10.18234/secuencia.v0i108.1833
Dossier
Dictadura salazarista,
descolonización y solidaridad holandesa. El caso del Angola Comité y el cidac*
Salazar Dictatorship,
Decolonization, and Dutch Solidarity. The Case of the Angola Committee and cidac
Dirk Kruijt1**, https://orcid.org/0000-0002-9796-8127
1Department of Cultural Anthropology, Faculty of Social and Behavioural
Sciences, Utrecht University, The Netherlands, d.kruijt@uu.nl
Resumen:
Este artículo analiza las actividades solidarias en
Portugal y Holanda en relación con la descolonización e independencia del
África Lusófona. En primer lugar, se plantearán las transformaciones
sociopolíticas acaecidas en Holanda durante los años sesenta y el paso de la
dictadura salazarista a una democracia en Portugal. A continuación, se
pretenden explicar las actividades del Angola Comité de Amsterdam y su
contribución a la creación del Centro de Intervenção para o Desenvolvimento
Amílcar Cabral (cidac) en Lisboa. La investigación
surgió con base en fuentes primarias: historia oral y documentación de archivo.
Para este caso se han realizado diversas entrevistas a los principales actores
y se han consultado el International Institute of Social History (iish) en Amsterdam, el Centro de Documentação 25 de
Abril (CD25A) asociado a la Universidade de
Coimbra y el cidac en Lisboa.
Palabras clave: solidaridad; guerras coloniales; dictadura; Portugal y los Países Bajos.
Abstract:
In this article I discuss the
solidarity activities in Portugal and the Netherlands in the course of the
process of decolonization and independence of Lusophone Africa. Firstly, I
present the socio-political transformations in the Netherlands during the 1960s
and the radical change in Portugal, from Salazar’s dictatorship to democracy.
Then I narrow the focus on the endeavors and performance of the Dutch Angola
Komité in Amsterdam and its support to the Center of Intervention for
Development Amílcar Cabral (cidac) in Lisbon. The
research is based on primary sources (oral history) and archival research at
the International Institute of Social History (iish)
in Amsterdam, the Centro de Documentação 25 de Abril, Universidade de Coimbra,
and the cidac, Lisbon.
Key words: solidarity; colonial wars; dictatorship; Portugal
and The Netherlands.
Recibido: 29 de febrero de 2020 Aceptado: 24 de agosto de
2020
Publicado: 23 de diciembre de 2020
La segunda guerra mundial y la subsiguiente guerra fría
afectaron a Europa, pero, tal vez, influyó en mayor grado en los países de
África, América Latina y Asia. Los movimientos de independencia y guerras
coloniales transformaron esos continentes en escenarios sanguinarios durante
años y en algunos casos hasta décadas.
China e India, los dos países más poblados del mundo,
adquirieron su soberanía territorial a finales de los años cuarenta. La mayoría
de los países colonizadores europeos enviaron ejércitos contrainsurgentes para
aniquilar los movimientos de liberación calificándolos como “terroristas”. Sin
embargo, y sin excepción, esas guerras coloniales trajeron consigo la
disolución de los imperios ultramarinos de Gran Bretaña, Francia, los Países
Bajos, Bélgica y Portugal. Por ejemplo, Indonesia se declaró independiente en
1945 y, tras dos campañas “policiales”, los Países Bajos tuvieron que
reconocerla. Vietnam, a su vez, venció en sendas guerras a Francia en 1954 y a
Estados Unidos en 1975.
En 1945 había solamente tres países africanos
independientes: Etiopia, Liberia y África del Sur. Entre 1951 y 1960 gran parte
de las anteriores colonias europeas en el continente se independizaron, y el
resto lo fue consiguiendo en las dos décadas posteriores: Argelia y Congo-Zaire
lo lograron tras largas y cruentas guerras; el Sahara Occidental se declaró
independiente, pero fue forzosamente incorporado en Marruecos en 1975; Namibia,
excolonia alemana, había sido administrada por África del Sur después de la
primera guerra mundial y no consiguió su independencia hasta 1988; la colonia
británica de Rodesia se autoproclamó independiente en 1975, pero no fue hasta
1980 y tras una larga guerra de guerrillas, que adquirió su independencia
oficial y cambió su nombre por Zimbabue.
Portugal era una potencia colonial europea que
glorificaba la “unidad territorial” de la metrópoli y sus “provincias
ultramarinas”. Formalmente administraba cinco colonias en África: Angola,
Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde y São Tomas y Vicente. Además, poseía
territorios ultramarinos en la “India portuguesa” que fueron anexionados por la
India en 1961. La ciudad de Macao fue gobernada por los portugueses hasta su
desmilitarización en 1975 y su traspaso definitivo a China en 1999.
La ideología oficialista del régimen salazarista, una
dictadura católico-fascista, era de un “Portugal indivisible”. En tres de las
cinco colonias africanas, Portugal llevó a cabo una guerra contrainsurgente
contra diferentes movimientos de liberación, en la que fue apoyado, política y
militarmente, por Rodesia y África del Sur. Como se verá, el régimen se
desangró militarmente en una guerra colonial. A causa de ello, oficiales del
ejército realizaron en 1974 un golpe militar en Lisboa con el que
reestablecieron la democracia en Portugal y aceleraron el proceso de
descolonización en África.
En este artículo se desarrollará un caso singular de
solidaridad entre el Angola Comité de Holanda, dedicado a la solidaridad con
los movimientos insurgentes, y el movimiento de la izquierda católica en
Portugal, originalmente sin nombre, que fue oficialmente creado en 1974 como la
ong Centro de Intervenção para o Desenvolvimento
Amílcar Cabral (cidac).1
La investigación surgió con base en fuentes primarias, tanto entrevistas como
documentación en archivos públicos y privados. En este caso se ha consultado
documentación en el International Institute of Social History (iish) en Amsterdam, el Centro de Documentación 25 de
Abril (CD25A) en Coimbra y el cidac en Lisboa.
LA EMERGENCIA DE LA SOLIDARIDAD
CON EL TERCER MUNDO EN HOLANDA
Durante las primeras décadas del
siglo xx, en Holanda surgieron partidos
políticos confesionales (dos protestantes y uno católico) e ideológicos
(socialistas y liberales), con ramificaciones en toda la sociedad y casi todos
los ambientes de la vida diaria. Los católicos se casaron con católicos, y sus
hijos fueron educados en escuelas de curas, monjas o frailes. Los trabajadores
católicos eran miembros de sindicatos católicos. Se leía periódicos católicos.
Se escuchaba solamente la radio católica. Los amigos eran católicos. El médico
era católico. Se compraba en tiendas católicas. Los domingos se instruía en la
iglesia sobre el comportamiento católico apropiado. Los obispos aconsejaban
públicamente votar por el partido católico que en el parlamento era liderado
por un cura.
Políticamente, las elites negociaron acuerdos para formar
gobiernos de coalición. Este sistema funcionó casi ininterrumpidamente hasta
los años sesenta. A mediados de esta década una “revolución cultural” en el
país desintegró el sistema confesional. La membresía de las iglesias se redujo
aceleradamente y siguió decreciendo en décadas posteriores. En 2016, el 68% de
los holandeses indicó que no pertenecía a ninguna denominación religiosa
(Bernts y Berghuis, 2016). La desconfesionalización coincidió con la mayoría de
edad de la generación del baby boom posterior a la
segunda guerra mundial. Como en los países de Europa Occidental, fue una
generación crítica que ocupó universidades, organizó asambleas y mítines contra
el establishment; que observó los movimientos
sociales del resto del mundo y en la cual impactaron los movimientos de
liberación en América Latina, África y Asia del periodo. La guerra en Vietnam,
el gobierno de apartheid en África del Sur, Namibia
y Rodesia, y los gobiernos revolucionarios Cuba y Nicaragua contaron con gran
simpatía. Fue, en definitiva, una generación antimilitarista, anticolonialista
y que abrazaba opciones progresistas.
Desde los años cincuenta la sociedad holandesa fue
cambiando sus posiciones con respecto a los movimientos de liberación, el
colonialismo e incluso la sociedad de apartheid.
Fue un cambio desde abajo, no propiciado por la élite política. Esta, en líneas
generales, se aliaba con las posiciones de Estados Unidos en temas
internacionales; algunos partidos como el socialdemócrata eran anticomunistas,
mientras que los socialcristianos, en el gobierno ininterrumpidamente desde
1945 y hasta 1994, siguieron las directrices de Washington.2 Los primeros políticos
que se declararon en contra del apartheid fueron la
ministra católica Marga Klompé y después el ministro socialdemócrata de
cooperación internacional Jan Pronk. También se manifestaron a favor de los
movimientos de liberación, la iniciativa proliberación y contra las guerras
coloniales. En general, la oposición extraparlamentaria contó con el apoyo de
estos dos ministros para llevar a cabo sus campañas.
El cambio, por tanto, se dio en la sociedad holandesa y
en sus estructuras asociativas a diversos niveles: social, religioso o de
cooperación, entre otros. Los movimientos sindicales, y muchos municipios,
levantaron la bandera de protesta en contra del racismo y el sistema de apartheid. Crecieron cinco movimientos de cierto
significado (al que cabe sumar el más pequeño dirigido por el Partido
Comunista) en apoyo de movimientos antirracistas en África del Sur y de
solidaridad con los movimientos de independencia en las colonias portuguesas.
Sus líneas de trabajo fueron buscar fondos de donaciones y la concientización
política. Sus líderes tuvieron un origen diverso: estudiantes, profesores de
primaria y secundaria, catedráticos, religiosos, sindicalistas (inclusive del
sindicato de militares), periodistas indignados (especialmente de las emisoras
públicas). En un periodo de dos décadas lograron cambiar profundamente la
opinión pública y hasta la de las cúpulas directivas de la Royal Dutch Shell,
de grandes consorcios de supermercados, de la klm
y de otras empresas y asociaciones empresariales que originalmente se habían
opuesto a actividades contra Portugal (hasta 1974) y contra África del Sur
(hasta 1990).3
Este cambio fue respaldado por las iglesias luteranas,
calvinistas y católicas. Hasta la reina Juliana donó en 1971 un dinero a los
movimientos de protesta, “como persona y no como jefe de estado” (Muskens 2014,
pp. 18, 352-353). En África del Sur el pastor Beyers Naudé, originalmente
miembro del Afrikaanse Broederbond, los defensores
más duros del apartheid, se distanció de aquel
grupo y fundó el Christelijk Instituut dentro del Nederduits Gereformeerde
Kerk. Beyers Naudé llegó a ser un personaje prominente contra el régimen de apartheid, lo que le conllevo la expulsión de la Iglesia
surafricana. La Universidad Libre (protestante) de Ámsterdam, reaccionó y le
otorgó un doctorado honoris causa en teología en 1972. En esos años se formó en
el seno de la comunidad protestante holandesa un grupo de trabajo denominado “kairos” (“el momento oportuno” en griego
eclesiástico), que rápidamente creció hasta convertirse en un movimiento de
gran influencia que recogió fondos otorgados por los creyentes en favor de
movimientos antirracistas y de liberación en África Austral.
Dentro de la Iglesia católica se originó un grupo
semejante, Pax Christi. En junio de 1970 el Papa Paulo VI recibió en el
Vaticano a Agostinho Neto, Marcelino dos Santos y Amílcar Cabral en su calidad
de líderes del mpla (Angola), frelimo
(Mozambique) e paigc (Guinea-Bissau y Cabo Verde),
gesto que fortaleció la legitimidad de aquellos movimientos de liberación.4 El Consejo Mundial de
Iglesias ya antes había dado pruebas de simpatía por la causa con declaraciones
de condena el sistema de apartheid.
Las principales organizaciones implicadas en el sistema
bilateral de cooperación internacional fueron fundaciones como cebemo/cordaid (católica), icco
(protestante), novib/oxfam (socialdemócrata) e hivos (humanista), quienes en los años setenta, junto
con otras organizaciones, comenzaron a recibir financiamiento gubernamental.5 También emergieron
otros movimientos como el Boycot Outspan Actie en contra de la compra de frutas
de África del Sur y de café angolano; el Anti-Apartheids Beweging Nederland (aabn), en el cual participaron miembros y
simpatizantes comunistas; o el Medisch Komitee Angola, grupo de médicos
tropicales auspiciado desde el propio Partido Comunista. Este último estuvo
formado por idealistas que trabajaron con un salario mínimo. Tras su ruptura
por disputas doctrinarias sobre la ortodoxia necesaria para llevar a cabo su
labor, algunos de los médicos fueron “adoptados” y a veces nutridos por sus
colegas cubanos que trabajaron en la misma región (Chabot, 2013).6 En general todas
aquellas organizaciones estuvieron dirigidas por voluntarios que recibieron una
retribución simbólica. La más exitosa de todas ellas, el Angola Comité-Komité
Zuidelijk Africa, será objeto de este artículo y por tanto analizado en
secciones posteriores.
EL RÉGIMEN SALAZARISTA PORTUGUÉS Y LAS GUERRAS COLONIALES
De los cuatro regímenes
directamente asociados al fascismo europeo (Alemania nazi, Italia fascista,
España franquista y el Estado Novo en Portugal), el régimen de Salazar primero
(1933-1968) y de Caetano (1968-1974, tras la enfermedad del primero) se
presentaba como el más “pacífico” y “civilizado” (Almeida, 2008; Pinto y
Rezola, 2007). Su longevidad residió, entre otras claves, en los lazos
estrechos establecidos con la Iglesia católica en el concordato de 1940, por
una parte; y en el control social y político a través de su temida policía
política, la Policía Internacional de Defesa do Estado (pide),
que disponía de centros de interrogación y tortura, cárceles para presos
políticos y un campo de concentración en Cabo Verde. Ambos elementos
permitieron que Salazar, exseminarista, austero, célibe, soltero e íntimo amigo
del Cardenal Patriarca de Lisboa Manuel Cerejeira, dominase durante décadas un
pequeño país con un gran imperio colonial, el cual nunca visitó.
Angola fue para Portugal lo que la India para Gran
Bretaña, Argelia para Francia e Indonesia para los Países Bajos. Se trataba de
un sistema colonial clásico, con la mayoría de los colonos portugueses
establecidos en la capital, Luanda, con la ciudadanía restringida a los blancos
y a los assimilados (mestizos y occidentalizados),
y con una posición inferior para los demás habitantes regida por el Estatuto do indígena. El sistema represivo de la policía
política en las colonias fue la Dirección-General de Seguridad (dgs), que funcionó como aparato de inteligencia y
represión.
La oposición contra el régimen fascista se manifestó en
las colonias y en Portugal de manera diferente. En las colonias, primero en
Angola y casi inmediatamente en Mozambique y Guinea-Bissau, emergieron varios
movimientos de resistencia y de lucha anticolonial. En 1961 se había creado la
Conferência das Organizações Nacionalistas das Colonias Portugueses (concp) en Casablanca, cuyo secretario sería Marcelino
dos Santos, del frelimo.7
La concp fue la plataforma de intercambio
de los movimientos de guerrilla en Angola (con tres movimientos en plena
rivalidad: mpla, unita
y fnla), Mozambique (frelimo),
Guinea-Bissau junto con Cabo Verde (paigc)
y un pequeño movimiento en São Tomé y Vicente. También Timor del Este tenía su
propio comité para la liberación.
Todos estos movimientos nacieron entre fines de los
cincuenta y primeros sesenta al calor del movimiento de descolonización general
en el continente africano, encabezado por Argelia (1962). Este país no sólo fue
ejemplo por su lucha contra los franceses, sino que desde pronto se convirtió
en santuario para otros movimientos de liberación, centro de contacto
internacional, y de vínculo con otros movimientos y países de otros continentes.
En 1963 Argelia formalizó un pacto de intercambio de inteligencia y cooperación
con Cuba para el apoyo de movimientos africanos (Kruijt, 2017, p. 83). En el
mismo año se creó en Adís Abeba la Organización de Unidad Africana (oua) por una treintena de presidentes y jefes de
gobierno africanos, que apoyaba y reconocía los movimientos luso-africanos.
Muchos de los líderes de los movimientos de liberación
nacional se conocían entre ellos. Habían pasado tiempo en la Casa dos
Estudantes do Império (cei) en Lisboa, escuela para los
futuros “líderes assimilados”. Muchos habían sido miembros o simpatizantes del
Partido Comunista Português, clandestino pero influyente como movimiento
opositor al régimen. Futuros presidentes y ministros luso-africanos recibieron
cursos en París y Moscú. Algunos participaron en la Conferencia Tricontinental
celebrada en La Habana en 1966, de donde obtuvieron los contactos que sirvieron
para recibir el apoyo de Cuba a los movimientos de liberación en Guinea-Bissau
y Angola (cuyas misiones militares en el último país fueron legitimadas por la oua).
La respuesta de Portugal a los movimientos y
organizaciones anticolonialistas fue represiva. Su causa también recibió apoyo
internacional: oficiales portugueses siguieron cursos de lucha antisubversiva
en Francia y Argelia en los primeros sesenta; y, en julio de 1961, firmó un
pacto de asistencia mutua con África del Sur y con Rodesia. En aquel año inició
una guerra colonial antisubversiva que pronto degeneró en una guerra sucia con
tropas especiales de las que una buena parte fueron negros; y tropas
paramilitares, As Flechas, y de autodefensa
militarizada de los residentes blancos (Gomes y Alfonso, 2009a).8
El costo del conflicto fue impactante tanto para los
países africanos como para Portugal. En los trece años de guerra fueron
movilizados 820 000 soldados portugueses, de los cuales murieron 8 830 y unos
30 000 resultaron heridos y mutilados. En África del Sur fueron movilizados unos
600 000 soldados blancos y negros para lo que llamaron las Frontier Wars Up North, “guerras
de la frontera hacia el norte”. Carecemos de estimaciones sólidas sobre el
número de muertos, heridos, mutilados y desaparecidos en las colonias (Guerra,
2009; Wessels, 2017). Gran parte de las tropas portuguesas fueron reclutadas de
los habitantes negros en las colonias. Los registros oficiales hablan de
“tropas reclutadas localmente” en Angola, Mozambique y Guinea-Bissau. Coelho,
historiador mozambiqueño, estimó un total de 87 274 portugueses en 1973 y 61
816 angolanos, mozambiqueños y guineanos, 42% de las tropas totales coloniales
(Coelho, 2015, pp. 477-478). Otras fuentes presentan números mayores: alrededor
de 1 400 000 soldados en total, de los cuales 400 000 fueron reclutados
localmente. Al final de la guerra, casi la mitad de los soldados eran africanos
(Cruz Rodrigues, 2013). De su suerte posterior no se sabe nada. Venter (2015,
p. 250) menciona que tras la independencia en Guinea-Bissau en 1975, a pesar del
convenio de amnistía, soldados, sargentos y oficiales de las tropas especiales
portuguesas fueron arrestados y ejecutados. Este hecho ha sido confirmado por
Nóbrega (2003, pp. 214-206). El presidente Luis Cabral explicó a Nóbrega en dos
entrevistas que los portugueses entregaron los listados a la pide para identificar los Comandos Africanos
(Rodrigues, 1995). En total, las guerras coloniales costaron 21 700 000 euros.
En 1960 los gastos militares representaron 3% del producto interno bruto (pib), 6% entre 1966 y 1971, y 5% de 1972 a 1974. Entre
1961 y 1974 los “gastos miliares del ultramar” representaron 21% del
presupuesto nacional (Ferraz, 2019, pp. 4 y 8).
RESISTENCIA Y CAMBIO DE RÉGIMEN EN PORTUGAL
En Portugal también hubo
movimientos de resistencia militar y civil. Muchos de los que por su edad
podían ser reclutados para la guerra colonial salieron del país
clandestinamente, y una vez en el exterior se unieron a los refugiados
económicos. Se estima que el número total fue de alrededor de 1 500 000 personas,
cifra que incluye también un número considerable de soldados y oficiales
portugueses reclutados (en la terminología oficial “milicianos”) que desertaron
(Guerra, 2009).9
El año 1968 fue el año de los movimientos de protesta
estudiantil en Europa. Como había de esperar, los ecos llegaron también a
España franquista y a Portugal salazarista. En Coímbra, Lisboa y Oporto
surgieron protestas estudiantiles que llegaron a ocupar las universidades.
Muchos de ellos pagaron su activismo estudiantil siendo enviados como soldados
y oficiales milicianos a la guerra; en el caso de tener estudios alcanzaron a
ser teniente o capitán miliciano.10
Sus ideas influyeron sosegadamente a algunos de los principales oficiales
regulares que iniciaron en 1974 la Revolución de los Claveles.11
Además de entre los estudiantes, los movimientos de
oposición a la dictadura fueron variados. Hay constancia de que entre los
miembros del Partido Comunista se desarrollaron movimientos clandestinos de
guerrilla en Portugal (Carmo, 2017). Más allá de esos grupos, el Partido
Comunista Portugués fue un opositor civil tenaz. Muchos trabajadores en los
centros urbanos e industriales fueron simpatizantes de los grupos clandestinos.
Aparentemente el pcp dio la consigna a sus militantes de
no desertar hacia Europa, sino unirse a las tropas en las colonias e intentar
vincularse con los movimientos de liberación.12
Por su parte, el “catolicismo progresista” creciente a
partir de la segunda mitad de los años sesenta comenzó a influir en segmentos
de la población que hasta este momento no habían sido opositores. Divulgaban
manuscritos clandestinos, organizaban conferencias y en 1972 llegaron a ocupar
la Capela do Rato en el centro de Lisboa. En esa ocasión la pide intervino y arrestó a 60 personas entre laicos y
sacerdotes. Algunos de ellos llegaron después de 1974 a posiciones claves en el
estado. El abogado Jorge Sampaio, por ejemplo, llegó a ser electo como
presidente de la República entre 1996-2006.
Del lado militar también hubo oposición e incluso entre
la cúpula militar surgieron algunas voces alternativas. En 1958 un general
progresista, Humberto da Silva Delgado, se presentó como candidato para
presidente de la República en contra del candidato del régimen. Las elecciones
fueron amañadas y tuvo que exiliarse en España, donde fue asesinado por la pide en 1965. En enero de 1961 el exmilitar Henrique
Galvão y sus compañeros asaltaron el barco turístico Santa María, desde él
emitieron mensajes contra el fascismo de Salazar antes de buscar refugio en
Brasil, donde soltaron los pasajeros y encontraron asilo. En abril de 1961 el
ministro de defensa, Botelho Moniz, y su secretario de Estado, Costa Gomes,
pusieron de manifiesto su opinión de que la solución debería ser política y no
una guerra contrasubversiva, por lo que fueron destituidos. Costa Gomes fue más
tarde comandante-en-jefe en Mozambique y en Angola. Dentro de los círculos
militares gozó de un gran prestigio y llegó a ser presidente de la República
durante la Revolución de los Claveles.
Dentro del grupo de oficiales subalternos, tenientes,
capitanes y algunos mayores, se oyeron quejas por la mala calidad del armamento,
los muertos, heridos y masacres, la arrogancia de los colonizadores locales y
el mal trato a la población negra.13
Tampoco veían una solución pronta del conflicto, y algunos oficiales incluso lo
expresaron públicamente, caso del entonces capitán Ernesto de Melo Antunes (más
adelante uno de los actores claves en la Revolución de los Claveles y del
proceso de descolonización):
[…] el régimen es, de facto, una dictadura militar […].
El Estado Mayor está mayoritariamente constituido por elementos reaccionarios y
conservadores, verdaderos burócratas […] mientras tanto los oficiales luchamos
para los intereses de los tiburones que se enriquecen a costa del esfuerzo del
militar colonial. […]. La solución puede ser solamente política, militarmente
nunca vamos a ganar esa guerra [que] está sangrando la economía de nuestro país
sacrificando miles de muertos y mutilados (Gomes y Alfonso, 2009b, pp. 11-15).
En 1973 se reunieron unos ciento treinta y seis oficiales
en un lugar secreto para discutir sobre un problema laboral: la equivalencia de
oficiales profesionales y de oficiales milicianos. Una vez reunidos, el tema
central pasó a ser la guerra interminable sin posibilidad de ganar, llegando a
un consenso sobre la necesidad de deshacerse del régimen fascista, terminar la
guerra, restablecer la democracia e independizar las colonias. El resultado fue
la creación del Movimento das Forças Armadas (mfa),
que se expandió a otras ramas del ejército, y se estructuró en torno a una
comisión militar liderada por el mayor Otelo de Saraiva, y una comisión
política por el mayor Melo Antunes. Algunos oficiales progresistas de mayor
rango fueron contactados, como el coronel Vasco Gonçalves, quien dirigiría
cinco de los seis gobiernos entre 1974 y 1976.
El golpe de los militares disidentes se dio el 25 de
abril de 1974, pronto apoyado por la población, que salió a las calles, subió
en los tanques y comenzó a repartir entre los militares alimentos y los
claveles que dieron nombre a la “Revolución de los Claveles”. Los golpistas
propusieron al general Spínola, recientemente despedido por el gobierno. En los
dos años siguientes, durante los gobiernos transitorios cívico-militares, se
crearon nuevas estructuras políticas, sociales y económicas, y se realizaron
grandes reformas;14 aunque también hubo
divisiones dentro de las filas militares, y hasta intentos de golpes de Estado
por parte de la derecha y de la izquierda militar (Chilcote, 2012, pp. 89-192;
Maxwell, 2010).
Entre 1974 y 1976 también se llevó a cabo el proceso de
descolonización. Dos de los ministros de Relaciones Exteriores del bienio
desempeñaron un papel sustantivo: Soares y Melo Antunes (Correia, 2017; Guerra,
2009; Marques, 2013). Soares no era partidario de la independencia de Cabo
Verde, y se hizo acompañar por asesores militares durante sus negociaciones con
los movimientos de liberación. De hecho, fue Melo Antunes quien como ministro
sin cartera redactó la Ley de Descolonización que organizó el proceso de
descolonización. Antunes gozaba de autoridad y respeto entre los líderes de los
movimientos de liberación, al punto que el periódico oficial de Mozambique Noticias lo calificó como “el interlocutor favorito de frelimo, del mpls
y del paigc”.15
Con todo, el proceso de negociación de la independencia
no fue fácil. Hubo opositores externos, caso de políticos y militares en
Rodesia, África del Sur y Zaire, que cedieron su territorio para entrenar
fuerzas militares, paramilitares y mercenarias que atacasen a los movimientos
de liberación (Correia, 2017, pp. 399 y 475). Los propios movimientos
independentistas no eran monolíticos, y los intereses de sus facciones no
siempre fueron coincidentes, sobre todo en el caso angolano, donde los tres
movimientos, mpla,16
unita y fnla eran también
enemigos. La complicación de las negociaciones en Angola con tantos actores e
intereses contrapuestos motivaron el viaje de Melo Antunes a Luanda el 15 de
julio de 1975 para “por última vez tratar de terminar con los combates
sangrientos dentro de Angola, que el día 11 de noviembre de 1975 será
independiente”. Anunció que eventualmente las tropas portuguesas deberían
intervenir para terminar las masacres.17
En Guinea-Bissau el paigc
llegó a controlar territorios considerables, de modo que unilateralmente
declaró la independencia nacional el día 24 de septiembre de 1973, hecho que
fue reconocido inmediatamente por 63 países. Fue declarada formalmente
independiente por Portugal en 1974. Siguieron Mozambique, Cabo Verde São Tomé y
Príncipe, todos en 1975 y todos como Repúblicas Populares. La República Popular
de Angola fue declarada independiente el 11 de noviembre de 1975. Quienes
asistieron a la ceremonia escucharon los cañones de las tropas de África del
Sur.18 En este momento el mpla controló solamente el “corredor marxista” costeño
fue protegido por las tropas cubanas y del mpla.
Rápidamente tras el cese del fuego se inició un proceso
de emigración masiva de unos 471 000 residentes blancos portugueses desde las
colonias hacía la metrópoli. En el censo portugués de 1981 hay anotados 290 504
“retornados” de Angola (61%), 158 945 de Mozambique (34%) y 21 978 de las otras
tres colonias (5%) (Pires, 2003, pp. 190-200). Portugal retiró todos sus
solados, 100 500, en un año después de la independencia. De repente, los nuevos
países se encontraron con una desastrosa falta de trabajadores cualificados:
médicos, técnicos, académicos, administradores, funcionarios públicos,
profesores de primaria y cualquier empleo que requiriese un grado avanzado de
instrucción.
EL ANGOLA COMITÉ, EL CIDAC Y LA PRIMERA ASISTENCIA
TÉCNICA A LAS COLONIAS
En 1961 grupos de estudiantes se
manifestaron ante el Palacio de Justicia de Ámsterdam en defensa de un holandés
y un griego que iban a ser juzgados por falsificar documentos y dinero en favor
del Frente de Liberación de Argelia (fla).
El holandés condenado fue Sal Santen, yerno de Henk Sneevliet, fundador del
Partido Comunista de China y de Indonesia en 1921, además de ser el primer
fusilado por los nazis cuando tomaron Holanda. Entre los manifestantes había
dos estudiantes, Sietse Bosgra y Trineke Weijdema, quienes unos años después
lideraron el Angola Comité. Como muchos de su generación eran antimilitaristas
y anticolonialistas, indignados con las guerras holandesas y la argelina se solidarizaron
con otros movimientos de liberación y fundaron el Argelia Comité (Brothers from the West/Irmãos do Ocidente, 2005).19
En 1961 el mencionado asalto de Henrique Galvão y sus
compañeros al barco Santa María en pleno Atlántico llamó la atención en Europa
sobre la violencia en las colonias portugueses en África. Casi inmediatamente
Bosgra y otros crearon un comité informal que llamaron Angola Comité, siguiendo
el ejemplo del Comité pro-Algeria, para informar, distribuir volantes y buscar
fondos. Originalmente emprendieron acciones muy llamativas como perturbar
marchas militares de la otan en donde participaban soldados
portugueses; además organizaron concentraciones ante bancos y edificios
públicos. Trabajaron con voluntarios, pero, aunque no tuvieron trabajadores
profesionales, la dedicación fue plena. Incluso la dirección postal era la
particular de uno de sus miembros. En 1971 consiguieron pagar a los primeros
tres colaboradores y alquilar un espacio de trabajo (kza,
1981, p. 5). Uno de sus libros sobre las guerras coloniales llegó a un tiraje
de 12 000 ejemplares.
Al comienzo su orientación fue tratar de captar la
simpatía de los movimientos de todo el espectro de izquierdas, el medio
ambiente que conocían. Sin embargo, en base de discusiones con líderes del frelimo, fueron convencidos de la necesidad de
adquirir un apoyo más amplio de un público más extenso, cubriendo gran parte
del centro, centro-izquierda y centro-derecha. Tras la modificación de su
estrategia en un par de años gozaron con gran simpatía del público. Movilizaron
sindicatos y periodistas, sobre todo los de la radio y tv
de las emisoras públicas, redactores de periódicos y semanarios, y cooperaron
con instituciones semejantes como el Netherlands Institute for Southern Africa
(niza) y el Eduardo Mondlane Stichting. En 1964 Eduardo
Mondlane y su esposa Janet, del frelimo, llegaron a
Holanda. Durante su estancia fueron invitados por la radio y tv, realizaron encuentros con líderes sindicales y
comités de solidaridad, además las iglesias católicas y protestantes y las
universidades les invitaron a dar presentaciones.
Esta sería una estrategia permanente: invitar
interlocutores de cierta estatura desde las colonias o de los territorios
controlados por los movimientos de liberación, y organizar eventos. Por ello,
invitaron a desertores portugueses, a misioneros expulsados de los territorios
de ultramar, a monjas que habían sido testigos de las masacres, y a los pocos
obispos portugueses (de Porto, de Beira y de Nampula en las colonias) que
públicamente se opusieran al régimen. Así, lograron obtener la confianza de
sacerdotes ingleses, españoles y holandeses destinados en la África Lusófona
que, a diferencia con la jerarquía portuguesa, estaban dispuestos a hablar y
denunciar las masacres cometidas por las tropas y mercenarios.
Bosgra y los suyos consiguieron tener una influencia
mucho mayor de la que se podía esperar de un grupo de voluntarios. Además,
mostraron una enorme habilidad para organizar campañas que se tradujeron en
donaciones sustantivas. El Angola Comité tuvo por aquel entonces una revista
con 7 000 suscriptores, 40 000 donantes estables, y había aprendido cómo
realizar campañas mediáticas. Financiaba viajes de periodistas que
clandestinamente se entrevistaron con opositores del régimen. Entre otros
invitó a periodistas británicos de The Guardian o
del Financial Times, equipos de tv holandesa o de otros países europeos para
reportajes en las colonias antes y después de su independencia.20
Paul Staal, otro de los miembros claves, comenzó a actuar
como el embajador itinerante del Angola Comité.21
Viajaba con cierta frecuencia por los territorios liberados en Guinea-Bissau,
Mozambique y Angola,22 alojándose en casa de
religiosos que lo pusieron en contacto con guerrilleros locales, sobre todo en
los territorios liberados de Guinea-Bissau donde ya no había tropas
portuguesas. Estuvo presente durante la noche de la independencia de Angola con
el periodista-escritor polaco Kapuscinski (2001), cuyo Another
day of life llegó a ser un relato clásico sobre los días ansiosos de esa
nación en el momento de su independencia en medio de una guerra civil. Juntos
observaron los Tupolevs aterrizando con las tropas cubanas que fueron llevados
inmediatamente para el frente de combate.
Entre 1973 y 1977 Holanda fue gobernada por el gabinete
progresista de Den Uyl y a partir de ese momento el Angola Comité accedió a
fondos públicos de la cooperación internacional oficial. Pero seguía
manteniendo su propia red de donantes para poder moverse de manera
independiente. Mediante contactos en Portugal, básicamente con la resistencia
civil de católicos progresistas, y luego en África Austral, lograron transferir
fondos privados a los movimientos de liberación. Consiguieron que periodistas
pidiesen vacaciones para marcharse a África e instalar estudios de emisión
profesional para los movimientos de liberación.
Staal, que anteriormente había sido director de
relaciones internacionales de la Universidad de Utrecht, comenzó a viajar
sistemáticamente a Portugal y sus colonias, a veces utilizando seudónimos, pero
sin haber estado en la mira de la pide. Se relacionó
con el grupo de intelectuales y líderes católicos del Capelo de Rato en Lisboa
y de la Comissão Justiça e Paz en Oporto (Teotónio Pereira, 2004, p. 19). Estos
por su parte buscaron canales para difundir en Portugal y en el exterior la
persecución realizada por el régimen salazarista, la fuga de los desertores, la
complicidad de la jerarquía católica, y, sobre todo, la situación de la guerra
colonial, las masacres realizadas por las tropas especiales y las invasiones
desde Zaire, Rodesia y África del Sur.
En 1974 un grupo de laicos, curas y monjas, cuyos líderes
eran el arquitecto Nuno Teotónio Pereira y su mujer Natalia, el catedrático y
filósofo Luis Moita, el activista José Dias en Coimbra y Luisa Teotónio
Pereira, hija de Teotónio y Natalia, fueron los fundadores de la ong-cidac, que guarda en la actualidad el archivo de
la clandestinidad (Matías, 2004, p. 25). Teotónio Pereira y Luis Moita fueron
liberados de la cárcel el 27 de abril de 1974, dos días después de la
Revolución de los Claveles.
Unos años antes este grupo había empezado a editar
publicaciones clandestinas como la serie Direito à
Informação sobre encarcelamientos y opiniones censuradas. Publicaron
también información sobre los movimientos de liberación en las colonias y
textos de Amílcar Cabral, todavía prohibidos en Portugal. Tenían contactos con
varios de sus excolegas universitarios que, castigados, habían sido mandados
como oficiales milicianos a las colonias. Horrorizados, contaron la vida diaria
en las colonias, las aldeas fortificadas, las masacres hechas por las tropas
especiales y la “limpieza” después por otras tropas especiales.23 Algunos llegaron a
citar directamente los informes militares y de inteligencia.24 Transportaron estos sobres
con información sensible por medio de amigos que regresaron periódicamente a
Lisboa de permiso familiar. Algunos informes clandestinos fueron publicados
como bac (1975), después de la Revolución de
los Claveles (Matías, 2004, p. 21).25
Una copia de todos esos documentos fue llevada por Staal a Amsterdam donde el
Angola Comité distribuía extractos a Amnesty International, organizaciones de
la onu, la prensa internacional y a
Dar-es-Salaam donde los movimientos de liberación tenían una oficina.26
Como el Angola Comité, el cidac
funcionaba como una organización informal, desde la casa de sus miembros, con
voluntarios, sin horarios fijos y sin salario. En el sentido político,
guardaron siempre su posición de no afiliación política partidaria. A medida
que evolucionó y sus funciones cambiaron también lo hizo su nombre, aunque no
el acrónimo: nació como Centro de Informação e Documentacão Anti-Colonial (cida-c); en 1977 cambió a Centro de Informação e
Documentação Amílcar Cabral (cidac), y en 2004 se
volvió a transformar en Centro de Intervenção para o Desenvolvimento Amílcar
Cabral (cidac)
(Teotónio Pereira, 2004, pp. 27, 32 y 50). El Angola Comité financió la creación
formal del cidac con fondos obtenidos durante una
campaña por radio y tv por valor de varios centenares miles
de florines (kza, 1981, p. 47). La relación entre
ambas instituciones facilitó a otras organizaciones obtener recursos de la
cooperación para el desarrollo holandesa (Beurden y Huider, 1996; Bosgra et
al., 2005; Hendrix, 2006; Muskens, 2014). El Angola Comité también facilitó
contactos con los líderes de los movimientos de liberación en las colonias,
algo inédito en Portugal salazarista.
Inmediatamente después del 25 de abril de 1974, estando
en la legalidad, editaron los programas y los textos populares de los
movimientos políticos en las colonias, caso de discursos de Cabral y de Samora
Machel. Como habían sido estrictamente prohibidos, fueron las primeras noticias
en Portugal sobre lo que representaron aquellos movimientos. Le siguieron poco
después un libro sobre Ginea-Bissau y textos del Frente Revolucionario de
Timor-Leste (fretelin). También entrenaron
alfabetizadores timorenses, quienes al regresar fueron masacrados por las
tropas de las Fuerzas Armadas de Indonesia que invadieron la excolonia en
diciembre de ese mismo año. Todavía en 1974 mandaron ropa, medicamentos y
material didáctico para Mozambique. En aquel año y en 1975 instruyeron,
entrenaron y mandaron los primeros profesores voluntarios de primaria a
Guinea-Bissau, que había quedado casi totalmente sin personal docente
educativo. El año siguiente enviaron dos grupos de docentes para la enseñanza
secundaria a Cabo Verde a solicitud del gobierno de las islas.
El cidac fue la primera organización
privada que mandó profesores y expertos voluntarios a los países recientemente
independientes cuyos cuadros se habían refugiado a Portugal (Santos, 2014;
Teotónio Pereira, 2004).27 En los años ochenta se
profesionalizó el entrenamiento y la asistencia en materia de educación, salud
pública y de gestión económica, tanto para grupos de voluntarios portugueses
como para los estudiantes en Portugal procedentes de los Países Africanos de
Lingua Oficial Portuguesa (palop). Inclusive
llegaron desde otros países europeos voluntarios y cooperantes que recibieron
entrenamiento en el cidac sobre la lengua y la cultura de
las antiguas colonias. Fue la primera ong
con la que el gobierno portugués firmó un contrato plurianual para programas en
África Austral. El 26 de abril de 2004 recibió de la mano de Jorge Sampaio,
presidente de Portugal, la Ordem da Libertade.
CONCLUSIONES
Este artículo ha analizado el
caso de una cooperación Norte-Sur con seis países involucrados: Angola, Cabo
Verde, Ginea-Bissau, Mozambique, los Países Bajos y Portugal. Se ha demostrado
que incluso dentro de situaciones represivas o en situaciones de guerra,
organizaciones informales (el Angola Comité en Holanda y la red de católicos
progresistas en Portugal que luego se transformó en el cidac)
pueden desempeñar actividades significativas de solidaridad.
Para poder contextualizar el inicio y la evolución de
esos grupos ha sido necesario esbozar los cambios producidos durante los años
sesenta en Holanda y los setenta en Portugal. La independencia unilateral en
1945 y el proceso de descolonización de Indonesia había sido traumática para
Holanda. Los esfuerzos de una reconquista violenta durante cuatro años
terminaron con un acto de transferencia de la soberanía en diciembre de 1949.28 Desde Holanda se
enviaron 100 000 soldados, 50 000 voluntarios y algunos miles de militares
profesionales para fortalecer los 70 000 militares del Koninklijk
Nederlands-Indisch Leger (knil), las fuerzas armadas coloniales
(Oostindie, 2015). La generación de posguerra creció con profundos sentimientos
antimilitaristas, de solidaridad con el Tercer Mundo y apoyo a movimientos de
anti-apartheid, antifascistas y de liberación
nacional. Esos sentimientos, tal vez, expresaron la posibilidad de resarcirse
de su propio pasado.
En Portugal hubo dos procesos paralelos: la
transformación de un régimen fascista en una democracia y el proceso de
descolonización de cinco colonias en África. Portugal fue el país europeo que
más tardó en dar la independencia a sus colonias. El hecho de que una
generación entera se enfrentara a guerras coloniales, que no eran percibidas
como suyas, contribuyó a procesos de resistencia pasiva, expresados en la
emigración, y una oposición creciente contra un régimen caduco, pero fuertemente
represivo. Este hecho explica también la explosión de popularidad con los
militares que hicieron el golpe de 1974, además de la rapidez con que los
militares en el poder aceleraron la independencia de todas sus colonias
africanas, en un periodo de un año y ocho meses, incluso en Angola donde una
guerra civil estalló el mismo día de su independencia.
Es interesante entender como dentro de los años sesenta y
setenta se creó en Holanda un incipiente movimiento de la (ultra)izquierda, el
Angola Comité, que inicialmente se posicionó claramente a la izquierda del
Partido Comunista, pero que llegó a tener una influencia moral dentro de un
segmento amplio de ciudadanos que simpatizaron y financiaron ampliamente la
lucha anticolonial de las colonias portuguesas y el apartheid
surafricano. El Angola Comité terminó de funcionar unos años después de que se
iniciase el gobierno de Nelson Mandela en 1990.
Dos fundadores del cidac
tuvieron cargos relevantes de gobierno. Luis Moita fue secretario de Estado
(viceministro) en uno de los seis gobiernos provisorios entre 1974 y 1976; y
Jorge Sampaio llegó a ser presidente de Portugal entre 1996 y 2006. Pero la
institución y la mayoría de los activistas optaron por el camino del apoyo
civil a las excolonias portuguesas. El cidac
de hoy, septiembre de 2020, es una ong
de documentación y actividades de apoyo a las excolonias portugueses,
especialmente a Timor del Este y Guinea-Bissau, los dos países que han sufrido
más guerras civiles e invasiones exteriores.
En comparación con los movimientos de liberación y la
guerrilla en América Latina y el Caribe, la situación de África era mucho más
complicada y las guerras civiles fueron más largas y se involucraron más
potencias y terceros países (Kruijt, Rey Tristán y Martín Álvarez, 2020). Las
anteriores colonias portuguesas pasaron por problemas durante décadas después
de la independencia (Chabal et al., 2002). Guinea-Bissau entró en un largo
periodo de inestabilidad, golpes y contragolpes militares (Nóbrega, 2003). En
Mozambique y Angola se iniciaron guerras civiles sanguinarias (Finnegan, 1992;
Messiant, 2008; Oliveira, 2015).
El proceso acelerado de descolonización, ¿era inmadurez?
En una entrevista con André Franco de Sousa, dirigente de la Liga Nacional
Africana y uno de los miembros fundadores del mpla,
da el siguiente intercambio de opiniones (Drumond y Barber, 1999):
P: ¿Con eso quiere decir que los Angolanos no estuvieron
preparados para la independencia?
R:
La misma pregunta me fue hecha por sus colegas de la tv
española después del 25 de abril. ¿Sabe qué fue mi respuesta a ellos? Era así:
“Portugal estuvo más o menos 40 años bajo la dictadura del profesor Oliveira
Salazar. Angola estuvo 40 años debajo del profesor Oliveira Salazar. Cuando me
pregunta si ahora estamos preparados, ¿Es cuestión de raza?” Esa fue mi
respuesta y a usted respondo de la misma manera (p. 67).
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1 Muskens (2014) es el autor holandés que documentó la evolución de todos los
movimientos contra el sistema de apartheid y las
guerras coloniales de África del Sur y de Portugal, a su vez Kuitenbrouwer
(1994) documentó el origen y la evolución de los movimientos pro-Tercer Mundo
en Holanda, y Van Beurden y Huinder (1996) escribió la historia del Angola
Comité. Se utilizó también el libro Bosgra et al. (2005) para los movimientos
de solidaridad con Mozambique y kza (1981) para el
Angola Comité.
2 El exdiplomático ultraconservador Jozef Luns del partido católico fue el
primer canciller holandés tras la segunda guerra mundial (1946-1971) y más
tarde presidente de la otan (1971-1984).
3 Holanda había mantenido lazos estrechos con África del Sur. Compartían la
religión y la lengua, el afrikaans se distanció del holandés a partir del siglo
xviii. Los Boeren son
descendientes de los colonizadores holandeses. Originalmente el término era
equivalente a “agricultores”, pero con el tiempo se convirtió en una indicación
étnica.
4 mpla, Movimento Popular de Libertação de Angola; frelimo,
Frente de Libertação de Moçambique; paigc,
Partido Africano da Independência de Guiné e Cabo Verde. En Angola operaban
también la União Nacional para a Independência Total de Angola (unita) y el Frente Nacional de Libertação de Angola (fnla) en plena competencia y regularmente en combate
con el mpla.
5 cebemo (1961) era la organización católica para la asistencia humanitaria al
Tercer Mundo. Después de fusionarse con otras organizaciones, cambió el nombre
en cordaid. icco
(1964) es la Comisión Coordinadora Intereclesiástica (protestante) para la
cooperación al desarrollo. novib (1956) era la
Organización Holandesa para la Asistencia Internacional fundada por sacerdotes
y pastores protestantes sin vínculo directo religioso. El primer Premio Nobel
en economía Jan Tinbergen fue miembro fundador. En 2006 cambió su nombre en novib/oxfam cuando ya desde 1994 se había vinculado a oxfam International. hivos
(1968) fue fundada por la Asociación Humanista y trabaja mediante oficinas
regionales en África, Asia y América Latina.
6 Entrevista al señor J. Chabot, realizada por Dirk Kruijt, el 7 de marzo de
2017. Utrecht, Holanda.
7 Fallecido el día 11 de febrero de 2020, el diario Novo
Jornal publicó una conmemoración de la fundación del concp el 14 de febrero de 2020.
8 Acerca de las matanzas cometidas, véanse los trabajos de los historiadores,
militares y periodistas sudafricanos Liebenberg, Risquet y Shubin (2015),
Venter (2015), y Waals (2011). Los primeros militantes de As
Flechas eran nómadas-cazadores Bosquimanos (derivado de “Boesman” en
Afrikaans, “Bush man” en inglés), pigmeos pobladores originarios que vivían en
las regiones desérticas en África Austral. No podían cargar armamiento pesado,
pero eran excelentes cazadores que usaban flechas venenosas, cosa que
atemorizaba a los guerrilleros.
9 Entrevista al señor Fernancio Morais, realizada por Dirk Kruijt, el 18 de
diciembre de 2019. Lisboa, Portugal; Entrevista al señor José Dias, realizada
por Dirk Kruijt, el 19 de febrero de 2020. Lisboa, Portugal.
10 Fernancio Morais, entrevista citada; José Dias, entrevista citada;
Entrevista al señor Jorge Conceição, realizada por Dirk Kruijt, el 7 de febrero
de 2020. Lisboa, Portugal.
11 Entrevista a Fernando José Salgeira Maio, realizada por la historiadora
María Manuela Cruzeiro, 11 de septiembre de 2018. El autor escuchó la grabación
en octubre de 2017 en el CD25A en Coimbra, Portugal.
12 José Dias, entrevista citada.
13 El ingeniero militar miliciano Jorge Conceição, que sirvió en Mozambique,
recuerda que la elite colonial blanca en el elegante Country Club tiraba
piedras a los negros y se quejaba sobre el ruido que realizaban los militares
portugueses. Señor Jorge Conceição, entrevista citada.
14 Acerca de la principal reforma, la Agraria, véase Correia (2018), quien fue
comandante militar en el Alentejo durante esos años. Sobre los movimientos
populares durante los dos años de reformas, véase Varela (2018).
15 Noticias, Mozambique, 6 de abril de 1975. Este mismo periódico mencionó los
“saludos revolucionarios” del ministro-presidente Vasco Gonçalves por el día de
la independencia (el 21 de junio de 2975). Noticias,
Mozambique, 29 de junio de 1975.
16 Apoyado militarmente por Cuba (George, 2005).
17 Noticias, Mozambique, 15 de julio de 1975.
18 Entrevista al señor Paul Staal, realizada por Dirk Kruijt, el 28 de
noviembre de 2018. Amsterdam, Holanda.
19 Brothers
from the West/Irmãos do
Ocidente (2005), oficialmente no tiene autor, pero fue escrito por
Bosgra casi por completo.
20 Señor Paul Staal, entrevista citada.
21 Señor Paul Staal, entrevista citada; Entrevista al señor Ernst Schade,
realizada por Dirk Kruijt, el 28 de agosto de 2018. Lisboa, Portugal.
22 Noticias
de Angola, 15 de mayo y 17 de noviembre de 1976.
23 Señor Fernancio Morais, entrevista citada.
24 Señor José Dias, 12 de septiembre de 2018 y 19 de febrero de 2020,
entrevistas citadas.
25 bac o Boletim Anti-Colonial. En la clandestinidad
fueron distribuidos nueve boletines.
26 José Dias, 19 de febrero de 2020, entrevista citada; Paul Staal, entrevista
citada. En el International Institute of Social History se encuentran siete
volúmenes de unas 250 páginas cada uno con las copias de la información militar
y de inteligencia.
27 Entrevista a la señora Luisa Teotónio Pereira, realizada por Dirk Kruijt,
el 3 de febrero de 2020. Lisboa, Portugal.
28 La colonia de Surinam se independizó en 1975 tras negociaciones sobre un
monto formidable de 1 600 millones de euros para la cooperación de desarrollo.
Las Antillas Holandesas decidieron mantener el lazo con la metrópoli que
después de largas negociaciones se disolvió en 2018. Ahora el Reino de los
Países Bajos cuenta con tres “países” y tres “municipios especiales”
ultramarinos adicionales.
* Agradezco
a José Manuel Ágreda Portero y a Eduardo Rey Tristán por sus comentarios y
sugerencias leyendo las versiones anteriores de este artículo. Agradezco por su
colaboración a Paul Staal (Angola Comité, Amsterdam), Kier Schuringa
(International Institute of Social History, Amsterdam), José Dias, Luís Moita,
Luísa Teotónio Perreira, Cecilia Fonseca, Cristina Cruz y Stephane Laurent
(Centro de Intervenção para o Desenvolvimento Amílcar Cabral, Lisboa) y
Natércia Coimbra (Centro de Documentação 25 de Abril, Coimbra) su ayuda en los
archivos y los datos disponibles. También quiero hacer una mención especial a
la colaboración del general Pedro de Pezarat Correia, presidente fundador de la
Associação 25 de Abril, quien en abril de 1974 fue el representante del
Movimiento das Forças Armadas en Angola, por su orientación sobre el proceso de
descolonización.
** Professor
Emeritus of Development Studies, Faculty of Social and Behavioural Sciences (fsw), Utrecht University, The Netherlands.
Investigador Integrado Centro de Estudos Internacionais (cei),
Instituto Universitário de Lisboa (iscte-iul), Portugal. Research Fellow Centre for Military
Studies (cemis), Faculty of Military Science,
Stellenbosch University, South Africa.