez,
Luis Rubio Sáiz, Juan B. Quintero, Miguel Abadía Méndez, José A. Llorente,
Daniel J. Reyes, Ricardo Jaramillo, por nombrar algunos de los firmantes que
hacían parte de una amplia red instaurada en la capital para hacer frente a las
elecciones y al gobierno de Rafael Reyes.
Para el caso de Antioquia la sociabilidad estuvo dada por
vínculos de amistad y de negocios, en donde la política fue elemento
indispensable para reafirmarse como departamento en desarrollo y apuntarle a la
Unión Republicana como movimiento político que agrupara a un importante número
de líderes. El principal representante del republicanismo en Antioquia fue
Carlos E. Restrepo, quien además de ser abogado, periodista y escritor, tuvo
una librería en Medellín en donde recibió publicaciones de sus amigos y las
ayudó a difundir tanto en Antioquia como en varios lugares del país. Uno de los
primeros diarios que dirigió en compañía de Pedro Nel Ospina fue Vida Nueva hacia 1904 y luego como miembros de la Junta
Republicana de Antioquia crearon el periódico República
en 1909, que se convirtió en su principal órgano de difusión. Asimismo fue
gerente de la Compañía Antioqueña de Tejidos, y cuando fue elegido presidente
de Colombia en 1910 se desempeñaba como presidente de la Cámara de Comercio de
Medellín, por lo que la relación de los negocios y la política se hacían
condición indispensable como líder de la Unión Republicana.
Pedro Nel Ospina y Mariano Ospina, conservadores
influyentes de Antioquia, fueron, también, miembros de la Cámara de Comercio,
consolidaron una empresa familiar bajo el nombre de Ospina Hermanos, dedicada a
la producción y exportación de café e importantes inversiones en el alumbrado
público de Bogotá y el Ferrocarril de Antioquia. Pedro Nel, además, participó
en la Compañía de instalaciones eléctricas de Medellín, en la Cervecería
Antioqueña y en la Compañía Antioqueña de Tejidos. A los hermanos Ospina y a
Carlos E. no sólo los unía su condición de antioqueños, sino las relaciones comerciales
que mantenían y que procuraban fortalecer desde una mayor intervención
política, que condujera al desarrollo económico y progreso de Colombia. Para
lograr dicho progreso centraron su atención en temas relacionados con vías de
comunicación, que eran indispensables para el fortalecimiento de la industria
naciente; la explotación de riquezas minerales como el hierro, el carbón, el
oro y la plata, consideradas de incalculables proporciones y de gran
importancia para salir del atraso y pobreza del país.
En este grupo también se encontraba al escritor,
periodista, poeta y hombre de negocios Santiago Pérez Triana, bogotano de
nacimiento, pero que vivió la mayor parte de su vida en el exterior,
especialmente en Londres, según lo registra la correspondencia de la época,
desde donde seguía con mucho interés los asuntos de orden nacional relacionados
con la deuda externa, la soberanía nacional, los tratados con Estados Unidos,
las vías de comunicación, los ferrocarriles, y otros temas que logró recopilar
en sus libros: Desde lejos (Madrid, 1907), Desde lejos y desde cerca. Asuntos colombianos (Londres,
1909), y Eslabones sueltos (Londres, 1910), tres
publicaciones que trataban temas y pautas que Pérez Triana consideraba
indispensables para lograr el progreso del país, así como duras críticas al
gobierno de Rafael Reyes, lo cual provocó la censura por parte del gobierno,
pero logró acercarlo a los Republicanos y convertirse en un líder importante de
este movimiento político.
El libro Desde lejos circuló
principalmente en Medellín, pues “los ejemplares enviados a Bogotá fueron en su
mayor parte secuestrados e incinerados por el Administrador General de Correos”.27 Sin embargo, el libro
fue enviado al presidente Rafael Reyes, y en las primeras páginas se encuentra
una carta abierta de Santiago Pérez Triana (1907) explicando el motivo de su
publicación y su intención “porque tal vez puedan contribuir á inclinar la
atención pública hacia asuntos de positiva importancia para la Nación”. A pesar
de la censura que tuvo este libro por parte del gobierno, buscaron estrategias
para circularlo, como se aprecia en la correspondencia enviada a Restrepo:
He dado orden para que, desde diversos puntos del
continente, y envueltos en otros libros, sean enviados ejemplares de Desde Lejos a las personas cuyos nombres me indica Vd.
Además, creo que he logrado arreglar que le envíen á Vd. un paquete de 10
ejemplares desde un punto de la República. El temor siempre presente en el
ámbito de los colombianos de que su correspondencia sea violada por nuestro
paternal gobierno me impide ser más preciso en estos datos.28
Este tipo de acciones daban cuenta de la forma como las
ideas iban circulando y encontrando otros mecanismos además de la prensa y la
correspondencia, en este caso los libros y documentos que llegaban a las
personas más influyentes de la vida política nacional, que además tenían eco en
las editoriales de los periódicos y eran motivo de discusión en cartas y
telegramas.
A este grupo de hombres letrados, políticos y de negocios
se sumó el abogado, periodista y diplomático Enrique Olaya Herrera, reconocido
por su labor periodística desde niño con el periódico El
Patriota en Guateque (Boyacá), y en el periodismo activo haciendo
reportajes para el periódico el autonomista de Rafael Uribe Uribe y Ricardo
Tirado Macías. Pasada la guerra civil de los Mil Días fundó El Comercio y luego se destacaron sus escritos en el Mercurio, Gaceta Republicana
y El Diario Nacional (Mira, 2014). Su principal
incursión como político fue el 13 de marzo de 1909, cuando cautivó a los más
jóvenes con un discurso pronunciado en la plaza de Bolívar, convirtiéndose en
uno de los mayores activistas de la Unión Republicana.
Como se puede ver, estos líderes compartían una carrera
política, una experiencia periodística y una trayectoria en los negocios que
los posicionó como elite intelectual y económica con intención de incidir en la
opinión pública, con una nueva visión de país en que se reivindicaran la
democracia, las libertades y se proyectara al país en términos de
modernización. Esto generó nuevas formas de percibir al sujeto político al
reivindicar la democracia y la ciudadanía, a la vez que fomentó nuevas
manifestaciones en la política y en las relaciones económicas, teniendo en
cuenta una concepción moderna de la sociedad.
Estos personajes hicieron posible que la prensa se
convirtiera en un actor político y en un espacio de opinión pública, que le dio
base a una red de sociabilidad creada para ejercer un poder político,
manifestado a partir de las Juntas Republicanas como escenarios de control, de
organización y de expresión, que buscaban obtener su propia legitimidad. Entre
la prensa y la correspondencia se generó un vínculo importante en el ejercicio
de la opinión pública, hubo una proliferación de periódicos republicanos, así
como de prensa opositora, que defendía la política gubernamental, donde cada
quien empleaba sus argumentos, sus recursos y lenguajes variados, así como sus
estrategias de distribución que le posibilitaran ampliar su grupo de lectores.
Entonces la prensa se convirtió en una herramienta de
lucha, pero también de unidad. Propició redes de comunicación que llevaban un
discurso sostenido por los libros, los documentos, las cartas, las editoriales,
los panfletos, las hojas sueltas, memoriales y demás elementos que llegaban a
los cafés, a las plazas, a los mercados, a los salones, librerías y demás
espacios públicos que permitieron la circulación de las ideas políticas, no
sólo entre la elite, sino también entre los sectores populares que estaban
insertos en estos lugares.
En el cuadro 5 enlistamos los periódicos republicanos en
diferentes ciudades y municipios de Colombia, que fueron los encargados de
circular el discurso republicano.
Cuadro 5. Prensa Republicana en Colombia
Ciudad |
Periódicos |
Número |
||
Barranquilla |
Atlante; El Grito de la Juventud; Génesis |
3 |
||
Bogotá |
3 y
2;
Don Quijote; El
Contemporáneo; El Diario; El Mensajero; El Popular; El Republicano; Espíritu Nuevo;
Honor y Patria; La
Civilización; La Joven Colombia; La Pluma Libre; La Protesta;
La Revista; La Unión
Republicana; Prensa Libre; Voz del País; 13 de Marzo; Thalía y Zig Zag |
20 |
||
Bucaramanga |
Vida
Nueva;
La República |
2 |
||
Buga |
El
Escudo;
Notas Republicanas |
2 |
||
Cali |
El
Fagocito,
La Orientación Republicana; Los
Derechos del Pueblo; Unión Republicana; El Amigo del Pueblo |
5 |
||
Cartagena |
El
Gráfico;
El Verbo; La Culebra;
La Verdad; Informaciones |
5 |
||
Cúcuta |
El
Republicano,
La Actualidad |
2 |
||
Honda |
La
Idea Republicana; La paz |
2 |
||
Ibagué |
La
Cohesión |
1 |
||
Ipiales |
El
Obadeño;
La Voz de la Frontera; Unión
Republicana |
3 |
||
La
Mesa |
Gaceta
Republicana |
1 |
||
Málaga |
Ayer
y Hoy;
Voz Republicana |
2 |
||
Manizales |
Blanco
y Negro;
Burbujas; El Combate;
El Criterio; El Orden;
El Piloto; El Taller; Labor y Paz; Pabellón Azul, Unión Republicana |
10 |
||
Medellín |
Actualidades; La Joven Colombia; República;
República |
4 |
||
Palmira |
La
Juventud Republicana; Voz Republicana |
2 |
||
Pasto |
El
Sur Republicano;
La Unión Republicana; La
Actualidad |
3 |
||
Pereira |
El
Artesano;
El Eco Republicano |
2 |
||
Quibdó |
Ecos
Republicanos;
La Bandera |
2 |
||
Tuluá |
Hoja
Republicana |
1 |
||
Yarumal |
Pax |
1 |
Fuente: elaboración propia.
Estos periódicos de tendencia republicana, en su mayoría,
se declaraban órganos difusores de las ideas republicanas, como es el caso del
periódico República de Medellín, La Unión Republicana de
Bogotá, La República de Bucaramanga, Ayer y Hoy de Málaga, El Amigo
del Pueblo de Cali, por mencionar algunos que
fueron creados por las Juntas Republicanas de sus ciudades y municipios.
Compartieron en sus publicaciones circulares, cartas, manifestaciones, y en
general el discurso republicano que contenía en sus ediciones artículos con
temas muy similares, entre los que encontramos, el programa de la Unión
Republicana, la organización de las Juntas Republicanas, circulares
informativas sobre elecciones, abusos cometidos por el gobierno nacional y
discursos pronunciados por líderes republicanos. En este sentido, podemos
apreciar cómo la prensa republicana fue una red de información y comunicación
que consolidó un grupo de líderes, que a su vez crearon las Juntas
Republicanas, y que paulatinamente vincularon a miles de ciudadanos en torno a
la Unión Republicana en todo el territorio nacional.
Esto se puede dar a través de lo que Loaiza Cano (2016)
llama “los dispositivos reguladores de la vida pública”, refiriéndose
específicamente al periodismo y a su papel en la comunicación y discusión de
las leyes y demás ejecutorias gubernamentales; como instrumentos publicitarios
que ayudaron a la formación de una comunidad política dispuesta a la discusión
pública permanente (p. 191). Así, los distintos sujetos como los artesanos, los
obreros, los curas, los políticos, los comerciantes, la elite, tenían acceso a
la prensa y participaban de ella, a través, de las conversaciones públicas, las
reuniones, la distribución de periódicos y hojas sueltas, que normalmente
contenían discursos partidistas, ideas electorales y denuncias que buscaban
sumar simpatizantes, de uno y otro bando que en definitiva competían por la
opinión pública, desde las distintas formas de sociabilidad. Entonces, a través
de la prensa no sólo se configuró un discurso político, sino que se dio
apertura a redes y espacios públicos de sociabilidad, donde varios de estos
periódicos editados en las principales ciudades pudieron distribuirse también
en las regiones, a través de canjes; en otras ocasiones, los diarios publicaron
artículos de periódicos nacionales o regionales, permitiendo compartir la
información y en definitiva el discurso político.
De esta manera se fueron tejiendo los lazos entre los
líderes que habitaban en Medellín, Bogotá, Manizales, Barranquilla, Cali, y
otras ciudades principales y pueblos pequeños, que paulatinamente sumaban
simpatizantes y fortalecían su coalición entre liberales y conservadores bajo
la alianza Republicana.
La articulación de las redes que se generaron a partir de
las Juntas Republicanas implementó nuevos vínculos entre líderes políticos en
las diversas regiones del país, que paulatinamente fueron defensores de la
democracia, de las libertades, de la prensa libre, de la libertad de comercio
bajo la idea de progreso. Con estas ideas los líderes influyeron en la política
local generando mayores adhesiones entre trabajadores, artesanos, y otros
actores sociales que se conectaron a través de la prensa, la correspondencia,
la asistencia a movilizaciones, en las elecciones y en los espacios públicos
donde se socializaban las ideas republicanas referidas a la modernización, que incidieron
en la configuración de un nuevo sujeto que afectó la toma de decisiones
políticas (Price, 1994, p. 22), con mayor independencia frente a las ideas de
gobierno.
CONCLUSIONES
El periodo de Rafael Reyes,
conocido como el Quinquenio de Reyes (1904-1909), se consolidó como un gobierno
autoritario y dictatorial que dio pie a que líderes políticos y económicos,
pertenecientes a los partidos liberal y conservador de distintas regiones del
país y especialmente de Bogotá y Medellín, se organizaran como movimiento
político de oposición bajo el nombre de Unión Republicana, organizado y
estructurado a partir de Juntas Republicanas Departamentales y Municipales, que
cumplieron un papel importante no sólo en la salida del mandatario de la
presidencia, sino en la consolidación de un nuevo proyecto de Estado,
caracterizado por la modernidad política, la democracia, la tolerancia, la
conciliación bipartidista y la Paz, como condición necesaria para el progreso.
Las Juntas Republicanas se establecieron en un número considerable
de municipios de Colombia y, con mayor fuerza, en Bogotá, donde se creó la
Junta Republicana Nacional, así como en el departamento de Antioquia, donde se
ubicó un gran número de líderes con trayectoria política de oposición al
gobierno de Reyes. Estas Juntas Republicanas fueron las encargadas de organizar
y estructurar la Unión Republicana a nivel nacional, bajo un discurso político
divulgado por la prensa y la correspondencia, que sintetizaban la acción de las
distintas Juntas locales, que terminaron por convertirse en una poderosa red de
comunicación, bajo prácticas de sociabilidad determinadas por reuniones,
manifestaciones, discursos, ideas, denuncias y demás lecturas y lenguajes que
crearon y compartieron alrededor de sus líderes.
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OTRAS FUENTES
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acer-budea Archivo
Carlos E. Restrepo-Biblioteca Universidad de Antioquia, Colombia.
Periódicos
Ayer y Hoy, Málaga.
El Amigo del Pueblo, Cali.
El Bien Público, Medellín.
El Nuevo Tiempo, Bogotá.
El Republicano, Cartagena.
El Republicano, Bogotá.
La Linterna, Tunja.
La República, Bucaramanga.
La Unión Republicana, Bogotá.
Libertad y Orden, Ibagué.
República, Medellín.
Thalía, Bogotá.
Zigzag, Bogotá.
1 Una visión descriptiva como la que contienen los trabajos de Jorge Orlando
Melo (1989) y Darío Mesa (1982).
2 Los estudios desde la ciencia política y el análisis de la reforma
constitucional de 1910 que hace Javier Duque (2011); Rafael Rubiano Muñoz
(2011); Fernando Correa (1996); Olga Yanet Acuña (2017).
3 Mensaje Presidencial. 13 de diciembre de 1904. Bogotá.
4 Decreto 29 de 1905. 1 de febrero de 1905. Diario
Oficial, año xli, núm. 12280.
5 Por el cual se sustituye el artículo 209 de la Constitución. La Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa de Colombia.
decreta: “Art. 1°. La Constitución de la República
podrá ser reformada por una Asamblea Nacional convocada expresamente para este
objeto por el Congreso, o por el Gobierno Ejecutivo, previa solicitud de la
mayoría de las municipalidades. Acto legislativo núm. 9, 17 de abril de 1905. Diario Oficial, año xli,
núm. 12337.
6 Acto Legislativo núm. 5 de 1905, 30 de marzo de 1905. Anales
de la Asamblea Nacional, núm. 21, 10 de mayo de 1905, p. 161. Bogotá.
7 Decreto 11 de 1906. 5 de febrero de 1906. Diario
Oficial, año xlii, núm. 12564.
8 Ley 13 de 1908. 18 de agosto de 1908. Diario Oficial,
año mcmviii, núm. 13371.
9 Anales
de la Asamblea Nacional, núm. 3, 29 de marzo
de 1905, p. 1. Bogotá.
10 Acto reformatorio núm. 1 de 1905. 27 de marzo de 1905. Diario Oficial, año xli,
núm. 12314.
11 Carta de Santiago Pérez Triana, 21 de noviembre de 1908. Correspondencia
Recibida. Caja 9, f. 7, París. Archivo Carlos E. Restrepo-Biblioteca
Universidad de Antioquia (en adelante acer-budea), Colombia.
12 Carta Republicanos de Cartagena, 17 de mayo de 1909. Correspondencia
recibida. Caja 10, D68, fs. 91-92. acer-budea, Colombia.
13 Zigzag, 23 de julio 23 de 1909, Bogotá.
14 Carta de Enrique Olaya Herrera y Felipe Escobar. Correspondencia recibida.
24 de mayo de 1909. D79, f. 108, Cartagena. acer-budea, Colombia.
15 “Junta Republicana de Bogotá”, El Nuevo Tiempo,
1 de abril de 1909.
16 “Junta Republicana de Bogotá”, El Nuevo Tiempo,
1 de abril de 1909.
17 República, 30 de abril de 1909, Medellín.
18 La
Linterna, 24 de septiembre de 1909, Tunja.
19 “Por la Republica”, El Republicano, 30 de abril
de 1909, Cartagena.
20 “La Unión Republicana”, La República, 16 de
octubre de 1909, Bucaramanga.
21 “Ni Unión Republicana, ni partido, ni nada”, El
Republicano, 24 de abril de 1909, Bogotá.
22 “La locura republicana”, Libertad y Orden, 18
de agosto de 1909, Ibagué.
23 “La concentración conservadora”, El Bien Público,
21 de octubre de 1910, Medellín.
24 Correspondencia Recibida. Denuncia. D157, f 231, 21 de mayo de 1909,
Medellín. acer-budea,
Colombia.
25 En Titiribí se registra una denuncia porque el gobernador de Jericó impartió
órdenes de no votar por los republicanos y además se menciona que muchos
campesinos que se inscribieron no asistieron a las votaciones. Correspondencia
Recibida. D. 158. F. 232, 24 de mayo de 1909, Titiribí; En la municipalidad de
Sofía se hace referencia que el gobierno ordenó a los capitanes de cuadrilla
que trajeran a los peones a votar pagándoles el día. Correspondencia Recibida.
D. 37 f. 51, 31 de mayo de 1909, Sofía; En Girardota la comunicación afirma que
el gobierno condicionó a los maestros de escuela para que ejercieran influencia
con los padres de familia para que votaran en su favor. Correspondencia
Recibida. D, 187, 31 de mayo de 1909. Girardota; En el caso de Sonsón se dice
que el gobernador tenía su propio candidato y existía el temor que los
electores fueran requeridos por el gobierno nacional para que votaran por
determinados personajes. Correspondencia Recibida. 19 mayo de 1909, Sonsón. acer-budea, Colombia.
26 Thalía, 26 de marzo de 1909, Bogotá.
27 Carta de Santiago Pérez Triana. Correspondencia Recibida. Caja 9, D 40, 29
de mayo de 1908, Londres. acer-budea,
Colombia.
28 Carta de Santiago Pérez Triana. Correspondencia Recibida. Caja 9, f. 7, 17
de agosto de 1908. París. acer-budea,
Colombia.