10.18234/secuencia.v0i108.1832
Dossier
Brigada Sanitaria Adriana Haidar:
solidaridad técnica montonera
con la revolución sandinista
Adriana Haidar Health Brigade:
Montonera Technical Solidarity
with the Sandinista Revolution
Eudald Cortina Orero1 https://orcid.org/0000-0002-1405-8188
1Grupo de Investigación de Historia de América, Universidad de Santiago de
Compostela, España, eudald.cortina@usc.es
Resumen:
La revolución sandinista recibió la solidaridad de
diferentes contingentes internacionalistas que apoyaron el esfuerzo
insurreccional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (fsln) y participaron de la consolidación del proyecto
revolucionario y la reconstrucción de Nicaragua. Este artículo estudia el caso
inédito de la Brigada Sanitaria Adriana Haidar, estructura conformada en México
por el Movimiento Peronista Montonero (mpm).
Abordamos esta experiencia centrándonos en cuatro aspectos. Rastreamos,
primero, las redes transnacionales generadas por Montoneros entre 1974 y 1979.
Identificamos, en segundo lugar, los aportes efectivos del contingente y las
proyecciones solidarias de esta experiencia. En tercer lugar, analizamos el
impacto en términos personales y militantes sobre los integrantes de la
Brigada. Y, finalmente, enmarcamos estas experiencias internacionalistas en las
dinámicas organizativa de Montoneros en este periodo, marcadas por la llamada
Contraofensiva Estratégica, que tuvo como objetivo el retorno escalonado de
militantes montoneros a Argentina para combatir a la dictadura militar.
Palabras clave: militancias transnacionales; internacionalismo;
revolución sandinista; montoneros; solidaridad.
Abstract:
The sandinista revolution
received the solidarity of various internationalist contingents that supported
the insurrectionary effort of the Sandinista National Liberation Front (fsln) and participated in the consolidation of the
revolutionary project and the reconstruction of Nicaragua. This article studies
the unprecedented case of the Adriana Haidar Health Brigade, a structure
created in Mexico by the Montonero Peronist Movement (mpm).
We explore this experience by focusing on four aspects. First, we trace the
transnational networks created by Montoneros between 1974 and 1979. Second, we
identify the effective contributions of the contingent, and the solidarity
projections of this experience. Third, we analyze the impact in personal and
militant terms on members of the Brigade. And lastly, we frame these
internationalist experiences within the organizational dynamics of Montoneros
in this period, marked by the so-called Strategic Counteroffensive, designed to
achieve the phased return of Montonero militants to Argentina to combat the
military dictatorship.
Palabras clave:
transnational militancies; internationalism; sandinista revolution; montoneros;
solidarity.
Recibido: 29 de febrero de 2020 Aceptado: 3 de julio de
2020
Publicado: 22 de diciembre de 2020
UNA MIRADA TRANSNACIONAL PARA EL ESTUDIO DE LA
MOVILIZACIÓN REVOLUCIONARIA
La investigación en torno a la movilización revolucionaria
en América Latina se ha caracterizado por un enfoque eminentemente nacional,
centrado en análisis sobre movimientos específicos y casos nacionales. Los
trabajos con una perspectiva regional son escasos y en buena medida han
tendido, como señala Rey Tristán (2014), a la recopilación de estudios de caso.
Una tendencia que es común tanto en América Latina como en Europa y que, con
excepciones, sigue siendo la norma en las recientes publicaciones sobre este
fenómeno (Ríos y Azcona, 2019).
Sin embargo, diversos enfoques que incorporan la
dimensión regional y transnacional al estudio de la movilización revolucionaria
latinoamericana se han abierto paso recientemente. En este ámbito destacan tres
propuestas: 1) la perspectiva regional de largo plazo planteada por Marchesi
(2019) para el estudio de las organizaciones revolucionarias del Cono Sur; 2)
los estudios sobre militancias transnacionales que han puesto el foco en la
interacción entre militantes y organizaciones revolucionarias de diversos
países latinoamericanos (Harmer y Martín Álvarez, 2017); y 3) el análisis
impulsado por el propio Martín Álvarez y Rey Tristán (2018), quienes insertan
los procesos revolucionarios en América Latina en un ciclo de movilización a
escala global que, siguiendo la propuesta de Rapoport (2004 y 2017),
identifican como de Nueva Izquierda.
Esta producción ha permitido abordar estos procesos no
como experiencias aisladas, sino como parte de una oleada de movilización
durante la cual las organizaciones revolucionarias latinoamericanas
compartieron marcos interpretativos, estrategias de movilización y se dotaron
de un ethos revolucionario común. Partiendo de esta evidencia y retomando el
enfoque transnacional, Martín Álvarez y Rey Tristán (2012 y 2017) identifican
como uno de los grandes retos para la investigación en torno a la movilización
revolucionaria de la oleada el análisis de los procesos de difusión
transnacional de ideas y los vínculos formales e informales generados entre las
organizaciones revolucionarias de diversos países a lo largo del ciclo
revolucionario.
Desde otra perspectiva, autores como Roniger (2012) y
Yankelevich (2016) han defendido la necesidad de profundizar en el estudio de
los exilios latinoamericanos de la segunda mitad del siglo xx, incorporando a la investigación sobre este
fenómeno aspectos menos abordados como el activismo político en el extranjero,
las relaciones entre exiliados de diversos países y la conformación de redes de
apoyo y solidaridad. El vacío en torno a estos aspectos es, además,
particularmente significativo en el estudio de las organizaciones
político-militares.
Retomando estas propuestas teóricas, este artículo tiene
como objetivo abordar la experiencia internacionalista en Nicaragua de la organización
Montoneros y, en particular, la conformación de la Brigada Sanitaria Adriana
Haidar impulsada desde México por la Rama de Intelectuales y Profesionales del
Movimiento Peronista Montonero (mpm). Reconstruiremos
esta experiencia enfocándonos en cuatro aspectos. En primer lugar, buscamos
identificar las redes que permitieron la incorporación de militantes montoneros
al proceso sandinista. En segundo lugar, analizaremos los aportes y la
participación efectiva de este contingente internacionalista en la etapa
insurreccional y las proyecciones solidarias de esta experiencia en la
organización de nuevos equipos técnicos y sanitarios en apoyo a la Nicaragua
sandinista. En tercer lugar, rastrearemos el impacto en términos personales y
militantes que esta experiencia internacionalista tuvo sobre los integrantes de
la Brigada Sanitaria. Y, finalmente, abordaremos la conformación de los
contingentes internacionalistas montoneros en el contexto de las dinámicas
internas de la organización que la impulsó. En este sentido, analizaremos las
proyecciones internacionalistas de Montoneros en Nicaragua en el marco de la
llamada Campaña de Contraofensiva Estratégica, impulsada por esta organización
desde 1979, y que tuvo como objetivo el retorno escalonado de militantes
montoneros a Argentina para combatir a la dictadura militar.
Las dinámicas transnacionales de Montoneros y sus
experiencias internacionalistas en Centroamérica han sido, hasta el momento,
escasamente abordadas. En este ámbito hemos aportado dos trabajos. En el
primero de ellos, analizamos el impacto de la revolución sandinista en términos
de proyecciones orgánicas, estrategias de movilización y redefiniciones
ideológicas sobre los colectivos procedentes del Partido Revolucionario de los
Trabajadores
–Ejército Revolucionario del Pueblo (prt-erp)
y Montoneros (Cortina Orero, 2017)–. En el segundo, abordamos las
transformaciones experimentadas en el imaginario antiimperialista montonero
desde 1976, a raíz del exilio de sus militantes y su Conducción Nacional, con
el efecto que este hecho tendría en términos de colaboración transnacional en
el ámbito de denuncia y solidaridad y la concreción de nuevos vínculos
organizativos de carácter internacional tanto en América Latina como en Europa
y Oriente Medio (Cortina Orero, 2020).
Otro aspecto de la actividad transnacional de Montoneros
que ha recibido interés es la conformación, en Costa Rica, de Radio Noticias
del Continente, emisora que sería clave en el establecimiento de relaciones con
el Frente Sandinista de Liberación Nacional (fsln)
y las organizaciones revolucionarias salvadoreñas (García Fernández, 2018;
Rodríguez Esperón, 2018). Desde el campo de la memoria, encontramos en este
ámbito el relato de Raúl Cuestas (2005), director de rnc,
y la biografía del dirigente montonero Fernando Vaca Narvaja (Vaca Narvaja y
Frugoni, 2002), responsable de los contingentes montoneros en Nicaragua.
En relación con las fuentes utilizadas para este
artículo, partimos de una base de fuentes orales en función de entrevistas realizadas
en Argentina, México y Nicaragua a integrantes de la Brigada Sanitaria Adriana
Haidar, a miembros del contingente militar de Montoneros en Nicaragua y
exiliados del espacio montonero en México. En cuanto a las fuentes documentales
empleadas, utilizamos el archivo documental de la propia Brigada Sanitaria,
fuentes hemerográficas y documentales de Montoneros y de sus escisiones en el
periodo, procedentes del Centro de Documentación de los Movimientos Armados (Cedema) y, por último, el Fondo Equipo Internacionalista
México-Nicaragua, depositado en el Archivo Histórico de la unam.
DE TORRIJOS AL FSLN:
MILITANCIAS TRANSNACIONALES
Y REDES SOLIDARIAS EN EL EXILIO
A inicios de 1979, una delegación
del fsln integrada por los hermanos Daniel
y Humberto Ortega se reunieron, en una finca costarricense, con el miembro de
la Conducción Nacional de Montoneros y responsable de su Secretaría de
Relaciones Exteriores (sre), Fernando Vaca Narvaja (Vaca
Narvaja y Frugoni, 2002). Este encuentro culminaría los acercamientos que, en
distintos niveles, se fueron dando desde 1975 entre el fsln
y Montoneros, y sellaría la formación de los dos contingentes montoneros que se
integraron al proceso sandinista: la Brigada Sanitaria Adriana Haidar y el
Grupo de Combate General San Martín.
La relación de Montoneros con las organizaciones
revolucionarias y los procesos de transformación en Centroamérica se acentuaron
con la instauración de la dictadura militar en Argentina, en marzo de 1976, y
la salida al exilio de sus militantes y de su conducción política. Sin embargo,
es necesario identificar una serie de vínculos previos que, una vez asentados
en el exterior, permitieron el establecimiento de redes solidarias, la
conformación de representaciones políticas en países como México, Panamá y
Costa Rica, además de la concreción de coordinaciones de carácter conspirativo.
En abril de 1974, una delegación de Montoneros y de sus
organismos de superficie inició en Panamá una gira internacional que incluyó
visitas a México, Cuba y Perú.1
La gira fue resultado de la invitación efectuada a la Juventud Peronista (jp) por el presidente panameño Omar Torrijos, durante
su visita a Argentina en enero de ese mismo año.2
Para entonces, Montoneros establecía un paralelismo entre el torrijismo y el
movimiento peronista, identificando a Torrijos y Panamá como uno de los
principales baluartes antiimperialistas en América Latina, junto a Cuba, Perú y
la propia Argentina.3
En Panamá, la visita montonera adquirió carácter oficial,
siendo recibida por el mayor Roberto Díaz, en representación del Estado Mayor.
Durante su estancia en el país, la delegación montonera se reunió nuevamente
con el general Torrijos y estableció relaciones con organizaciones sociales
panameñas como la Federación de Estudiantes Panameños, la Central Nacional de
Trabajadores y la Federación de Mujeres de Panamá.4
En el informe presentado a su retorno, la representación de la jp señaló como principales objetivos de su visita el
“establecimientos de nuevos vínculos” y el inicio de “una coordinación
político-organizativa” con grupos juveniles antiimperialistas y revolucionarios.5
Bajo esta misma lógica, un grupo reducido de la
delegación viajó a México donde permaneció una semana, prosiguiendo la gira con
visitas a Cuba y Perú. En México, los delegados de jp,
jtp y jup se reunieron con
organizaciones juveniles vinculadas al Partido Revolucionario Institucional (pri), como el Movimiento Nacional Juvenil
Revolucionario (mnjr), la Confederación de Jóvenes
Mexicanos y la juventud del Partido Popular Socialista (pps).
La visita adquirió mayor rango institucional, a raíz de la reunión que la
delegación sostuvo con el presidente mexicano, Luis Echeverría, quien recibió
en la residencia presidencial de Los Pinos a los militantes argentinos.6
La relación entre el peronismo montonero y Echeverría se
consolidó en los siguientes años de la mano del exrector de la Universidad de
Buenos Aires, Rodolfo Puiggrós. Las acciones de la Alianza Anticomunista
Argentina (aaa) habían empujado al exilio a
referentes del peronismo revolucionario y destacados intelectuales durante el
mandato de María Estela Martínez de Perón. Para Puiggrós era su segundo exilio
en México, país en el que había residido entre 1961 y 1967, ejerciendo como
profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam)
y participando en la fundación del periódico El Día.
El prestigio académico de Puiggrós, su ascendencia sobre las instituciones
mexicanas y sus lazos de amistad con personalidades de los variados exilios
latinoamericanos en México, lo convertirían en una figura clave para la
construcción de las redes de Montoneros en este país y de cara a Centroamérica.
Siguiendo el testimonio de José Miguel Candia, sociólogo
argentino exiliado en México y colaborador directo de Puiggrós, el profesor
asentó sus relaciones con el pri y el Estado
mexicano en función de su cercanía con dos figuras: la del político, jurista e
ideólogo del pri, Jesús Reyes Heroles, y la del
propio presidente Echeverría. En este sentido, el espacio montonero logró
articular canales de comunicación directos con Presidencia y la Secretaría de
Gobernación. “No era fácil hablar con el Estado mexicano. No era cualquier
Estado. Ni Pinochet ni Fidel Castro. Era otro ente. Así las cosas, gente como
Rodolfo [Puiggrós], también Don Ricardo [Obregón Cano],7
reconocido y con espacio para platicar y resolver broncas también. Rodolfo era
un tipo muy reconocido intelectualmente, tenía vasos comunicantes. Sí, era uno
de los fusibles con el Estado.”8
El exrector de la uba
sería igualmente clave en la articulación de redes de exiliados. En 1975 se
conformó en México el Comité de Solidaridad Latinoamericana, que agrupó a los
referentes intelectuales y políticos latinoamericanos asentados en este país.
Puiggrós ocupó la representación argentina (Yankelevich, 2010), en un organismo
en el que participaron personalidades como el brasileño Francisco Julião, el
chileno Pedro Vuskovic, el uruguayo Carlos Quijano o Gerard Pierre-Charles, en
representación del exilio haitiano.
La oposición nicaragüense estuvo representada por el
poeta Francisco de Asís Fernández, quien un año antes había fundado el Comité
Mexicano de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua (cmspn),
y con quien Puiggrós estableció una relación de amistad.9 Este vínculo alentó los
primeros contactos indirectos y las expresiones de apoyo de Montoneros hacia la
lucha del fsln, en un momento en que la actividad
política montonera se inscribía todavía en una lógica eminentemente nacional.
Así, entre el 24 de noviembre y el 5 de diciembre de 1975, México acogió la
Segunda Jornada de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. Puiggrós ejerció
como uno de los principales oradores del encuentro, que contó con la adhesión
de Montoneros y el Movimiento Peronista Auténtico, organismo electoral
promovido por la organización clandestina.10
El exilio argentino en México, agrupado en la Comisión
Argentina de Solidaridad (cas), se dividió a finales de 1975 al
constituirse el Comité de Solidaridad con el Pueblo Argentino –inicialmente,
Comité de Solidaridad con el Pueblo Argentino en Lucha por su Liberación–. El cospa se lanzó públicamente en diciembre de 1975
coincidiendo con la Segunda Jornada de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua,
en una nota de adhesión firmada por Carlos Suárez y Rodolfo Puiggrós.11 Ambos integrarían con
posterioridad el Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero (mpm). El cospa
se vería reforzado con la masiva llegada de exiliados argentinos que siguió al
golpe de Estado de marzo de 1976 y el respaldo del gobierno mexicano. Si bien
inicialmente aglutinó a otras expresiones vinculadas a la izquierda armada
argentina, el cospa sería rápidamente cooptado por
Montoneros, convirtiéndose en una plataforma para las relaciones
internacionales de esta organización (Yankelevich, 2010; Rojas Mira, 2014).
cospa, primero, y la Casa Montonera, después, se convirtieron
en ámbitos de sociabilidad para el exilio montonero en México, pero también en
espacios que permitieron el vínculo informal con otros militantes
latinoamericanos. Al respecto, los militantes montoneros identifican la Casa
Argentina como el ámbito en el que pudieron conocer de primera mano los procesos
revolucionarios centroamericanos, a raíz de la organización de peñas,
campeonatos deportivos y actividades solidarias con participación de colectivos
nicaragüenses, salvadoreños y guatemaltecos. Pero también, como un espacio
concreto de solidaridad montonera hacia los militantes centroamericanos,
expresado en la atención psicológica a activistas refugiados en México y la
integración de sus hijos a la Casa del Niño, dirigida por Graciela Gómez
(Cortina Orero, 2020).
La escalada represiva que siguió a la instauración de la
dictadura militar en Argentina determinó el repliegue al exterior de la
Conducción Nacional de Montoneros. La organización debió acomodarse a una nueva
etapa marcada por el predominio de la actividad política fuera del territorio
argentino, impulsando organismos de solidaridad allí donde se asentó su
militancia, y dotándose de una nueva estructura organizativa acorde a las
necesidades marcadas por la actividad transnacional. En esta línea, en abril de
1977 se lanzó públicamente el Movimiento Peronista Montonero (mpm). Este cumpliría una doble función. Por un lado,
permitía reagrupar a un conjunto de activos que, si bien habían cesado su
militancia en la organización, seguían asumiéndose partícipes del espacio
montonero. Por otro lado, se constituía como un organismo amplio y de
naturaleza pública capaz de vincularse con instituciones internacionales,
gobiernos y organizaciones políticas de naturaleza diversa.
Con esta lógica, el mpm
impulsó una Secretaría de Relaciones Exteriores (sre)
encargada de desarrollar las actividades de solidaridad, visibilizar a la
organización en los foros internacionales y establecer vínculos con otros
movimientos revolucionarios.12
En este ámbito, la labor del mpm se completaría
con el establecimiento de representaciones y delegados internacionales y el
impulso de medios de difusión. Entre estos destacaron la revista Vencer, órgano impreso internacional del mpm, y la emisora de onda corta asentada en Costa Rica
“TIRL Radio Noticias del Continente” (rnc). La radio comenzó sus transmisiones de prueba a
finales de 1978, como un esfuerzo comunicativo que pretendía romper, desde el
exterior, la censura implantada por la dictadura argentina. Sin embargo, pronto
trascendería el ámbito argentino para convertirse en un instrumento de difusión
de las luchas revolucionarias en América Latina y, particularmente, en
Centroamérica (García Fernández, 2018; Rodríguez Esperón, 2018).
Radio Noticias del Continente cumplió una función propagandística
y de difusión a la vez que actuaba como una herramienta que permitió el
establecimiento de redes conspirativas entre militantes argentinos y las
estructuras sandinistas que operaban en Costa Rica. En este sentido, y
siguiendo el testimonio de Raúl Cuestas (2005), rnc
sirvió como enlace en la incorporación de internacionalistas argentinos que, de
forma inorgánica, se sumaron a la Revolución Sandinista, como José Sbezzi,
desde Suecia, y de Carlos Balerini y José Ramón Morales, quienes lo acompañarían
desde el exilio mexicano. La emisora facilitaría igualmente el establecimiento
de vínculos directos entre el fsln y Montoneros.13
Si en el ámbito de la solidaridad, la estrategia de
Montoneros se caracterizó por una política amplia en la vinculación con las
diversas fuerzas de oposición al somocismo, en el terreno conspirativo la
organización argentina estrecharía sus alianzas con la tendencia insurreccional
o tercerista del fsln. En este vínculo pesaría la propia
estrategia internacional de los terceristas, capaz de atraer el apoyo de la
socialdemocracia europea como del Departamento América cubano, así como cierta
sintonía ideológica entre las dos organizaciones latinoamericanas. Para
Montoneros, esta afinidad partía, precisamente, del no alineamiento de la
tendencia insurreccional y de la importancia de los referentes nacionales y la
historia nicaragüense en la ideología y estrategia política del fsln.14
En este punto, Montoneros percibía al sandinismo como un movimiento nacional
que, al igual que el peronismo en Argentina, se nutría de la alianza de
distintas fuerzas sociales enfrentadas al imperialismo.15
En un contexto caracterizado por la lucha antidictatorial
en Argentina y Nicaragua, a mediados de 1977 se produjo el primer contacto
entre el fsln y Montoneros, en una reunión en la
que los representantes de la tendencia insurreccional del fsln, Plutarco Hernández Sancho y Humberto Ortega,
plantearon el establecimiento de relaciones orgánicas y solicitaron
instructores militares para los campamentos del fsln
en Costa Rica (Cuestas, 2005). Una versión diferente ofrece el testimonio de
Celedonio Carrizo, quien posteriormente integraría el Grupo de Combate General
San Martín. Carrizo afirma que entre finales de 1978 e inicios de 1979, siendo
un referente visible del mpm en Panamá, fue contactado por una
de las estructuras sandinistas en este país, que solicitó ayuda urgente a
Montoneros ante una situación de desabastecimiento.16
De este contacto inicial, habría derivado la reunión entre los hermanos Ortega
y Fernando Vaca Narvaja en Costa Rica.
Estas versiones, lejos de ser excluyentes, evidencian el
contacto que, en diferentes niveles, tanto en el ámbito abierto de la
solidaridad como con carácter conspirativo, se produjeron entre Montoneros y el
Frente Sandinista. Hay que apuntar, además, que desde 1978 la Conducción
Nacional de Montoneros buscaría refugio en Cuba a raíz del fracaso de la
Operación México, que tuvo como objetivo el secuestro de la dirigencia montonera
por agentes de la dictadura argentina (Confino, 2018). Consideramos probable
entonces que las dos organizaciones hayan mantenido contactos también en Cuba,
país en el que tanto el fsln como Montoneros contaron con
representaciones propias.
Los acercamientos entre Montoneros y fsln tuvieron como resultado el apoyo técnico, humano
y financiero de la organización argentina a la ofensiva insurreccional
sandinista. Este respaldo se concretó, como señalamos, en la organización de la
Brigada Sanitaria y el Grupo de Combate General San Martín pero, también, en la
puesta a disposición del fsln de la señal de Radio Noticias del
Continente, que permitiría respaldar la escasa potencia de la que gozaba la
emisora clandestina Radio Sandino (Rodríguez Esperón, 2018).
DE LA INSURRECCIÓN A LA RECONSTRUCCIÓN: LA BRIGADA
SANITARIA ADRIANA HAIDAR
La madrugada del 18 de julio de
1979, un día antes del triunfo definitivo de las fuerzas sandinistas, dos
avionetas procedentes de San José (Costa Rica) descendieron sobre suelo nicaragüense
en el departamento de Carazo, territorio del Frente Sur-Oriental “Camilo
Ortega”, para entonces, zona ya liberada por el fsln.17 El grupo estaba
conformado inicialmente por nueve integrantes. Cuatro médicos (el cirujano
Ricardo Yofre, el psiquiatra infantil Juan Carlos Volnovich, la psicóloga y
sanitarista Alicia Gillone y la psiquiatra Sylvia Bermann, quien asumiría la
dirección de la Brigada); el odontólogo Luciano de Gatica; y dos enfermeras (Mercedes
Inés Moya, enfermera pediátrica, y Patricia Vaca Narvaja, instrumentista).18 Completarían el equipo
técnico el bioquímico Ricardo Holland y el economista Luis Castillo, que
actuaría como administrador del grupo.
Con la excepción de Volnovich, todos los integrantes de
la Brigada Sanitaria procedían del exilio mexicano y estaban vinculados a la
Rama de Intelectuales y Profesionales del Movimiento Peronista Montonero (mpm). Atendiendo a los informes económicos de la
Brigada, el grueso de su financiación procedió del propio mpm y, en menor medida, de aportes personales y del cospa.
La organización de la Brigada es un ejemplo de las
complejas redes generadas por Montoneros en el exilio. Si bien su concreción
partió del acuerdo entre dos estructuras revolucionarias clandestinas,
Montoneros y fsln, su organización precisó del apoyo
directo e indirecto de los gobiernos de México y Cuba, y se nutrió de la
infraestructura generada en Costa Rica por Montoneros, a través de Radio
Noticias del Continente.
En México, atendiendo a las excelentes relaciones que
mantenía Puiggrós, el grupo contó con el aval de la Secretaría de Gobernación
lo que permitió regularizar la salida del contingente, así como de los insumos
sanitarios que acompañaron al grupo. Los integrantes de la brigada, algunos de
los cuales ejercían su actividad profesional en la unam
y en la Universidad Autónoma Metropolitana (uam),
contaron con licencia en sus respectivos trabajos.19
Entre su convocatoria y la salida de México no pasaron más de dos semanas. La
coordinación recayó en Ricardo Yofre y Luis Castillo.20
Además del acopio de insumos, el grupo buscó informarse de las condiciones en
las que se desarrollaría su actividad en Nicaragua. En este punto, la dirección
de la Brigada lamentó, a su retorno, la descoordinación con los representantes
del fsln en México, que no estaban
informados de su integración al proceso, lo que les impidió contar con “valiosa
información” que sí recibieron otros contingentes.21
Desde Cuba debían sumarse al contingente dos médicos
argentinos residentes en este país: Leonardo Werthein y su cuñado Juan Carlos
Volnovich. Werthein había participado como médico en el foco guerrillero del
Ejército Guerrillero del Pueblo (egp), impulsado por
Jorge Ricardo Masetti en Salta, Argentina, entre 1963 y 1964, y era un
militante con ascendencia familiar dentro del Departamento América del Partido
Comunista Cubano (pcc). Sin embargo, su doble
nacionalidad (argentina y cubana) determinaron su no incorporación al grupo,
pues se asumía que la presencia cubana en apoyo del fsln
podía ser utilizada como pretexto, por parte de Estados Unidos, para intervenir
directamente en Nicaragua. Volnovich, en cambio, sería invitado por el
Departamento América a sumarse a la brigada que se estaba conformando en
México. Así, viajó a este país, donde sería recibido por un militar cubano:
Cuando llegué yo, me dice el hombre: “Mucho gusto. ¿Y
usted qué hace?”
–Yo
soy psicoanalista.
Creo
que era la primera vez en la vida que escuchaba la palabra psicoanalista.
Cuando yo vi que el abrió los ojos como dos huevos duros, entonces me di cuenta
de que tenía que aclararle algo más y le dije: “Soy psicoanalista de niños”. A
lo cual el hombre se quedó totalmente perplejo, sin decirme una palabra, se
levantó y se fue. Me dejo ahí. Seguramente se debe haber ido a consultar algo.
Volvió y me dijo: “Pero dígame una cosa, ¿usted es médico?”
–Sí,
soy médico.
–Ah,
bueno, porque necesitamos un anestesista para un quirófano en el frente de
batalla.
–Pero
yo no soy anestesista…
–Pero
eso se puede arreglar.22
Al igual que Volnovich, Sylvia Bermann, también
psiquiatra, recibiría formación como anestesista, actividad que nunca llegaría
a desarrollar como brigadista.23
Estos testimonios dan cuenta no sólo del entramado de redes transnacionales que
acompañaron esta experiencia internacionalista, sino que muestran, también, los
objetivos iniciales de la Brigada, formada “para hacer sanidad de guerra” en
apoyo de la insurrección, en las filas del fsln.24 Bajo esta lógica, el
grupo partiría de México a Costa Rica, entre mayo y junio de 1979, asentándose
hasta su traslado definitivo a Nicaragua en las instalaciones de Radio Noticias
del Continente. Durante su estancia en Costa Rica, el grupo se reunió con miembros
de la Conducción Nacional de Montoneros y recibió la visita de los dirigentes
sandinistas Víctor Tirado López y Humberto Ortega.25
El ingreso del contingente se retrasó hasta el 18 de
julio al demorarse las medicinas y el equipamiento sanitario pensado para la
atención de cien pacientes. No obstante, la limitada capacidad de las avionetas
con las que entró el contingente obligó a dejar en Costa Rica buena parte de
los insumos: “Descendemos cerca de la ciudad de Diriamba, pero en una ruta
[carretera]. Estaba amaneciendo y aparentemente estaba desierto, pero cuando
para el avión, no terminamos de abrir la puerta, un enjambre de hormigas sandinistas
para vaciar todo y llevar la medicación y a nosotros a un lugar seguro.”26
Tras entablar contacto con las autoridades del fsln en Diriamba, se plantearon tres espacios para que
se asentara el contingente sanitario: Diriamba, el hospital de Jinotepe y el de
Masaya. Este último fue descartado por las condiciones de guerra, mientras el
de Jinotepe se encontraba sobrepasado en su capacidad asistencial y demandaba
más insumos que personal técnico. Finalmente, se optó por el asentamiento del
grupo en el hospital San José de Diriamba, dependiente de las monjas josefinas.
El hospital se encontraba en una situación “precaria” y había sido
desmantelado, pero ofrecía ventajas para su reorganización y el desarrollo de
un plan sanitario para el municipio.
Desde este momento, la Brigada Sanitaria empezaría a
trabajar sobre dos objetivos: desarrollar la actividad asistencial y
coordinarse con “los grupos de salud relacionados con el fsln”
y las organizaciones de masas para efectuar un “relevamiento del estado
sanitario de la población”.27
La Brigada, que se había preparado para desarrollar su trabajo en un contexto
bélico, había llegado a Nicaragua para “la pirotecnia” final, teniendo que
adaptar sus objetivos hacia una lógica de reconstrucción.
Aunque el grueso de la atención médica militar pasó a
depender del naciente Ejército Popular Sandinista (eps),
la Brigada Sanitaria siguió prestando asistencia a los heridos por arma de
guerra durante la etapa postinsurreccional, así como a los milicianos de la
Escuela de Instrucción Militar “Israel Lewites”.
En la nueva dinámica de reconstrucción, los esfuerzos de
sus integrantes se orientaron a dotar a Diriamba de unas estructuras
asistenciales básicas, implementar un plan de salud, poniendo el foco en las
acciones preventivas y la educación sanitaria de sus habitantes, y el
desarrollo de acciones para la formación y especialización de personal
sanitario local. En este sentido, la Brigada puso en marcha un curso de
enfermería, que formó durante un mes a una treintena de mujeres con el objetivo
de mejorar la labor asistencial,28
e implementó un taller de formación en pediatría para alumnos avanzados de la
escuela de medicina. Esta acción fue desarrollada por el pediatra Pedro
Sarrasqueta que, junto al sanitarista José Carlos Escudero, se sumaron al grupo
durante dos semanas.29 La actividad
pediátrica, desarrollada por Volnovich, la enfermera Mercedes Inés Moya y el
propio Sarrasqueta, concentró buena parte de los esfuerzos de la Brigada, que
describía la situación de la infancia en estos términos: “El sector más
castigado era el de la población infantil, afectada por cuadros muy severos.
Especialmente en sus áreas rurales, la carencia de normas de vacunación y de
saneamiento ambiental, de vivienda aceptable y, sobre todo, de leche y
alimentos suficientes, agravada por la falta de recursos asistenciales era
condicionante de una verdadera ‘hambre’ médica.”30
Para dar respuesta a esta situación, el grupo desarrolló
una red asistencial con la organización de dos dispensarios en el área urbana
de Diriamba y otros dos en los sectores rurales de Buenavista y San Gregorio,
cuyos vecinos bautizaron al dispensario local con el nombre de “Los
Montoneros”. Estos consultorios complementaban la asistencia central en el
Hospital San José de Diriamba, que empezó a ofrecer consultas diarias en
medicina general, cirugía, ginecología, psiquiatría y atención pediátrica.31 En función del trabajo
del bioquímico del grupo, Ricardo Holland, la brigada dotaría a este centro de
un laboratorio de análisis clínico del que carecía con anterioridad.32
Otra de las acciones de la brigada se orientó a asesorar
a la Junta de Gobierno municipal de Diriamba en el área de salud. En primer
lugar, mediante la elaboración de un censo local, enfocado inicialmente a
conocer las necesidades sanitarias de la población, pero que sería utilizada
por las nuevas autoridades para implementar un plan de impuestos municipal,
elaborado por el economista de la brigada Luis Castillo.33 En segundo lugar,
adaptando la organización asistencial local a los organismos surgidos del
proceso revolucionario. En este ámbito, el grupo apoyaría la conformación de la
llamada “Casa de la Salud”, organismo que actuaría como enlace entre la
administración local y los Comités de Defensa Sandinista.34
Junto a las acciones de apoyo y asistencia sanitaria en
el departamento de Carazo, algunos integrantes del contingente montonero
pasaron a desarrollar tareas de asesoramiento en la fase organizativa del
Ministerio de Salud. En estas labores tuvieron especial participación Alicia
Gilloni, responsable del diseño del modelo de salud del municipio de Diriamba,
el odontólogo Luciano de Gatica, autor del proyecto de asistencia odontológica
integral con participación popular,35
y el sanitarista José Carlos Escudero. Fruto de esta colaboración Escudero
(1980a, 1980b y 1981) elaboró los trabajos “Starting from Year One: The
Politics of Health in Nicaragua”, publicado en International
Journal of Health Services, la monografía “Health Care in the New
Nicaragua”, editada en Estados Unidos para la campaña solidaria Medical Aid for
Nicaragua, y el artículo “Año cero en salud”, publicado en México por Cuadernos de Marcha.
Finalmente, atendiendo a la formación de los integrantes
de la brigada, se implementaron niveles específicos de atención, en materia
odontológica y de atención psiquiátrica. En relación con el primer aspecto, se
armó “una red de cobertura asistencial urbana y rural” en el área de Diriamba,36 que tuvo continuidad
con un proyecto de odontología rural impulsado desde el Instituto Nicaragüense
de Reforma Agraria.37 Dada la composición
del contingente, la asistencia psiquiátrica fue uno de los campos con mayor
crecimiento, tanto en adultos como en población infantil, sobrepasando las
expectativas iniciales del grupo:
La población afectada tan directamente por los estragos
de la guerra concurría en número elevado reclamando alivio a neurosis
traumáticas y a estados de pánico ansioso y depresiones que habían aparecido
después del triunfo sobre la tiranía, generalmente coincidiendo con duelos de
difícil elaboración por la pérdida de seres queridos en el conflicto bélico o
por la participación en episodios de extrema tensión y de cercano temor por la
pérdida de la vida ante amenazas directas o presencia de torturas y muertes
violentas. En ocasiones se trataba de personas que sumaron la terrible
experiencia de la guerra a episodios de terror anteriores, como el terremoto
del año 1972. La atención a combatientes completó el cuadro de la patología
atendida.
El momento en que la Brigada regresó a tierras mexicanas
ofrece algunas dudas. Según el testimonio de Luciano de Gatica, el grupo
recibió la orden de volver y salió de Nicaragua en diciembre de 1979, momento
en el que está fechado el informe presentado por la dirección de la Brigada
Sanitaria a la Conducción Nacional del mpm.
Sin embargo, el informe entregado a las autoridades locales como balance de las
actividades realizadas por el grupo durante su estancia en Diriamba aparece
fechado en septiembre de 1979. Además, María Rosa Renzi, quien comenzó a
trabajar para la Junta local de Diriamba en octubre de ese año, afirma que, a
su arribo a lo localidad, la estructura sanitaria ya había partido.38 En esta línea,
consideramos más factible que el contingente abandonara Diriamba entre
septiembre y octubre de 1979, momento en el que los integrantes de la Brigada
regresaron a México. En algunos casos, como el de Holland, De Gatica o la
propia Sylvia Bermann, sería un viaje de ida y vuelta.
CONTRAOFENSIVA, NUEVAS MILITANCIAS Y DISPERSIÓN ORGÁNICA
La participación
internacionalista de la Brigada Sanitaria Adriana Haidar en Nicaragua estuvo
atravesada por dos procesos que definieron el carácter de esta experiencia: la
situación de exilio de sus componentes y las convulsas dinámicas internas en
Montoneros. Desde finales de 1978, la organización revolucionaria argentina
inició la preparación y el reclutamiento de militantes para la llamada
Contraofensiva Estratégica. Este proyecto contemplaba el ingreso a la Argentina
de núcleos militantes especializados para desarrollar acciones de propaganda,
sabotaje y ataques directos contra personalidades ligadas al gobierno militar.
El retorno al país se efectuó en dos oleadas. La primera, a lo largo de 1979, y
la segunda a partir de febrero de 1980 (Confino, 2018).
La incorporación de militantes montoneros al proceso
revolucionario sandinista cumplió, además de su carácter internacionalista, una
función formativa en la lógica de la Contraofensiva. Este aspecto es
generalmente defendido por aquellos militantes que hicieron parte del Grupo de
Combate General San Martín, algunos de los cuales reingresaron finalmente a
Argentina (Cortina Orero, 2020).39
Menor uniformidad presenta el relato de quienes integraron la Brigada Sanitaria
Adriana Haidar, entre los que el componente del retorno en el marco de la
Contraofensiva aparece desdibujado de su experiencia militante en Nicaragua.
Tan sólo Luciano de Gatica quedaría vinculado a este proceso, desarrollando
tareas logísticas entre Nicaragua, México y Cuba, hasta que a finales de 1981
se asentó en Brasil con tareas partidarias.40
La implementación de la Contraofensiva generó dos
disidencias en Montoneros. En mayo de 1979, rompería con la Conducción de esta
organización un sector disconforme encabezado por Rodolfo Galimberti y Juan
Gelman, que pasarían a desarrollar actividad política como Peronismo Montonero
Auténtico (pma) y, posteriormente, como Peronismo
en la Resistencia.41 La segunda ruptura
tendría lugar en abril de 1980, con la conformación en México de Montoneros 17
de Octubre (M-17).42
La fractura orgánica se había definido un mes antes, en una reunión sostenida
en Managua entre los sectores disconformes y la Conducción Nacional de
Montoneros. A la naciente organización se sumaría la jefa política de la
Brigada Sanitaria, Sylvia Bermann, quien pasaría a integrarse al Consejo
Provisorio de M-17.43
Aunque no se ha podido contrastar una vinculación
orgánica efectiva con el agrupamiento encabezado por Galimberti, no deja de ser
significativa la presencia de artículos firmados por otros dos miembros de la
Brigada Sanitaria, José Carlos Escudero y Pedro Sarrasqueta, en la revista Revolución Peronista, editada en México por este
colectivo disidente.44
Estos procesos de quiebres orgánicos, o alejamiento de la
estructura política de origen, aparecen vinculados también al desarrollo de
nuevas experiencias militantes, ligadas al desarrollo profesional en un
contexto de cambio social, que ofreció la reconstrucción de Nicaragua y la
nueva institucionalidad revolucionaria.
En agosto de 1979, la Secretaría de Relaciones Exteriores
del mpm impulsaría una tercera estructura
de apoyo a Nicaragua, la Brigada de Reconstrucción “Compañero Rodolfo Walsh”,
bajo la consigna ‘Devolver al pueblo lo que es del pueblo’.45 Esta tercera
estructura nunca llegó a conformarse debido a la dispersión orgánica que
experimentaba Montoneros, lo que, atendiendo al reclamo de la Brigada
Sanitaria, ponía en entredicho la continuidad del trabajo realizado por este
grupo: “No nos cabe la menor duda de que una parte significativa de lo
realizado puede verse jaqueado por nuestra ausencia, cuando todavía no podíamos
instrumentar o contribuir a ejecutar nuestro reemplazo. Una Brigada de
reemplazo que previmos desde nuestra partida no sabemos por qué no llegó a dar
continuidad a nuestra labor”.46
Si bien la Brigada de Reconstrucción no tendría recorrido
orgánico, el goteo de militantes montoneros que se incorporaron al proceso
revolucionario nicaragüense no cesó. Estos internacionalistas se sumaron a las
tareas de reconstrucción del país, integrándose como personal técnico en las
instituciones revolucionarias, y participando de los diversos esfuerzos
productivos y culturales impulsados por la revolución sandinista. En estos
itinerarios militantes intervinieron redes organizativas partidarias, pero
resultaron esenciales los contactos generados por las estructuras montoneras incorporadas
durante la insurrección y en la etapa inmediatamente postinsurreccional. Es el
caso de María Rosa Renzi y Elsa Soto. Renzi se incorporó al proceso sandinista
en octubre de 1979, junto a su compañero. Su primera parada fue Diriamba:
“Nosotros venimos a Nicaragua por un lado sensibilizados, pero también
recibimos una carta de gente que había estado, posiblemente de Richard,47 y con esa carta nos
presentamos en Diriamba que fue donde ellos [la Brigada Sanitaria] estuvieron.
Fernando Fernández, que era quien presidía la Junta de Gobierno de Diriamba nos
dijo: ‘ustedes no se van, ustedes se quedan conmigo’.”48
Sus primeras funciones se orientaron a reconstruir la
alcaldía y definir funciones en el gobierno municipal de Diriamba. De ahí,
coincidiendo con un distanciamiento de su organización y la posterior ruptura
de M-17, la pareja profundizaría su vinculación con el proceso sandinista: “Yo
te diría que, poco a poco, los que fuimos de alguna manera M-17 nos fuimos
mimetizando con el medio nica. De hecho, Marcela Cappi se mete al Consejo de
Estado, Mario [su pareja] en el Ministerio de Vivienda, yo en Comercio
Exterior. Todo el mundo de los que de alguna manera tuvimos la fractura.”49
Elsa Soto adoptó un posicionamiento diferente con
relación a la discusión dentro de Montoneros. Su pareja se había integrado al
Grupo de Combate General San Martín y, en octubre de 1979, ella se sumó al
proceso revolucionario como personal médico dentro del Ejército Popular
Sandinista. Inicialmente, integrada a la Escuela Carlos Agüero, desde donde fue
trasladada a una unidad militar en Matagalpa, hasta su regreso a la Argentina
en noviembre de 1983. En su testimonio, Soto identifica la experiencia en Nicaragua
como una forma de “prepararnos, obtener experiencia” para volver a la
Argentina, y como la concreción de un “sueño” militante: “lo que no pudimos
hacer nosotros acá, ellos lo pudieron hacer allá”.50
En términos generales, los internacionalistas montoneros
reconocen su experiencia en Nicaragua como una proyección de su militancia,
sujeta a ciertas reconfiguraciones y a rupturas orgánicas. Así, en términos
personales, la experiencia nicaragüense es afirmada en el imaginario como un
momento de recuperación anímica y revitalización de su actividad militante, que
rompió con las dinámicas del exilio.51
En segundo lugar, Nicaragua se vislumbra como una oportunidad de proyectar la
militancia que había quedado trunca en el país de origen, convirtiéndose en
parte protagónica en la construcción de una nueva sociedad revolucionaria. En
esta línea, la integración al proceso sandinista es señalada como un momento de
maduración política y culminación de una vida militante, ligada a la
posibilidad de generar cambios profundos a través de las instituciones (Cortina
Orero, 2020).
En este sentido, podemos observar un proceso de
tecnificación y profesionalización de las actividades solidarias que, sin
abandonar un perfil político, se iría desligando del ámbito partidario,
enlazándose con instituciones públicas y organismos no gubernamentales. En este
contexto se enmarca la formación de un equipo de psiquiatras y psicólogos afincados
en México que, a pedido del decano de la Facultad de Medicina de la Universidad
Nacional Autónoma de Nicaragua (unan), sería
impulsado por Sylvia Bermann en 1981. Este grupo, que posteriormente sería
conocido como Equipo Internacionalista de Salud Mental México-Nicaragua (eism-mn), estuvo integrado originalmente por Bermann,
Marie Langer, Mario Campuzano, Beatriz Aguad, Leticia Cufré y Alicia Stolkiner.52
Bermann, Langer y Maldonado viajarían en octubre de 1981
a Nicaragua,53 para “elaborar un
diagnóstico” de las necesidades y definir los alcances de las tareas. El equipo
se comprometía a viajar una semana al mes a Nicaragua para “favorecer la
capacitación de profesionales y técnicos” locales, y desarrollar políticas de
prevención y asistencia en el área de salud mental.54
Estas actividades se desarrollaron bajo el paraguas del Departamento de
Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad
Xochimilco, mediante un acuerdo de coordinación con la unan.55 En estas tareas, el
Equipo contaría con el apoyo económico de la ong
alemana Médico Internacional.56
El eism-mn proseguiría su actividad
sanitaria y docente en Nicaragua hasta principios de los 90, desarrollando
proyectos como el de “Niño Acompañado” en el Hospital Escuela de León, el
Centro de Atención Psicosocial (caps) de León, la
Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Psiquiátrico de Managua y la
implementación del plan de salud mental en la Regional iii
de Salud (Managua).57
CONCLUSIONES
A lo largo de este artículo,
hemos rastreado la movilización transnacional de la organización Montoneros
que, con antecedentes durante la etapa de gobiernos peronistas –como la gira
internacional de la jp a Panamá, México, Cuba y Perú en
1974–, se acentuó como resultado de la salida al exilio de sus militantes ante
la actividad de la Triple A y la instauración de la dictadura militar en
Argentina. Durante este periodo, Montoneros consolidó sus vínculos
internacionales, estrechando sus relaciones institucionales, entre las redes de
exiliados en el ámbito de la solidaridad, y alcanzando acuerdos de colaboración
con organizaciones revolucionarias como el fsln.
Fruto de este acuerdo, Montoneros puso al servicio de la
organización nicaragüense la emisora de onda corta, con sede en Costa Rica,
Radio Noticias del Continente (rnc), y organizó dos
contingentes internacionalistas para apoyar los esfuerzos insurreccionales del fsln: el Grupo de Combate General San Martín y la
Brigada Sanitaria Adriana Haidar, caso en el que hemos profundizado en este
trabajo.
La Brigada Sanitaria fue conformada en México por la Rama
de Intelectuales y Profesionales del Movimiento Peronista Montonero, con un
perfil eminentemente técnico y orientada, en sus inicios, a realizar “sanidad
de guerra” en el contexto insurreccional que atravesaba Nicaragua. Su
organización es muestra del complejo entramado de redes transnacionales
desarrollado por Montoneros en el exilio, contando con apoyo formativo cubano
en medicina de guerra y gozando del aval de la Secretaría de Gobernación de México
para la movilización de sus integrantes y los insumos médicos.
El rápido desenlace del proceso insurreccional sandinista
obligó a replantear los objetivos de la Brigada, que se asentó en el municipio
de Diriamba (Carazo). En un contexto de reconstrucción, los esfuerzos se
orientaron hacia la puesta en funcionamiento de estructuras asistenciales
básicas, como el Hospital San José de Diriamba, la implementación de un plan de
salud centrado en la acción preventiva y la educación en salud de la población,
además de la formación y especialización de personal local.
Atendiendo a las características del contingente, se
implementaron acciones específicas en atención pediátrica, odontológica y
psiquiátrica, campos en los que especialistas del grupo asesoraron a las
emergentes instituciones revolucionarias, como el Ministerio de Salud y el
Instituto Nicaragüense de Reforma Agraria. Este trabajo inicial de la Brigada,
acotado en el tiempo entre junio y octubre de 1979, facilitó la incorporación
de nuevos militantes montoneros que aportaron al proceso sandinista desde su
actividad profesional.
La experiencia internacionalista de Montoneros en
Nicaragua fue atravesada por el proceso de dispersión orgánica y crisis interna
que esta organización experimentaba como resultado del lanzamiento de la
Contraofensiva Estratégica. La Brigada Sanitaria no escapó a estas tensiones y,
tras el cierre de la experiencia internacionalista, la jefa política del
contingente, Sylvia Bermann, se incorporó a la disidencia de Montoneros 17 de Octubre
(M-17).
Observamos que este proceso de disgregación y
distanciamiento con la estructura política de origen aparece ligado a la
existencia de una propuesta militante alternativa como la Revolución
Sandinista, que permitió a estos militantes insertarse en la nueva
institucionalidad revolucionaria y desarrollarse profesionalmente en un
contexto de transformación social. En este sentido, asistimos, por un lado, a
la proyección de militancias sujetas a reconfiguraciones identitarias y
quiebres orgánicos. Y, por otro lado, a un proceso de tecnificación de la
actividad solidaria que, sin perder el perfil político, se orientó a la
asistencia técnica a Nicaragua de la mano de instituciones públicas y ong.
Estas evidencias nos permiten señalar posibles líneas de
investigación que profundicen tanto en la naturaleza e impacto de las redes
militantes transnacionales como en la transformación de conceptos como
internacionalismo y solidaridad. En relación con el primer aspecto,
consideramos esencial indagar en la compleja articulación de redes que
combinaron relaciones de carácter conspirativo y clandestino con vínculos
institucionales y de naturaleza profesional. Del mismo modo, se hace necesario
profundizar en cómo estas experiencias transnacionales incidieron en los
procesos de transformación identitaria y en la proyección político-organizativa
de los propios militantes. En este sentido, identificamos como un segundo reto
ahondar en la transformación que experimentó a lo largo de la década de los
ochenta el ámbito de la solidaridad, desde un movimiento alineado políticamente
a las organizaciones revolucionarias que iría transformando su actividad,
paulatinamente, hacia la asistencia técnica especializada y hacia el ámbito de
la cooperación internacional.
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OTRAS FUENTES
Archivos
ahunam Archivo Histórico de
la Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Cedema Centro de
Documentación de los Movimientos Armados, Valencia, España.
1 En la gira internacional participaron una treintena de representantes de la
Juventud Peronista (jp), Juventud Trabajadora Peronista (jtp), Juventud Universitaria Peronista (jup), Unión de Estudiantes Secundarios (ues), Movimiento Villero Peronista (mvp) y la Agrupación Evita.
2 “Torrijos: Un General Peronista”, El Descamisado,
núm. 36, pp. 6-7. Ref. B-3. Fondos del Centro de Documentación de los
Movimientos Armados (en adelante Cedema), Valencia,
España.
3 “Panamá contra el imperio”, El Descamisado,
núm. 36, 22 de enero de 1974, p. 8. Ref. B-3. Cedema,
Valencia, España.
4 “Montoneros con el pueblo panameño”, El Peronista,
núm. 2, 26 de abril de 1974, pp. 19-23; “Guardia Nacional: un ejército que
quiere a su patria”, El Peronista, núm. 2, 26 de
abril de 1974, pp. 26-32. Ref. B-6. Cedema,
Valencia, España.
5 “A la vuelta”, El Peronista, núm. 2, 26 de
abril de 1974, pp. 24-25. Ref. B-6. Cedema,
Valencia, España.
6 “Así también se camina hacia la patria grande”, El Peronista,
núm. 4, 14 de mayo de 1974, pp. 20-22. Ref. B-6. Cedema,
Valencia, España.
7 Exgobernador de la provincia de Córdoba, adherente al peronismo
revolucionario, exiliado en México desde 1974.
8 Entrevista a José Miguel Candia, realizada por Eudald Cortina Orero, el 30 de enero de 2018. Ciudad de México, México.
9 José Miguel Candia, entrevista citada.
10 Movimiento Peronista Auténtico (1 de diciembre de 1975). El año 2000 nos
encontrará unidos o dominados; Montoneros (1 de diciembre de 1975). A los
compañeros organizadores del acto de solidaridad con el pueblo nicaragüense. Gaceta Sandinista, 6/7, Suplemento Jornada de Solidaridad
con el Pueblo de Nicaragua (1976), pp. vi-vii.
Ref. A-41. Cedema, Valencia, España.
11 Carlos Suárez (secretario de Prensa) y Rodolfo Puiggrós (secretario de
Relaciones (1 de diciembre de 1975). Compañeros del Comité Mexicano de
Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. Gaceta Sandinista,
6/7, Suplemento Jornada de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua (1976), p. viii. Ref. A-41. Cedema,
Valencia, España.
12 Movimiento Peronista Montonero. Resistir es vencer. Roma, abril de 1977.
Ref. A-29. Cedema, Valencia, España.
13 Morales moriría en el Frente Sur en enero de 1979, ya incorporado a las
filas del fsln. Sbezzi y Balerini proseguirían su
actividad internacionalista en las filas de la Resistencia Nacional (rn) salvadoreña al triunfo de la Revolución
Sandinista. El primero sería detenido en Costa Rica, junto a otros militantes
de la rn, en 1983, mientras que Balerini
sería secuestrado y desaparecido por organismos de inteligencia en Honduras en
agosto de 1981.
14 “Editorial”, Evita Montonera, núm. 25, agosto
de 1979, pp. 3-6. Ref. A-12; “Nicaragua liberada”, Vencer,
núms. 2-3, 1979, pp. 33-35. Ref. A-9. Cedema,
Valencia, España.
15 Las dictaduras no caen, se derriban. Entrevista con el profesor Puiggrós. Vencer, núm. 4, 1980, pp. 10-11. Ref. A-9. Cedema, Valencia, España.
16 Entrevista a Celedonio Carrizo, realizada por Eudald Cortina Orero, el 31
de agosto de 2016. Buenos Aires, Argentina.
17 Brigada Sanitaria “Adriana Haidar”. Informe de actividades realizadas durante
su primera semana de estadía en la ciudad de Diriamba. Diriamba, 24 de julio de
1977. Ref. Dig- aplg. Cedema,
Valencia, España.
18 Patricia Vaca Narvaja fue embajadora argentina en México, entre 2010 y
2015, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.
19 Entrevista a José Carlos Escudero, realizada por Eudald Cortina Orero, el
12 de diciembre de 2016. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
20 Entrevista a Luciano de Gatica, realizada por Eudald Cortina Orero, 21 de
septiembre de 2016. Luján, provincia de Buenos Aires, Argentina.
21 Brigada Sanitaria “Adriana Haidar”. Informe para el Consejo Superior del
Movimiento Peronista Montonero sobre la actuación de la Brigada Sanitaria
Adriana Haidar. Diciembre de 1979. Ref. Dig-aplg.
Cedema, Valencia, España.
22 Entrevista a Juan Carlos Volnovich, realizada por Eudald Cortina Orero, el
15 de septiembre de 2016. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
23 Sylvia Bermann, al C. Mario Eduardo Firmenich, secretario general,
Movimiento Peronista Montonero. México, 7 de diciembre de 1979. Ref. Dig- aplg. Cedema, Valencia,
España.
24 Brigada Sanitaria “Adriana Haidar”. Informe a Patricia Quintana,
coordinadora en el Área de Salud de Diriamba, y Raúl Estrada, miembro de la
Junta de Gobierno y Responsable de Área de Salud. Diriamba, septiembre de 1979.
Ref. Dig- aplg. Cedema,
Valencia, España.
25 Brigada Sanitaria “Adriana Haidar”. Informe para el Consejo Superior del
Movimiento Peronista Montonero sobre la actuación de la Brigada Sanitaria
Adriana Haidar. Diciembre de 1979. Ref. Dig- aplg.
Cedema, Valencia, España. Sobre esta reunión,
Volnovich recuerda que Humberto Ortega obsequió al grupo con una ametralladora
liviana, a la que llamaban “polaquita” por su origen.
26 Luciano de Gatica, entrevista citada.
27 Brigada Sanitaria “Adriana Haidar”. Informe de actividades realizadas
durante su primera semana de estadía en la ciudad de Diriamba. Diriamba, 24 de
julio de 1977. Ref. Dig- aplg. Cedema,
Valencia, España.
28 Patricia Vaca Narvaja. Plan de salud. Sector de Enfermería. Diriamba, 24 de
julio de 1979. Ref. Dig- aplg. Cedema,
Valencia, España.
29 Brigada Sanitaria “Adriana Haidar”. Informe para el Consejo Superior del
Movimiento Peronista Montonero sobre la actuación de la Brigada Sanitaria
Adriana Haidar. Diciembre de 1979. Ref. Dig- aplg.
Cedema, Valencia, España.
30 Brigada Sanitaria “Adriana Haidar”. Informe de actividades realizadas
durante su primera semana de estadía en la ciudad de Diriamba. Diriamba, 24 de
julio de 1979. Ref. Dig- aplg. Cedema,
Valencia, España.
31 Brigada Sanitaria “Adriana Haidar”. Informe de actividades realizadas
durante su primera semana de estadía en la ciudad de Diriamba. Diriamba, 24 de
julio de 1979. Ref. Dig- aplg. Cedema,
Valencia, España.
32 Ricardo Holland. Plan de Salud, sector de Laboratorio. Diriamba, 24 de
julio de 1979. Ref. Dig- aplg. Cedema,
Valencia, España.
33 Luis Castillo. Plan de Salud, sector de Administración. Diriamba, 24 de
julio de 1979. Ref. Dig- aplg. Cedema,
Valencia, España.
34 Brigada Sanitaria “Adriana Haidar”. Informe para el Consejo Superior del
Movimiento Peronista Montonero sobre la actuación de la Brigada Sanitaria
Adriana Haidar. Diciembre de 1979. Ref. Dig- aplg.
Cedema, Valencia, España.
35 Compañero Luciano (de Gatica), mpm,
por Comisión Asesora. Proyecto alternativo simplificado, con participación
popular, para el Sistema Único de Salud Odontológica Integrado al Sistema Único
de Salud. Managua, 4 de julio de 1979 [sic]. Ref.
Dig- aplg. Cedema,
Valencia, España.
36 Luciano de Gatica. Plan de Salud, sector de Odontología. Diriamba, 24 de
julio de 1979. Ref. Dig- aplg. Cedema,
Valencia, España.
37 Luciano de Gatica, entrevista citada.
38 Entrevista a María Rosa Renzi, realizada por Eudald Cortina Orero, el 18 de
mayo de 2018. Managua, Nicaragua.
39 Un caso paradigmático es el del abogado Héctor Amílcar Archetti,
secuestrado en Mendoza en septiembre de 1980 cuando retornaba al país.
40 Luciano de Gatica, entrevista citada.
41 Mesa Promotora del pma. Se constituye la Mesa Promotora
del Peronismo Montonero Auténtico. 22 de mayo de 1979. Ref. A-21. Cedema, Valencia, España.
42 Montoneros 17 de Octubre. A nuestros compañeros del pueblo argentino. Abril
de 1980. Ref. A-21. Cedema, Valencia, España.
43 Montoneros 17 de Octubre. Integrantes del Consejo provisorio. Abril de
1980. Ref. A-21. Cedema, Valencia, España.
44 “Escudero, J. C. Los militares y la salud en Argentina”, Revolución Peronista, s. n., ca.
1981, pp. 29-30; Sarrasqueta, P., “El fracaso económico oligárquico y la
alternativa neodesarrollista”, Revolución Peronista,
núm. 1, septiembre-octubre de 1981, pp. 14-15. Ref. A-9, Cedema,
Valencia, España.
45 Vaca Narvaja, F., “Convocatoria a la Brigada de Reconstrucción ‘Compañero
Rodolfo Walsh’”, Vencer, núms. 2/3, 1979, p. 38.
Ref. A-9. Cedema, Valencia, España.
46 Brigada Sanitaria “Adriana Haidar”. Informe para el Consejo Superior del
Movimiento Peronista Montonero sobre la actuación de la Brigada Sanitaria
Adriana Haidar. Diciembre de 1979. Ref. Dig-aplg.
Cedema, Valencia, España.
47 Ricardo Holland, bioquímico de la Brigada Sanitaria Adriana Haidar.
48 María Rosa Renzi, entrevista citada.
49 María Rosa Renzi, entrevista citada.
50 Entrevista a Elsa Soto, realizada por Eudald Cortina Orero, el 11 de
diciembre de 2015. Buenos Aires, Argentina.
51 En este mismo sentido se expresa Sylvia Bermann en el informe final de la
Brigada Sanitaria, donde reconoce en esta experiencia internacionalista una
oportunidad para superar algunas situaciones generadas por el largo exilio. Al
respecto, Bermann apunta a que la participación en el proceso nicaragüense se
orientó “a despejar una atmósfera enrarecida” por lo que se describe como
“patología del exilio”. Así, la conformación de las diversas brigadas
montoneras en Nicaragua se orientó en términos orgánicos a romper con la
inercia de “supervivencia personal” del exilio y “revitalizar viejas
experiencias militantes”.
52 Bermann, S. Carta al Sr. Decano de la Facultad de Medicina, Dr. Fabio
Salamanca. México, 14 de agosto de 1981. Fondo Equipo Internacionalista de
Salud Mental México-Nicaragua. Archivo Histórico de la Universidad Nacional
Autónoma de México (en adelante ahunam), México.
53 Bermann, S. Carta al Dr. Fabio Salamanca. México, 17 de septiembre de 1981.
Fondo Equipo Internacionalista de Salud Mental México-Nicaragua. ahunam, México.
54 Bermann, S. Carta al Sr. Decano de la Facultad de Medicina, Dr. Fabio
Salamanca. México, 14 de agosto de 1981. Fondo Equipo Internacionalista de
Salud Mental México-Nicaragua. ahunam, México.
55 Área de Salud Mental, Unidad Xochimilco, Universidad Autónoma
Metropolitana. Programa de Coordinación con la Universidad Nacional de
Nicaragua. México-Nicaragua, octubre de 1981. Fondo Equipo Internacionalista de
Salud Mental México-Nicaragua. ahunam, México.
56 Equipo Internacionalista de Salud Mental México-Nicaragua. Nuestro Trabajo
en Nicaragua. s. f. Fondo Equipo Internacionalista de Salud Mental
México-Nicaragua. ahunam, México.
57 Equipo Internacionalista de Salud Mental México-Nicaragua. Nuestro Trabajo
en Nicaragua, s. f. Fondo Equipo Internacionalista de Salud Mental
México-Nicaragua. ahunam, México.