10.18234/secuencia.v0i108.1840
Dossier
“¡Nicas y mexicanos solidarios
como hermanos!”: el movimiento mexicano
de solidaridad con Nicaragua (1974-1979)
“Nicaraguans and Mexicans in
Solidarity as Brothers!”: The Mexican Solidarity Movement with Nicaragua
(1974-1979)
Gerardo Sánchez Nateras1, https://orcid.org/0000-0002-7115-4096
1El Colegio de México, México, gsanchez@colmex.mx
Resumen:
Este trabajo abordará el movimiento mexicano de
solidaridad con el pueblo de Nicaragua durante la insurrección sandinista
(1977-1979), aportando elementos para el estudio de la historia transnacional
de la revolución en Nicaragua y su impacto en la vida política mexicana. Se
abordará el movimiento de solidaridad como un proceso heterogéneo dominado por
tres actores fundamentales: el fsln, el Estado
mexicano y la izquierda política mexicana, cada uno intentando avanzar sus
intereses particulares mediante la movilización política y el uso de la
retórica de solidaridad. Se estudiarán algunos temas relacionados con la
izquierda partidista y sindical en el contexto de la reforma política de 1977,
el gobierno de José López Portillo y su política hacia el fsln y la izquierda mexicana, así como los esfuerzos
de propaganda y activismo del Sandinismo en México.
Palabras clave: México; Nicaragua; fsln; solidaridad; sandinista.
Abstract:
This paper analyzes the
Mexican solidarity movement with the Nicaraguan people during the Sandinista
insurrection (1977-1979), providing elements for the study of the transnational
history of the revolution in Nicaragua, and its impact on Mexican political
life. It studies the solidarity movement as a heterogeneous process dominated
by three key actors: the fsln, the Mexican State and the Mexican
political left, each trying to advance their interests through political
mobilization and the use of solidarity discourse. Certain issues related to the
partisan and trade union left will be studied in the context of the 1977
political reform, the government of José López Portillo and its policy towards
the fsln and the Mexican left, as well as
the propaganda and activism efforts of Sandinismo in Mexico.
Key words: Mexico; Nicaragua; fsln;
solidarity; sandinista.
Recibido: 9 de marzo de 2020 Aceptado: 30 de julio de
2020
Publicado: 08 de enero de 2021
Una bala para Somoza. Apoya moralmente. Apoya
económicamente.
Una bala le cuesta al fsnl
25$. Tal vez tu bala le pegue a Somoza.1
Este artículo presentará una visión panorámica sobre el
movimiento mexicano de solidaridad con Nicaragua entre 1977 y 1979. Durante
este periodo, México se convirtió en uno de los principales escenarios de los
procesos de solidaridad con la lucha del Frente Sandinista de Liberación
Nacional (fsln) y uno de los ejes más importantes
de las actividades políticas y de propaganda realizadas por este grupo
guerrillero.2
En términos más amplios, este trabajo busca mostrar cómo
el proceso revolucionario en Nicaragua influyó en el escenario político
mexicano en el contexto de una limitada, pero importante, apertura política
durante el gobierno de José López Portillo. También buscará mostrar las formas
de interacción (real y simbólica) de la izquierda mexicana con las luchas
antiimperialistas a finales de los años setenta, sus mecanismos de
organización, y su papel destacado en el movimiento de solidaridad. El artículo
expondrá cómo el movimiento de solidaridad tuvo un carácter heterogéneo,
dominado por tres ejes principales: el fsln
y sus aliados, los grupos de izquierda no armada, y el gobierno mexicano. Como
se verá más adelante, la interacción entre estos tres actores y sus intereses
políticos le dieron forma al movimiento mexicano de solidaridad con Nicaragua.
En los últimos años varios jóvenes investigadores se han
abocado al estudio de los movimientos de solidaridad con Nicaragua, abordando
las conexiones entre el fsln y los grupos de solidaridad de
Europa occidental y Estados Unidos (Agreda y Helm, 2016; Apelt 2015;
Christiaens, 2014; Perla, 2009; Van Ommen, 2016). En América Latina, una de las
áreas más importantes para las labores de solidaridad del fsln, tenemos pocos trabajos que nos permitan explorar
estos temas y abordar la solidaridad desde una perspectiva “sur-sur” (Hatzky y
Stites Mor, 2014, p. 131).3
A pesar de que este no es un trabajo comparativo, mostraremos algunas
importantes diferencias y coincidencias entre los esfuerzos de solidaridad en
México y en otros países.
Existen pocos trabajos que hayan abordado el papel de la
solidaridad mexicana con Nicaragua (Yanes Rizo, 2018). A pesar de esto,
contamos con varios trabajos sobre la política exterior de México hacia América
Central que presentan algunos detalles importantes y amplios elementos para
enriquecer el análisis (Herrera León, 2011; Ojeda, 1985; Toussaint, Rodríguez
de Ita, Vázquez, 2001; Toussaint, 2013; Vázquez y Campos, 2016, entre otros).4 De forma más
específica, contamos con trabajos sobre el papel de los medios durante la
insurrección en Nicaragua (Morales Flores, 2016), sobre la diplomacia del fsln (Campos, 2012) y sobre el papel de los grupos
guerrilleros salvadoreños y guatemaltecos en México (Pirker y Núñez Rodríguez,
2016; Campos, 2016; Valdez Gordillo, 2016; Vázquez y Campos, 2019; Pérez,
2020).
Este artículo presentará un esbozo de las diversas fases
del movimiento mexicano de solidaridad con Nicaragua. Posteriormente, abordará
el periodo que va de 1977 a 1979, momento de gran efusión y movilización
popular por el auge del fsln. Se mostrará el rápido desarrollo
del movimiento de solidaridad, el papel de la protesta doméstica dentro de este
y, finalmente, la convergencia y el uso del movimiento de solidaridad por parte
del Estado mexicano que intentó utilizar las “formas” de la solidaridad para
ocultar su apoyo directo al fsln.5
LOS ORÍGENES DEL MOVIMIENTO DE SOLIDARIDAD EN MÉXICO
A diferencia de los grupos de
solidaridad que surgieron en Europa durante los años setenta del siglo xx, los esfuerzos de solidaridad en México tuvieron
una larga historia que comenzó con los esfuerzos diplomáticos de Augusto César
Sandino durante los años treinta. La larga estadía de Sandino en México, y su
retorno a final de los años treinta, en busca de apoyo por parte del incipiente
gobierno revolucionario de Emilio Portes Gil y Plutarco Elías Calles, sentaron
las bases de una identificación fuerte entre la lucha por la liberación en
América Central y el gobierno revolucionario de México (Carr, 2014; Jeifets y
Jeifets, 2017).
Tras la derrota de Sandino, el movimiento de solidaridad
en México entró en una segunda etapa y se mantuvo vivo mediante los esfuerzos
de grupos de exiliados nicaragüenses radicados en México. Durante los años
cuarenta la colonia de nicaragüenses en México se convirtió en el principal
vehículo de las campañas en contra del régimen dictatorial en Nicaragua.6 Es importante
constatar que, como señala el historiador Kim Christiaens (2014, pp. 616-621),
tanto en Europa como en México las comunidades de exiliados formaron la base de
los esfuerzos de solidaridad y desempeñaron un papel fundamental en la creación
de los comités de solidaridad posteriores.
El movimiento de solidaridad contra Somoza inició una
tercera etapa durante los años sesenta, bajo el influjo de la guerra fría e
inspirado por el ejemplo de la revolución cubana (Altamirano, 2000). La
cercanía entre el movimiento comunista mexicano e internacional con el exilio
nicaragüense y el incipiente grupo organizador del Frente Revolucionario
Sandino (antecesor del fsln) alimentaron las sospechas del
gobierno, ansioso por una posible “infiltración” comunista en el país. De
acuerdo con informes de la Dirección Federal de Seguridad (dfs), en 1971 Bayardo Altamirano (quien Carlos Fonseca
señalaría como uno de los principales cuadros de la organización), fue
arrestado para ser interrogado por sus actividades de “tipo subversivas”. El
documento de la dfs señala que desde 1959, él y varios
nicaragüenses residentes en México se comenzaron a organizar en casas
particulares, especialmente en el domicilio de Edelberto Torres, un destacado
académico guatemalteco, y de Concepción Palacios (médico nicaragüense quien
había colaborado con Sandino durante los años treinta). A principio de los años
sesenta más de 40 nicaragüenses decidieron conformar un grupo guerrillero y
trasladarse a Nicaragua para combatir en contra de Somoza, lo que
posteriormente sería llamado el Frente Revolucionario Sandino, antecesor del fsln.7
Tras el colapso de este esfuerzo guerrillero, Bayardo Altamirano regresó a
México para continuar con sus estudios, pero mantuvo contacto con los grupos
clandestinos nicaragüenses y con la colonia de exiliados de aquel país, quienes
apoyaban con fondos para el fsln. La situación
del grupo era poco alentadora y sus esfuerzos eran apoyados por la venta de
libros autoeditados tales como Radiografía de un país:
Nicaragua.
De acuerdo con los documentos de la dfs, Concepción Palacios y Óscar
Turcios, un militante del fsln, eran los principales contactos de
la organización en México. Ellos estaban encargados de recaudar fondos,
trasladar armas provenientes de Estados Unidos, alojar a guerrilleros y
establecer contactos con nicaragüenses clandestinos en México.8 A pesar del acoso y la
vigilancia de las fuerzas de seguridad de México, el fsln
extendió sus esfuerzos en el país, estableciendo, incluso, un regional de
México que servía como base para las acciones de propaganda, descanso y
tránsito de militantes sandinistas. Las actividades de los grupos sandinistas
en México durante este periodo podían ser caracterizadas por tres elementos, 1)
estaban circunscritas a los grupos exiliados nicaragüenses, 2) en su mayoría
eran de carácter clandestino y estaban encaminadas a apoyar materialmente a la
lucha en Nicaragua, y 3) sufrían del acoso y vigilancia por las fuerzas de
seguridad del Estado.9
La cuarta etapa del movimiento de solidaridad en México
emergió a la par de una evolución teórica de los movimientos radicales
latinoamericanos que lentamente se fueron apartando de la ortodoxia de las
tesis ligadas a la idea del foco guerrillero y la ortodoxia revolucionaria
cubana (Marchesi, 2017, p. 23). Entre 1974 y 1976, una serie de fracasos del fsln por iniciar un foco guerrillero en las montañas y
zonas rurales de Nicaragua llevaron a que esta organización se replanteara sus
formas de lucha, dando cada vez más importancia a factores políticos y
diplomáticos del proceso armado (Ortega, 2004, pp. 264-265). El entusiasmo
generado por el gobierno de Salvador Allende y el importante desarrollo de
grupos de solidaridad con Chile y Vietnam entre 1972 y 1974, mostraron las
posibilidades de la movilización política internacional para el fsln en un momento de redefinición política y militar
(Christiaens, 2018).
Estas transformaciones políticas se vieron reflejadas en
el movimiento de solidaridad con Nicaragua en México, que se nutrió además de
una larga tradición de apoyo al Sandinismo. De acuerdo con el testimonio de la
poeta mexicana Thelma Nava, en una entrevista realizada por Emma Yanes Rizo, en
1974 fue reclutada por el escritor nicaragüense militante del fsln, Francisco de Asís, para organizar un comité de
solidaridad que le pudiera dar legitimidad internacional a las acciones del fsln que se avecinaban en Nicaragua. De forma
apresurada se planearon varias actividades de solidaridad en México, “Por
primera vez vino Carlos Mejía Godoy a México. Se hizo un festival de poesía en
el local del cleta” (Yanes Rizo, 2018, pp. 81-82).
Estos primeros esfuerzos fueron financiados por algunas organizaciones como el
Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (stunam) y algunos destacados miembros de la colonia de
nicaragüenses, tales como la veterana militante Concepción Palacios.
Después de esta primera jornada de solidaridad, se
decidió conformar de forma permanente un Comité Mexicano de Solidaridad con el
pueblo de Nicaragua. Con el impulso de Thelma Nava y bajo la coordinación del fsln se decidió que este grupo estaría conformado por
intelectuales destacados, entre ellos el diputado federal por el Partido
Revolucionario Institucional (pri), Carlos
Pellicer, quienes fundaron el Comité Mexicano de Solidaridad a finales de 1974.
Este primer Comité se encontraba en contacto permanente con el fsln, bajo la dirección del entonces responsable en
México, Ramiro Contreras. En 1975, Thelma Nava viajó a Cuba donde se reunió con
los dirigentes sandinistas Benito Escobar, Humberto Ortega y Daniel Ortega para
coordinar actividades (Yanes Rizo, 2018, p. 23). Es notable que, a diferencia
de otros movimientos de solidaridad, en México el comité de solidaridad con
Nicaragua fue creado varios años antes que en otros países como Argentina,
Alemania o España (Fernández Hellmund, 2013; Agreda Portero y Helm, 2016 p. 7).
Entre 1974 y 1977 el Comité de Solidaridad llevó a cabo
un gran número de actividades de protesta y culturales, organizando festivales
en la Casa del Lago de Chapultepec, eventos en el Auditorio de la Facultad de
Ciencias, Medicina, y Filosofía y Letras de la unam,
así como conciertos en algunos barrios populares como el Pedregal de Santo
Domingo con “canciones de protesta y teatro”, y la participación de Judith
Reyes y Carlos Mejía Godoy.10
El grupo de solidaridad publicó en un primer momento un boletín llamado Vanguardia y posteriormente la Gaceta
Sandinista (Yanes Rizo, 2018, p. 84). A finales de 1976 organizó un
evento con más de 300 personas para conmemorar la muerte de los dirigentes
Sandinistas Carlos Fonseca y Eduardo Contreras, quienes habían sido asesinados
por la Guardia Nacional de Nicaragua.11
La división del fsln
repercutió en el Comité de Solidaridad, Thelma Nava señala que el Comité
Mexicano continuó operando en coordinación con la facción tercerista, bajo la
dirección de Ramiro Contreras.12
En 1976 el Comité de Solidaridad apoyó para difundir las denuncias públicas
orquestadas por los terceristas en contra del
régimen de Somoza, que fueron utilizadas por el Congreso estadunidense para
justificar el fin de los programas de ayuda militar al gobierno de Nicaragua
(Yanes Rizo, 2018, pp. 126-127).
LA INSURRECCIÓN EN NICARAGUA
Y EL MOVIMIENTO DE SOLIDARIDAD
El declive del somocismo y el
aumento de los conflictos políticos y sociales en Nicaragua coincidió en México
con la reforma política de 1977. Para final de los años setenta el régimen
Priista se encontraba envuelto en una fuerte crisis política y social resultado
de años de abusos por parte de las fuerzas de seguridad el Estado, los
estrechos límites de participación política y la crisis del modelo económico.
La reforma política iniciada por el gobierno de José López Portillo buscó
abrir, de forma limitada, el restringido campo político electoral a nuevos
actores. Permitió el registro de nuevos partidos y la difusión de sus campañas
de oposición en los medios de comunicación, así como permitir una mayor
presencia de la oposición en el poder legislativo (Rodríguez Kuri y González
Mello, 2008, pp. 734-735). La reforma también era un intento del gobierno
mexicano por limitar la radicalización de las organizaciones de izquierda en el
país en el contexto de la guerra sucia (1965-1985). Esta nueva iniciativa, que
también había sido producto de la presión de los partidos de izquierda
clandestinos y sindicatos independientes, permitió un aumento considerable de
la actividad política de los grupos de izquierda (Gaxiola, 2018; Fernández,
1978). Este clima de reforma favoreció las actividades de solidaridad que ya se
venían desarrollando en México desde 1974.
A finales de 1977 la situación en Nicaragua comenzó a
deteriorarse de forma súbita a medida que aumentó la oposición de las clases
medias y los grupos empresariales. En octubre de 1977 la facción tercerista del fsln
llevó a cabo una serie de ataques coordinados por toda Nicaragua que recibieron
una amplia cobertura mediática. Siguiendo la misma estrategia política
desarrollada desde 1974, el Comité Mexicano de Solidaridad buscó dar eco a los
esfuerzos armados del fsln, lanzando un llamado público a
“todas las fuerzas democráticas de México, partidos políticos, organizaciones,
sindicatos, intelectuales, estudiantes y al pueblo en general” a manifestar su
rechazo al régimen somocista y a apoyar a la “vanguardia del pueblo
nicaragüense”, el fsln.13
La respuesta de las organizaciones de izquierda fue sustancial. El día
siguiente del llamado del Comité de Solidaridad varias organizaciones de
izquierda realizaron una concentración afuera de la embajada de Nicaragua.14 El día 30 de octubre
todos los partidos socialistas y comunistas en México secundaron los esfuerzos del
Comité y organizaron un evento de protesta en el Cine Versalles al que
asistieron alrededor de 400 personas de entre los cuales alrededor de la mitad
eran extranjeros, principalmente nicaragüenses y chilenos.15
La confluencia entre los esfuerzos del fsln, el Comité de Solidaridad y la izquierda
partidista en México inauguró una quinta etapa del movimiento de solidaridad en
México. Desde los primeros meses de 1978 los diferentes partidos políticos de
izquierda tomaron un gran interés por la situación en Nicaragua. El Partido
Comunista Mexicano, Partido Socialista de los Trabajadores, Partido Mexicano de
los Trabajadores, Partido Popular Socialista, el Partido Revolucionario de los
Trabajadores, y sus diversas organizaciones afines, comenzaron a coordinar
acciones con el Comité Mexicano de Solidaridad para dar un gran impulso a la
causa del fsln en el país. Aprovechando la
apertura limitada de la reforma política para posicionarse con más fuerza en la
esfera pública. Como se verá más adelante, la mayoría de las organizaciones que
realizaron actividades de solidaridad estaban relacionadas con los sindicatos y
partidos políticos de izquierda. En España, el movimiento de solidaridad siguió
un proceso similar, apoyado por los partidos de izquierda en medio de un
proceso de transición democrática (Agreda Portero y Helm, 2016, p. 10).
El lazo entre el movimiento de solidaridad y la nueva
reforma política fue tan importante que, en mayo de 1978, cuando el Partido Comunista
Mexicano dejó la militancia clandestina, organizó un festival en el Palacio de
los Deportes de la Ciudad de México en el que se realizó una amplia campaña de
solidaridad a favor del fsln, contando con la presencia de
Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina. En ese evento, Efraín Huerta, uno de
los principales organizadores del Comité de Solidaridad, fue homenajeado por el
pcm.16
Los esfuerzos de solidaridad recibieron también el apoyo
de otros grupos y movimientos latinoamericanos radicados en México. Uno de
ellos fue la Casa de Chile, creada por algunos exiliados del golpe de Estado de
1973 en contra de Salvador Allende. Los chilenos exiliados ayudaron a organizar
colectas de dinero, ropa, calzado, medicamento y plasma para ayudar al pueblo
de Nicaragua. En febrero de 1978, la Casa de Chile organizó un acto de
solidaridad conmemorando los 44 años de la muerte de Sandino.17 Al igual que con los
movimientos de solidaridad en Europa, el antecedente del movimiento de
solidaridad con Chile fue una de las bases de los esfuerzos de solidaridad con
Nicaragua en México (Christiaens, 2018).
También existían factores externos que posiblemente hayan
impulsado aún más el apoyo de los partidos de izquierda con el fsln y el movimiento de solidaridad. A finales de
julio de 1978, una gran delegación de militantes comunistas y socialistas
viajaron al XI Festival Mundial de la Juventud en La Habana. De acuerdo con
documentos del Departamento de Estado, esta ocasión fue aprovechada por Fidel
Castro para anunciar, en privado, la unificación de las tres tendencias del fsln y para pedir que los presentes (partidos políticos
y grupos guerrilleros) demostraran su solidaridad internacionalista colaborando
con el fsln.18
De acuerdo con reportes de inteligencia de la dfs,
en Cuba, el oficial político de la embajada cubana en México, Jorge Luis Joa,
miembro del Departamento América del Partido Comunista Cubano, participó en por
lo menos tres reuniones “concernientes a Nicaragua” junto con otros altos
funcionarios cubanos como Leonel Soto Prieto y Manuel Piñeiro, el conocido
director del Departamento América del Partido Comunista Cubano.19
El movimiento de solidaridad también permitió vincular
(real o discursivamente) las luchas de la izquierda mexicana con el progreso
del proyecto comunista y socialista global y la lucha en contra del
imperialismo. El espíritu internacionalista de algunos sectores del movimiento
se veía reflejado en sus volantes y consignas, por ejemplo, el Comité
Permanente de Solidaridad del cch Vallejo repartió
un panfleto a finales de 1978 en el que se leía: “el imperialismo yanqui se
tambalea, por la lucha en Vietnam, Irán, y ahora Nicaragua, lucha que también
es parte del avance de la revolución proletaria a nivel mundial”.20 Al participar
activamente en la liberación de Nicaragua, los grupos de izquierda mexicanos
también buscaron formar parte de un proceso global y continental opuesto al
colonialismo y la exploración imperialista. A principios de octubre de 1978,
durante uno de los eventos de solidaridad más grandes realizado en el Auditorio
Nacional, el maestro de ceremonias declaró que los presentes deberían reafirmar
su “decisión de continuar con la lucha hasta la victoria final de los pueblos
de toda América”. 21
Los partidos de oposición de corte socialista y comunista
redoblaron sus esfuerzos de solidaridad movilizando activistas en sindicatos,
universidades y colonias populares para apoyar al pueblo de Nicaragua. De
acuerdo con una base de datos elaborada a partir de reportes de vigilancia de
la Dirección Federal de Seguridad entre 1978 y 1979, los diversos partidos de
izquierda fueron el centro articulador de los esfuerzos de solidaridad en el Distrito
Federal y los estados, participando en la organización de comités de
solidaridad y actividades en Sinaloa, Puebla, Nuevo León, Michoacán y Jalisco.22
Tras la espectacular toma del Palacio Nacional en
Nicaragua y la insurrección de septiembre, el movimiento de solidaridad cobró
fuerza debido a la cobertura mediática (con frecuencia exagerada) de las
acciones del fsln. La estructura de solidaridad
permitía, además amplificar estas noticias.23
De acuerdo con la base de datos elaborada a partir de reportes de la dfs, entre septiembre de 1978 y julio de 1979 más de
100 grupos y organizaciones se sumaron a las actividades de solidaridad en todo
México principalmente en escuelas y universidades. Este proceso concuerda con
las mismas conclusiones que Van Ommen (2016, p. 8) sugirió en sus
investigaciones sobre el movimiento de solidaridad en Holanda: en particular la
importancia de las acciones militares del fsln
para fortalecer el movimiento de solidaridad.
Los estudiantes de las escuelas públicas se convirtieron
en los principales promotores del movimiento de solidaridad con Nicaragua
creando pequeños comités de solidaridad. Estos comités se dieron a la tarea de
repartir volantes, informar sobre lo que estaba sucediendo en Nicaragua y
recabar fondos para la lucha en Nicaragua; organizaron exposiciones
fotográficas, realizaron pintas y pegaron carteles. Largometrajes y
cortometrajes también fueron utilizados con frecuencia para difundir propaganda
del fsln. De acuerdo con reportes de la dfs, las películas del fsln
eran particularmente populares y juntaban a cientos de estudiantes. Algunas
películas como Patria o Muerte, La consigna y Septiembre de 1978,
presentaban el reclutamiento de guerrilleros Sandinistas y escenas de combates
en contra de la dictadura somocista.24
El movimiento de solidaridad en México no fue un fenómeno
limitado a la Ciudad de México. En los estados de la república la causa
sandinista tuvo un fuerte respaldo. El 28 de septiembre, en la Universidad
Juárez de Durango, un representante del fsln,
Alejandro Arce, organizador del Comité Estatal por la Paz y Miembro del Conejo
Mundial por la Paz, habló ante al menos 1 000 personas “en su mayoría de origen
humilde, procedentes de colonias proletarias” convocando a una manifestación en
la plaza de armas a favor del pueblo de Nicaragua. El día siguiente, más de 400
personas asistieron el evento en donde, además de llamar a la solidaridad con
el pueblo de Nicaragua, algunos oradores como el catedrático de la Universidad
Juárez, Luis Ángel Martínez Díaz, hablaron sobre la necesidad de que en México
“se implante el socialismo” mediante la unificación de las agrupaciones de
izquierda. Posteriormente, el grupo recorrió varias calles del centro de
Durango portando una bandera de Nicaragua con la frase “México y Nicaragua
hacia el Socialismo”, para regresar a la Plaza de Armas en donde quemaron la
bandera de Estados Unidos.25
Algunos grupos políticos de oposición aprovecharon para repartir volantes
recordando la masacre de Tlatelolco y “la violenta represión estudiantil”. A
finales de septiembre, el periódico El Sol de Durango
publicó una carta abierta al presidente López Portillo en la que se condenaba
los acontecimientos y se solidarizaba con aquel país.26
En la Universidad Autónoma del Estado de México, uno de
los organizadores del Comité de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua, Roberto
Andrés Guizar Guarneros, declaró que, en el Estado de México, “[están]
conscientes de la necesidad del internacionalismo proletario en la lucha hacia
el Socialismo, en la inteligencia de que Nicaragua integra una vanguardia
antimperialista y proletaria” y que por esta razón las diferentes
organizaciones del Estado de México apoyaban la lucha en Nicaragua. Añadió,
además, que los movimientos sindicales en México eran “similares a los
movimientos democráticos que actualmente se están llevando a cabo en Nicaragua”.27
En Puebla, estudiantes de la Escuela de Medicina de esa
ciudad realizaron asambleas de solidaridad con el pueblo de Nicaragua con la
asistencia de al menos 60 personas. Durante estos eventos se acordó integrar
brigadas para visitar consultorios de esa localidad para recolectar medicinas,
víveres y ropa, para enviarlos al Comité de Solidaridad localizado en el
Distrito Federal.28
En Morelos, los esfuerzos de solidaridad se encontraban
agrupados alrededor de la diócesis de Cuernavaca, a cargo del famoso obispo de
la ciudad Sergio Méndez Arceo, quien era conocido por su política de izquierda
inspirada por la teología de la liberación. En Morelos, la red de solidaridad
estaba conformada por jóvenes comunistas, figuras religiosas, periódicos de
izquierda como el Correo del Sur, y otras
organizaciones de la sociedad civil como la Cooperativa de Consumo del Valle de
Cuernavaca y el Colegio Tlahuica. Los grupos en Morelos organizaron tres
torneos de ajedrez con el campeón nacional Marcel Sisniega para recabar fondos
para Nicaragua.29
En otros estados, donde los grupos comunistas y
socialistas eran menos numerosos, no se conformó un Comité de Solidaridad con
el pueblo de Nicaragua. Tal fue el caso de Guanajuato que para octubre de 1978
todavía no contaba con una representación permanente del movimiento.30 En Aguascalientes
tampoco se organizó un Comité de Apoyo al fsln,
aunque sí se realizaron algunas actividades de asilados políticos nicaragüenses.31 En Veracruz, el
Comité de Solidaridad de aquel estado se conformó hasta mediados de junio de
1979.
Como mostraba el ejemplo de Morelos, Estado de México y
Durango, los esfuerzos de solidaridad se agrupaban en torno a grupos y
organizaciones particulares que podían coordinar los esfuerzos de solidaridad
locales debido a su capacidad de movilización, su legitimidad y sus recursos
políticos y económicos. En Morelos, el movimiento de solidaridad utilizaba
vínculos preexistentes y los lazos entre religiosos para enviar ayuda para la
lucha en Nicaragua sin pasar por los canales controlados por el fsln. Como había declarado el propio Méndez Arceo, él
recibía ayuda de “diferentes instituciones de auxilio de Estados Unidos de
Norteamérica, Canadá y Europa, para el pueblo de Nicaragua”, que a su vez
remitía al arzobispado de Nicaragua controlado por monseñor Obando y Bravo.32 En cambio, en el
Estado de México, el movimiento de solidaridad estaba más dominado por los
sindicatos y los partidos políticos locales.
Las dispares condiciones de cada uno de los grupos que
conformaban la red informal del movimiento de solidaridad en México
determinaron que las acciones de solidaridad tuvieran un carácter
multiclasista. De la misma forma que los militantes sandinistas se podían
presentar en el Palacio de Bellas Artes y en el Auditorio Nacional, también era
común que asistieran a pequeños eventos en localidades marginadas y colonias
populares. Algunos comités organizaron eventos en colonias recién fundadas como
la colonia Tierra y Libertad de Ciudad Juárez, en Ciudad Nezahualcóyotl, y
otras áreas de las periferias metropolitanas.33
De esta manera, los militantes del fsln
actuaron dentro de los marcos creados por las necesidades e intereses de los
diferentes movimientos de solidaridad locales.
LA CREACIÓN DEL COMITÉ COORDINADOR NACIONAL Y LOS
ESFUERZOS DEL FSLN
La explosión de actividades de
solidaridad por todo el país empujó a la creación de un Comité Coordinador a
nivel nacional para encauzar las dispares actividades que se venían realizado
de forma independiente. De acuerdo con documentos de la dfs,
desde mediados de septiembre de 1978, el Comité Mexicano de Solidaridad entabló
pláticas con los diversos partidos de izquierda en el país para crear una
“oficina de coordinación de solidaridad con Nicaragua”. Los informes de
inteligencia mexicanos también señalan que estos esfuerzos contaron con el
respaldo de Jorge Luis Joa, oficial del Departamento América, director de las
actividades de inteligencia de Cuba en México y de Francisco de Asís, encargado
de coordinar las actividades de solidaridad por parte del fsln.34
Esta confluencia de actores mostraban la diversidad de intereses que dieron
forma al movimiento de solidaridad, así como su creciente importancia política.
Las reuniones de coordinación rindieron fruto el 26 de
septiembre de 1978 con la creación del Comité Coordinador, instalado en las
oficinas del Comité Mexicano de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. A la
primera reunión general de la organización asistieron alrededor de 75 personas
“representantes de organizaciones sociales, obreras, políticas y partidos de
izquierda”. La junta fue presidida por Natalio Vázquez Pallares (un destacado
abogado y político michoacano de ideología socialista quien se había desempeñado
como oficial mayor de la Confederación Nacional Campesina, rector de la
Universidad de San Nicolás, y embajador de México en Yugoslavia),35 y Thelma Nava del
Comité de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. La organización también contó
con la destacada participación de Adolfo Mejía González y Adriana Lombardo
Otero, hija del famoso sindicalista mexicano Vicente Lombardo Toledano.36 Para este momento ya
existían comités estatales en Jalisco, Tamaulipas, Estado de México, Oaxaca y
Nuevo León. Tan sólo en la ciudad de México había por lo menos 41 grupos que
realizaban acciones de solidaridad.
De acuerdo con informes de la dfs,
la “oficina de coordinación” mantenía dos proyectos importantes, recaudar 10
000 000 de pesos para la compra de armamento pesado, y la recolección de 1 000
litros de plasma para ser enviados a Nicaragua (tarea que era coordinada por
médicos chilenos exiliados en el país) e incluso se llegó a considerar la
integración de brigadas internacionales de mexicanos para combatir junto con el
fsln. 37
La creación de una coordinadora de solidaridad bajo apoyo
directo de la inteligencia cubana y de militantes del fsln
implicaba también la tolerancia o avenencia del Estado mexicano hacia estas
actividades, en particular considerando los reportes de la dfs. Esto suponía una diferencia sustancial con el
hostigamiento del Estado mexicano pocos años antes. Las actividades del fsln y la inteligencia cubana en México se realizaban
bajo una serie de “reglas de operación” impuestas por el gobierno mexicano, la
principal era la separación total entre los movimientos radicales mexicanos y
el movimiento sandinista. De igual forma, la ausencia total de alguna crítica
en contra del gobierno priista.38
A pesar de estos “acuerdos” para el gobierno de México
existía la posibilidad latente de que la lucha en Nicaragua inspirara a los
grupos guerrilleros domésticos o que el movimiento de solidaridad radicalizara
a los grupos de izquierda en el país, por lo que mantuvo la vigilancia
constante al movimiento de solidaridad. Aun así, el gobierno mexicano se mostró
cada vez más confiado en que las actividades clandestinas del fsln se mantendrían dentro de los límites acordados.
Como lo indicaba un reporte de la dfs a finales de
septiembre de 1978, el subdirector Alfonso Cabrera Morales dio amplias
seguridades al embajador de Nicaragua en México, Ernesto Navarro Richards, de
que el fsln y los grupos guerrilleros en
México no realizarían un atentado en su contra ya que no había “relación entre
el Frente Sandinista y los grupos subversivos en México”, además que por las
“condiciones políticas de México; [a] ningún nicaragüense le conviene
participar en hechos delictivos en México.”39
El 8 de octubre de 1978 se llevó a cabo un evento en el
Auditorio Nacional (el principal recinto artístico del país) que contó con la
participación de varios partidos políticos como el pcm,
el pst y el prt,
y el partido gubernamental pri. De acuerdo con
informes de la dfs, asistieron alrededor de 5 500
personas, agotándose todos boletos del evento. Dentro del auditorio se
desplegaron mantas que declaraban “Por un gobierno obrero y campesino en
Nicaragua”, “Hemos prometido Patria Libre o Morir y lo estamos Cumpliendo” y
“La libertad sólo se conquista con las armas, fsln.
Comité de Solidaridad con Nicaragua”. La velada contó con la participación de
representaciones diplomáticas de los gobiernos de Vietnam, Etiopía, Bolivia, y
del gobierno en exilio chileno, el Partido Socialista de Chile, y una
representación de Puerto Rico. Durante el concierto, varios grupos
interpretaron canciones de protesta mientras el maestro de ceremonias, Pedro
Rodríguez, exhortó a los presentes a solidarizarse con los países de América
Latina, Argentina, Chile y Nicaragua.40
El permiso del gobierno era necesario para realizar esta y otras actividades
por parte del movimiento de solidaridad.41
La formación del Comité Coordinador mostró la confluencia
de los diversos factores que influían sobre el movimiento de solidaridad en
México: las labores de propaganda y organización del fsln,
el apoyo de la inteligencia cubana, la aquiescencia del gobierno mexicano y el
entusiasmo popular por la causa nicaragüense. En términos prácticos, la
creación del comité organizador le otorgó al gobierno mexicano una mayor
vinculación con el movimiento de solidaridad a través de su apoyo informal y su
participación en algunas de sus actividades. Thelma Nava, declaró en una
entrevista realizada por Emma Yanes que “en galerías y teatros del gobierno se
nos dieron todas las facilidades. Con Jesús Reyes Heroles [secretario de
Gobernación] tuvimos todo el apoyo; él mismo nos dio dinero de su bolsa” (Yanes
Rizo, 2018 p. 84). De acuerdo con documentos de la dfs,
una fuente “fidedigna” había informado que el gobierno de México estaba
apoyando estas labores por vía de instituciones culturales como la Casa de
Cultura del Estado de Chiapas y a través de la Fundación Nacional para
Actividades Sociales (Fonapas).42
Incluso, el poeta sandinista Francisco de Asís, una de las principales figuras
del movimiento de solidaridad, fue director del Departamento de Literatura del
Instituto Nacional de Bellas Artes entre 1976 y 1978, mientras era vigilado por
la dfs.43
Sin embargo, cabría mencionar que no queda claro hasta qué punto las
autoridades gubernamentales estaban enteradas de estos apoyos.
El crecimiento del movimiento de solidaridad llevó a un
incremento sustancial de la ayuda económica para el fsln.
Para el día 3 de octubre de 1978, el Comité, que también era identificado con
el nombre de Comité Coordinador de Fuerza de Paz, informó que hasta la fecha
había recabado entre 90 000 y 100 000 pesos en ayuda para Nicaragua y que
contaban con aproximadamente 20 cuentas bancarias bajo su control.
Posteriormente, a puerta cerrada, se anunció que para el 10 de octubre se
habían reunido 174 000 pesos que serían enviados directamente al fsln.44
No todo el apoyo recolectado para la lucha en Nicaragua pasaba por la
Coordinadora, este era el caso de Méndez Arceo en Cuernavaca. Para dar una
muestra de la cantidad de dinero recolectado en México, a finales de octubre de
1978, un dirigente regional del pcm, quien había sido
parte de una colecta de fondos entre los sindicatos de la Universidad Autónoma
de Puebla declaró que, tan sólo en ese sindicato, se habían recolectado más de
230 000 pesos y que estos se habían entregado a un “representante del fsln” quien lo remitió a Panamá.45 No tenemos una suma
total del dinero recolectado por la Coordinadora de Solidaridad y otras
organizaciones, aunque es posible que ascendiera a varios millones de pesos ya
que múltiples sindicatos de gran tamaño como el stunam
y el sme colaboraron con colectas similares
entre sus miembros, por no mencionar los partidos políticos y organizaciones
civiles.46
A pesar de los avances significativos en la colecta de
recursos para el fsln, los esfuerzos de solidaridad en
México fueron importantes debido a su peso político. A finales de 1978 un
informe de la dfs señaló que económicamente “la
Oficina de Coordinación no está haciendo tan bien como lo esperaban los
cubanos”, sin embargo, en el campo político, “los funcionarios de la Embajada
Cubana están contentos con la respuesta de ayuda dada por la Oficina de
Coordinación, especialmente por el hecho que el gobernante Partido
Revolucionario Institucional y los partidos de oposición mexicanos están
trabajando conjuntamente para proveer ayuda a Nicaragua”.47 La popularidad del
movimiento de solidaridad entre la izquierda mexicana representó un incentivo
doméstico para mejorar las relaciones entre el gobierno mexicano y el fsln, que desde 1977 había comenzado un limitado
acercamiento (Vázquez y Campos, 2016, pp. 26-27).
El movimiento de solidaridad en México también respondió
a las necesidades políticas y las coyunturas particulares de la situación en
Nicaragua. A principios de 1979 los gobiernos de Venezuela y Panamá habían
decidido limitar su apoyo al fsln debido a la
derrota electoral de Acción Democrática en Venezuela y el proceso de
ratificación de los tratados de Panamá en el senado estadunidense (Sánchez
Nateras, 2019, pp. 270-273). En respuesta el fsln
decidió reforzar sus labores de propaganda intentando diversificar sus aliados
internacionales y asilar a la dictadura somocista. El XLV Aniversario por la
Muerte de Augusto César fue la ocasión perfecta para reforzar los lazos entre
el fsln y las organizaciones mexicanas,
evocando la larga historia de apoyo al sandinismo en México. En febrero de 1979
el poeta y sacerdote, Ernesto Cardenal, inició una gira por México visitando el
estado de Jalisco (que mantenía un gran número de grupos de solidaridad
alrededor del Comité Regional de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua). En
Guadalajara, Cardenal declaró que “en su opinión el pueblo de México es el más
Sandinista de América Latina, después de Nicaragua.”48
Dos días después Cardenal estuvo presente en un acto de solidaridad en el
exconvento del Carmen frente a un público de más de 1 000 personas, durante el
cual hizo hincapié en que uno de los principales dirigentes del fsln era el mexicano Víctor Tirado López.49
Sergio Ramírez, miembro del Grupo de los 12 y del fsln, también participó en los actos por el XLV
Aniversario de la Muerte de Sandino que contó con la participación de los
principales partidos de izquierda en el país.50
Ramírez también buscó enfatizar los lazos históricos que unían al fsln con México: “Sandino salió de México para
infundir su lucha a los demás hermanos de su pueblo y se fue a las montañas a
armar un ejército en contra del imperialismo; detrás de cada nicaragüense debe
haber un Mexicano para que tenga menos oportunidad de desistir; el imperialismo
morirá en Nicaragua antes de lo que imaginamos.”51
En el marco de estas celebraciones, el 25 de febrero de
1979 se realizó un segundo acto de solidaridad en el Auditorio Nacional ante
aproximadamente 3 500 personas. Durante el evento Tomás Borge, uno de los
principales dirigentes del fsln, miembro de la
Dirección Nacional de la facción gpp, declaró que a
los sandinistas “no les extraña la solidaridad que el pueblo de México otorga
al [fsln], pues en otras ocasiones México
lo ha hecho también hacia otros pueblos que luchan contra el imperialismo
Yanqui”.52
EL MOVIMIENTO DE SOLIDARIDAD Y LA OPOSICIÓN
A pesar de que el movimiento de
solidaridad reforzó la convergencia de intereses entre las organizaciones
políticas de izquierda y el gobierno mexicano, también abrió un foro para
expresar críticas en contra de la represión por parte del gobierno y las
condiciones antidemocráticas imperantes en México.
El auge del movimiento de solidaridad en septiembre de
1978 coincidió con los preparativos para las conmemoraciones del décimo
aniversario de la masacre de Tlatelolco, que fueron constantemente recodados
durante los actos de solidaridad por todo el país. En Michoacán, los
estudiantes de la Escuela Normal Rural “Vasco de Quiroga” realizaron pintas en
Morelia, mostrando las fotografías de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y
José López Portillo y el texto “Ante diez años de demagogia, diez años de lucha
revolucionaria 1968-1978”, “Nicaragua derrotará a la dictadura fascista de la
familia Somoza”, “Fuera imperialistas”.53
En Durango, durante un evento en la Plaza de Armas, grupos de estudiantes
socialistas repartieron volantes recordando la masacre de Tlatelolco,
anunciando un evento el 2 de octubre para conmemorar “la violenta represión
estudiantil”. 54
También en septiembre de 1978, el colectivo de teatro cleta organizó un acto en el Foro Abierto de la Casa
del Lago en el Bosque de Chapultepec, al que asistieron más de 500 personas.
Durante el evento, adornado con mantas que leían “incorpórate a las brigadas de
solidaridad con Nicaragua” y “alto a la represión en el Pueblo de Nicaragua”.
Se habló de la “situación que prevalece en Nicaragua”, pero también se trataron
varios temas de protesta, como la situación en la Escuela Nacional de Maestros,
acusando al gobierno y autoridades educativas de “ineptos”. También protestaron
por la interferencia de la policía en las instalaciones de la unam y se convocó a una marcha para conmemorar el
aniversario de la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968. En el mismo
evento, la Coalición de Mujeres Feministas “manifestó su lucha por tener los
mismos derechos que el hombre.”55
El problema de los desaparecidos en México se convirtió en
un tema recurrente en los diversos actos de solidaridad. Por ejemplo, el 19 de
noviembre de 1978, en la Casa del Lago, en la Ciudad de México, el Comité
Nacional pro-Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados
Políticos organizó un gran evento de solidaridad con Nicaragua ante la
presencia de más de 1 000 asistentes. Durante la jornada, en la que
participaron varios exiliados “nicaragüenses, uruguayos y chilenos”, uno de los
miembros del Comité “exigió al Gobierno de México la presentación de 380
desaparecidos” pidiendo apoyo para las huelgas de hambre en las ciudades de
Guadalajara, Monterrey, Culiacán, Chilpancingo y Distrito Federal. En los años
siguientes, Rosario Ibarra y el Comité Nacional pro-Defensa de Presos,
Perseguidos y Desaparecidos se convirtieron en figuras constantes en los actos
de solidaridad con El Salvador (Pirker y Nuñez Rodríguez, 2016).
Las acciones de oposición no sólo eran vertidas en contra
del gobierno federal, también eran especialmente críticas de los gobiernos locales,
los cuales, a pesar del apoyo del gobierno federal al movimiento de
solidaridad, se mostraron preocupados por las manifestaciones públicas que
agrupaban a grandes sectores de la izquierda nacional. Como indicaba el
seguimiento de un multitudinario acto de solidaridad con Nicaragua el 21 de
febrero de 1979, Joel Robles Uribe, coordinador del Comité Regional de
Solidaridad con el pueblo de Nicaragua de Jalisco: “Agregó que ellos estaban
advertidos por las autoridades para no realizar actos públicos como éste, ya
que se siente un clima de intranquilidad en esta ciudad.” En Michoacán, durante
una jornada de solidaridad organizada por diversos partidos de izquierda, Efrén
Capiz Villegas señaló que existían amplios paralelos entre lo que sucedía en
Nicaragua y en México: “también en México existe la explotación por unos
cuantos”. Villegas recordó los hechos registrados en 1968 y 1971 en el Distrito
Federal, así como en 1949 y 1963 en Morelia, donde dijo “fueron masacrados
cientos de estudiantes que trataron de derrocar al ‘gobierno opresor’.”56
En Morelos, donde existía una fuerte organización de
izquierda, el movimiento de solidaridad también sirvió para encauzar las luchas
locales y para denunciar al gobierno mexicano. A principios de marzo de 1979,
durante un acto de solidaridad con Nicaragua, varios militantes del prt denunciaron el hecho de que en el estado había más
de 28 presos políticos y más de 360 desaparecidos a nivel nacional, culpando al
“pri-gobierno”, y al “gobierno imperialista de James
Carter” por esta situación. Durante el evento, se cantaron varias canciones de
protesta “atacando al pri y al Gobierno Federal”, a los
cuales señalaron como “títeres de la cia”.57
El espectro de un movimiento armado en México también se
mantuvo vivo en varios actos de solidaridad, en particular en estados donde se
había vivido con gran intensidad la lucha clandestina como Jalisco, Guerrero, o
Monterrey. Durante un evento conmemorando el XLV Aniversario de la Muerte de
Sandino, un miembro de la Federación de Estudiantes de Guadalajara señaló que
“en última instancia”, “los comités de apoyo tomarían las armas para continuar
la lucha, invitando al pueblo en general a dar su apoyo al movimiento para
acabar totalmente al imperialismo.” 58
En el cch Vallejo de la Ciudad de México,
algunos volantes decían: “Ayer Cuba, hoy Nicaragua, mañana…”.59
LA MÁSCARA DE LA SOLIDARIDAD:
EL FSLN Y EL ESTADO MEXICANO
Durante 1978, el gobierno
mexicano mantuvo una política de apoyo velado y hacia las acciones del fsln en su territorio nacional, aprovechando el
entusiasmo provocado por la insurrección sandinista entre la izquierda
mexicana. Sin embargo, a principios de 1979 el gobierno mexicano comenzó a
modificar su política avanzando hacia un respaldo cada vez más abierto al fsln, impulsado en gran medida por el deterioro de la
situación regional tras el colapso de la mediación estadunidense.60 El objetivo del
gobierno mexicano era limitar la influencia de los grupos que consideraba
“radicales” sobre el movimiento Sandinista, de forma parecida a su policía
hacia la izquierda doméstica (Herrera León, 2011).
Existían importantes limitaciones de la entrega de ayuda
directa por parte del gobierno mexicano al fsln.
Durante años el gobierno mexicano había sostenido la doctrina Estrada y la no
intervención como el fundamento de su política exterior. Apoyar abiertamente a
un grupo guerrillero extranjero significaba romper con esta política (Herrera
León, 2011, p. 230). También podía llevar a un conflicto político y diplomático
con el gobierno estadunidense. Como señalaba en sus memorias el encargado de
negocios de México en Nicaragua, Gustavo Iruegas, algunos sectores del gobierno
mexicano se encontraban preocupados por tomar medidas, como la ruptura de
relaciones diplomáticas con Nicaragua, que pudiera causar un “problema con los
gringos” (Toussaint, 2013, p. 206).
En respuesta a esta peculiar situación, el gobierno
decidió utilizar al pri para canalizar parte de su ayuda
hacia el fsln. Apoyar al Frente por vía del
partido le permitió al gobierno mexicano rechazar cualquier acusación de
intervencionismo y aminorar la presión estadunidense. De acuerdo con las
memorias de Ernesto Cardenal, a principios de marzo el pri
celebró 50 años desde la fundación del partido invitando a varias
organizaciones políticas a las celebraciones, entre ellas el fsln. Algunos representantes del Grupo de los 12
fueron invitados a un banquete en Querétaro, en donde el presidente López
Portillo declaró efusivamente “¡Viva Nicaragua!” al pasar frente a ellos
(Cardenal, 2004, p. 139).
Los viajes de solidaridad de importantes figuras del fsln también sirvieron para afianzar las relaciones
entre el gobierno mexicano y el grupo guerrillero. A principios de marzo de
1979, Sergio Ramírez asistió a varias reuniones de coordinación con el
movimiento de solidaridad, visitando las oficinas centrales de la Coordinadora
de Solidaridad en México junto con otros miembros del Grupo de los 12. Tras
estas reuniones, Ramírez y los Sandinistas se reunieron con Jesús Reyes
Heroles, secretario de Gobernación y, posteriormente, con Gustavo Carvajal,
presidente del cen del pri
para afianzar los lazos entre ambos.61
A mediados de abril, y tras una serie de importantes discusiones entre
funcionarios de la presidencia y la Secretaría de Relaciones Exteriores, se
tomó la decisión de romper relaciones diplomáticas con Nicaragua. Decisión que
fue coordinada con el fsln para que tuviera mayor impacto
político (Toussaint, 2013, pp. 206-207). Finalmente, México rompió relaciones
con Nicaragua el 20 de mayo de 1979.
La ruptura de relaciones fue acompañada de un viaje de
solidaridad por parte de una gran comitiva del Grupo de los 12 y el fsln a México para, en palabras de Ernesto Cardenal,
“respaldar la decisión del gobierno de México”. Esta comitiva estuvo compuesta
por Sergio Ramírez, Joaquín Cuadra Chamorro, Carlos Gutiérrez Sotelo, Carlos
Tünnerman, Emilio Baltodano, Casimiro Sotelo, Miguel D’ Escoto, Félix González
Hernández y Ernesto Cardenal. Los nicaragüenses fueron recibidos el 25 de mayo
por el secretario de Asuntos Internacionales del pri,
Óscar Campero, y alojados en el hotel Reforma. Las declaraciones del Grupo de
los 12 ante la prensa fueron halagüeñas hacia el gobierno mexicano. Ernesto
Cardenal declaró que “la actitud del Licenciado José López Portillo […] encarna
la conciencia moral de América Latina”, mientras que Emilio Baltodano y Carlos
Tünnermann elogiaron la actitud del presidente de México ante el “genocidio”
que estaba tomando lugar en Nicaragua.62
El 26 de mayo de 1979 tuvo lugar en la ciudad de México una marcha-mitin de
solidaridad con Nicaragua que organizó el pri
para apoyar la política del presidente de México en Nicaragua. El evento
comenzó en el edificio del pri y concluyó en la
explanada del monumento a la Revolución, y contó con la participación de 23 000
asistentes, en su mayoría burócratas del gobierno mexicano. Al evento
asistieron los principales dirigentes del pri
a nivel nacional, el presidente del cen
del pri, el presidente del Sindicato de
Trabajadores del Servicio del Estado (fste),
el secretario general del partido, el secretario general de la Central Nacional
Campesina, cnop, el dirigente del Congreso del
Trabajo, además de senadores y diputados de la organización. Como lo señalaba
una de las mantas de las organizaciones, el evento era a su vez una muestra de
la solidez y poder del pri y una señal de apoyo al pueblo de
Nicaragua: “El pueblo con López Portillo, Apoyamos al pueblo de Nicaragua”.63
El momento culminante de esta gira fue una serie de
reuniones entre los representantes del Grupo de los 12 y varias figuras
políticas nacionales. Los miembros del grupo visitaron Los Pinos y se
entrevistaron con el presidente mexicano, José López Portillo, a quien
agradecieron por “el apoyo que ha brindado al pueblo de Nicaragua”.64 El día siguiente se
reunieron con el secretario de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda, y con el
presidente del cen del pri,
Gustavo Carvajal. Ernesto Cardenal relata que, tras esa reunión, Gustavo
Carvajal invitó a los nicaragüenses a una cena donde entregó personalmente al
tesorero del grupo 100 000 dólares por parte del pri
para poyar la lucha sandinista (Cardenal, 2004, p. 139).
El gobierno de México se valió del pri
y de la simulación de actos de solidaridad como el evento en el monumento a la
Revolución para avanzar su política exterior hacia Nicaragua y reforzar una
imagen progresiva a nivel doméstico. De acuerdo con telegramas estadunidenses,
a finales de junio Gustavo Carvajal declaró ante la prensa que el pri iniciaría una “cruzada” nacional de apoyo “total”
con el pueblo de Nicaragua que incluía donaciones de sangre, ropa, medicinas y
apoyo económico al recién anunciado gobierno provisional, enfatizando que esta
ayuda no comprometía la política de no intervención del gobierno mexicano, sino
que venía del “pueblo de México” a través del pri.
El comentario de la embajada estadunidense simplemente señalaba que esta era
una “tapadera débil” (por el carácter unificado del pri
y el gobierno mexicano) aunque “técnicamente” correcta.65
Durante los últimos dos meses de la insurrección en
Nicaragua, el gobierno mexicano fue muy activo en impulsar abiertamente los
esfuerzos del ala “moderada” del fsln para dar
legitimidad a un nuevo gobierno provisional. Esto se debía a la preocupación
por la inestable situación en Nicaragua, y por el posible aumento de la
influencia cubana en la región (Sánchez Nateras, 2019, p. 275). El gobierno
mexicano bloqueó los esfuerzos estadunidenses en la Organización de Estados
Americanos (oea) por crear una fuerza de “paz” para
intervenir en Nicaragua. De acuerdo con declaraciones de Jorge Luis Joa (2015),
el gobierno de México indicó a la inteligencia cubana que podía poner a
disposición del fsln un aeropuerto en Chiapas, en caso
de que el puente aéreo entre Cuba y Costa Rica –que proveía de armamento a los
sandinistas–, fuera cancelado debido a la presión estadunidense. También,
comenzó a enviar armamento en cantidades limitadas al fsln
(Campos, 2016). Tras la victoria revolucionaria, el gobierno mexicano decidió
apoyar la conformación de grupos de apoyo para la reconstrucción de Nicaragua
movilizando a las estructuras corporativas del pri,
creando Comités Estatales pro-reconstrucción de Nicaragua conformados en su
mayoría por miembros del partido.66
Durante los siguientes años el Estado mexicano desplegó
un gran programa de ayuda para el nuevo gobierno revolucionario, dejando de
lado la ficción de la solidaridad. Por su parte, las organizaciones que habían
apoyado la lucha con Nicaragua (partidos políticos, sindicatos y colectivos) se
mantuvieron activos en su respaldo hacia el gobierno revolucionario; sin
embargo, con el recrudecimiento de la crisis política y social en
Centroamérica, algunos de estos grupos ampliarían sus esfuerzos de solidaridad
para abarcar también la solidaridad con El Salvador y Guatemala (Pirker y Nuñez
Rodríguez, 2016). De esta manera, el movimiento de solidaridad con Nicaragua
ayudó a afianzar algunas formas de colaboración entre la sociedad mexicana y
los grupos armados de aquellos países que tuvieron una gran influencia durante
el conflicto Centroamericano.
CONCLUSIÓN
Entre 1977 y 1979, el movimiento
mexicano de solidaridad con Nicaragua se transformó de un pequeño esfuerzo
organizado por los grupos de exiliados nicaragüenses y algunos intelectuales
mexicanos, en un movimiento social que abarcó todo el país y que contó con el
respaldo del Estado mexicano.
A diferencia de las organizaciones de solidaridad en
Europa y Estados Unidos, el movimiento de solidaridad en México fue heredero de
una larga tradición que se remontaba directamente a los esfuerzos de Augusto
César Sandino en México. El proceso de solidaridad continuó durante las
siguientes dos décadas mediante las actividades de la comunidad de exiliados
nicaragüenses. Durante los años sesenta y setenta, bajo el influjo de la
revolución cubana y la guerra fría, el movimiento de solidaridad se transformó,
apoyando la creación de organizaciones guerrilleras, bajo la constante
vigilancia del Estado mexicano. Estos esfuerzos confluyeron en 1974 con la
creación del primer Comité Mexicano de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua,
y finalmente en 1977 con el inicio de la insurrección sandinista.
A partir de 1977 el movimiento de solidaridad en México
coincidió con un momento de auge de la militancia partidista y sindical
propiciado por la reforma política impulsada por el gobierno mexicano. En este
contexto, de limitada apertura democrática, la izquierda mexicana retomó el
esfuerzo del fsln y lo adecuó a sus necesidades
políticas inmediatas de militancia pública e internacionalismo socialista. Esta
peculiar situación fue aprovechada por una comunidad de exiliados nicaragüenses
y militantes del fsln cada vez más activa y numerosa,
así como por elementos de la inteligencia cubana.
En este contexto, los intereses del Estado mexicano
coincidieron con los del movimiento de solidaridad, el cual apoyó de forma
indirecta para avanzar su política exterior y mejorar su posición frente a la
oposición doméstica (Aguayo, 1985; Herrera León, 2011). Con el tiempo, el
gobierno mexicano se valió de la ficción de la solidaridad pri-fsln para avanzar la política exterior del
gobierno y mantener una semblanza de no intervencionismo en Nicaragua. Sin
embargo, como ha sido visto, el movimiento de solidaridad operó bajo la mirada
vigilante de los servicios de inteligencia del Estado y, en algunos casos, bajo
el hostigamiento de los gobiernos locales, mostrando hasta cierto punto la
sospecha del Estado frente a estas formas de organización y participación
política.
La popularidad del movimiento de solidaridad también
permitió que este fuera utilizado para dar cauce a la protesta social y la
inconformidad con la situación en el país. Las críticas por los asesinatos de
estudiantes en 1968 y 1971; los abusos de las fuerzas del Estado; los reclamos
ante los cientos de desapariciones forzadas fueron constantes durante los
conciertos, mítines y protestas a favor de la lucha en Nicaragua. Varios
movimientos sociales lograron presentar sus demandas y mostrar las similitudes
entre el régimen antidemocrático en México y Nicaragua al amparo de la
solidaridad con el pueblo de Nicaragua.
El movimiento de solidaridad tuvo tres ejes: el fsln, la izquierda nacional y el gobierno mexicano.
Estos tres actores buscaron de diversas formas utilizar el movimiento de
solidaridad para avanzar en sus objetivos políticos. Para el Estado mexicano la
solidaridad con Nicaragua permitió fortalecer su política exterior y mejorar su
posición frente a los grupos de izquierda en el país. Para los grupos de
solidaridad, la ayuda para la revolución representó una oportunidad de proyección
política, y en términos generales, un paso adelante para todas las luchas de
liberación a nivel global, incluida la mexicana. El fsln,
a su vez, logró interactuar con ambos actores, y aprovechar esta peculiar
coyuntura política en México para avanzar su proyecto revolucionario.
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Archivo personal de Francisco Navarro, México
Archivos de la Represión, México, en
https://archivosdelarepresion.org
1 “Una bala para Somoza”, volante del Comité de Solidaridad con Nicaragua, cch-Vallejo, 1979. Archivo personal de Francisco
Navarro. Se agradece la ayuda de Francisco Navarro y Efraín Navarro por prestar
su valioso archivo personal para esta investigación.
2 Como se verá posteriormente, el número de organizaciones de solidaridad en
México fue comparativamente mayor al de otros países de América Latina y
alrededor del mismo tamaño que el de Alemania, uno de los principales centros
de actividad de solidaridad con 150 comités (Cardenal, 2004, p. 47).
3 Por ejemplo, los trabajos de Paula Fernández Hellmund (2013) y trabajos
testimoniales como los de José Picado Lagos (2013) y Ema Yanes Rizo (2018).
4 La bibliografía sobre México y el conflicto centroamericano es amplia, las
obras citadas sólo pretenden ser una breve aproximación de la literatura más
reciente sobre el tema.
5 Este trabajo no retoma el concepto de “diplomacia guerrillera” como ha sido
elaborada en los trabajos de Brigham (1998) sobre e nlf
de Vietnam, y Connelly (2002) para Algeria, ya que más que un seguimiento a las
labores del fsln en México se busca destacar cómo
las labores de propaganda del fsln fueron recibidas
y utilizadas por parte de algunos sectores de la sociedad y el gobierno de
México. Para el fsln, algunos autores como Fabián
Campos, Kim Christiaens y Eline Van Ommen han trabajado el tema de la
diplomacia sandinista (Campos, 2012; Christiaens, 2014; Van Ommen, 2020).
6 Para una aproximación a las actividades del exilio nicaragüense, véanse los
trabajos importantes de Laura Moreno (2015).
7 Elementos subversivos del Frene Sandinista de Nicaragua que operan en
México, 12 de agosto de 1971. Frente Sandinista de Liberación Nacional,
Nicaragua, y/o Comité de Solidaridad con Nicaragua. Fondo Gobernación.
Dirección Federal de Seguridad. Caja 276, leg. 1. Archivo General de la Nación
(en adelante agn), México. Bayardo Altamirano (2000)
relata parte de su trabajo coordinando acciones de solidaridad.
8 Elementos subversivos del Frene Sandinista de Nicaragua que operan en
México, 12 de agosto de 1971. Frente Sandinista de Liberación Nacional,
Nicaragua, y/o Comité de Solidaridad con Nicaragua. Fondo Gobernación.
Dirección Federal de Seguridad. Caja 27, leg. 1 (versión pública). agn, México.
9 El interrogatorio de Bayardo Altamirano era sólo un ejemplo de los
esfuerzos del gobierno mexicano para limitar la presencia sandinista en el país
y evitar el contacto entre la izquierda mexicana y los militantes
nicaragüenses. Otras organizaciones guerrilleas y grupos de exiliados de
diversas nacionalidades también sufrieron el acoso y la vigilancia de las
fuerzas de seguridad del estado (Campos, 2016; Yankelevich, 2019).
10 Informe sobre actividades de protesta en la Ciudad de México para el
General de División Diplomado de Estado Mayor Hermenegildo Cuenca Díaz,
Secretaría de la Defensa Nacional, 1974. Archivos de la Represión, México.
Recuperado de
https://biblioteca.archivosdelarepresion.org/s/comverdad/item/54087#?c=&m=&s=&cv=&xywh=1421%2C1375%2C3166%2C1981
11 Jornada de Solidaridad con el pueblo de Nicaragua, 23 de noviembre de 1976.
Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Caja AC 229/4223, exp.
11-56, leg. 3. agn, México.
12 Tras la muerte de Carlos Fonseca, el fsln
quedó dividido en tres facciones separadas a grandes rasgos por diferencias
ideológicas. La Tendencia Proletaria que buscaba la creación de un partido de
vanguardia más cercano a la ortodoxia marxista; la facción Guerra Popular Prolongada,
que enfatizaba la creación de una base guerrillera en las montañas de
Nicaragua; y la facción Tercerista o insurreccional que se enfocaba más en la
creación de alianzas amplias y acciones políticas y de propaganda para fomentar
una insurrección nacional. En marzo de 1979 las tres tendencias se unificaron
nuevamente.
13 Llamamiento del Comité Mexicano de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua,
19 de octubre de 1979. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Caja
AC 229/4223, exp. 11-56, leg. 4. agn, México.
14 Comité Mexicano de Solidaridad con el pueblo de Nicaragua, 20 de octubre de
1977. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Caja AC 229/4223, exp.
11-56, leg. 4. agn, México.
15 Acto de solidaridad con el pueblo de Nicaragua, 30 de octubre de 1977.
Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Caja AC 229/4223, exp.
11-56, leg. 4. agn, México.
16 Gaceta
Sandinista, año 3, núm. 2, p. 18. Archivo del Instituto de Historia
Nicaragua y Centroamérica (en adelante aihnc,
Nicaragua.
17 XLIV aniversario del asesinato de Augusto César Sandino, 23 de febrero de
1978. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Caja AC 229/4223, exp.
11-56, leg. 4, f. 131. agn, México.
18 Cuba’s Renewed Support for Violence in Latin America. United States
Department of State. Bureau of Public Affairs. December 14, 1981, p. 6. CIA-RDP84B00049R001800100003-4.
Declassified Documents cia foia.
19 “Sin título”, Comité de Solidaridad. Fondo Gobernación. Dirección Federal
de Seguridad. Caja 176, leg. 3, f. 146, s. f. agn,
México.
20 “A la comunidad de Vallejo”. Comité Permanente de Vallejo, C. 25-29 de
junio 1979. Archivo personal de Francisco Navarro, México.
21 Comité Nacional de apoyo al Frente Sandinista de Liberación Nacional. Fondo
Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité de Solidaridad. Caja 276,
leg. 2, f. 144. agn, México. Para una visión general de
este proceso de transnacionalización de las luchas locales, véase Hatzky y
Stites Mor (2014).
22 Esta base de datos fue elaborada a partir de la información proveniente del
expediente del Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité de
Solidaridad. Legs. 2, 3 y 4. agn, México.
23 Para un trabajo detallado sobre la cobertura mediática de la insurrección,
véanse los trabajos de Mónica Morales.
24 Escuela Normal Superior. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad.
Comité de Solidaridad. Caja 276, leg. 3, f. 178; Instituto Politécnico
Nacional. 28 de marzo de 1979. Fondo Gobernación. Dirección Federal de
Seguridad. Comité de Solidaridad. Caja 276, leg. 3, f. 27. agn, México.
25 Sin título. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité de
Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. Leg. 2, f. 198. agn,
México.
26 Sin título. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité de
Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. Leg. 2, f. 200. agn,
México. La carta fue firmada por el Comité Estatal por la Paz integrado por el
Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Juárez de Durango, las
colonias “proletarias” Emiliano Zapata, Lucio Cabañas, y Asentamientos Humanos,
pcm y ppm, Frente de Fincas
Urbanas, Maestros Democráticos de la ujed,
Coalición Ferrocarrilera, Frente Universitario Independiente, suterm y mrm.
27 Estado de México. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité
de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. Caja 276, leg. 2, foja 211. agn, México.
28 Estado de Puebla. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité
de Solidaridad con el pueblo de Nicaragua. Caja 276. agn,
México.
29 Sin título. Fondo Gobernación. Dirección General de Investigaciones
Políticas y Sociales. Caja 1508C, exp. 10, foja 79. agn,
México.
30 Estado de Guanajuato. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad.
Comité de Solidaridad con el pueblo de Nicaragua. Leg. 2, f. 219. agn, México.
31 Actividades de asilados políticos nicaragüenses. Fondo Gobernación.
Dirección Federal de Seguridad. Comité de Solidaridad con el pueblo de
Nicaragua. Leg. 3, f. 125, 14 de mayo de 1979. agn,
México.
32 Estado de Morelos. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad.
Comité de Solidaridad con el pueblo de Nicaragua. Leg. 3, f. 189, 10 de junio
de 1979. agn, México.
33 Estado de México. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité
de Solidaridad. Caja 276, leg. 2, f. 166, 30 de noviembre de 1978; Leg. 2, f.
242, 17 y 18 de octubre de 1978; f. 55, 10 de noviembre de 1978. agn, México.
34 Comité de Solidaridad, s. f. Fondo Gobernación. Dirección Federal de
Seguridad. Caja 276, leg. 3, f. 146. agn,
México.
35 Enciclopedia
histórica y biográfica de la Universidad de Guadalajara. Recuperada de
http://enciclopedia.udg.mx/biografias/vazquez-pallares-natalio
36 Sin título. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité de
Solidaridad. Caja 276, f. 172, agn, México.
37 Comité de Solidaridad, s. f. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad.
Comité de Solidaridad con el pueblo de Nicaragua. Caja 276, leg. 3, f. 146; Sin
título. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité de
Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua, leg. 2, f. 198. agn,
México.
38 El fsln, al igual que los grupos
guerrilleros guatemaltecos y salvadoreños o el gobierno cubano no buscaban
colaborar con la izquierda armada mexicana o criticar abiertamente al gobierno
de México (Joa, 2015; Keller, 2015, p. 234).
39 Sin título, s. f. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Caja
229/4223, exp. 11-56, leg. 5. agn, México.
40 Comité Nacional de apoyo al Frente Sandinista de Liberación Nacional. Fondo
Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité de Solidaridad con el
Pueblo de Nicaragua. Caja 276, leg. 2, f. 144. agn,
México.
41 Apenas unas semanas antes el gobierno mexicano había decidido enviar a un
nuevo encargado de negocios a Nicaragua, Gustavo Iruegas. En palabras del
exembajador su misión en Nicaragua era “hacer todo lo que pueda por esa gente y
su revolución” (Toussaint, 2013, p. 191).
42 México-Guatemala-Nicaragua, 19 de octubre de 1978. Fondo Gobernación.
Dirección Federal de Seguridad. Comité de Solidaridad con el Pueblo de
Nicaragua. Caja 276, leg. 2, f. 205. agn,
México.
43 Enciclopedia
de la literatura en México. Fundación para las
Letras Mexicanas. Recuperado de http://www.elem.mx/autor/datos/109913
44 Comité Organizador del Consejo Nacional de Fuerzas de Paz, 10 de octubre de
1978. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité de Solidaridad
con el Pueblo de Nicaragua. Caja 276, leg. 2, f. 150. agn,
México.
45 Partido Comunista Mexicano, 31 de octubre de 1978. Fondo Gobernación.
Dirección Federal de Seguridad. Caja 276, leg. 2, f. 246. agn, México.
46 Cabría mencionar que no todo el apoyo recolectado para la lucha en
Nicaragua pasó por la Coordinadora como el caso de Méndez Arceo en Cuernavaca y
el apoyo directo por parte del gobierno mexicano vía el pri
(Cardenal, 2004, p. 139).
47 Comité de Solidaridad, s. f. Fondo Gobernación. Dirección Federal de
Seguridad. Caja 276, leg. 3, f. 146. agn,
México.
48 Estado de Jalisco, 10 de febrero de 1979. Fondo Gobernación. Dirección
Federal de Seguridad. Comité de Solidaridad. Caja 276, leg. 2, f. 131. agn, México.
49 Estado de Jalisco, 12 de febrero de 1979. Fondo Gobernación. Dirección
Federal de Seguridad. Comité de Solidaridad. Caja 276, leg. 3, f. 149. agn, México.
50 Aniversario de la muerte del general Augusto César Sandino, 28 de febrero
de 1979. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité de
Solidaridad. Caja 276, leg. 3, f. 80. agn,
México.
51 Aniversario de la muerte del general Augusto César Sandino, 28 de febrero
de 1979. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité de
Solidaridad. Caja 276, leg. 3, f. 81. agn,
México. Otros miembros del Grupo de los 12, como Arturo Miranda y Carlos
Gutiérrez, también participaron en estos eventos de solidaridad.
52 Sin título, s. f. Fondo Gobernación. Dirección Federal de Seguridad. Comité
de Solidaridad. Caja 276, leg. 3, f. 92. agn,
México.
53 Comité de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. Fondo Gobernación. Serie
Dirección Federal de Seguridad. Caja 276, leg. 2, f. 221. agn, México.
54 Comité de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. Fondo Gobernación. Serie
Dirección Federal de Seguridad. Caja 276, leg. 2, f. 224. agn, México.
55 Casa del lago. 24 de septiembre de 1978 Fondo Gobernación, Serie Dirección
Federal de Seguridad. fsln-Comité de Solidaridad (versión
pública). Caja 276, leg. 2, f. 47. agn,
México.
56 Estado de Michoacán. Fondo Gobernación, Serie Dirección Federal de
Seguridad. Comité de Solidaridad. Caja 276, leg. 2, f. 18. agn, México.
57 En la catedral de esta ciudad tuvo lugar un festival de solidaridad con el
Pueblo de Nicaragua, 9 de marzo de 1979. Fondo Gobernación, Serie Dirección
Federal de Seguridad. Comité de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. Caja
276, leg. 3, f. 153. agn, México.
58 Estado de Jalisco, 21 de febrero de 1979. Fondo Gobernación, Serie
Dirección Federal de Seguridad. Comité de Solidaridad. Caja 276, leg. 2, f.
218. agn, México.
59 “fsln. Apoya a Nicaragua”. Volante del
Comité de Solidaridad con Nicaragua cch
Vallejo, 1979. Archivo personal de Francisco Navarro.
60 La política de México hacia Centroamérica excede los límites de este
artículo. Este proceso ha sido explorado desde los años ochenta en varios
textos (Herrera, 2011; Toussaint, Vázquez y Castillo, 2011; Vázquez y Campos,
2016; Toussaint, 2016; Sánchez Nateras, 2019, entre otros).
61 Actividades del doctor Sergio Ramírez Mercado. Nicaragüense del Grupo de
los 12, 9 de marzo de 1979. Fondo Gobernación. Serie Dirección Federal de
Seguridad. Comité de Solidaridad. Caja 276, leg. 3, f. 122. agn, México.
62 Fondo Gobernación. Serie Dirección Federal de Seguridad. Comité de
Solidaridad. Arribo de miembros del Grupo de los 12 de Nicaragua, 23 de marzo
de 1979. Leg. 3, f. 165. agn, México.
63 Partido Revolucionario Institucional, 26 de mayo de 1979. Fondo
Gobernación, Serie Dirección Federal de Seguridad. Comité de Solidaridad. Caja
276, leg. 3, f. 108. agn, México.
64 Actividades del grupo de los Doce. Frente Sandinista de Liberación Nacional
(versión pública), 28 de mayo de 1979. Fondo Gobernación, Serie Dirección
Federal de Seguridad. agn, México.
65 “Presidente López Portillo speaks about Nicaragua”. Telegrama de la
embajada estadunidense en México al Departamento de Estado, 29 de junio de
1979, 1979MEXICO 10901. National Archives and Records Administration (en
adelante nara), USA.
66 Sin título, s. f. Fondo Gobernación. Dirección General de Investigaciones
Políticas y Sociales. Caja 1515C, exp. 12, f. 3. agn,
México. Por ejemplo, el Comité de Sinaloa estaba conformado por un diputado
federal del pri, el presidente estatal del pri, el dirigente del parm
en el estado, el dirigente estatal del Partido Popular Socialista, el
secretario general de la Federación de Organizaciones Populares en Sinaloa, y
más de 20 personas de todas la organizaciones y sindicatos cercanos al pri, desde asociaciones de mujeres (anfer), agrupaciones juveniles (mjr),
sindicatos como el snte, grupos campesinos como la froc, la Unión Regional Ganadera, y el cnop, así como gente distinguida de la entidad.